TRAGICOMEDIA

  

“Tengo Stoli (vodka) y Molly (droga), así que estoy alegre. Estoy chiflado, y nunca pido disculpas. Hay una muñeca dentro de una muñeca dentro de una muñeca dentro de Dolly”… Es parte del texto de una canción, de un intérprete británico que se llama Robbie Williams, y que tiene que ser archisuperconocido, aunque yo no lo haya oído nombrar en mi puñetera y lega existencia… ¿cómo habré podido sobrevivir sin conocer a semejante celebridad?. No lo sé. Secretos del universo, sin duda…

                Pero el caso es que leo en un importante diario nacional, en titular bien destacado, que ese pájaro “Enfada a Rusia con esa su última canción, y cuya prensa lo acusa de racista…”, etc. etc… Y voy, e hipo en colorines. O sea, que un canturriarles de chicha y nabo, por muy fomosídeo que sea entre sus griteros y griteras, con un texto imbécil como el arriba expuesto, logra un efecto mediático de tal calibre que se ocupen las principales cabeceras y toda una nación se dé por ofendida, hace que, ipso facto, me quede en fuera de juego… bueno, offsait para los entendidos… ¡Ping!.. Cortocircuitado total.

                ¿Cómo es posible eso?.. ¿Es que en Rusia no tienen otra cosa mejor que hacer y de qué preocuparse de lo que cante un mamonene que no tiene la mínima calidad, ni base, ni el más elemental nivel cultural para construir de una frase?.. ¿Va el zar Putin a zapatear el estrado de la Onu mediante su Strogoff de exteriores, por el abominable insulto perpetrado contra el noble pueblo ruso, por un memo que canta?.. Debería, dada la indudable importancia del  trovador, ¡no te jode..!.

                Ya… ya sé… estas cosas pasan. No es lo que dice, ni cómo lo dice (apenas sabe decirlo) si no quién lo dice. Y la fama – merecida o inmerecida – es un arma que la carga el diablo. Y según los tiros que dispare ese arma, así mismo se arma. Es una de las partes más idiotas del ser humano, lo admito, y una parte de los medios de comunicación han hecho companaje para sus chuscos de tales gilipolleces, que, dado el nivel cultural del general, vende, y eso, a fin y al cabo, es de lo que se trata. Y se trata de la cualidad del consumo, no de la calidad de lo consumido. Naturalmente.

                Triste mundo éste, que se ocupa de estas cosas porque hay muchos que se preocupan de estas cosas. No sé si es una sociedad viciada, o enferma, pero sí que es patética. No nos extrañe que sea nido de políticos y dirigentes de una mediocridad espantosa. Pudiera llegar a ser hasta cómico, pero cuando esto se mezcla con, por ejemplo, el holocausto de los refugiados sirios, con los dramas de muerte en el Mediterráneo, con el atroz populismo que azota al mundo entero (quizá sea, en parte, fruto de esto) entonces vemos que todo es una gran, enorme e inmensa tragedia… Pero, a ver, nosotros a lo nuestro: pensemos en la fiesta siguiente, que es lo inminente…