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LOS DICHOS Y LOS HECHOS

(de Mis Cuentos Infantiles)

 

El “Tú serás lo que quieras ser” no siempre funciona. Y lo digo aquí, en éste de hoy, en un intento de evitar frustraciones de cara al nuevo año en miles – quizá cientos de miles – de personas que no logran ser, ni hacen lo que desearon hacer, ni siquiera están en el lugar que soñaban estar… Y me atrevo con este tema, perdónenme, porque parecemos vivir en una época donde las máximas de mejoramiento por la voluntad empapan cualquier estrato social. Se venden libros de autoayuda, tratados de “tú puedes, házlo”, se dan conferencias donde se pone de manifiesto lo de que “el querer es poder”, etc…y se consigue algo muy injusto: que el que no pueda se considere a sí mismo fracasado. Y esas cosas que llenan los escaparates de “autoayudismo” terminan por hundir, más que ayudar, a la gente.

Además, crean expectativas falsas del tipo: yo tengo que conseguir lo que quiero, porque lo merezco, y porque la sociedad me lo debe, y porque tengo derecho a tener lo que deseo… Y no es así, en modo alguno, y con esto no quiero disminuir el valor de la voluntad y del autoesfuerzo en cumplir los objetivos fijados por cada cual, o por cada cuala, no me vayan ustedes a malinterpretar. Ni quiero tampoco devaluar el fruto de ese esfuerzo en la gente, tampoco… Pero las circunstancias, llamemos como llamemos a eso, también cuentan, por aparentemente misterioso que eso sea. Recordemos a Paul Elouard: “existen otros mundos, y están en éste”.

Cuando yo era un zagal, en aquella época de posguerra y de supervivencia, en aquella sociedad de vencedores y vencidos, en aquel estátus de tenencias y carencias… y de imposibles querencias, apenas en la escuela (luego un llamado Bachiller Elemental a pulso de bolsillo y que hoy apenas sería lo más bajo del colegio) ya despuntaban apetencias en mi humilde personajillo. Con aquellos escasos años ya me rondaban un par de cosas o tres por la cabeza: quería ser periodista, o profesor, o médico. Con una claridad meridiana, además. Lo demás, me la repanplimfaba, y el proseguir con la actividad comercial a la que mi padre se vió abocado por haber perdido una guerra, que, encima, nunca consideró suya, me horrorizaba. De hecho, me repelía. Ni me gustaba entonces, ni me gustó durante toda mi vida activa, ni me gusta ahora, en el resto de mi vida pasiva.

Llegado el momento en que me ví forzado a dejar mis muy escuetos estudios, y enfrentarme a mi no menos escuetas posibilidades, tuve que asumir la no existencia de los milagros… Mi padre me sentó junto a él y frente a la realidad: no podía sufragar estudios algunos (entonces todo valía una pasta con la que apenas se empinaba la olla). Ni profesor, ni médico, ni periodista, ni ninguna otra cosa. Nada. Cero. Con suerte, seguir con el negocio familiar de mercachiflería, y dando muchas gracias a Dios que eso, con otras labores a las que él se aplicaba, pudiera darnos de comer a la familia.

Pude negarme, rebelarme, marcharme con lo puesto y dispuesto, y arriesgarme… Es cierto. Pero no lo hice. Llámenlo cobardía, si quieren, tampoco lo voy a negar. En aquél momento pensé en mi madre, encadenada a un mostrador y que suspiraba por algún dia tener una casa normal, por pobre que fuera, en vez de en una casatienda abierta a la gente 16 horas al día todos los del año… O en mi propio padre, forzado a vivir una vida que tampoco quería, porque no era la que había elegido, y que también le encasquetaron con un “o lo tomas, o lo dejas” si quieres empinar las lentejas… O en mi hermano, que venía detrás de mí, y que puede que, con un poco de suerte, él la tuviera mejor que la mía, que tampoco rehusaba del todo en ese momento a lo que en verdad deseaba… Además, resulta que mi ayuda era necesaria ya mismo, p´ayer es tarde… El “pan debajo del brazo” ya se estaba poniendo duro. A marchas forzadas.

No tuve otra opción que la renuncia… ¿o sí?, de escabullirme a un destino atado a una argolla de hierro. El resto de mi puñetera existencia ha sido cumplir lo mejor posible. Lo mejor que he sabido, o podido, con lo que un día acepté, con lo que elegí… Porque sí, al fin y al cabo, fue una especie de elección, reconozcámoslo. Yo lo admití voluntariamente. Porque si fui medroso en ella, entonces acepté la responsabilidad que conllevó mi asentimiento, ¿o no?.. y he tenido que apechugar, al fin y a cabo, con las consecuencias del mismo.

Al final, todo quisque he de elegir en cualquier momento. Que las oportunidades, como pregonan los profetas de las autoayudas, sean consecuencia de tu voluntad, no es algo falso tampoco. Llevan razón en el márgen que la llevan, es cierto. Pero no es un dogma que se cumpla a rajatabla. Ni una certeza tampoco. No existe garantía alguna… Las circunstancias también cuentan, y mandan lo suyo, y no hay que dar explicaciones a nadie por ello… Hoy hay muchos miles de ingenieros, abogados o economistas trabajando de camareros, como triste ejemplo. La cuestión, creo yo, está en asumir honestamente lo que a uno le toca, jugando las cartas que le son dadas en el reparto… Yo, al final, no he tenido tiempo de sentirme defraudado, porque he estado muy ocupado.

Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com

ESTÁ MUY CLARO

(de CTGN Español)

 

Los especialistas vaticinan para el sector agrícola tradicional de Murcia que las grandes multinacionales de la alimentación terminarán absorviendo a los pequeños propietarios de cultivos.

Eso significa que acabarán imponiendo el mercado y los precios de la producción, en detrimento de los siempre paganos consumidores… Lo que quiere decir el monopolio del sector primario.

Si ahora está en manos de las grandes distribuidoras, que son de la misma ralea, y miren lo que está pasando, luego será muchísimo peor… Y la Administración, con los brazos cruzados mientras las oligarquías se hacen con el mando de la economía base. Los políticos trabajan para los poderosos, no para los ciudadanos.

Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com

PUES METÁMONOS EN EL CHARCO...

(imagen de Concepto)

 

De un breve que escribí en estas navidades, “…Y se armó el Belén”, creo recordar que se titulaba, una amiga y seguidora – por este mismo orden – me sugirió que ahondara un poco más en este jardín, y me instó a que me metiera en tales charcos, o ambas cosas a la vez… Bien, pues intentaré cumplir sus deseos. Ambos sabemos que no puede uno meterse en ciertos jardines sin encharcarse los zapatos, como también los dos sabemos que a muchos y a muchas les va a escocer, aún sin motivo alguno lógico. Pero una promesa es una promesa, y al que no le guste la nata, pues que siga con la fresa…

En ese corto decía que las Navidades que todos nosotros armamos alrededor de un Belén es del todo impostado… o, bueno, digamos “casimpostado”, para ser justos. Mucho más cuando ahora lo colocamos bajo un arce, o un acebo que jamás existió en aquel Belén, tan impostado como importado. Y aclaraba que toda la estructura del nacimiento de Jesús, sobre lo que basamos todo el despiporre que liamos, apenas la rozan un par de nuestros reconocidos evangelistas, y, sorprendentemente, lo desarrollan más, mucho más, unos Evangelios Apócrifos que la propia Iglesia rechaza por falsos. Lo que pasa es que la estrategia de toda religión es hacer suyo todo lo que la favorece aunque no le pertenezca, sea esto verdad o sea mentira… Incluso muchas veces, como es el caso, todo se reduce a un “copypega” descarado de otras culturas y/o religiones, pero que le vino muy bien en su día para incorporar creyentes de ajenas creencias a la propia. Lo mismo se hizo con personajes impostados, que se hicieron “santos” para así hacerse con sus seguidores.

Pero a lo que vamos… Lo primero que no aparece en los anales históricos de la época es que en la Judea de Herodes los romanos mandaran hacer un censo. Además, en el caso de que se hiciera, es absurdo realizarlo en la última y más pequeña aldea, Belén, y no en Nazaret, ni en el resto de las poblaciones, ni siquiera en la propia Jerusalem. El trasladarse de Nazaret a Belén para ser censado, resulta, perdónenme ustedes, un poco bastante idiota.

Por otro lado, desde la más marcada antigüedad hasta la edad media aproximadamente, el “apellido” de los sujetos eran el nombre del padre, de sus oficio, de la tribu o clan, y/o el lugar dónde había nacido, y a Jesús siempre se le conoció, o bien por Joshua Ben Yousef, o bien por el latinizado Jesús de Nazaret… nunca y en ningún caso como Jesús de Belén… Este otro Jesús es el que nos montamos nosotros como excusa, primero, para hacer coincidir unas fechas, más astrológicas y astronómicas, que influyen en los calendarios; y luego, para también armar, ya de paso, las mayores y más desaforadas fiestas consumistas del año. Hoy, la cuna de aquél Belén, más artificial que natural por cierto, solo sirve a un mercado lúdico-hedonista, donde nos festejamos y nos regalamos a nosotros mismos haste el disparate, en nombre de una (falsa) tradición.

Perdón… la tradición no es falsa, si no copiada de otras tradiciones muy anteriores, de otras culturas y otras antiguas religiones… Ahura Mazda, del zoroastrismo, una religión eminentemente astrológica, y Ahrimán, su oponente (el Satán judeocristiano) ya eran colocados como el nacimiento del bien y del mal en personajes concretos de su propia mitología, al que, éste sí que sí, nacido humildemente de una vírgen, fue visitado por tres astrólogos guiados por una estrella, etc., etc., etc… Esta creencia llegó hasta la India, y fue adoptada por Roma en sus cultos mitráicos. Mitra nació un 25 de diciembre (cambio equinoccial), de Aiti, una vírgen, en un corral, donde además fue adorado por pastores, guiados por ángeles que les anunciaban la buena nueva del nacimiento de un Dios… He de añadir que algunos elementos, estas religiones ya lo añadieron del nacimiento de Osiris, de la aún más antígua, e iniciática, cultura egipcia.

…Y todo esto, como elemento cultural, está bien que se recuerde, y que se sepa y se valore correctamente, e incluso que se haga una tradición (no una traición) de ella, aún a costa de los inevitables retoques que la retuercen. Pero bien, vale. Mas como religión ya no me parece bien que se transmita. Primero, porque se falsea para acomodarla a su diós; segundo, porque se fabrica un dogma de lo que no lo es; y tercero, porque los dogmas acaban en fundamentalismos y siendo un nido de fanáticos integristas… Podemos decir con todo fundamento que toda religión forma parte de la cultura, pero no toda la cultura es religión. Hay que saber separar ambos conceptos sin mezclarlos en un puspurrí, y en un tótum revolutum, pues la simbiósis puede resultar peligrosa, ya que se termina por adorar dioses falsos que sirvan como excusa a nuestros intereses.

Y conste, y así mismo lo dejo dicho, que Jesús no es, en modo alguno, un ídolo, ni mucho menos. Fue un personaje real e histórico que transmitió un mensaje real, y valiosísimo para la evolución humana… que apenas hemos captado. Lo que adoramos como ídolos es todo el folklore y el aggiornamento con que disfrazamos y falseamos lo que tiene importancia de lo que no lo tiene en absoluto. Al final, nos quedamos y santificamos más la función de teatro de la Navidad, o de la Semana Santa, y despreciamos su auténtico y genuíno significado. Nosotros seguimos enredados, corregido y aumentado, en unas Saturnales que aún no hemos superado.

Es posible que el Mensaje real, el verdadero, en todo o en una gran parte, desautorice a las religiones institucionales y constitucionales. Y que, por eso mismo, esas iglesias hayan escondido, maquillado o prostituído esa parte de ese Mensaje que les deja con el culo al aire… Ello explicaría la ritualización y el dogmatismo populista con que se le reviste… Pero, sobre todo, el fabricar tótems celebrativos y propiciatorios de acontecimientos que se prestan a la fiesta desenfrenada, cuando no descerebrada… Es que, claro, así es mucho más fácil mantener a la clientela.

Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com

LA POCA VERGÜENZA

(de El Periódico de España)

 

El último intento de renovación del Tribunal Constitucional fué parado en el Senado por el propio Tribunal Constitucional a propuestas del PP… Tan solo por un voto (6 a 5) ganaron los conservadores.

Yo no quiero poner el énfasis en esa nota, en si los culpables son los de derechas, los de izquierdas, o ambos por separado y a la vez… Pero sí en que el propio presidente de ese T.C. se jugaba la nómina en ese envite, votando así su propia continuidad en el cargo.

Ese solo hecho ya es claramente deshonesto. Al menos debería haberse abstenido, pero, no… fue el voto de la diferencia. Ya digo, no hablo de colores, solo hablo de honradez, de dignidad, de vergüenza…

Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com

MATRIMONIOS, CASORIOS, BODAS Y BODORRIOS

(de Bubble & Bells)

 

Me para por la calle una mujer jóven. Me pregunta si no me acuerdo de ella… Ante mi embarazosa duda, me espeta: “sí, hombre, usted me casó…”. ¡Válgame el cielo!.. en mis más de veinte años de Juez de Paz, habré casado a más de dos mil parejas, ¿cómo podría acordarme de todos?.. Pero, bueno, me cuenta que sigue casada – de lo cual me alegro – también del par de hijos que tiene, y se le ve la mar de contenta y satisfecha. Le doy la doble enhorabuena (por lo biencasada y por los hijos), y añade que, en parte a las palabras de Gilbrahl Khalil que les dediqué en el acto, que sin duda han contribuído a ello. Que su marido y ella las recuerdan casi como un sacramento, y que deberían de haber hecho además una especie de cursillo “civilmatrimonial” o así.

Me deja acojonadillo… Yo nunca pretendí sentar cátedra de nada y por nada, ni jamás he presumido de dar ningún sentido más allá del suyo y razonable a mis intenciones de hacerlo lo mejor posible dentro de mis posibilidades. Y mucho menos de casamentero, salvo que por intentar responsabilizarlos en la medida de mis creencias. Tan solo estoy seguro de un par de cosas: una, de que el llamado “sacramento del matrimonio” no es casarse en un lugar sagrado de mucho nombre y paquete, para luego celebrarlo con más paquete todavía… Y otra, que el mérito o demérito de todo matrimonio solo reside en lograr soportarse (considerenlo “adaptarse”) el uno al otro durante el resto de sus vidas.

Cuando yo hice la “mili”, por aquellas viejas calendas de mi promoción, cuando nos rellenaban la ficha de admisión en el ejército, había una casilla que ponía: “Valor”, y se rellenaba con un siempre invariable: “se le supone”… Pues bien, en este otro caso que nos ocupa, sería exáctamente igual. Es como si existiera una casilla en el Libro de Familia que pusiera: “Amor”, y se rellenara con un “se les supone”… Por cierto y porque viene a cuento, esto es una especie de “mili” con reenganche incorporado de principio. De hecho, la palabra “sacramento”, que es una palabra añadida por la Iglesia, claro, viene de la “mili” romana. Quiere decir Palabra Sagrada (Sacra Mentum), o sea, promesa, juramento, que es con el que los legionarios juraban ante su Lábarum (bandera).

Y no hay más historia que esa. La fidelidad al matrimonio no es otra cosa que la fidelidad a la palabra dada, que no es, ni más ni menos, que fidelidad a la palabra dada a otra persona y a uno mismo, a fin de cuentas. Cuando, tras alistarse, y “jurar la bandera”, y cumplir con la palabra dada, pide uno “licenciarse”, no es culpa de nadie, si no de un acuerdo entre ambos: en el Ejército existe la posibilidad de finiquito, y la Iglesia solo contempla el “hasta que la muerte os separe”. Eso es todo… Aquí, Dios, con permiso y con perdón, poco tiene que ver con nuestro comportamiento. No podemos hacerlo responsable de ello. En nuestro “Libre Albedrío” de decir un SÏ para luego decir un NO, poco entra Dios, y me parece muy poco serio tenerlo tan en cuenta para lo primero y luego olvidarlo para lo segundo. Aquí solo vale nuestra responsabilidad y/o irresponsabilidad en el envite matrimonial… Jesús se limitó a decir que “lo que está unido por Dios no lo SEPARA el hombre”, así, como constatación, no como mandato. El cambiarle el rabillo de la E por el de la A fué un trampantojo de la sagrada institución católica para convertir un hecho en una órden, en una obligación, en un dogma…

Todos los demás folklores que las personas nos montamos en templos y otros lugares de mucho perifollo, o en juzgados de mucho embrollo, con esas posteriores saturnales añadidas, a las que llamamos “bodas”, que cada vez se parecen más a nuestros carnavales de mucha pasarela y tronío, no dejan de ser mas que añadidos tan vacíos y opacos como falsos. (Más de uno, y de dos, y muchos casos conozco, que se han casado “por la Iglesia” hasta dos y tres veces, con las mismas espurias celebraciones)… Por eso mismo que siempre he considerado más honesto no meter a Dios en estas cosas, ni montar estos fastos y celebraciones en Su Nombre…

Pero, bueno… No deja de ser un punto de vista personal éste, que yo entonces ya trataba de transmitir a “mis” novios, y que vengo a comentarlo de nuevo aquí y ahora, porque me lo ha traído a las tripas mentales el sucedido con el que he comenzado este artículico, y miren, me viene muy bien para cubrir una temática que siempre he creído, a la par de interesante, digna de saberse y de tenerse en cuenta a la hora de casarse. Al menos, debería de ser tema de reflexión éste, al que la Iglesia, por cierto, siempre se ha opuesto, pero que “por lo civil” debía de haber estado honestamente obligado. Es una cuestión de claridad y honestidad que un servidor siempre ha tratado de contemplar y transmitir.

Uno se casa por atracción (lo de “fatal” o no, se verá después), o por afecto, si quieren, que conocimiento, poco. Lo del amor viene con el rodaje de lo que, en ese preciso y precioso momento, arranca a andar… ¡Ah!, y lo de la “convivencia” prematrimonial no deja de ser un pálido reflejo y adelanto sucedáneo de la “convivencia” matrimonial. Lo del “vivir con”, que eso significa con-vivencia,no es un “a cata y raja”, si no el definitivo “me quedo con el melón”. No digo esto porque yo esté en contra ni a favor, que óiga, a estas alturas poco me importa… No, lo digo solo para que no se utilice como excusa, naturalmente…

Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com

...Y SE ARMÓ EL BELÉN

(de Cadena Dial)

 

Es muy curioso. De los cuatro evangelistas consIderados por la Iglesia, apenas dos, Mateo y Lucas, hablan del nacimiento de Jesús, y poco. Incluso lo situan en Nazaret, no en BelÉn. Ni la alusión a los tres, que ni eran reyes ni magos…

Llama la atención que todas las peripecias que conforman la tradición, residen más en los Evangelios Apócrifos, que son precisamente los no recomendados por esa misma Iglesia.

Aquí se confunde la ortodoxia del dogma con la leyenda, y la fuerza de la costumbre con añadidos de otras culturas ajenas y otros dioses ajenos… Y bajo el manto y el mando de la fé, funciona de puñetera madre.

Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com

SON MOLINOS, NO GIGANTES.

(de La Voz de Asturias)

 

En las brumas antíguas de mi niñez, reside la figura veraniega de aquél expendedor ambulante en las ferias, que vendía aire… Sí, vendía a la chiquillería, por una perra gorda, unos molinillos con aspas de papel clavadas en una caña de dos palmos. Si hacía un poco de viento, aquel sencillo artilugio giraba que daba gusto. Si no, la versión “auto” consistía en soplar, o también correr para producir uno el aire en base a la velocidad que imprimía nuestro cuerpo en movimiento. Pura física. Pero aquello era un regalo barato para cualquier zagal, carente de todo menos de imaginación, y que se podían permitir todas las economías entonces existentes, hasta las más exhaustas, que igual eran la inmensa mayoría.

Se me abre hoy esa ventana al recuerdo por la gran similitud gráfica de aquellos molinillos de papel de colores, que precisaban de nuestro pulmón, con los actuales generadores de energía eólica que pueblan parte de nuestras altas planicies y montañas… Aún comparando la proporción de aquellos frágiles artilugios con las inmensas torres y sus gigantescas aspas, la similitud es mucha… o a mí me lo parece al menos. Sin embargo, por algún interesado, y no me cabe duda que inducido, movimiento social, parece que se ha decretado oponerse a ese tipo de instalaciones. La estúpida razón que se esgrime no es que sea perjudicial para el medio ambiente o para el bienestar humano, más bien todo lo contrario, si no porque ofende el más que dudoso sentido estético del personal.

Y exáctamente igual está ocurriendo con los huertos de placas solares… Antes criticábamos que un país rico en energía solar limpia, se la impidiese y estorbase, poniendo incluso un absurdo “impuesto al sol” y legislando en contra de su implantación. Y hoy nos manifestamos en sentido contrario. Ayer nos quejábamos de rendirnos a las energías caras y contaminantes, y ahora ponemos pegas a la producción de las baratas y limpias… porque afean el paisaje. Por lo que se ve, una central nuclear con su torre humeante abierta a la atmósfera es un paisaje digno de admirar. Desde luego, el cretinismo humano es paradigmático. Ignoro por qué los molinos de viento que decimos proteger como patrimonio cultural nos parecen tan bellos y bucólicos, y estos gigantes eólicos nos parecen abominables. Los dos están movidos por el aire, unos nos daban harina y los otros nos dan electricidad incontaminante para ser consumidas por los hogares de su entorno. En ambos operan exclusivamente las fuerzas naturales… Don Quijote se confundía con los primeros, y nosotros nos confundimos con los segundos.

…Yo creo, en mi particular opinión, que todo obedece a un tipo de demagogia, escondida e interesada, política o económica, o las dos cosas a la vez, inyectadas en una ciudadanía, fácil de embaucar, por haber sido sustraída a sistemas educativos serios, honestos y eficientes, y haber sido vendida a la incultura de las redes, aleatoria y llena de falsedades y mentiras. Las personas, cada vez menos personas, son cada vez más gente. A este fenómeno, actual y real, algunos pensadores y sociólogos ya empiezan a denominarlo como “la gentificación de los seres humanos”… Esto hace, por ejemplo, que empiecen a constituírse comités de ciudadanos y vecinos que no protestan en sus ayuntamientos por la deriva económica externa de sus impuestos que solo produce pobreza y decadencia (sistema de Licitaciones), pero sí lo hacen porque, al abrir la ventana de su casa, en vez de ver el solar improductivo y lleno de matojos, lo ven lleno de placas solares o molinos eólicos.

Y la demagogia anida en la democracia y se establece en la dictadura, no lo olvidemos… Un demócrata de una pieza como era Ortega y Gasset, ya lo advertía sin ambages: “La democracia exasperada y fuera de sí, es el más peligroso morbo que puede padecer una sociedad”… Hoy los derechos de una panda de manipulados se solapan y confunden con los derechos de toda la sociedad en general y en su conjunto. El derecho a la libertad de expresión, como otro ejemplo, no permite violar cualquier norma de respeto. Nuestro derecho a la libertad no es aval para esclavizar al resto de los demás. Justo a eso se refería Ortega. Lo veía venir. Esto no quiere decir, en modo alguno, que se use la represión para salvaguardar lo contrario. Tampoco es eso. La sutil línea que separa la ley de la norma es la educación, y eso solo lo otorga una buena cultura de base.

… O dicho de otro modo, tal y como lo dejaba caer André Malraux: “Esta voluntad de expresar la vida humana sin discernimiento moral, es lo que caracteriza el totalitarismo”… La perversión de la democracia es cuando ésta dá a luz un nazismo, un fascismo, un comunismo, o cualquier otro ísmo. Y nuestras democracias actuales están concibiendo en su seno a muchos y peligrosos populismos. Algunos, ni se ocultan, como el de Meloni recordando a Mussolini. O en Francia, donde gran parte de los obreros y parados han votado a Le Pen (¿?). O el golpe frustrado hitleriano en Alemania. O como Vox, aquí, en España, recordando a José A. Primo de Ribera, y coreando “Volveremos al 36” sus desgraciados espantapájaros musicales, contratados teloneros en sus fascios fastos…

Ellos son los que envenenan la voluntad y el pensamiento, y el razonamiento, de los ignorantes, que actúan, como auténticos zombies, bajo sus mentiras… Pero es que, la manifiesta mediocridad de los otros partidos, que los imitan adoptando el sistema de consignas, es lo que hace enfermar a la democracia… Piénsenlo, piénsenlo ustedes…

Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com

VAMOS A LA CONTRA

(de 20 Minutos)

 

En nuestro mundo hemos sobrepasad los 8.000 millones de habitantes. Ignoro si eso es motivo para reír o para llorar, porque hemos crecido desproporcionadamente. Los países más pobres están superpoblados, y en los más ricos decrecen sus habitantes.

En España, por ejemplo, mueren más que nacen… Encima, los pocos pero más pudientes, abusamos de los recursos del planeta, mientras los muchos pero más pobres se mueren de hambre. Esto tiene poco de normal y de moral.

Pero la teoría de los vasos comunicantes acabará por imponerse, y si no es por las buenas será por las malas… No podemos ir contra la naturaleza de las cosas sin que las cosas, nuestras cosas, sucumban ante la naturaleza.

Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com

BUENO, VALE, D´ACUERDO...

(de El Apurón)

 

Hace más de sesenta años, poco para la Historia, aún con minúscula, pero mucho para las Personas, aún con mayúscula, el concepto de la NAVIDAD, al menos en mi pueblo de orígen, comparado a hoy, se parece lo que un huevo a una castaña. Tanto en los fondos como en las formas, y también en las hormas, y hasta puede que en las normas… Solo le queda el nombre: Navidad, pero ha desaparecido el concepto, si es que hubo algo al respecto, porque, lo que sí es cierto, es que no es el mismo prospecto…

La Navidad de entonces solo duraba una semana, quizá que menos, tres o cuatro días, siendo muy generosos. Comenzaba en Nochebuena, y luego se suspendía hasta Reyes, con la Noche Vieja en medio como una isla, haciendo buena pausa entre los números rojos (con perdón entonces) del almanaque, por un par de poderosas razones: porque había que currar para poder comer, y porque no existían ni convenios, ni vacaciones, ni puentes, ni nada, y la gente, ¡milagro!, sobrevivía y su salud no se quebrantaba…

Pero la Navidad era tan esperada como escueta y a tiro de escopeta, y quizá por eso mismo se le valoraba: por lo muy apreciada por tasada. Todo lo que se hacía en las casas del pueblo era reunirse las familias a comer el día de Pascua, y aviarse un buen surtido de dulces caseros, de horno comunal y panadero, con que armar una bandeja mínimamente digna que ofrecer a los amigos, vecinos, parientes y paisanos, que se acercaban a felicitarse mutuamente tales fiestas… Solo ese hecho ya cambiaba el mundo.

Para mi hermano, goloso por encima de todo, aquello era como el séptimo cielo (tocino de), pues vivía pendiente esos cuatro días de quién aterrizaba en casa para avivar a mi madre a que “sacara el carro” con que agasajar la visita (nunca supe el motivo ni el orígen del cambio de nombre de aquella bien dotada bandeja), con suerte acompañada de algún animoso mistela… Eso, y algún extra de pollo, quizá pavo con suerte, y/o embutido-navity, en las comidas comunales, era todo el dispendio extraordinario que el común de la gente aportaba de buen grado, aún no exhento de sacrificio económico, como extra y homenaje para con sus convecinos…

El personal jóven se reunía por grupos afines, y recorrían el pueblo para “felicitar el aguinaldo” a sus respectivas familias de todos y cada uno de los miembros, y llenar el corazón de alegría y el estómago de buen licor y compañía. Ese era todo el jolgorio que cabía y que se repartía. Pero se saboreaba con un espíritu de solidaridad, sinceridad y amistad, auténtico y genuíno… Nunca, jamás, olvidaré una Navidad haciendo el servicio militar, que me tocó centinela nocturna en la linde de la base aérea con la playa, en plena madrugada, ver a la pandilla de amigos y amigas aparecer de la oscuridad y acercarse a la garita, para, entre panderetas y villancicos, felicitarme la fiesta… Aún ignoro cómo pudieron enterarse de la hora y el lugar de mi guardia, ni qué industria tuvieron que mover para enterarse de ello, que se decidía por sorteo a última hora en el Cuerpo de Guardia… pero benditos sean todos por eso.

Pero todo eso, precisamente, desapareció entre las hojas secas del tiempo, no así los recuerdos, que se aferran y se enrocan en los últimos rescoldos, aún cálidos, del alma… Ahora ya no existe nada de eso. Hoy, la Navidad comienza un par de meses antes, prostituyéndose a sí misma en las antesalas de los Black Friday y los Sunday Monday o como malditas leches se llamen, y entre las luces de las ofertas comerciales y la adoración y entrega al consumo… Antes, la Navidad era un sentimiento, ahora es un negocio. Vender y consumir, tirar y pagar, es el lema vital y su única estrategia. El culto a la Hostelería ha sustituído completamente a los propios hogares que acogían y obsequiaban con dulces y vino a los que se acercaban. Ahora “se queda” en bares y terrazas, en “tardeos” y tenazas, que proliferan como setas tras la lluvia de comidas y cenasde… que para eso están ahí. Pero el sentimiento no es el mismo, ni siquiera las sensaciones son iguales. Ya nada se puede comparar a lo que aún se puede recordar… Ya no es la fiesta de la Navidad, es la fiesta de la vacuidad.

Nos cuenta Platón en “El Mito de Er”, que quienes bajaban al Oráculo de Trofonio debían beber de una fuente cuyas aguas hacían olvidar cuanto esas personas habían sido. Era un rito purificador y terapéutico que los liberaba psicológicamente, si luego, claro, bebían de otro manantial que les permitía recordar con todo detalle lo que habían experimentado durante ese instante iniciático, como en un simbólico renacimiento…

A mí me ocurre al revés… Mi rito de iniciación, si acaso, lo tuve en mi pasado, si bien lo valoro en mi presente. Y para eso, tengo que conservar el recuerdo de lo que fué con la realidad de lo que hoy es. Y la perspectiva me hace ver la diferencia. Al contrario que lo de Trofonio, no he de beber de ninguna fuente para valorar tal diferencia, pues basta con haberlo vivido para darse cuenta de que esto apenas es una mala parodia… No soy, precisamente, de los que creen eso tan manido de que “cualquier tiempo pasado fue mejor”, ni mucho menos. Pero se han degradado muchos, demasiados, valores, para rebajarlo todo al más puro hedonismo, y eso está meridianamente claro para los que hemos vivido otras realidades muy distintas.

Las generaciones que no lo han conocido no pueden, ni saben, ni a lo peor tampoco quieren, valorarlo… Un cuento chino, dirán, y con razón… Vale, pero por eso mismo yo me aparto, me ladeo, me quito de en medio, y me niego a vivir el mercado y el mercadeo de la manada humana.

Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com

SUCEDÁNEOS

(de El Mundo)

 

SUCEDÁNEOS Leído en la prensa y anunciado por la ministra Montero, de Hacienda: Se llevará a cabo el llamado “impuesto a los ricos”, pero se regularizará con el de Patrimonio. Esto es, lo que los cobren por un lado, más que posible se lo bajen por el otro…

Además… “el Ejecutivo descarta la bajada del Iva de los alimentos básicos, pero si se bajará el de los productos para la higiene femenina” (¿?). Sin comentarios.

Ahora veo que eso de los mismos perros con diferentes collares corresponde a lo de los distintos elementos con, en el fondo, el mismo discurso… Igual producto con etiqueta diferente. Ya me entienden…

Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com

ROMANTICISMO

(imágen de Concepto)

 

Mi estimada “partenaire” en el programa radiofónico que deslío cada semana, Micaela, alma sensible dónde las haya, siempre me insta a que mis temas tratados sean apacibles, románticos, amables, de tonos bucólicos, a ser posible… Es mi apreciado contraste, mi pié de rey, mi piedra de toque... Yo suelo arrancarme por peteneras, y ella intenta contrarrestarme con un vals; ella me empuja a contrapesar con tonos rosáceos, mientras yo tiendo a ser polémico, casi en rojo. A veces le hago caso, o hago por complacerla dentro de lo posible, aunque mi tendencia apache sea pintarme el rostro con los colores de guerra…

Pero si analizamos el significado de “romanticismo” nos podemos encontrar que no siempre suele ser aquello que esperamos, porque así lo creemos. No todo lo que es romántico, o se supone que lo es, resulta placentero. En realidad muchas historias consideradas románticas son de sufrimiento, sobretodo las de tema amoroso… Puede parecernos romántico a terceros, a los de la barrera, pero no creo que le parezca así a los que sufren su propia historia(échenle un vistazo a los dramas de Shekaspeare, por ejemplo)… Entonces, en tales casos, lo romántico se traduce en tragedia. Etimológicamente, la palabra “romanticismo” viene de la antígua lengua derivada del latín, de la que proviene la nuestra: del “romance” - de ahí también “románico” -, o sea: un estilo de expresión, una forma de comunicarse, una manera de hablar y escribir… nada que ver con el sentimiento.

Nosotros lo hemos asociado precisamente a eso mismo: a la sensibilidad, esto es, una persona romántica forzosamente ha de ser una persona sensible, y nunca, jamás, diré yo que no se así… aunque las palabras “sensible” o “sensibilidad” deriven de sensitivo, o sea, de todo lo que se siente, y puede sentirse hasta un dolor de muelas, o un cólico nefrítico, con todo lo poco de romántico que sea eso… Yo creo, y esto es una elucubración muy personal mía, por supuesto, que esta asociación de ideas ya establecida, viene precisamente de esa lengua romance antígua a que aludía. Todas las gestas, obras clásicas y escritos del amor galante, por ejemplo, fueron escritas en romance, y de ahí, quizá, que se relacione con el romanticismo.

Naturalmente, no deseo establecer nada, ni tampoco quiero cambiar nada, ni muchísimo menos… Bien está lo que está bien. Lo único que intento es establecer un hilo conductor que nos lleve a entender que no existe una definición, una idea, ni siquiera un sentimiento, estrictamente puro. Que usamos las palabras para adoptar y adaptar nuestras sensaciones a ellas, sin ser conscientes de que esas mismas palabras igual terminan por adoptarnos a nosotros. No sé si me explico… No obstante, esto bien puede ser un buen tema para polemizar, miren ustedes por dónde...

…Y miren por dónde, aquí venimos a lo que vamos, y sirva esta digresión para justificarme, si ello es posible, ante mi muy eficiente conductora de programa. Y es que a mí, lo que me gusta precisamente es eso mismo: polemizar, y ustedes sepan perdonarme por esa tendencia que, para muchos, se considera nefasta y maliciosa… Pero, miren, yo es que soy de los que creen que de la polémica nace la luz, el conocimiento, o, al menos, el contraste de pareceres, que eso, bien llevado, siempre enriquece, tanto al que polemiza como al que escucha… Y no diré que los temas plácidos, como los románticos, sean de segunda fila, que no. Son buenos, positivos y necesarios para saborearlos y gozarlos; para complacernos en ellos, como nos llena un buen concierto. Muy cierto. Pero se aprende más de una buena y bien llevada polémica que de un buen relato romántico, no me digan que no…

Permítanme establecer una comparación, por burda que parezca: los dulces suelen servirse después de las comidas, a modo de postre, como una exquisitez que paladear… pero lo que alimenta de verdad es la comida, no el dulce. Una persona no puede alimentarse a base de dulces, pues su salud sería deficitaria. Pues igual con esto que tratamos. Lo romántico es el dulce, la confitura, lo grato al paladar; y la polémica es el resto de la comida que nos lleva a una alimentación integral y completa de la mente… Y ya digo, no deja de ser una suposición personal que someto a ustedes, que tienen a bien acogerme en mis escritos y programas de radio. Y si esta opinión mía a tal respecto, suscita polémica, pues miren, al final hemos venido a lo que intento explicar desde el principio.

El más arcano y sabio de los evangelistas, San Juan, dejó caer que “al principio de todo fue el Verbo”, la palabra, y que “el Verbo estaba con Dios, porque el Verbo era Dios”; luego se deduce que solo existía la Palabra de Dios, “por la que todo fue hecho”, se aclara además. Y luego, después, también se dice: “y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”… O sea, la palabra tuvo que hacerse humana para convertirse en múltiples opiniones de las que nosotros, entre todos, pudiéramos sacar la luz. Esto es: para polemizar, para acabar entendiéndonos entre nosotros, si es que eso es posible…

Ya sé que Micaela, a la que someto la decisión de que este artículo se haga “carne”… digo programa de radio, “que habite entre nosotros”, o no, me vá a decir que “le he tomado la vuelta”, y que, de alguna forma y manera, “se la he liado” como siempre… Pero no es del todo así. Lo que he intentado hacer, no sé si con éxito o no, es, atendiendo a sus deseos, echar al guisado algún ingrediente más para realzarle el sabor… y el saber; para que resulte más interesante, si no un poquico más polémico. Ustedes tienen la última palabra.

Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com

¡ ANDA QUE SÍ..!

(de El HuffPost)

 

A los funcionarios les han prometido una subida salarial de un 8% mínimo en tres años, y les han bajado la semana laboral a 35 horas, y aún sus sindicatos lo consideran insuficiente… ¡Encima de que lo hacen para que no tengan que salir de su jornada laboral a hacer la compra!…

El resto del personal no tiene esa suerte, y se apañan… Pregunten a cualquier asalariado de nómina corriente, o a los que trabajan para la hostelería, o a tantísimos otros, si se cambiarían por ellos ya mismo. Y… aún y así, no se conforman.

El mundo está muy mal repartido, y todavía nos empeñamos en que esté peor. Luego, hablamos de que si en España existe el mayor índice de diferencias sociales de Europa…

Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com

LOS IMPUESTOS.- HABLANDO CLARO

Un programa de radio sobre los impuestos.- Hablando claro:

https://youtu.be/5liXkSVSPbo

 

EL ROBOT HUMANO

(de XL semanal)

 

Le copio la idea a J.J.Millás para el tema de hoy cuando dice que “la identidad es al hombre lo que una aplicación al ordenador”… ¿Y qué es la mente humana, si no el ordenador que rige un cuerpo físico?. Fantaseemos alrededor de su misma idea: usted mismo, a la hora de haber nacido, no es otra cosa en esencia que una personalidad en potencia. O sea, una memoria en blanco que va a ser dotada de identidad propia en el Registro Civil a poco que se descuiden los hados del destino. Por ejemplo: Argimiro Margotes Queteden. Vale… A partir de ahí, tus progenitores y prójimos más próximos comienzan a llamarte Argi y a cargarte datos preliminares e información básica de tu identidad elemental, con la que tú mismo empieces a desliarte tu propia madeja.

En realidad, somos como unos sofisticados robots autoprogramables que nos construímos y deconstruímos a nosotros mismos (a veces hasta nos destruímos) a través de una información con que alimentamos nuestro ego, vía nuestro cerebro, y según la sabiduría, o la maña, con que hemos sido dotados, pues no todos los programas son iguales en todo… Lo que ignoramos es quién, o quiénes, o qué, se encargan de equipar al puñetero ordenata. No sé… una vez metido en este trajín, qué es lo que puede corresponder al hartware y qué al software, pues no soy yo un experto en aquesta materia, pero sí sé que la aplicación primordial, o primaria, la que le dota de identidad inicial a la mente, se asocia rápidamente a otras que le rodean, y forman y conforman, su realidad más cercana.

Como por ejemplo: lees en los medios que, en esta misma región murciana desde la que escribo, de orondo presidente proisabelino que copypega el modo diazayusiano, que su gobierno, esto es, el nuestro, dota a la escuela privada con 3.000 euros anuales por alumno, mientras a la pública le larga 775 euros por zagal/año… Dicho de otro modo: que el 78% de los ingresos de la educación privada no universitaria en este roal procede de las arcas públicas, esto es, de su bolsillo y el mío, por encima, además, de la media nacional, que está en un 57%, según los datos del Ine… O largado de otra manera: que ocho de cada diez euros que reciben estas instituciones privadas proceden de subvenciones financiadas con dinero del contribuyente… Sí, a esos mismos colegios que luego tienen la desfachatez de pasarle recibo por cualquier minucia, y a los que se les permite hacer negocio – sin pagar impuestos – pero que sí dañan a los establecimientos que los pagan (versus librerías y papelerías). Competencia desleal, creo que se le llama a eso, aparte de sinvergonzonería y destruir riqueza impositiva… Y entonces, ese autorobot que ha echado consciencia propia, cría una cierta mala leche, y la suelta por el colmillo más afilado que tiene a mano. O no, y se traga la mala bilis. O no, y encima hace palmas. Por ejemplo…

Y vas creando costra en la chepa con una especie de submemoria que otros llaman subconsciente, porque se acumula en el trastero del sótano de esa biocomputadora que somos, y que, al final, te vá haciendo como eres, aparte del nombre primigenio de Argimiro Margotes Queteden que aún luces en tu Documento Nacional de Identidad junto al número que te asignaron de matrícula para el ordeñe… Al final, resulta que te dicen que tú te has hecho a tí mismo, y que si te ha salido bien la cosa, felicidades; y si te ha salido mal, que protestes al maestro armero; pero que esto es el fruto de una interacción de robots autoprogramáticos, que, con esta estrategia hacedora, ha conseguido que no salgamos dos iguales, aún naciendo todos con el mismo programa original… ¿o era pecado original?..

Pero el asunto puede complicarse aún más todavía: la psiquiatría moderna (los actuales informáticos mentales) aseguran que un sujeto, o sujeta (adviertan que nos llaman “sujetos”, o sea: amarrados, atados) podemos albergar una multipersonalidad dentro de nosotros mismos… Elementos, o elementas, con dos o tres personalidades distintas dentro de la misma sesera. De acuerdo. Eso es porque, de cada experiencia determinada vivida, y a veces no aprendida, esa mente ha sacado ese par o tres de conclusiones distintas, que son las que alimentan y desarrollan esas personalidades diferentes, ¿estamos?.. Pura programación de variables – pregúntenle a un experto informático – que, al final, te deja la incógnita de si no seremos producto de una biotecnología previa y arcáica, y que nosotros mismos, en la actualidad, estamos a punto de desarrollar por nuestra cuenta y riesgo, a través del camino de “vuelve a casa por navidad”, esto es: incorporándole a un humanoide hecho de chips y lata, unas células cerebrales humanas en un cerebro biomecánico de la leche, y a ver qué puñetas pasa…

Toda esta fantasía, o pseudofantasía mejor, que he destilado a través de la ocurrencia de Millás, no me engaño, también se debe a la información acumulada en mi PC personal a través de un teclado digital que ni yo mismo sé si existe, ni “ánde andará”… Pero que, estar, está, lo mismo que “la bruixas, haberlas, háylas”

Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com

CLARO QUE HAY CORRUPCIÓN

(imágen de AS.com)

 

La UEFA ha defendido a Quatar como sede del Mundial, atacando a Occidente y su nefasta historia de colonialismo africano, y asegurando que es una manera de ayudar a la democratización del país (¿?).

Quizá por eso Quatar ha respondido construyendo sus instalaciones sobre muertos por esclavismo; sin reconocer su violación de derechos humanos; teniendo sometida la dignidad de las mujeres, y un larco y oscuro etc…

Pero el organismo mundial de fútbol ha sido debida y generosamente engrasado con lo que se compran las voluntades, como esos políticos y vicepresidencia de Bruselas: los petrodólares. Eso vence cualquier resistencia y cualquier conciencia .

Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com

HISTORIA e historias

(de El Portús blog)

 

La Historia, con hache mayúscula, es compleja porque está hecha de historias con hache minúscula… Me explico: supone una relación de hechos antíguos que nos son suministrados por unos políticos – sean estos centrales o periféricos – que los adaptan a sus peculiares intereses, con independencia de su estricta veracidad. La Historia siempre ha formado parte de una “ideologización” de la sociedad regida y dirigida por los poderes gobernantes… En la dictadura se la manipulaba de acuerdo a una idea previamente concebida de falso imperialismo, y en las comunidades “democráticas” actuales, se la prostituye igual, exáctamente por los mismos bajunos y patrioteros motivos. Así que, quienes quieran enterarse de la Historia más auténtica y menos omitida posible, tendrán que currárselo a través de buscar en los más honrados y genuínos (y no paniaguados) historiadores.

Me van a permitir ustedes – si es que les interesa el tema, claro – un ejemplo personal: Cuando yo era un chiquillo, con respecto a la fundación de Quart Hadast / Cartagena / por los púnicos carthagineses, y su posterior conquista por los romanos, tan solo se decía, y gracias, que esa capital hispana de Carthago Nova fue tomada por Publio Cornelio Escipión, mientras Aníbal, hijo de Amílcar Barca, se encontraba asaltando los Alpes con sus elefantes para darle estopa a Roma, en una especie de mutuo golpe de efecto, o así, al menos, me lo imaginaba yo. Vale. Lo que ya ignoro es hasta dónde se dá de esta Historia en la actualidad; hasta dónde se forma o se deforma, según en qué patio de corrala se imparta, naturalmente. Pero me temo que no mucho más de lo que yo recibí. Tendré que preguntarle al universitario de mi nieto a ver qué me dice él, que tiene muchos más estudios que yo…

…Sin embargo, éste que hoy les escribe esto, tuvo un padre ilustrado, que, a pesar de haber recibido una cultura aún más básica que la mía (que ya es decir), fue una persona interesada en esa Historia nuestra, que buscaba y leía, y completaba su querencia y la información que perseguía, en los libros, estudios y tratados. En una época en que ni Internet existía ni a Wikipedia se la esperaba, mi progenitor, quizá estudiando a su contemporáneo Castillo Puche, que bebía de las fuentes del griego Estrabón, había colmado sus ganas de saber, casi tanto quizá, que en esta “era de la información” que hoy llamamos a la actual… ¿o acaso es la era de la desinformación?..

Sea como fuera, en los ocasionales viajes en que le acompañaba a Cartagena llevándome de paquete en aquella Lambretta de 125 c.c., en la que entrábamos por la carretera de Torreciega, mi padre me ilustraba: “mira, justo aquí, donde estamos, Escipión el jóven (su padre y su tío, también Escipiones, habían muerto en la misma Hispania derrotados por los carthagineses) fue exáctamente por donde tomó la ciudad”… Y me contaba que Cartagena era entonces una península, con su istmo más al oeste, rodeada de agua y murallas, y que se consideraba inexpugnable. Pero que, por alguna razón, el general romano sabía que por aquella parte eran marjales, aguas bajas y pantanosas (de hecho a aquella zona se le conoce aún por El Almarjal, en su término árabe), y que sus tropas, con el agua llegándoles a medio cuerpo y en escaramuza nocturna, podían entrar y romper sus defensas… Muchos años después de todo esto que mi padre me contaba, precisamente allí se descubría el valioso y famoso resto arqueológico de la Muralla Púnica, la misma que fue asaltada por Escipión…

Hoy, en la actualidad, en este mismo ahora, me pongo a leer un libro de Santiago Posteguillo, un excelente romanista y autor de magníficas novelas históricas, género que borda, y me enfrasco en uno de sus títulos: Africanus, donde se me descubre, en su última parte de la trama, en que se narra la conquista de Quart Hadasht, o Nueva Carthago, por parte de Escipión, exáctamente tal y cómo mi padre me la describió hace más de sesenta años largos…

Luego, que vengan a contarme los “callejistas” de hoy y de todos los tiempos lo de cómo se hace la Historia, con hache mayúscula… Porque la Historia se hace a sí misma, y nosotros la despachamos según nuestros propios intereses. Y nos la fabricamos al gusto de cada pandilla de… delincuentes históricos. O la ocultamos, y el tiempo, o la casualidad, o la causalidad, o lo que fuera eso, vá desenterrándola de las mentiras, silencios, omisiones y tergiversaciones con que la tapamos, al igual que los sedimentos que hubo que remover (de tierra y de intereses politicoeconómicos) para sacar a la luz esa misma Muralla, o ese mismo Teatro, o ese mismo Circo, en una ciudad donde lucharon y se juntaron dos antíguas civilizaciones – púnica y romana – para llegar a constituír una sola y única cultura.

Pero, como todo lo valioso, esa cultura no hay que encontrarla en los abrevaderos de los sistemas educativos actuales, hechos a golpe de trampas e ideología barata, si no que hay que buscarla en los caminos de la investigación y del conocimiento… Como esta misma historia que hoy os relato aquí: la pequeña historia de la gran Historia que un día me enseñó mi padre…

Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com

JUSTOS O PRUDENTES

(de Conceptos Jurídicos)

 

La que se ha liado con lo de la pretendida rebaja de pena a Griñán por el distingo de que no es igual malversar para sí, que malversar por causa de y para los demás. Yo sé que la ley debe aplicarse según está establecida, y cumplirse por muy jodida que sea…

Vale… pero eso no quitra que, en el fondo, si así fuera, por mucho que delito hubiere, se han aprovechado otros sinvergüenzas pagando el pato él sin catarlo. Es un hecho constatado, pero es su responsabilidad.

Yo mismo he sido toda mi vida un tonto útil… y no sé si, a mi costa y por mi cuenta, algunos unos habrán aprovechado para hacer sus negocietes. Así que…

Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com

AGORERO

(de ABC blog)

 

Esto es de lo último que un sufrido servidor ha sido calificado: de Agorero. Dice que siempre estoy dale que te pego con el pregón de calamidades que nos traemos con nuestro mal comportamiento; con la pésima gestión de nuestros políticos; con la avaricia de nuestros financieros; con nuestro suicidio ante el cambio climático; con la respuesta que damos ante la carestía; o con todo nuestro desquiciamiento y huída hacia adelante… Y a lo mejor llevan razón. O a lo peor la llevo yo. Solo el tiempo la dará o quitará a unos o al otro. Solo el devenir de los casos pondrán, o no, las cosas en su justo sitio. Tan solo la Historia escribirá sobre nuestras menudas historias.

Unos dicen que “agorero” viene del latín “augür”, esto es, gente que se dedicaba a augurar eventualidades que luego ocurrían, o no ocurrían. Como había quiénes profetizaban acasos buenos o acasos malos… Otros cuentan que agorero viene del griego “ágora”, plaza pública, y que se refiere a las personas que lanzaban sus peroratas en los lugares de mayor afluencia de gente, claro, las ágoras… En ninguno de los casos se infiere, en modo alguno, el carácter negativo y peyorativo que se ha generalizado como insulto a la definición de “agorero”. Nada que ver con el origen, la finalidad, o lo que sea el hoy exabrupto con que se trata tal palabra. Pero este segundo párrafo solo lo he escrito por ilustrar, y no por defenderme de nada, ni mucho menos. Tan solo señalar lo inadecuado de su uso por el desconocimiento de su significado, nada más. Lo que ocurría con esos antíguos griegos y romanos era que salían a las calles a avisar, a advertir, a apercibir a sus paisanos de los riesgos que ellos veían, o creían ver, en los acontecimientos y comportamientos de sus conciudadanos y de sus próceres. Si no anunciaban de lo bueno era porque lo positivo se consideraba lo normal, y lo normal no había porqué hacerlo observar, puesto que era, o debería ser, lo cotidiano…

Otra cuestión distinta, y entonces ya entraríamos en cuestiones filosóficas, es que se me diga que en la actualidad, desgraciadamente, lo que se considera habitual, lo normal y lo corriente, son los aspectos negativos de la existencia, y no los positivos. Esto ya sería una observación diferente, que solo a ustedes corresponde valorar y juzgar. Lo único que, en este caso, me atrevería a decir, con la venia, claro, es que si las cosas, los hechos, los cucedidos, se tuercen a malas, o se enderezan a buenas, será por la consecuencia de determinadas causas. Y si así fuera, que lo es, no lo duden, alguna responsabilidad tendremos todos nosotros en ello, ¿o no?..

La pura, dura y puñetera realidad es que un servidor se ha limitado a salir al ágora, a la plaza púbica de Escriburgo, y desde hace décadas en los periódicos, a decir y hablar del desvarío climático, cuando nadie queria verlo ni reconocerlo, por ejemplo… O a cascar de los destrozos económicos, sociales y geológicos de la llamada globalización, como otro ejemplo… O de las nefastas consecuencias de unos sistemas deseducativos politizados, espesos y erróneos… O de la mediocratización política que nos retrotrae a los viejos y nefastos populismos… O de la polarización que nace de apostar más por la partitocracia que por la democracia… O…

Pero eso no se trata de ejercer de augür, ni tampoco, por supuesto, de “agorear” (permítanme el palabro), se trata, llana y simplemente, de advertir, de señalar, de indicar, de avisar… y eso no es, en modo alguno, lanzar maldiciones al viento en plan profetismo catastrofista.. Si nos fijamos un poquico en los ejemplos señalados, por viejos y antíguos algunos de ellos, nos estan llegando ya los efectos de tales causas: la angustiosa climatología que nos azota; la carestía e inflacción que nos agobia; la mala educación y la pésima incultura de nuestros jóvenes, también de nuestros políticos, que han extendido el enfrentamiento de entre ellos a la propia sociedad, cada vez más dividida y polarizada; la corrupción de las ideologías; la pérdida de los valores humanos…

Ahora bien… si tales consecuencias no están ocurriendo, son falsas, y entonces es que yo falseo, miento, y así sí que soy un agorero, y encima, un mal agorero, o agoreador, si lo prefieren, que suena peor… Pero si es lo que ahora, hoy mismo, está sucediendo, no es más que la secuencia lógica de un proceso cuyos hechos comenzaron a suceder hace años, y que yo me he permitido incidir y ponerlos ante las narices de vuesas mercedes, que son, en definitiva, los que, con todo el derecho del mundo, pueden formar y conformar el tribunal que me juzgue…

…Y por encima de todo, o, si lo prefieren, a pesar de todo, están las opiniones de los que me siguen y me leen. Bastante tienen con también soportarme… Así que si alguno de ellos, o de ustedes, me tachan de agorero, en alguna forma y de alguna manera, lo seré. Lo que yo alegue en mi descargo no va más allá de las pertinentes aclaraciones hechas a tal punto, que ni me ofenden, ni me condicionan, ni nada de nada. Estoy más que acostumbrado a que los de izquierdas me llamen facha y los de derechas hijodeputin… Soy la misma persona para ambos extremos, pero no puedo ser las dos cosas en una misma persona. Pero eso solo yo puedo saberlo, y admitir lo que en verdad soy, que no soy nada al fín y al cabo… Y el calificador y el opinador que cumplan su función, que yo cumpliré con la mía… E tutti contenti

Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com

ELVIS

de Wikypedia

 

Anda por ahí la nueva película “Elvis”, sobre ídem Presley… Pero no toca su relación con la menor Priscilla, ni cuenta que se ofreció a Nixon como agente encubierto para espiar activistas de izquierdas, movimientos raciales, etc… más bien casi que todo lo contrario.

Lo que hace es cargar todo lo negativo sobre su representante artístico, el controvertido Coronel Parker… Enfín, se dá una visión edulcorada del Rey del Rock.

Y tampoco se trata de dar una visión condenatoria, que no… ¿Pero por qué no hacer una versión fiel, con sus luces y sus sombras, sin quitar ni poner?..y dejan que cada cual juzgue por sí mismo. Todo lo demás es tendencioso…

Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com

DE ALLÍ VENIMOS

de Pressenza.es

 

Leí en uno de sus dominicales a Arturo Pérez Reverte… “Cuando fui soldado soviético”, titulaba el artículo. Y narraba una de sus aventuras infantiles, inspirada por aquellos tebeos (no cómics) de Hazañas Bélicas postguérricos, en que se pasó subrepticiamente de unas historias favorables a los alemanes y a las potencias del Eje, a un apoyo incondicional a los aliados en general y a los americanos en particular, en consonancia a la evolución interesada cuando perdieron la guerra los socios del régimen (los nazis), y se fueron cambiando la chaqueta para hacerse útiles a los que fueron “enemigos” y ganaron la guerra. Todo valía – y sigue valiendo – para asegurarse el poder y tener el culo en el mando en plaza.

Pérez Reverte es algunos años más jóven que yo, pero resulta curioso el paralelismo, en varios artículos ya, que he señalado con él en cuanto a sus “aventis” y sus recuerdos, en relación con mi propia vida de entonces, o con mis propias valoraciones, al menos, de esa misma vida… En este artículo suyo que referencio aquí hoy, tambien se desliza una casualidad, ya no sé si fruto del azar o de esa otra causalidad que, aparentemente, rigen las existencias…

A mí también me ocurría que, embelesado por aquellos personajes de tales tebeos: Capitán Trueno, Jabato, El Guerrero del Antifaz, El Llanero Solitario, Supermán, Hópalong Cassidy, o las propias Hazañas Bélicas, de Boíxcar (un represaliado, precisamente, de nuestra Guerra Civil), en mis primeras infancias – hay varias infancias, no lo duden – siempre con algunos amigos de juegos, nos tocaba encarnar algún que otro héroe, según dependiera de las “armas” y/o atrezzo que tuviéramos más a mano, si bien los medios eran tan rústicos con reversibles (ventajas de la imaginación) y podíamos convertir una vara de palmera, o una caña gruesa, tanto en una espada como en una escopeta, llegado el caso, incluso en una ametralladora, si le aplicábamos la onomatopella del rat-at-at al asunto… Lo demás, las batallas y escaramuzas, según ciertas reglas pactadas previamente con el “enemigo”. Y, como en el deporte de la esgrima, todo se desarrollaba justo hasta la “vista de sangre”, aunque había veces que ni así amainaba el calor de la contienda.

Y, como a Arturo, a mí también me sucedió un hecho mal encarado. Estoy hablando de una época – y lo aclaro para las generaciones jóvenes – en que el comunismo en España estaba considerado como el satanismo. Cuánto oliera a izquierdas, fruto y consecuencia de la cercana guerra civil, era apestar a puro azufre. La exhibición de algún símbolo soviético era prisión directa y luego ya se vería, y el tarareo de La Internacional te llevaba ya directamente al paredón, o casi. Con la recomendación de algún personaje de derechas probadas y aupadas, quizá podrías salir, con suerte, del envite, con algún escarmiento brutal como “aviso a navegantes” incorporado, claro… Ese era el clima político y el ambiente social que dominaban calles y cenáculos… Bien, pues, como decía, yo era entonces muy aficionado al dibujo, llenando y emborronando hojas de libreta compulsivamente con aquellos lápices de colores rudimentarios que no llegaban a Alpinos, no solo de personajes bélicos, si no también de banderas, escudos, blasones, insignias, anagramas…

… Que si la cruz gamada; que si las barras y estrellas, realmente difícil ésta; que si el círculo colorao japonés, muy fácil esta otra; que si la hoz y el martillo… ¡¡ La hoz y el martillo ¡!, chiquillo… Cuando mi maestro, por un casual hechó un vistazo al pupitre que ocupaba y vió lo que estaba dibijando, lo ví ponerse lívido, mirar de un lado para otro, nervioso y pasmado, mientras tapaba de un manotazo mi obra de arte, y su galillo subía y bajaba como un montacargas… Se llevó estrujada la libreta, mudo y tembloroso, y estrujó la hoja de la ignominia, y, de espaldas a la clase, lo noté hacerla añicos, pedacitos minúsculos, que se metió en el bolsillo de su descolgada chaqueta si ni siquiera molestarse en tirarlos a la papelera… No me dijo nada, tan solo me miró. Pero en esa amirada intensa iban todas las advertencias del mundo: las que comprendía y las que no, todas ellas.

Si llego a caer en la clase de al lado, no sé lo que hubiera pasado, por decirlo en suave pareado. Tuve la gran, enorme, suerte, de tener un maestro no exáctamente afecto por el régimen (fíjense el detalle que no digo afecto al régimen, más bien lo contrario); para mí, desde luego, el mejor maestro que pude tener; un don Joaquín que no nos merecíamos ninguno de aquellos desasnables; un Don Joaquín como la copa de un pino, al que nunca, jamás, ya podremos agradecer lo que hizo por todos y cada uno de nosotros, pues justo en esa clase de al lado, lo que se apreciaba a través del tabique, era otra cosa, muy, muy distinta… En fín, cosas de la época y casos de la historia.

Lo que el artículo de Pérez Reverte me devolvió a la memoria y me trajo al pensamiento, no es tan solo que un recuerdo infantil. Es bastante más que eso… Es la valoración de lo que superamos para llegar a dónde ahora estamos… Es la constatación del poco valor que los jóvenes de hoy conceden a lo que tienen… Es incluso el desprecio del regalo de la democracia por parte de los propios políticos subidos al carro del poder gracias a esa misma democracia… El poner la incultura como derecho y el insulto como deshecho en nuestros parlamentos; y esos desgraciados sistemas educativos en los colegios, donde hacen preguntar a los nuevos ignorantes lo de… ”¿pero no fue la República la que se levantó contra franco?..”. (literal y verídico).

Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com