...Y ASÍ LO REPITO
- Por miguel-galindo
- El 14/12/2017
Hace cosa de una semana aproximadamente, en este mismo espacio me permitía denunciar bajo el título de “…Y así mismo lo digo”, un mal ejemplo que se da con harta frecuencia en mi pueblo, y en muchos otros pueblos, por no decir casi todos, para no ofender ni que nadie se diera por ofendido, pues tendemos a personalizar lo general con la misma facilidad con que hacemos todo lo contrario cuando no queremos darnos por aludidos. Pero baste señalar un su calle, su lugar, su gente, su pueblo, para que el “memiramal” o el “saludofuera” abunden tanto como los tales malos ejemplos.
Un amigo mío (supongo que seguirá siéndolo), precisamente hoy alcalde de la principal urbe de aqueste reyno, lo que son las cosas, en una ocasión, cuando ejercía de consejero áureo del tal reyno, me hizo un sutil y acertado comentario que retrata lo que estábamos tratando: “la decadencia de un pueblo, amigo Miguel, se nota en tres cosas. En el ruido, en la circulación – y aquí incluía y me hacía notar la forma de aparcar – y las cacas de perro”…
Bien, pues aquí queda la cita. Desgraciadamente, en muchos pueblos incluido el mío, quizá que en casi todos, no sé… se dan estas tres lindezas, o bajezas. El ruido urbano, no solo el circulatorio con sus sonoras costumbres, si no el solapado y/o permitido de fiestas terraceras, vecinonomásticas, etc., que cunde sin ninguna norma reguladora, sin ningún respeto a los que allí viven, y, por supuesto, sin la mínima consideración o consulta a los afectados…
…O lo de la circulación cada vez más caótica, en la que no se cumplen las normas, se aparca en doble fila o en las mismísimas esquinas impunemente, se circula a gran velocidad por las calles… aparte el caso que denunciaba el otro día, no se ponen medios adecuados donde el índice de siniestralidad es habitual y recurrente, o no se aprecia la presencia policial ni tocando en la tómbola… Y lo de las cacas de perro, ni hablemos… solo verlo, olerlo… y resbalarlo.
Y es que me ha venido la descripción de mi ilustre amigo (ya digo, si aún lo es) a la cabeza, y como viene así tal que a pie de rey que se dice para medir estas derivas, pues eso, que es inevitable recordarla en el momento y lugar adecuado. Ruido, caos circulatorio y cacas de perro. Las tres gracias en desgracias, las tres hijas de Elena que ninguna era buena, los tres apuntes identitarios de una decadencia anunciada, si bien que nunca reconocida, ni jamás autoasumida, a fuer de la opinión de mi viejo (por antiguo) amigo…
Andan los regidores juntando a los hijosdalgo para ver de dar con soluciones, aunque hidalguía no garantice inteligencia ni ocurrencia, ni soluciones certeras, y a lo mejor las primeras y más prístinas ideas están en observar las cosas más elementales y básicas como son las normas de urbanidad. Si fallamos en eso, fallamos en todo lo demás. Nada se puede edificar sin un mínimo de respeto y educación. Así que, en lugar de malos gestos, probemos con la tríada de ese, mi muy alto amigo mío. Quizá llevara razón cuando me lo dijo, y funcione. Quizá sea la más sabia por sencilla de las normas por las que regirse… Y, al menos, tiene una cosa buena para los que apenas me soportan: que la idea no es mía. Es suya. Y por eso mismo, tiene un valor a tener en cuenta.