UNA HISTORIA REAL
- Por miguel-galindo
- El 08/08/2017
El otro día me tropecé a un… digamos amigo, aunque tampoco es eso, pero sí un inglés al que hacía bastante tiempo que no veía. Era propietario de una vivienda en un “golflander” cercano, y le había perdido la pista. Me cuenta que “devolvió” la propiedad a sus legítimos (el banco) y se largó a su país echando leches del nuestro, que, eso sí, es cojonudo para sestear y festear. Y que después de veranear varios años en otros sitios, ahora ha vuelto aquí, curiosamente, al mismo lugar, pero pagando alquiler. “Mucho mejor…” me dice, y se reafirma, “muchísimo mejor, dónde va a parar…”
…Y hablamos… y me dice que España es un magnífico país, pero para vivir de alquilado, de vacaciones semicontínuas, de prestado… suelta, interrogándome con el gesto, sin demasiada convicción en el término empleado. Y aclara… nosotros, los güiris, asumimos la experiencia de ser propietarios aquí porque no nos resistimos a sus agresivas técnicas allí, en casa, donde fueron regalándonos viaje, estancia, comida y unos días gratis en el paraíso, para ofrecernos una propiedad – nuestra primera propiedad – a unos precios razonables y en unas condiciones de ensueño… Pero luego, las cosas se pusieron difíciles, no eran como las habíamos imaginado… Ustedes son encantadores, pero incumplidores, simpáticos, pero mentirosos, agradables, pero nada de fiar…
Y me cuenta que cuando tuvo que empezar a vérselas con albañiles, fontaneros, electricistas, administraciónes… bancos (sí, así es, los metió en el mismo calcetín) se encontró tan incómodo, desprotegido y disgustado, que entregó las llaves a la Caja y puso tierra y océano de por medio. Yo le doy la razón. Un caso de una familia cercana tengo, que el contratista le lleva incumpliendo día tras día, semana tras semana, sin el menor asomo de pudor ni vergüenza, le respondo en un intento de comprensión por mi parte… Así es, pero, ¿cómo pueden esperar ustedes que vengan de fuera a comprar e invertir aquí?. No es posible. Disponen de la técnica y del conocimiento, pero no de la formalidad…
…Y es verdad. Me sigue contando el british que allí, la obra más nimia, aunque sea echar un remiendo en una pared, no se hace sin un documento firmado donde se estipula la definición del trabajo, materiales, costo, plazo de ejecución y pago. Y se sanciona rigurosamente cualquier incumplimiento del acuerdo… Claro, mire… míster, aquí le planta un papel de esos al profesional (por llamarlo así) de turno, y lo mismo le da un íctus al momento…
It ist the question, que decía el Hamlet y escribió su paisano don Williams. Ese proceder no se entiende en Europa. No es de recibo, es la forma de funcionar de los maestros chapuzas. Y lo corrobora, el jodío reinisabelítico éste, que es lo que yo me barrunto y más me jode: que somos excelentes sumilleres, chefs, maestros paelleros, camareros, e insuperables caballeros de la orden del cucharón & del copón. Pero fuera de eso…
Le hablo de las colonias de compatriotas suyos que viven entre nosotros… Sí, es cierto, me responde, se han hecho al clima y a ustedes, pero cuando hablan con nosotros, se quejan amargamente de lo mismo, de que en materia de empresa y seriedad no son fiables, y nos cuentan engaños, incumplimientos, mentiras… Mejor, mucho mejor, amigggo mío – me gorgogea – así como yo aoga, de alquilado aquí al lado… se me vuelve trovero el puñetero…
Miren. Lo que cuento aquí es cierto. Ni lo he soñado, ni me lo he inventado, ni lo he adornado… tan solo lo he retratado. Y creo que bien fotografiado. Pero nosotros, con encogernos de hombros, admitirlo, y decir que así semos tós, asunto resuelto. Pues no sabemos lo que nos estamos perjudicando a nosotros mismos, tíos…