TOLE-TOLES

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Acabaron las elecciones generales y comenzaron las autonómicas y municipales, y europeas, no veas… y eso permite a las cadenas de televisión llenar y rellenar sus tiempos hasta la misma náusea: análisis, debates trufados de enchufados y pagados tertulianos que hacen beneficio de su afición, predicciones, actos de altos y medianos, o pequeños, políticos, desde sus distintos corrales… Ya tenemos la parrilla de programación completa, hasta que empiece el verano con su procesioneo playero de cada año – santos misterios, por la señal… - ya hay incienso suficiente en los pebeteros hasta la nueva temporada…

            Imagino, claro, que habrá clientela para cubrir los ránkings de audiencia, de los que todos presumen a la vez y al mismo tiempo, por cierto. Y eso hace que el negocio funcione y cuadren las cifras. Y, naturalmente, los políticos encantados con su inacabable protagonismo. Siempre colgados de la pantalla. Guay. En cuanto al resto de opciones para el hastiado, u hostiado, espectador, resulta verdaderamente escalofriante… Bueno, especifico: para los espectadores como el que suscribe, pues imagino que también hay una buena cantidad de apesebrados ávidos de pienso (parece mentira que pienso venga de pensar).

            Un infarto de miocardio en un famoso del deporte que provoca innumerables intervenciones de besapiés, besamanos en este caso, pues es portero, declaraciones de expertos hasta suponer un máster en cardiología, y seguimiento hasta para cuando mea, inyectado en vena copiosamente. O una famosa der cante lanzada al mar para darle lustre y esplendor en una odisea-couché de canela en rama, indigesto y de hipnóticas lentejuelas… Sofocantes concursos de niños prodigios, bañados en llantos de madres y abuelas y cabello de ángel, que asisten a su ascensión a los cielos del negocio que explota estas mamandurrias. O de gentes epatantes que intercambian sus bajunas apetencias entre sorteadas pretensiones en un putirestaurant preparado ad-hoc. U otros de dudosos haceres, y saberes y sabores, que muestran sus birriosas excentricidades hasta sus más descarnadas impudicias. O hepáticos corrales donde corre la bilis y el mal gusto entre personajes histéricos y calculadamente escandalosos y meolodramáticos. O los cocinillas y espetones gastronómicos, que nos meten la cuchara y sus gloriosas creaciones hasta la madeja de los higadillos… ¡por Dios y María Santísima… ya está bien..!.

            Un servidor, después de esta explosión desintoxicante de hoy, en la que calmo mis iras, y mis ascos, y mis decepciones, me pregunto a mí mismo (y ya de paso, también a todos ustedes), ¿es posible que ellos tengan razón, y yo no?, ¿y que todo el país esté pendiente de sus sonrojantes y mediocres programaciones como si de un asqueroso maná se tratara?.. ¿Puede ser que los hados del jodío destino me hayan designado a mí como al único ser de este gallinero al que le cabrea la basura en sesión continua?..

            Pues entonces, estoy apañado. Me imagino atado a una silla, con unas pinzas en los párpados, obligado a contemplar sin descanso esa porquería, y se me suelta la tripa. Me dicen que exagero, que no es así la cosa, que mira los índices de audiencia, que lo que me pasa a mí es que no respeto… Pues si así fuese, que tampoco digo yo que no lo sea, bastante tengo yo con mi propio castigo. Es tan agudamente insoportable que no es que me esté volviendo un vulgar esquizofrénico, que tampoco es eso, no… pero es que no lo aguanto. No lo soporto…

            Así que, por caridad, que alguien me diga si ha descubierto un oasis entre tanta hediondez y cutrerío barato. Por favor. Es para apuntarme a ello. Mientras tanto, “háblame del mar, marinero…”.

El próx. Viernes, 24/05, a las 10,30 h., en radio T.Pacheco, FM 87.7 (queda colgado en YouTube): HIPNOPANTALLISMO… un riesgo que afrontar.

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