¡¡ VIVA LA FIESTA !!

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Lo de la violación múltiple en los Sanfermines del año pasado, y las medidas adoptadas, y los ecos y actividades feministas, y manifestaciones de protesta, de este año, ha puesto de manifiesto algo que está saliendo a relucir, a pesar de los interesados esfuerzos en que no sea así… Y es que ya no es una violación múltiple, es que son múltiples violaciones (este año salen a tres o cuatro denuncias diarias). Que en este tipo de fiestas masificadas, las violaciones, los robos, los abusos, las agresiones, están a la orden del día, y que no es solo en los Sanfermines, sino también en las Fallas, y en la Feria de Abril, y en la Tomatina, y en… Y empieza a asomar la punta del iceberg.

 

                Y es porque lo uno, inevitablemente trae lo otro, y lo trae porque se atraen ambos fenómenos en un solo concepto de fiesta y juerga desatada. Es como lo que pasa en Magaluf y en otros lugares afines que van proliferando en España, como sitio de encuentro europeo con fiesta contínua para cualquier exceso. Y es que (y esto lo dice un profesional de turismo) “se venden paquetes festivos con el todo incluído”. Y en ese todo, va cualquier forma de divertirse en el lote, cualquiera…

 

                El problema que surge cuando se sabe y se conoce algo que va en aumento y que cada día que pasa se puede tapar menos, son los importantes intereses creados que se esfuerzan en minimizarlo, esconderlo y quitarle importancia, y cuando no puede, entonces chantajea y “amenaza” con “el empobrecimiento que supondría para la economía de todos si se espantara el turismo con medidas drásticas”, como expuso en la prensa un digno portavoz, sin ver que si la economía de todos es solo la hostelería, la culpa es nuestra por apostarlo todo a un solo palo, y si espantamos el mal turismo, siempre nos quedará el bueno.

 

                Lo que pasa es que eso no se desea. Y no se quiere porque el dinero que paga el turismo podrido es tan bueno como el que paga el turismo sano, y eso se calla, sí, pero se calcula. Y no conviene perderlo. No interesa que deje de venir ningún indeseable, en el fondo. Un munícipe pamplonica decía el otro día que “hay que dar escarmientos para acabar con el desmadre de una fiesta que ha sobrepasado sus límites”, a lo que prontamente fue contestado por representantes políticos, “lo que se quiere es cargarse la fiesta, no el desmadre”, y empresariales del sector servicios, “se quiere hacer a nuestros clientes los chivos expiatorios del desmadre en la fiesta”. Lo que ilustra más que una foto lo que quiero decir en éste de hoy.

 

                Porque el tal fenómeno lo que realmente evidencia es la incapacidad de cualquier mediana – incluso gran - ciudad para asumir una avalancha humana (en Pamplona se multiplica cinco veces su población), que viene para aturdirse y excederse en unas fiestas que se venden como se venden para lo que se venden, para producir visitas que se escurran el bolsillo y otras cosas. Lo excesivo y lo multitudinario es inversamente proporcional a la calidad, pero directamente proporcional al negocio. Ya se sabe…

 

                El año pasado, los Sanfermines descubrieron a “la manada”, como se autodenominaban los del grupo depredador descubierto, apresado y encarcelado, pero las “manadas” son incontables, y, como dejó dicho en su declaración uno de los componentes, “las fiestas son para follar… por las buenas, o por las malas”… Pues eso. Las manadas y las alimañas ya vienen en y con paquetes turísticos a su medida, lo reconozcamos o no, y sin el mínimo control, además.

 

                La cuestión es, ¿somos víctimas de esa manada, o somos parte de esa manada?.. porque se es manada tanto ejecutando como consintiendo, tanto justificándolas como beneficiándose. Y si somos parte de la manada, pues pensaremos que las víctimas es el precio que se paga por la ganancia obtenida. Y hasta lo diremos, llegado el caso.