UNA LIMOSNICA, POR DIOS...
- Por miguel-galindo
- El 29/05/2020
La Iglesia urge a sus feligreses a hacer donaciones para minimizar las pérdidas provocadas por el coronavirus en la recaudación de las parroquias. El estado de alarma ha dejado a las 70 diócesis sin los ingresos de los cepillos y del pase de canastilla, y eso supone nada menos que el 34% del total. Y eso pasa por caja, pero no por Hacienda. Las arcas de la institución también han sufrido el azote del Cóvid-19, al igual que los autónomos, los trabajadores, las empresas, y el propio Estado. Tampoco creo yo que fueran a salir de ésta de rositas. No hubiera sido justo.
El caso es que, según un portavoz de la Conferencia Episcopal Española, los cajones de la Iglesia han ido perdiendo más de 20 millones de euros mensuales. Hay que ver lo que dan de sí esos eurillos de los cepillos y esos centimillos de los cestillos. Así que parece que no, esas canasticas que pasan ante las narices de los fieles en las misas le sacan sus buenos 250 millones de euros al año… Y eso que son limosnas. “Vienen años muy difíciles. Apelamos a la generosidad de todos”, lastimeó y se dolió el Vicesecretario de Asuntos Económicos de la Conferencia Episcopal, Fernando Giménez… ¡Pobrecicos, los pobres..!
Así que han creado una plataforma de pago, llamada Dono a mi Iglesia, que ha pasado a recaudar de unos 80.000 euros en la primera quincena del mes de Abril a más de un millón durante la primera de Mayo, y sigue in crescendo. Y todo sin hacer sonar la bolsa de la chatarra. No está nada mal. Pero voy a aconsejar a los bienintencionados “ayuderos” que se agarren a este sistema, toda vez que esos óbolos les desgravan un 80% en su declaración de la renta, y los que suelta en los lastimeros cepillos y cestículos no le desgravan nada. Al menos, que se haga caridad de monedero, pero rentable, digo yo… Es que, hay que ver el negocio que la Iglesia tiene montado con la limosnería, óigan. Solo el año pasado, lo de la asignación tributaria del 0,7% del Irpf de los contribuyentes creyentes, les dejó cerca de 300 millones de euros, 20 más que en el ejercicio anterior. O sea, los templos se vacían pero el limosnero se llena.
Yo no me voy a meter en la conciencia de nadie, faltaría más, pero la mía no me permite dar limosna a los ricos. Porque la Iglesia es rica, no pobre. Lo que pasa es que piden para los pobres, eso sí. Y piden para los pobres porque ella, la Iglesia, es incapaz de desprenderse de un mínimo de sus cuantiosas riquezas, inmenso patrimonio, depósitos bancarios, - ambrosianos y Óbolos de San Pedro aparte – para ayudarlos. Es mucho mejor que lo haga usted, y yo, y esa señora de ahí… naturalmente, en su santo nombre ya que ellos se encargan de administrarlo. Pero no, ellos no dan de lo mucho que tienen… y siguen acumulando.
…Por que miren ustedes: si la pandemia les ha dejado sin sus recursos del día a día de su “cesta y puntos”, basta con vendan alguna de sus incontables inmatriculaciones con que han esquilmado a la sociedad de este país para alimentar su insaciable sed de patrimonio. Y aún tendrían un cuantioso superávit de miles de millones. Y estoy hablando solo de España, claro… Porque en el resto de los países europeos no se dejan robar por muy iglesia que sea la entidad, ni siquiera en Italia, pero aquí se le permite ese santo latrocinio, protegido encima por un Concordato que nadie entiende. Y que se entiende aún menos con un gobierno de izquierdas que se las dá de lo que no es y que, aparentemente, son tan protectores y justificadores como los meapilas del otro lado, bacalado. Dime de lo que presumes…
Así que ustedes me van a perdonar que hoy me atreva a soltar aquí lo que suelto. Para muchas personas, buenas personas sin duda alguna, este texto les va a parecer casi que un sacrilegio escrito por mano demoníaca. Vale. Pero es lo que está ocurriendo. Por eso yo (a nivel estrictamente personal, claro) me niego a soltar una sola moneda a los que son ricos podridos y siguen quedándose a saco con lo que no es suyo. Aunque sea, como dicen, para hacer obras de caridad. Que ellos hagan las suyas de lo suyo que yo haré las mías con lo mío. No me pudo fiar de que esas buenas obras las administren apropiadores de bienes ajenos. No me lo permite mi conciencia…
“Es igual que si yo estoy suscrito a una plataforma de música, televisión, como Netflix, o HBO, o de cualquier cosa que tenga un pago mensual de 10, 50 o 100, que voy a decidir que vayan destinados a mi parroquia”, remata pedigüeño el ecónomo episcopal. La taquilla-negocio queda abierta. Sea usted plenario en sus indulgencias… Yo, desde luego, no.
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ
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MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador / https://miguel2448.wixsite.com/escriburgo / viernes 10,30 h. http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php / próximo programa, día ______ …MISIÓN CUMPLIDA
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