TIMOCRACIA
- Por miguel-galindo
- El 16/11/2017
Por favor… Pido encarecidamente a los que leen esto, que paren por un momento su trajín mental, respiren hondo y sosieguen su espíritu. Luego, mediten lo que Sócrates, sí, Sócrates, escribió de su patria hace 2.350 años, sí, repito, dos mil trescientos cincuenta años:
“Nuestra Democracia se autodestruye porque ha abusado del derecho de igualdad y del derecho de libertad; porque ha enseñado al ciudadano a considerar la impertinencia como un derecho; el no respeto a las leyes como libertad; la imprudencia con las palabras como igualdad, y la anarquía como felicidad”.
Reléanlo una y otra vez, las que necesite, y después, díganme, mejor, díganse a sí mismos, si no parece que se ha escrito hoy y que está retratando la democracia actual, de nuestro propio país al menos... Hace más de dos milenios, Grecia, la cuna de la democracia, estaba socavando el mejor invento de convivencia social y política que legó a la humanidad con exactamente los mismos defectos que amenazan en la actualidad. A poquico que sepamos de historia, conocemos el régimen de tiranos que igualmente inauguraron los antiguos griegos. Y atemoriza pensar que la tiranía que se impuso para salvar aquella primigenia democracia fue la misma que facilitó tales abusos, banalización, impertinencias, falta de respeto, imprudencia y anarquía como derechos ciudadanos. Se concedieron esos derechos antes que la educación. Se regalaron los derechos y se secuestró la cultura… Justo igual que ahora.
Más de dos mil años para no haber aprendido absolutamente nada. Para cometer los mismos errores básicos. Siempre se ha dicho (al menos en teoría) que la mejor defensa de la democracia es el sabio manejo de las libertades otorgadas por esa misma democracia. Pero no se ha hecho así (al menos en la práctica) ya que hemos eliminado el conocimiento de tal sabiduría. Así que hoy se da idéntico resultado al de los tiempos de Sócrates en su denuncia.
Y no culpemos a los políticos, si acaso, por vendernos derechos por votos sin merecerlos ninguno, no, culpémonos a nosotros mismos, que, por ese mismo sistema, hemos elegido para ejercer el poder a los ineptos, corruptos y tiranos que nos han encandilado con los mismos inútiles y viejos cuentos de que igualdad, derechos, libertad y felicidad es pasarnos las leyes, las normas, la educación y el respeto por los forros de nuestra incultura y profunda ignorancia autoinducida.
De hecho, los actuales gobernantes democráticos han aprendido más de los romanos que de los griegos. Y han utilizado el pan y circo, y siguen abusando de él, lo suficiente como para fabricar una ciudadanía neodemócrata ociosa, basada y versada en el narcisismo, el hedonismo y el consumismo… y en el todovale a cambio del votociego. La norma para conseguirlo es simple: democracia toda, responsabilidad ninguna. Ni en la clase ciudadana, ni, por extensión y en consecuencia, en la clase política, puesto que la segunda deviene de la primera, que no al revés…
El problema es que nos sobran borregos y nos faltan ciudadanos. Nos sobra forraje y nos falta menú. Tenemos pienso pero no pensamos. Nos sobran pesebres y nos faltan ágoras. Sobran cuentistas y faltan sócrates… Y, naturalmente, seguimos sin ver lo que no queremos ver…