UN RESPETO, POR FAVOR...

Más de 80 muertos con coronavirus en residencias de mayores de ...

Hay “errores” que dejan con el culo al aire. Uno de los más patentes es aquel que el consejero de sanidad de la comunidad-capital-madrileña, envió a las residencias de mayores diciendo que no se le daría asistencia hospitalaria a los ancianos por Cóvid-19… Naturalmente, fue un error, proclaman, pues no se tenía que haber enviado. Por supuesto, pero eso demuestra una cosa: que era el borrador de uno de los protocolos que se manejó como posibilidad de aplicación en lo más duro del confinamiento. El “error” es que, en vez de devolverlo al fondo de un cajón, o mandarlo a la destructora de documentos, se le dio curso…

            Pero es que esta posibilidad de actuación, no surgió solo en Madrid. En otras – no pocas, por cierto – se les pasó por “las mientes”, e incluso en alguna fue transmitida sin papeles por delante, como indicación o sugerencia a “viva vocce”, para luego poder desmentirlo, llegado el caso. Cataluña, por ejemplo, tuvo una filtración en que se puso de manifiesto que lo estaban sopesando, y que, al salir a conocimiento público, el Sr. Torra dio marcha atrás (no se sabe si con los viejos iban incluidos los catalanes de cuerpo y alma, o solo los no radicales). Pero ahí estuvo lo probable.

            Eso quiere decir que los mayores somos material excedentario, del que se puede prescindir llegado el caso. Sin subterfugios y sin arreglapifias, tal cual. A eso se le puede llamar eutanasia social, sin ambages… No ignoro que, gracias a Dios, aún se declara y proclama lo contrario, que es lo políticamente correcto, claro, y que existe aún cierto grado de sensibilidad y vergüenza como para ni siquiera insinuarlo… vale, sí, de acuerdo, pero cuando tal probabilidad ya empieza a incluirse sibilinamente en protocolos internos, por poco posibles que aún puedan ser en la realidad, es porque ya no existe ningún principio inamovible de que los mayores no podamos llegar a sobrar en un caso dado, o momento determinado por las circunstancias…

            Lo he dicho en otras ocasiones. Tenemos un mantenimiento caro para la sociedad, en comparación con lo que aún podamos aportar a la misma. Y, naturalmente, no por voluntad propia, sino porque la misma sociedad, a través de las propias administraciones, regidas por políticos elegidos por ella misma, ha decidido que seamos carne de hogares del pensionista… Por supuesto, siempre puede existir un “rescate” familiar que justifique la no residualidad, como de guardanietos u otras necesidades a cubrir. Pero no se espere nada más.

            Lo que todo esto indica – aun someramente – es que la escala de significados y valores va cambiando hacia otros parámetros, si bien que poco a poco, lentamente… Ya se va dejando de pensar que un jubilado se ha pagado sobradamente, durante toda su vida laboral, las apretadas prestaciones que ahora recibe, y aún le faltará vida y le sobrará “calcetín”, si lo hubiera guardado en vez de entregado, y se está empezando, tímidamente, a pensar que somos un cargo oneroso que mantener. La idea real y verídica de que no debemos nada que no hayamos pagado por adelantado, está siendo suplantada por la falsa e irreal de que nos están haciendo un favor con mantener nuestra existencia, aún digna y no en muchos, en una sociedad de ya dudosos derechos, de extrañas obligaciones, y de memoria cada vez más floja…

            Un servidor, quizá que por eso mismo, no lo admito, y me rebelo contra eso. Y quiero mantenerme activo, y seguir siendo útil desde mi emeritaje, aunque a ritmo marcadamente más lento y sosegado que cuando me creía el rey del mundo, claro está… No porque participe de la mentira de que tengo que “merecerme” lo que percibo (jamás me devolverán lo que aporté), si no por cuestión de pura y dura dignidad humana. Por si algún alguien se le ocurre insinuarme algún algo, levantar la cabeza, mirarle a los ojos, y decirle, no sin cierto orgullo, que aún no soy receptor pasivo del todo… y que no me toquen las narices, puesto que ya me la han tocado demasiado… que incluso he trabajado gratis y a mi puñetera costa por los demás durante muchas décadas de mi vida, y que, si no agradecimiento, que de eso ya no espero, sí un poco más de respeto, por favor

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ

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