TENER HIJOS

La Organización de Mujeres Empresarias y Profesionales, por su siglas OMEP, ha propuesto un plan para fomentar la natalidad a Isabel Franco, nuestra flamante vicepresidenta y jefa de la explícita Consejería de Mujer, Familia, Lgtbi y Política Social, ahí es nada, que es quien tiene que resolver en tal materia, pues para eso ha asumido las competencias. Le toca pues mover ficha. Y como lo suyo, eso dijo textualmente, es “la igualdad entre todas las formas de amar”, qué bonito ¡!, y esto de los hijos es fruto del amor (al menos, debería serlo) pues claro, entonces…

            Y la presidenta de la organización esta – yo, al menos, no me he enterado del plan en sí mismo – pero sí que le ha expuesto las dificultades a la cosa del procrear: la falta de escuelas infantiles, los horarios de trabajo, las responsabilidades, etc… Y habla con conocimiento de causa, sin duda alguna, de “compañeras que renuncian a ser madres”, por ejemplo, “por el horario de jornada partida”, o que si “el mercado laboral es cruel”, o que “las escuelas infantiles son muy caras”, o que “los problemas se agravan para las directivas, que han conseguido romper el techo de cristal, y afrontan mayores dificultades”…

            Vale. No diré yo que no a nada de lo expuesto, pero… ¿Cuál es el Plan, en definitiva?.. ¿Qué la que tiene una tienda (es tan solo que un ejemplo) se le subvencionen las tardes a tanto alzado, para que le compense la crianza?.., ¿Qué las escuelas públicas estén abiertas en horario de oficina, o en su defecto se subvencionen las privadas?.. ¿cómo valorar y/o compensar las altas responsabilidades de las directivas que han roto el techo de cristal?.. para que a todas estas buenas mujeres les compense procrear?…

            Yo no tengo las respuestas, pero no creo que estén en un Estado Gran Hermano que prevea y provea cualquier obstáculo o necesidad cuando se quieren llevar ambas tareas adelante: la responsabilidad de criar y la de llevar un negocio p´alante… Yo pienso, y que me perdonen las féminas que creen que los hombres no estamos para pensar, que el tener hijos sigue siendo cosa de dos. Y que son esos dos los que tienen que solventar y resolver las dificultades si quieren tener hijos, pues a ambos les plantea responsabilidades. Y ambos también deberán aportar, sacrificar y colaborar en el tema, no cargarle toda exigencia a papá Estado y administraciones colaterales.

             Y lo digo con todos los respetos, de verdad. Que la responsabilidad de tener o no tener hijos es para que la sociedad humana siga adelante, y eso nos incumbe como seres humanos, no como obreros, patronos o empresarios y empresarias, o si no, para qué leches molestarnos en proyectar nada para el futuro… Miren, a mí me parieron debajo de un mostrador y a mi hermano y a mí nos criaron en una tienda. Mi padre tenía que trabajar agarrado las 24 horas a una brocha y mi madre clavada al pequeño negocio familiar que remendaba los ingresos. Y así salimos adelante. Con trabajo y voluntad, no sé si más de lo primero que de la segunda, o al revés… Pero sí, con dos… y con los dos. Y como nosotros, miles y miles de familias, cientos de miles que poblaron un país salido de una guerra…

            “Es que esos eran otros tiempos”… se me responderá airado o airada. Naturalmente que sí, que eran otros tiempos, más valientes y sacrificados. Unos tiempos mucho, muchísimo, más duros, dificultosos y problemáticos que los de ahora… Ni punto de comparación, óiga. Dónde va a parar… Pero, precisamente por eso mismo, porque eran mucho más jodidos y difíciles que los actuales, se entiende poco, muy poco, que entonces se arrostrase la responsabilidad de tener, criar, mantener y educar a unos hijos, sin ninguna facilidad, ni ayuda, ni apoyo alguno, y hoy, que se tiene todo y aún se quiere tener más, se exija también todo, hasta lo que no se tiene, y lo utilicemos como excusa en nuestra debilidad, comodidad o hedonismo… Y es que un hijo siempre valdrá más que un negocio. Vamos, digo yo, claro, no sé…

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