SUPREMACÍAS

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En California han prohibido la venta y el consumo del foigrás. Tras una enconada lucha, han ganado los animalistas, a pesar de la enorme resistencia del gremio de hostelería y los del buen comer y fino paladar. Tengo una nieta, la mayor, que estará contenta con la noticia, por algo se empieza… Se ha considerado que la exquisitez de un momento no justifica el sufrimiento animal de unas pobres ocas malviviendo su tortura, prensadas como la mojama… Así que yo creo, que se ha prohibido con muy buen criterio, por cierto.

                El que esos, u otros, animales – me da igual – no sean personas, no es justificación para procurarles una tortura que no querríamos para nosotros. En realidad, el género humano participa con ellos en su parte animal, y ya nos cuidamos mucho de salvaguardar la nuestra, aparte que existen animales que casi son personas, si no más que algunas mal-llamadas personas, que están más próximas a ellos, los animales. El hecho de justificar lo que no tiene justificación, no es más que un abuso del supremacismo humano sobre el animal. Y eso es muy poco humano y muy mucho animal, por cierto.

                Al fin y al cabo (salvo lo de la cadena alimentaria, claro) ya lo hemos practicado con los negros, esclavizándolos, e incluso con las mujeres por la diferencia de sexo, como con los judíos u otras razas como seres inferiores. El razonamiento siempre ha sido el mismo: los seres inferiores han de estar al servicio y capricho de los seres superiores. En ningún código ético está escrito que los seres humanos utilicen su superioridad para acosar, someter, torturar, abusar, y  hacer sufrir a otros seres clasificados como inferiores, sean personas o animales. Y si hemos de ser consecuentes, hemos de serlo con todo y con todos…

                Ese mismo supremacismo guarda parentela con aquel otro de la raza aria sobre otras más “impuras”, como judíos, gitanos, etc., que el nazismo practicó contra sus semejantes guiados por el iluminado Adolf Hitler. Naturalmente, guardando las diferencias, pero supremacismo al fín y al cabo.

                Esos seres humanos que demuestran su superior condición alanceando toros, o quemándoles los cuernos, acosados y torturados, o tirando cabras de un campanario, o procurando sufrimiento de cien burdas maneras, ritos sangrientos que justifican con una dudosa tradición y más dudosa cultura, son los mismos que apalean, violan y humillan a “sus” mujeres y desprecian a los inmigrantes. Los mismos, en una escala gradativa, que últimamente suelen agruparse en formaciones políticas que revierten por las urnas las dignidades conseguidas en defensa de los más débiles. A eso se le llama involución de la civilización, y no es otra cosa aunque lo vistamos de no sé qué…

                Puro supremacismo. Si ganan los que ahora están subiendo como la espuma, rescatarán toda manifestación violenta prohibida, y prohibirán las manifestaciones no violentas contra ellos y sus aberrantes principios, esclavizarán a los emigrantes, harán saludar brazo en alto a la bandera en las plazas de los ayuntamientos, y a las mujeres volverán a oprimirlas como a las ocas del paté, para hacerse un buen foigras con ellas…

                Los vaskos y katalanes se creen a sí mismos razas superiores a las circundantes. Más supremacismo del bueno. Por eso me alegro que en el estado de California, qué cosas, hayan prohibido que se comercie con el sufrimiento animal dedicado al placer humano. El placer del estómago y el hedonismo personal no justifica ninguna tortura, por muy animal que se diga que es… Vamos, creo yo.-

 

El próx. Viernes, 18/01, a las 10,30 h., en radio T.Pacheco, FM 87.7: 7, LAS PALABRAS.- Lo que no nos damos cuenta, pero está ocurriendo.