TALLER DE ESCRITURA

Aprovechando que mi compañero habitual del café matinal está en los toros, le pongo las astas (por no salirme de “La Fiesta”) con un par de amigos venidos de kilómetros al sur de nuestra geografía. Compartimos un pequeño batido de temas preliminares, y uno de ellos, porque un comentario venía a cuento, o a descuento, rompió el frasco de las esencias:

            “Si yo fuera un algo de cultura – dice – te comprometería para llevar un Taller de Escritura”, y hasta le sale en verso. “Quién mejor que tú – añade – para montarlo y dirigirlo”…

            “Pues si yo lo fuera – argumenta el otro – cualquiera menos él para llevarlo”, le espeta, y me espeta, con escopeta. Y ya estaba el tema servido. Y con controversia en el paquete, que es como se disfrutan los coloquios cafeteros… “¿A ti te gustaría?”, me pregunta el primero. Ya lo creo, pues me gusta más que a un tonto un lápiz, le respondo halagado… “No, no eres el adecuado”, suelta el segundo, y me deja anonadado, por seguir con el pareado. Y, claro, porque me interesan los motivos y los porqueses, les insisto en que sigan con su exposición…

            El halagüeño expone que mi amor por la escritura y la cultura, mis excelentes aptitudes, mi buena disposición, todas esas golosinas para el oído que suelen decirse en tales casos… Precioso, gustoso y cadencioso, cagonlamar… Pero el abogado del diablo, con una sonrisa torcida colgándole del belfo, me pregunta, así, sin anestesia alguna: “¿pero tú lees lo que escribes, macho..?.- ¿Quién coño se vá a arriesgar a meter a un zorro en un corral de pollos?”. Y prosigue con sus esclarecidos motivos: “Tú no eres políticamente correcto, eres crítico y mordaz con demasiadas cosas, descolocas a la gente y, sobretodo, resultas incómodo en muchas ocasiones. Tú tienes aptitudes, sí, pero no actitudes. Tú vales, sí, pero no sirves”…

            Le agradezco la sinceridad, pues sin duda que tiene más razón que un santo, pero intento razonarle que las opiniones personales nada tienen que ver con la capacidad o no de llevarlo adecuadamente… “No te canses”, me corta. “Mira… tú molestas a los políticos, quizá que ya los hayas molestado, y mucho. Y eso te lo hacen pagar, porque la cultura, por suerte o por desgracia, está en manos políticas, en patronatos, consejerías, concejalías, y todo ese rollo”… Y me espeta, “amosaver, tío, ¿tú tienes ahí amigos, o enemigos…?”. A veces, leches, el ser tan claro, sincero y directo, jode un montón. Esto es darme de mi propia medicina.

            Tendré que hacérmelo ver. Hace unos años, me acaramelé con un proyecto hispanoamericano, aquí, en mi pueblo, que se torció mistéricamente. Luego, después, con el tiempo, me enteré que algún escribidor o escribidora “del régimen”, foráneo o foránea de las alturas capitales, estaba llevando algo parecido, si bien que con bastantes menos incentivos que yo había puesto sobre la mesa. Alguien me sopló algo de venir recomendado o recomendada por instancias superiores. Habrá que sacarse el carnet del partido, pensé yo… Pero quizá me equivoqué entonces, igual que me equivoco ahora, y las razones sean las que mi amigo me ha disparado a quemarropa. Es muy posible, sí señor… Y recordé a otro amigo del periódico, todo un señor y gran profesional, que una vez me dijo que ser librepensador es un lujo difícil de asumir y aún más difícil de admitir. Y que la independencia se paga…

            El café compartido dio para estirar filosofías, cada uno de mis dos buenos amigos en apoyo de sus tésis, mas yo ya apenas intervine con algún añadido, o remiendo, o petit detail, por presumir de fino… pero la piedrecica del tirachinas me picó la oreja, y se me quedó la costra hasta que, una vez seca, se ha caído por sí sola, y hoy, antes de tirarla a los anales de las ocurrencias, la comparto con ustéde-vosótro, como dicen los gaditanos.

            Ambos excamaradas se marcharon, dejándome un tema en el que pensar por unos días, un algo sobre lo que escribir, y una aportación que agradecer. Uno se va enriqueciendo día a día, tan solo que sentándose, observando, escuchando, y poniéndose a madurar… Esto sí que es un buen Taller de Escritura… (A mis dos amigos)

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