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LA INFALIBILIDAD DEL DOGMA

(de Religion Digital)

 

Algunos (as) me dicen, con buena intención y educación (esto hay que resaltarlo en contra de un fanatismo que solo sabe negar con el ataque violento y la sinrazón), que siempre nombro peyorativamente a los dogmas de la Iglesia Católica, casi que por sistema… Es cierto, lo admito, lo reconozco. Y solo a ellos les contesto en este artículo, porque el comedimiento merece toda explicación y conocimiento al respecto, ya que poseen la capacidad de pensar y razonar que no tiene el dogmático (de dogma, precisamente) y los fundamentalistas.

Y a eso mismo voy: para poder opinar sobre la Iglesia hay que conocer su propia historia en el concepto íntegro y total de la Historia – la doctrina dogmática que desarrolla esa Iglesia nada tiene que ver con la Historia -, de ahí que me base en hechos probados y comprobados dentro de ese mismo concepto histórico… Vale. Existe una premisa primordial, y es que no se pueden dictar dogmas sin estar revestido de una autoridad superior a la humana, por eso mismo se apela a la divina. De acuerdo. Pero, para eso, habría que ser infalible, y de ahí viene, precisamente, que el primero y más importante dogma sea la de la infalibilidad (papal, claro), sin lo cual los dogmas dictados tienen muy poco predicado.

Puro sentido lógico. Lo que ya carece de lógica es que la gente, sus “fieles”, crean que esa infalibilidad viene desde el principio, otorgada por el mismísimo Dios, o, en su defecto, Jesucristo. Nada más erróneo… Durante 1.900 años de ese inventado Catolicismo, más que cristianismo, no ha existido esa “infalibilidad” como tal, aunque sí como intención, claro. Busquemos, pues, en la Historia, y hagamos memoria:

A finales del XIX, el Vaticano aún poseía un poder territorial, temporal y anacrónico, desde Roma a Ancona, hasta Bolonia y Ferrara, bajo el poder feudal de Pío IX… Desde 1859 a 1870, con la derrota de los Augsburgo en la guerra de Austria con Francia, le fue arrebatado todo el poder político, siendo confinado al final por las tropas italianas, al reducto, más representativo que efectivo, que hoy conserva la sede vaticana dentro de la propia Roma… Ni apelando a la herencia de San Pedro (no sé qué herencia pudo dejar Simón Pedro), ni al Concilio de Constanza, donde tres Papas, tres, se disputaron, pelearon y acordaron sus posesiones e influencia sin bajarse ninguno del santo pollino, le fue repuesto a Pío IX su ya perdido poder temporal…

…Así que tuvo que contrarrestarlo adquiriendo un poder espiritual sobre todo bicho viviente y reinante… ¿Cómo?, pues muy fácil autoproclamando en sí mismo la infalibilidad de los papas, y, con ello, naturalmente, su propia infalibilidad y el poder de dogmatizar… Así que, a finales de 1.869, y oliéndose la tostada, proclamó el Concilio Vaticano I. En los documentos previos no se mencionó el objetivo del mismo, aunque tres cardenales de la Inquisición y algunos otros poderosos, estaban en la encerrona. A los dos meses del Concilio, la mayoría del Colegio Cardenalicio se vió sometida a presión, chantaje y amenazas, ante la negativa a promulgar semejante disparate. Otros fueron castigados con arresto domiciliario. El propio Papa en persona atacó físicamente a uno de los opositores. A pesar de la movida intimidatoria y violenta, la primera votación solo doblegó al 47% de la Curia… Al fin, el 18 de Julio de 1870 (¿qué tienen los 18 de Julio para los golpes de estado?) fue proclamada por mayoría simple la Infalibilidad del Papa… Ya se tenía la sobreguarda divina para atar y desatar en materia de fe cuánto le viniera en gana al Vaticano, según siempre sus intereses, naturalmente… Hasta aquí los hechos históricos tal cual, que los de la fe… bueno, como ya estaba sujeta al dogma infalible, ¿qué importaba eso..?

De aquí el sangrante contrasentido: ¿cómo se supone que una fe, cualquier fe, esté sujeta a dogma, cualquier dogma?.. Es algo que se contrapone a sí mismo, porque una fe dirigida y obligada puede ser cualquier cosa menos fe. Es todo lo opuesto, en realidad. Y me da lo mismo que sean dogmas islámicos, que católicos, que judíos – no vayan luego largándome anatemas poco cristianos – pero la fe y el dogma son contrarios en sus naturalezas.

Podría seguir destripando la propia Historia de la Iglesia, pero nos quedaríamos sin espacio para plantear las lógicas conclusiones, y creo que, con lo expuesto, basta y sobra para aquellos y aquellas que me planteaban sus legítimas dudas de tan buenas maneras… Yo me limito a aportarles una no menos legítima materia de reflexión, nada más. Y lo único que me quedaría añadir a tal respecto es que se me procure interpretar correctamente; y no estoy en contra de la fe, como muchos me achacan, de ninguna en realidad. Pero sí que estoy en contra de todo dogma. Por el mero hecho de que son cosas antitéticas, en la que la segunda fagocita a la primera.

Al margen y aparte de tal comentario, lo que sí es un aparente misterio, como así me hacen llegar otros, es la realidad general que se suele dar en los “creyentes”, de que estos hechos dogmáticos, como también, por ejemplo, el de la virginidad de María, sean vinculantes al cristianismo desde su propio nacimiento, cuando no es así, pues son añadidos muy posteriores que apenas tienen un par de siglos de los más de veinte que tiene ese mismo cristianismo.

Y la respuesta quizá esté en eso mismo: en que esos añadidos, esos dogmas impuestos por interesados, no pertenecen al cristianismo en sí, sino al catolicismo, que es una variación y adaptación paulina del primero, pero que en modo alguno son lo mismo… Hubo un cura, filósofo, investigador y teólogo, Director del Instituto Católico de Paris, de principios del siglo XX, Álfred Loisy, que publicó un estudio, y que, por una sola frase del mismo, fue apartado de su cátedra, y luego, excomulgado y expulsado… La dichosa frase fue la siguiente:

“Jesús proclamó el advenimiento del Reino, pero lo que vino fue la Iglesia”… Naturalmente, eso no estaba sujeto a dogma , porque, simplemente, decía una verdad como un templo, y raramente, la verdad y el dogma se hermanan. Lo grave no está en que esa verdad se oculte por unos pocos, sino en que se rechace por unos muchos.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

¡ QUÉ NIVEL..!

(de MippCi)

 

Por mi edad, he vivido la conocida censura franquista. La persecución, burda y brutal a la vez, a toda cultura que no fuera la “suya” impuesta, bananera y cuartelera. Pero se mantenía a “sotto voce” un nivel cultural esperanzador gracias a la voluntad ilusionante de las personas.

Hoy eso no existe. Salga usted a la calle, pregunte indiscriminadamente, por ejemplo, por Ortega y Gasset mismo, a ver quién lo conoce. Luego pregunte por un tal Luis Rubiales… Le dará la medida de lo que quiero transmitir.

El nivel cultural hoy es más bajo en el promedio de medios, que el de ayer. Y el de la ignorancia, sensiblemente mayor… ¿esto está planificado?.. Contéstese usted mismo.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

RELIGIO PÓPULI

(de ABC)

 

 

Hace ya muchos años… los bastantes y suficientes para que se pueda contar sin que haya demasiados perjuicios, aunque sí que aún existen los prejuicios, aquel hermanamigo cura me pidió que lo acompañara a unos programas que la Cope había montado sobre Religiosidad Popular durante una Cuaresma de aquellas, como preparación para la Semana Santa. Cada tarde/noche le correspondía a una parroquia ir a dejar el exvoto en el altar de las santas ondas… Me resistí a mi muy querido camarada diciéndole que había seglares muchos más puestos, dispuestos y predispuestos que yo, pero me contestó que sí, vale, bueno, pero no más libres a la hora de largar. “Quiero conmigo a alguien que diga lo que a mí me es vetado opinar”… Ni dos palabras más.

Cuando se tocó el fenómeno laico procesionil, mi opinión hizo saltar los plomos… He de reconocer que el protocolo institueclesial establecido para tales “porsiacasos” funcionó limpiamente y sin grandes estridencias. Como un buen cuerpo de bomberos, actuó rápido y en el foco… Salimos de allí a medio programa y con parte del otro medio sin poder ser emitido “por inevitables causas técnicas ajenas a nuestra voluntad”, ya saben…Las consecuencias, si las hubo, que apostaría cinco contra uno que sí, se las cargaría a posteriori mi buen y muy querido amigo…

Han pasado décadas… y algún que otro papa, pero me parece que las cosas siguen igual, y que los casos estos se vigilan “a degüello” para que no ocurran. La involución habida desde entonces acá es más que notable, y lo digo con sobrado conocimiento de causa. Tengo más anécdotas de este tipo que hoy serían absolutamente imposible que ocurrieran (incluso ante todo un muy señor Nuncio), pero que guardo en mi álbum de historietas y experiencias vividas.

Y si hoy he desempolvado este recuerdo es por algún comentario sobre esa misma Religiosidad Popular que salió a relucir en la amable contertuliedad (válganme el palabro) de un velador y unos cafés entre gente que se estima y se respeta. Supongo entenderán los que me leen lo que quiero decir…Cuando se tocan estos espinosos temas, lo mejor de todo es dejar claro de principio las claves del diálogo: o se basan en valoraciones históricas, o en valoraciones folklóricas, pero juntar ambas dos para luego hacer valer las segundas sobre las primeras con la sagrada tríada: tradición, fe y dogma, yo a eso no juego, porque no existe ningún tipo de ecuanimidad en tales casos.

Para eso están los artículos como éste, para ser rebatidos si se quiere, aportando aquello que se considere de interés aportar, pero no para liarse una discusión bizantina con personas incapaces de salirse del dogma, generalmente más impuesto que propuesto… El manifestar lo de “lo respeto pero no lo comparto” es lo mínimo que se debe poner sobre la mesa, sin embargo, lo que suele funcionar en esos casos es, precisamente el como no lo comparto tampoco lo respeto.

Los de pensamiento liberal, en esos barros, normalmente tenemos perdida la partida, pues se nada contra una poderosa, caudalosa y populosa corriente formada de tradición, costumbre, horma y dogma, y muchísimo más dogmatismo que pragmatismo dicho sea de paso. Y esas son fuerzas ciegas que no dejan títere con cabeza. Precisamente es la fuerza de choque que abonan y utilizan todas las confesiones e iglesias para barrer lo que ellas consideran el nefasto vicio de pensar por nuestra cuenta.

Por ejemplos: El Corpus tuvo por origen las visiones de una religiosa de Lieja, que, en trance, creía ver la luna llena con una llaga del Señor; el descubrimiento de la Santa Lanza, en Antioquía, fue una burda patraña, pero desencadenó las Cruzadas; a San Francisco de Asís no lo conocían ni en su casa, sin el hermano Elías; el movimiento Mormón tuvo orígenes vergonzosos, pero ahí está; la Ortodoxia rusa reposa en una sopa de absurdos que da grima, más ahí la tenemos; el Islamismo no existiría sin la epilepsia del hijo de Amina… ¿Una Juana de Arco primero instrumento de Dios, y luego del Demonio?..

Se podría llenar un libro entero con los hechos que han motivado y/o potenciado los grandes e inequívocos movimientos religiosos. Son tan innumerables que podríamos convenir que las religiones no existirían sin el substrato de creencia popular que, debidamente fomentado, las alimentan y las hacen posible… Cuando se llega a las raíces históricamente documentadas, de todos los nacimientos “dirigidos” por unas “añadiduras” totalmente ajenas a la realidad de los hechos, es cuando nos damos cuenta de algo con una casi-absoluta claridad: ¿qué fue antes y entonces, el pastor o el rebaño?.

Sinceramente, y sin ánimo de molestar, yo respondo que siempre ha habido un rebaño en busca de un pastor; unas ovejas en busca de un redil; borregos que se encuentran desorientados fuera de su propio ganado, en busca de un aglutinante… Los credos se han alimentado de los creyentes, no al contrario, nunca al revés. La propia buscada y perseguida destrucción de Jesucristo fue porque se opuso, como ser libre que defendía la libertad, a la religión organizada de su tiempo: el judaísmo, o a cualquier otro tipo de religión reglada.

Que luego naciese de esa misma raíz judáica un incipiente cristianismo de la mano de su hermano Santiago, y después modificado a espectacular catolicismo por Pablo de Tarso, fue una oportunidad única que ningún fundador de religiones deja escapar… Todo esto es pura y dura Historia; hechos probados, documentados e incontestables; y lo demás es el merengue que se le pone a la masa para ser vendida, consumida, dirigida y digerida. La pena, la lástima, es que las verdades universales de sus Avatares sigan ocultas y a buen recaudo.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com

RESTA Y SIGUE

 

…Y todos los días caen: “Las autonomías de PP/Vox recortan en educación pública y elevan el apoyo a la concertada” (EP.20-09)… Este es el ideal social que estamos imponiendo (votando) entre todos, y el que empezamos a sufrir, también entre todos.

En Extremadura, por ejemplo, han suprimido las ayudas en los comedores escolares a los más necesitados (hay críos que no comen otra cosa que lo de las escuelas), y con ese dinero han bajado los impuestos a las segundas residencias de los más ricos.

Ya éramos de los países con mayores diferencias sociales de Europa, y hemos querido (votado) que la brecha se agrande más aún… ¿de verdad es lo que deseamos?..

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

DE ESO SE TRATA...

(de Iberlibro)

 

¿Alguien se acuerda del revuelo que hace años provocó Dan Brown con su “Código Da Vinci”, o ya se ha olvidado?.. Es que, aparte de vender millones de ejemplares y que los papanatas colapsaran el Louvre para hacerse selfies frente a la Gioconda, me temo que no ha servido para mucho más que salvo para forrarse, claro… En aquella época ya escribió este servidor de ustedes que el autor había creado su novela apoyado en un ensayo aparecido décadas antes, desarrollado por un par de investigadores ingleses, serios y fiables, y cuya querella – como así ocurrió – la eludió hábilmente Brown citando la obra de referencia enredada sutilmente en la trama del relato. Yo ya tenía ese libro muchos años antes, entre los de mi confusa biblioteca, y por eso pude darme cuenta anticipándome a los hechos, y contándolo en su momento.

Se trata de “El Enigma Sagrado”, y los investigadores: Michael Baigent y Henry Lincoln… Pues bien, cito todo esto para los que tengan memoria, porque el primero de ellos, posteriormente a todo esto, escribió en solitario otro libro: “Las Cartas Privadas de Jesús”, hace quince buenos años ya, por el que, incomprensiblemente, obtuvo una muy escasa atención, y donde se aprecia que todo el poder e influencia de la diplomacia vaticana se movilizó para acallar su contenido en todos los foros públicos y académicos.

Esto es posible en el mundo actual por un par de razones inequívocas: Una, la aún enorme fuerza que tiene la Iglesia Católica en las cancillerías y medios de comunicación, dado que sus tentáculos llegan a todas las administraciones y cenáculos políticos, donde se ostenta ese poder (Opus Dei y demás organizaciones)… Y la otra, la no menos enorme epidemia de voluntaria y cómoda ignorancia e incultura que invade el mundo; donde la gentificación sobrepasa, con mucho, la personalidad y el librepensamiento; en que el borreguismo adormece a las masas de procesión a misas.

Pues bien, resulta que, como mi vicio de leer se amplia con el de releer, donde recaigo periódicamente (mea culpa), mi repaso hacia atrás me ha llevado de nuevo a soparme ese título de hace tres lustros, y que conservo en mis estanterías más vetustas, plagado de subrayados, citas y comentarios, según mi costumbre; y que me reactualiza en lo que ya supone un tema archirecurrente en mi persona…

Mi método, mi sistema, mi estrategia, mi loqueustedesquieran, es no releerme ninguna novela, pero sí los ensayos, las obras de Historia o de investigación, por un par de motivos que creo importantes: primero, porque me ayuda a reactivar una memoria en plena pérdida de facultades por mi edad; y segundo, porque así actualizo su contenido con todo lo trasegado posteriormente sobre tal materia… Pero esto, que sí, que vale, que bueno, si se lo fío a la cabeza, se perderá indefectiblemente, pero si lo escribo y lo comparto con los que me leen, a lo mejor, posiblemente, puede… que algo quede colgado por ahí, en algún nubarrón. Y como de eso se trata, pues se me ocurre, con perdón, claro, atreverme a exponerles muy serias y razonables – y basadas – dudas (como mi amigo, otro autor, José Hernández Mondéjar) de que Jesús acabara muriendo en la cruz; y la no disparatada posibilidad de que saliera vivo de aquel evento… Entre una ingente recopilación de datos, y flagrantes, si bien que disimuladas, contradicciones entre los evangelistas, enumera en todo un capítulo una serie de puntos de razonadas incongruencias, que aquí sería imposible enumerar vista su extensión.

Como algunos ejemplos entre muchos, el que Lucas informe de que a la multitud la mantuvieron a lo lejos (23:49), pero que los romanos hicieron, incomprensiblemente, una excepción muy extrema con Juan y las Marías; o que manara sangre en la lanzada dándolo por muerto ipso facto, cuando un cadáver no sangra; donde una pena por crucifixión en que se tarda de dos a tres días en morir, Jesús lo hiciera en unas pocas horas y sin quebrarle las piernas; o que el evangelio de Marcos (15:43-45) en su original en griego, José de Arimatea solicitara el cuerpo vivo (“soma”) de Jesús a Pilatos, y éste le contestara con “ptoma”, que es cuerpo muerto; o que se diga que fue embalsamado con áloe y mirra, cuando ambas sustancias eran curativas de heridas, concretamente la segunda contra las hemorragias, etc., etc., etc…

Docenas de dudas razonables ponen a pensar a cualquier persona de mente abierta… Ese libro, con 375 páginas repletas de datos, documentación e información, que no han sido desmentidas con base, a pesar del tiempo desde que han sido escritas – solo el negacionismo más ortodoxo las contesta pero no las refuta – y, sin embargo, no es esa mi conclusión personal: lo que me sorprende es que, más de dos milenios de Iglesia se sostengan en una “resurrección” de la carne que ningún verdadero Hijo de Dios necesita para demostrar su Mensaje. Es todo un despropósito casi esperpéntico. ¿Cómo y por qué ese desafuero ha prevalecido en una religión durante tanto tiempo?..

Posiblemente que la única explicación resida en algo tan elemental y sencillo como que está basada en el Dogma. Un dogma unilateral y autoasignado por imperativo impuesto, fuera de todo sentido lógico, que ha suplantado a la auténtica fe, que es la razón, repitiendo, coaccionando y machacando un solo y único disparate una y otra vez: que la fe ha de apoyarse en el dogma, y que el dogma es la fe… A los que no participamos de esa fe impuesta, envuelta en el colorido papel del embuste, se nos llama “infieles”, ateos, descreídos o impíos, cuando no renegados, esto es: no tenemos fe, al igual y en paralelo a los del Islam, para los que somos infieles a los que eliminar. Es tan fácil de entender como eso.

Otra cosa, como también los “fieles” musulmanes, es que queramos abrir los ojos y darnos cuenta que hemos estado… que estamos siendo, manipulados. Que se nos hace adorar al mensajero en vez de al mensaje (al primero lo han eliminado, y el segundo lo han manipulado)… Y pido mil perdones, please, pero eso mismo hizo Franco con José Antonio, por si no lo recuerdan, o no lo quieren recordar…. En fin, a eso también se le llama adorar al santo por la peana.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com

FALSARIOS

(de Portafolio)

 

El lujo y el agasajo que recién hemos volcado en las Cabalgatas de Reyes Magos, demuestran que son los falsos, los espurios, los impostores… Los auténticos, los genuinos, regresaron a su origen avergonzados: a Palestina, concretamente a Gaza, donde hoy reina otro Herodes.

Punto y seguido comenzamos con otro fraudulento invento religioso: los años jubilares; el negocio del peregrinaje; el turismo religioso. Igual que la Navidad, todo se convierte en utilidades económicas y rendimiento especulativo.

Me gustaría embarcarme en la Máquina del Tiempo, viajar a la Galilea de antes del siglo I, buscar a aquel Jesús llamado el Cristo, contarle lo rentable de su vida en festejos y Turismo Religioso, y luego ver la cara que pone…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

INVERSIÓN DE VALORES

(de Rankia)

 

No confundir con inversión en valores. Hablo de diferentes Inversiones y de distintos Valores, aunque, al final, todos acaban cotizando en Bolsa sin el menor pestañeo por parte de nadie… En estos casos, hasta la moral la convertimos en negocio que cotiza, pues, al fin y al cabo, todo lo tratamos a puñetera conveniencia.

Un mundo que acaba de competir a ver dónde se elevaba el (figurado) árbol navideño, más alto, más iluminado y más lujoso, y de mayor presupuesto, con dos guerras asesinas y consentidas en su seno, en una comunidad internacional enferma, decadente y podrida… Y más cuando son guerras abusivas y prepotentes, basadas en criminales intereses de dominio, que apoyan otras naciones que también elevan ídolos monstruosos y adoran al becerro de oro de la Navidad, y donde todos tiramos a la basura sobradamente suficiente comida como para evitar la muerte de seis millones de niños al año por hambre…

Países que han hecho una carrera de suntuosidad, delirios y agasajos en Cabalgatas que solo demuestran la falsedad, suplantación y burdo plagio de unos Reyes Magos que, más que nunca, debían haberse quedado en su orígen, en Palestina, justamente en Gaza, sembrando de regalos el dolor de los críos que los nuevos Herodes están matando por decenas de miles… y que también tienen problemas del mismo órden de decadencia moral y ética.

Si esos paises son de los que se recrean durante varios días en sus medios de comunicación comentando el atuendo de una despedidora de año bienpagada; o de los gestos de complicidad de una reina madre a su princesa hija en la celebración de la Pascual Militar, por ejemplos de fatuidad, además de otras cosas por triste estilo, encima tienen un problema añadido de incultura e ignorancia galopantes.

Si también en tales paises una buena parte de sus ciudadanos se consideran a sí mismos patriotas por el hecho de asaltar Senados e instituciones oficiales; o por salir y tomar las calles para exigir un golpe de estado… suman a todo ello un alto riesgo de involución social, económica y política; pues sus personas se les están convirtiendo en los sicarios de golpistas; en la soldadesca de los dictadores; en robots de los neopopulistas…

Y los aún considerados seres humanos, que todavía somos capaces de reconocer lo inequívoco de todas estas señales, al menos aparentemente, y en una sociedad con cada vez mayores índices de desigualdad , con un tercio de críos al límite de la pura indigencia, nos comportamos colectivamente jaleando y celebrando, y justificando, la misma ceguera de consumo desenfrenado y hedonismo desatado. Ese es el panorama.

Podremos negarlo, naturalmente, pero no podemos disimularlo. Caminamos hacia un cambio de paradigma donde los signos previos de descomposición de nuestras estructuras más cínicas comienzan a heder… Un ejemplo más entre muchos otros, que los hay a montón, es el tan vendido como cacareado Ingreso Mínimo Vital, un maquillaje de la izquierda social de puro selfie, que solo ha llegado al 5% de las personas sin hogar… donde un 95% de los más necesitados son los que menos posibilidad tienen de recibir la prestación, entre otras cosas, porque “la complejidad de los requisitos de acceso es extrema”, según un informe de Cáritas. Pues a lo mejor se ha hecho así por eso mismo.

Pero como, para que sea una inversión de valores en todo el espectro ético de una sociedad, ha de ser desde ambos polos y extremos de la misma, tanto del comunitario y colectivo politicosocial como del religioso, igual comprobamos que este último también ha sacado al uso las treinta monedas de plata de Judas sin ningún rubor ni disimulo. Y desde el nacimiento (Navidad) hasta su muerte (Semana Santa) está sujeto a transacción, se valora en cifras de negocio, y se examina según rendimiento en cajas registradoras del entorno. El valor de lo que llaman “fe” también cotiza en Bolsa.

Apenas acabadas las cuentas de Navidad; escurridos los bolsillos y las conciencias; exáustos de fiesta y jolgorio; con el espíritu navideño en alcanfor para la próxima, ya las instituciones y medios de comunicación cuelgan en portada la próxima recaudación (dad al César…): “los primeros peregrinos.- La “Ciudad Santa” (¿?) de Caravaca abre el Año Jubilar 2024 con el que espera convertirse en lanza del Turismo Religioso”… La hostelería, los comercios y todos los santos negocios vuelven a cotizar del agua bendita. A las reliquias inventadas se suman las recauchutadas, como no menos “santos” recuerdos bendecidos de bagatelía y quincalla, exentos de impuestos, claro, que suman gabelas para la santa madre.

En un par de meses “venderemos” de nuevo nuestra imaginería mil veces vendida, la más sacra y totémica, y reactivaremos las cajas registradoras; y moveremos y ordeñaremos otra vez al personal; y competiremos en la adoración del repetido ídolo becerril de la muerte de nuestro Dios-Profeta., resucitando al turismo religioso al tercer toque de trompeta, mientras nos hacinamos, alucinados de nuevo, ante los ricos y majestuosos trajes y tronos en sacabarrigas contínuo… Y vuelta a rular el sagrado euro.

No hace mucho que lo comenté en uno de mis breves: Me encantaría embarcarme en la Máquina del Tiempo de H.G. Wells; o en cualquiera de los Caballos de Troya de J.J. Benítez; y trasladarme a los albores del siglo I, allí donde hoy vemos correr la sangre de cientos de miles de inocentes mientras todos festejamos no sé qué fiestas, y buscar a aquél galileo al que llamaban el Cristo y sobre el que hemos erigido todos estos altares, tenderetes de chuches caras; y preguntarle: “y tú, Jesús, ¿qué opinas sobre el Turismo Religioso montado alrededor de tu persona?”.. y mirarle a ver la cara que pone.

Y llegados a este punto, por favor, con toda la sinceridad de que dispongan tras los últimos dispendios, y sin ánimo de molestar a nadie, ¿de verdad creen que no vivimos una época decadente?.. ¿de total y absoluta inversión de valores?.. Si ustedes mismos se contestan a sí mismos (a mí no tienen que decirme nada) que NO, entonces esto no tiene remedio, y ha de seguir su curso; y si se responden que SÍ, puede que exista algún hilo de esperanza. Yo lo ignoro. Pero me van a permitir que les diga una sola y única cosa: el pensamiento nos lleva al comportamiento. Tal y como sentimos, así seguimos… Así que por los frutos nos iremos conociendo nosotros mismos… No hay otra.

Miguel Galindo Sánchez / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com

MENTE E INTELIGENCIA

 

La mente no es el cerebro... La mente no es física, por lo tanto es ilimitada, al contrario que el cerebro, que es físico y por ende, limitado. Sin embargo, el cerebro controla el flujo de información de la mente, que es extensa y poderosa.

Tan poderosa que un místico, o santo, pudo reproducir, por ejemplo, los estigmas crísticos en las manos por convencimiento erróneo, ya que, por posterior conocimiento, se sabe que la crucifixión fué por las muñecas.

La Inteligencia Artificial actúa de la misma forma: accede a campos de información casi ilimitados, pero hace falta el cerebro que distinga lo verdadero de lo falso.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

MUNDO, DEMONIO Y CARNE

(de Catholic.net)

 

Aquél chiquillo tocaba próximo a un acontecimiento del que no tenía zorra idea de qué iba. Solo sabía que su madre se estaba dejando la vista bordando a destajo porque había que pagar un menudo traje de Caballero de la Orden de Calatrava, con una enorme cruz colorada en el pecho, que él tenía que estrenar, para, tres años después, su hermano volver a calzarlo y ponerle punto final a la historia… Una Primera Comunión envuelta y revuelta de una primera confusión. Era algo así como su primera iniciación, en realidad. Se le iniciaba en un mundo lastrado de miedos, prohibiciones, oscuridades y castigos que marcarían al crío aquel durante un buen y largo tramo de su vida… No recordaba cuándo encontró una fe, que, en realidad, fue una pérdida de su fe primaria y natural; quizá que la más auténtica y única que jamás tuvo.

Antes de estrenar el uso de razón, ese zagal se vió frente a un Dios prohibidor y amenazante, terrible, desde sus nubes de algodón y barbas blancas y largas, con unos ojos de donde salían chispas, un dedo acusador y señalizador, ceñudo, tocado por un triángulo equilátero que cobraba vida propia en su libro de Historia Sagrada, y efectividad en sus trémulos sueños… Una cataquésis reveladora de cielos e infiernos, el primero embobante y el segundo acojonante, hecho de fuego y torturas eternas. Dios está en todo, y te vigilaba desde ese mismo todo, también desde las botas a domar por nuevas; desde los tebeos y los cromos; desde el pan con el terroso chocolate Tárraga; desde las tabas y en las canicas; desde las calles y los recreos en la escuela; en los juegos y los trabajos. No lo entendía como un ente estático, sino mayestático, ajustador de cuentas.

Al chiquillo, que, dado lo aprendido, se dio cuenta que era rematadamente malo, gracias al sentido del pecado al que un ángel sobre su hombro derecho, claro, le administraba, y un demonio sobre su izquierdo, naturalmente, le suministraba, también le fue descubierto que para no condenar su frágil, pero eterna, eso sí, alma, tenía la oportunidad ilimitada de acudir al quiosco de dentro de la Iglesia, llamado confesionario, donde el cura del pueblo, aquel ser asotanado de negro al que todo el mundo parecía guardarle la sombra, se los perdonaba a cambio de soltarle todo el lastre de sus instintos y cumplir una penitencia correctiva adecuada (una especie de entrenamiento contra el mal).

Ese crío pensaba que si su Catecismo Ripalda le decía que Dios estaba vigilante desde todas partes, en los sitios, los pensamientos y las cosas, y era Él el ofendido por sus contínuos y nunca redimidos pecados, no solo ya estaba dado por enterado, sin ninguna clase de intermediario fisgón, sino que valdría disculparse en cualquier lugar y a cualquier hora, en intimidad, sin tener que buscar a su representante en la tierra que no se enteraba si no se lo contabas tú. Y quería consultar esto, y pensó entonces que si se lo callaba, nunca lo sabría, pero si lo decía, podía liar la de Dios es Cristo.

Naturalmente o no, hizo lo segundo, porque indagando se llega a Roma, y se enteró. Y aquel niño supo, poco más o menos, que Dios no habla con la gente, salvo con los curas y los santos, que son santos con permiso de los curas; que qué clase de basura se creía que era él para decirle nada a Dios directamente, que qué barbaridad más grande… Y se le ordenó confesarse de esa misma tamaña atrocidad un día de mayo comulgadero.

Apenas traspasado tan malencarado bautismo a sus temblequeantes primeros siete años, hubo de afrontar una especie de Confirmación de todo lo dicho, aún sin entender bien quién ni porqué lo dijo, ni para qué (mas esto lo contaré en otra ocasión)… Pero el único confirmando, o así le parecía, era qué su único interés por aquél entonces se centraba en los nidos de tutubías que apadrinaba en los pinos de La Cerca, en sus apenas alzada de tercio de talla sobre el suelo. Y otra cosa que le preocupaba era, nada más y nada menos, que lo del Mundo, el Diablo y la Carne.

El Mundo era todo lo que existía y lo rodeaba por todas partes. Desde La Concha a Las Salinas. Incluso si huyese de tan maligna mundalidad, nunca, jamás, lograría salir de tal mundo. Otra cosa a no entender – se decía a sí mismo – era que ese Dios que lo cuestionaba y le pedía cuentas constantemente, lo naciera precisamente en un mundo hostil en las que tenía todas las de perder y que ya se le señalaba como enemigo del alma, a la que, esa era otra, aún no había dado con ella… Si Dios ha hecho, y está, en el mundo, ¿cómo es posible que nos lo ponga como perdición?.. ¡menuda castaña!..

El Demonio era de mucho cuidado. Un ser al que le entregaba Dios, de noche y de día pegado a él, alerta en su conciencia aún sin consciencia, y pendiente solo de perderte para, cuando la espichara, llevárselo como combustible del Infierno… Le decían que Satanás, o Lucifer, fue un ángel que se volvió diablo, como él mismo igual podría volverse, pero que ningún demonio podía volver a ser ángel. “Estoy más perdido que Carracuca”, se decía el zagalico a decir de su abuela: si un bueno se puede volver malo, pero al revés no funciona la cosa, y eso en un ángel, pues en mí, que soy cuatro palmos de mierda… barruntaba.

La Carne no se explicaba muy bien, ni tampoco quería explicársela… En principio empezó a mirar raro el plato cuando tocaba pollo. Luego, un amigo de los mayores, le dio a entender que no era esa carne, sino la de uno mismo y la ajena, pero tampoco se imaginaba mordiendo ni mordiéndose… Así que se mantuvo atento a la jugada antes de preguntar a nadie que podría mandarlo, otra vez (y ya iban…) al sombrío quiosco del confesionario. Hasta que su propia naturaleza le descubrió cuán apetecible era la chicha ajena cuando le culebreaba la sangre al ver a las criaturas contrarias, de incipientes atributos que ya no miraban con inocencia, aún sin saber tampoco qué era la puñetera inocencia.

Aquél zagal se hizo zagalón, y supo un copón… Pero lo aprendió mal, torcido. De hecho, tuvo que desaprenderlo y aprenderlo todo de nuevo varias veces, e incluso puede que le quedara algún rasguñoso trauma que otro de sus refriegas, ya insalvables aunque disimulables, y con suerte, superables… Es la marca/lacra de la casa que portamos muchas generaciones en un tiempo sin tiempo; de una época opaca; en una edad sin salida, casi sin esperanza…

Cuento la historia de aquél chiquillo por si alguien se reconoce en ella, y le sirve de algo este cuento que no es ningún cuento… aunque solo sea para exorcisarnos. Yo me he tropezado con él de vez en cuando, a lo largo de mi vida, y nos hemos reconocido el uno al otro, y nos hemos sonreído al cruzarnos, pero, al final, cada cual se ha ido por su camino, aún siendo el mismo camino.

Miguel Galindo Sánchez / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com

¡ QUÉ DESPERDICIO !

(de El Mundo)

 

Las personas “disminuidas” lo creen peyorativo, y se felicitan porque ahora serán “personas con discapacidad”. Vale. Pronto, la economía del lenguaje hará que se les llame “discapacitados”, y yo me pregunto: ¿en qué se diferencia disminuidos de discapacitados?..

Pues en esto se ponen a reformar la Constitución… No hay cosas mucho más importantes que actualizar en la Carta Magna que algo que se va a quedar igual que estaba.

Y es para lo único que han sido capaces ponerse de acuerdo PP y PSOE… Tanta nómina y tan abultadas para lograr este nivelazo de acuerdos… Desde luego, estos politicuatres nos salen carísimos a los españoles.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

EVANGELIOS MALDITOS

(de Wikipedia)

 

Lo que se ha venido en llamar Evangelios Gnósticos, paralelos en tiempo a los católicos – quizá incluso anteriores – fueron descubiertos en Nag Hammadí (Egipto) a finales de 1945… No voy a relatar aquí su historia y avatares de los mismos, porque ocuparía todo este artículo y más aún, y porque tampoco es el objetivo. Doy por supuesto que muchos de mis seguidores lo conocen perfectamente además… En tiempos fueron perseguidos sangrientamente por la Iglesia, y hoy son ignorados, desmentidos, desautorizados y despreciados por ella. Digo esto aquí para que puedan apearse de seguir leyendo aquellos “creyentes” susceptibles de sentirse “ofendidos” por tal detalle.

Lo que quiero analizar hoy, y compartir con los que me siguen en esto, es un fragmento del Evangelio de Tomás. Quizá el más arcano, esotérico y aparentemente oscuro del resto, pero que encierra una enseñanza universal que, si hoy, más de dos milenos después, no llegamos a entenderla, entonces es que hemos perdido el oremus, pasando esos 2000 años en secano; y que habremos sido merecedores de las consecuencias, pero no del “Reino” que se anuncia… Y dice así mismo:

Jesús les dijo: Cuando hagáis de dos uno, y hagáis lo interior como lo exterior, y lo exterior como lo interior, y lo de arriba como lo de abajo, y cuando hagáis del varón y de la mujer una sola cosa, solo entonces entraréis en el Reino”.

Anteriormente a tal párrafo (que aconsejo lo sopéis y sopeséis varias veces) este mismo Evangelio repite la frase conocida y recogida por los Canónicos de “el Reino está dentro de vosotros”, y otra no menos reconocida por igual en los Apócrifos, de “el Reino de los cielos ya está en la Tierra, pero los hombres no lo ven”… Esto es: ese Reino de Dios, de los Cielos, del Padre, como también aparece, o de como queramos llamarlo, no tiene que venir, sino que ya está aquí, dentro y fuera de nosotros, desde lo alto y desde lo bajo, pero no sabemos reconocerlo. Si la Iglesia lo ha tergiversado por lo de “que habrá de venir” es tan solo para dar a entender, falsamente, claro, que vendrá a través de ella, por su mediación, como agente exclusivo entre el cielo y la tierra, entre Dios y los hombres.

Pero está meridianamente claro que no es una cuestión de “venida”, sino de “reconocimiento”, salvo, naturalmente, que la interpretación correcta sea la “venida” del tiempo en que el hombre se dé cuenta que estaba buscando un Reino, una perfección, una explicación, que ha estado siempre delante de nuestras narices y no hemos sabido verla. Es que no es lo mismo lo uno que lo otro… La responsabilidad de “la venida del Reino” se la endilgamos a Dios, cuando es cosa nuestra verla o no verla. Si lo trasladamos a lenguaje bíblico, o mejor, neotestamentario, sería a ver cuándo leches nos vamos a dar cuenta, y dejamos de ser “los hijos del hombre” para convertirnos en “los hijos de Dios”. Como verán, existe una enorme diferencia interpretativa, quizá que intencionada, y seguro que adaptada y adoptada… y generalmente aceptada.

Pero ese párrafo dice más, mucho más… En realidad está dando las claves de la estructura de lo que nosotros llamamos “mundo”. Primero, es pura filosofía y logía, y segundo, pura física quántica adelantada milenios, para los que supieran entender entonces… “Cuando hagáis de los dos uno” nos está hablando de toda la creación dual en sus pares de opuestos: luz y oscuridad, frio y calor, placer y dolor, belleza y fealdad, conocimiento e ignorancia, verdad y mentira, principio y fin, energía y materia, femenino y masculino en suma. De la Unidad nacen los pares de opuestos, y de esta dualidad nace lo múltiple. El mensaje es claro: cuando lo múltiple regrese a su Unidad comprenderemos el Reino, y re-entraremos, “estaremos”, en él.

Cuando hagáis del varón y la mujer una sola cosa”… El final del Génesis fue la creación de la pareja humana, de uno se hicieron dos, y el final de esto mismo también será la reintegración de esa pareja al todo, al Uno… Es el Reino de dónde salimos, y es el mismo que nos espera y al que volveremos, si bien que “en plenitud” se dice, o sea, con conocimiento de causa, porque habremos aprendido el efecto de tal causa… Más claro no se puede decir, pero con menos clero sí se puede escuchar.

La cuestión, el problema, estriba en un detalle que hemos venido arrastrando sin aprenderlo, ni aprehenderlo, durante más de veinte siglos, y es lo que intento comunicar en mis párrafos anteriores: que nacimos con el Reino puesto, que no hay que traerlo de ningún lado, que solo hay que encontrarlo y descubrirlo, y asumirlo; y que tan solo hemos de aceptarlo o rechazarlo… Lo único que hemos hecho durante estos dos mil años ha sido lo segundo, a la espera de la zanahoria que la Iglesia nos puso delante de los morros tras colocarnos las anteojeras y engancharnos al carro para que tiráramos de él. Y aquí vamos, con nuestra carga a cuestas.

Si lo queremos explicado en lenguaje científico, es que todo y todos pertenecemos, estamos y nos movemos, y hemos sido hechos, de una sola y única energía, con resultado múltiple en las formas a través de la materia. Cuando no nos sirvamos de las formas (engañosas y creadas por nosotros mismos, como en un juguete de Lego), lo que somos (pura consciencia) volverá a ser una esencia, “la” esencia… Y nos habremos ganado el Reino que ahí siempre ha estado: arriba, abajo, dentro, fuera, mezclado, y oculto por y entre nosotros mismos.

En ese tal Evangelio también existe un bello pasaje, que es más bien un paisaje, que dice: “Parte un madero, y allí dentro estoy Yo; levanta una piedra, y allí Me encontrarás”... Jesús fue el maestro que vino a enseñarnos que hasta que nosotros no nos veamos en la leña cortada y formando parte de una piedra, o del agua de un rio, no hay Reino que valga. Y que eso ha de pasar por creer en nosotros mismos y descreer en los falsos profetas… El problemá está en que esos falsos profetas, con nuestra inestimable ayuda, se lo cargaron para que callara la boca; e inmediatamente modificaron su mensaje en cuentos de Calleja y colleja… Y para que no nos creamos lo que tanta cuenta nos trae creernos, lo suplantaron para beneficio suyo de poder e influencia…

Miguel Galindo Sánchez / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com

NOS TIENEN MANÍA

(de El Independiente)

 

La Región de Murcia se está quedando rezagada. El Colegio General de Economistas la sitúa entre las comunidades menos competitivas por nuestras infraestructuras y problemas financieros, a pesar de lo que presume el gobierno autónomo.

La brecha con nuestros vecinos se incrementa por el fuerte impulso estatal a ciertos proyectos ajenos. López Miras tiene que ponerse las pilas (LV-24/12).

Pues lo llevamos claro… nuestro presidente opta por la explicación más fácil, como siempre: echar la culpa de todo a Pedro Sánchez… No hay mejor excusa que tener un enemigo en nómina fija para salirse por la tangente. Aquí se arregla todo de esa manera.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

AQUEL TEATRO

Un amigo, José Antonio, me manda una vieja fotografía en blanco y negro rescatada de un libro, “Teatro en Los Alcázares”, en la que aparece mi persona en escena con Candelita Bastida, gran persona, gran mujer, gran artista… hace ya la tira de años (alrededor de sesenta). Otros tiempos, otras cosas, otras vivencias, pero la misma vida… “Teatro de pueblo y pueblo de teatro” es el título honroso que podría definir a aquél pueblo que fue historia de la pequeña cultura, y que nos marcó a tantos de los que un día fuimos, y estuvimos… Y lo digo así, porque “estar” y “ser” no siempre coinciden en la existencia de las personas. Estos “Tiempos Líquidos” que hoy vivimos (Baumann), con prisas de todo y corriendo por todo, que más parecen una liquidación de tiempos, vivimos más en el “estar” que en el “ser”… Más de postureaje que de bagaje – poco de valor añadimos al segundo – y escasamente enriquecedor. Viajamos y nos vaciamos entre lugares, fiestas y movidas, desaforados, con el único fín de colectar selfies que nos digan a nosotros mismos “yo estuve allí”, pero no el “yo fui allí”, en busca de experiencias con que madurar y hacerse. Hoy se vive mucho y deprisa, pero poco producto esencial y de conocimientos cosechamos. El caso es que esa foto me transportó durante un buen rato a otro “yo” que también soy yo… Una entidad que forma parte de lo que uno es, y que suele olvidarse porque – decimos –“lo pasado, pasado está”, frase incierta y errada, pues lo pasado, dentro está. Algunos de aquellos, o aquellas, que me siguen, podrían advertirme: ¡cuidado!, que tú postulas el contínuum presente einsteniano, y estás a punto de contradecirte, hermano… Pero, ¿es así realmente?. Lo que mi alma, o espíritu, o mente, tío Vicente, me dicen, es que ese pasado forma tanta parte del presente como este mismo presente. Somos lo que somos porque fuímos lo que fuimos. Soy el resultado actualizado de lo que un día fui… y lo más importante quizá: de porqué fui. He aludido a que aquel pueblo mío era un pueblo de teatro de pueblo, porque sus tiempos, su sociedad, su gente, transcurría entre meses de su almanaque señalados por eventos teatrales, que era hitos vivenciales. En una sociedad de no sé yo si un par de miles de habitantes, quizá menos… Una gran familia que respirábamos los mismos, justos y escasos eventos. Ese libro que cito arriba, escrito y recogido como los frutos de un árbol por mi prima Rosa del Carmen y su equipo, no es otra cosa que el latido, fuerte y marcado, que pulsaban juntos los individuos de aquella sociedad de humanos constreñida en una posguerra en la que nos tocó hacer de perdedores y pagadores. Así que el teatro era el mejor medio y la más perfecta válvula de escape e identificación común, donde toda una sociedad se encontraba y se reconocía a sí misma consigo misma, en torno a una actividad que la integraba y de la que se nutría… Nosotros, los actuantes, escapábamos a través de nuestros roles; y los demás, lo hacían a través de nuestros personajes, viéndose ellos mismos en nosotros, sus amigos y vecinos. Era una simbiosis compacta y perfecta. Aquél artífice original, Urbano Olmos (al que luego siguió mi primo Antonio), armó a su alrededor, con sus prójimos más próximos, una farola que alumbraba (también deslumbraba) a aquella escasa comunidad necesitada de trascendencia vital. No era raro que todos levitáramos como polillas de luz alrededor de ese fanal… Yo fui uno de ellos: mediocre jornalero por un tiempo, de aquél, sin duda alguna, “teatro de las maravillas”. Resulta muy curioso, con el padre tiempo de por medio – sí, lo sé, ese que no existe – analizar unas vivencias y experiencias, que, si bien en su momento, pudieran parecer superficiales, por la juventud que uno arrastraba, y que, aparentemente, quedaban lastradas en un album viejo de recuerdos amarillos; para luego, después, ahora en concreto, puedan resurgir mostrándome, con una claridad que casi asusta, las consecuencias determinantes e importantes de aquello; en conformarme y confirmarme, para bien o para mal, como en realidad soy… Ni bueno ni malo sino todo lo contrario, pero tal que en mí mismo así mismo. Nos pasábamos semanas en que todas las noches, tras nuestros trabajos, cada uno con sus circunstancias a cuestas, nos juntábamos a ensayar. Cada cual había de encarnarse en su papel, y memorizarlo, y encajarlo y coordinarlo con el de los demás para dar una respuesta de auténtica unidad, de bloque, de equipo… Cada cual con el suyo y todos en los de todos. Pura y dura labor de conjunción… luego, la eclosión, la transformación, el vivir dos vidas a la vez. Después, los días mágicos de representación, en que te exponías a cientos de personas inquisitivas que vivían tu personaje a través de tí… El peso de la responsabilidad y el agradecimiento sincero, rendido y profundo, a la benignidad de juicio, la magnanimidad de los que te tienen por uno de los suyos. Es posible que la huella que dejó no se sienta, apenas se note, descanse en el olvido, pero está ahí, sin borrarse un ápice, como una marca en la vara que uno coge para andar el camino… Yo fui, naturalmente, un actor medianomalo, nada destacable, del puro montón, pero me ayudó a ser persona como pocas cosas; a entender que responsabilidad viene de responder; de que el papel del de al lado depende del tuyo; de sentirse parte del conjunto, y ser parte de un todo que es solo uno… Quizá los que vivieron lo mismo que yo lo entiendan. O quizá lo entiendan de otra forma. O quizá no… Pero lo que sí es cierto es que la existencia abarca las vidas, y las vidas transcurren en un teatro. En obras donde elegimos roles previos en la noche de reparto (existía, y existe, ese espacio del reparto de papeles), y que luego hemos de defender con nuestros propios valores humanos y nuestra mejor virtud y dignidad posibles… Entramos y salimos de escena inmersos en nuestros personajes; al principio inseguros, pendientes del “apuntador” bajo la concha, y luego, dominando el papel, o el papel dominándonos a nosotros, y ocupando nuestra parte de escenario. Toda vida es una obra en tres actos: planteamiento, desarrollo y desenlace… Y el mundo es nuestro escenario. Entramos y salimos representándonos a nosotros mismos como si fuéramos ajenos, solo para adquirir y depurar una experiencia, que, de alguna forma, intuímos que vamos a necesitar (igual que yo he conocido útiles mi experiencias teatrales evocadas desde esa foto-recuerdo)… El teatro del mundo puede cambiar de escenarios, los escenarios pueden acoger multitud de obras y representaciones. Los libretos pueden ser diferentes, los dramas y comedias distintos, pero el helenco de actores somos los que nos mantenemos en contínuo movimiento entre escenas y bambalinas. Y eso es así, lo queramos o no, nos guste o no nos guste el Teatro… Seamos o no creamos ser. Miguel Galindo Sánchez / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com

¡ANDA QUE SÍ!

(de Expansión)

 

Bueno… pues tras las fiestas navideñas y findañeras, donde, a pesar del lloriqueo continuo y cansino sobre la carestía de la vida y el precio de los alimentos, se habrá tirado la casa por la ventana, y, borrachos y satisfechos de ello, habremos cumplido con la gozosa misión de la tradición…

…Tradición de haber comido y tirado a la basura un sobrante equivalente y suficiente para haber salvado la vida a 16 millones de niños que mueren de hambre al año en todo el mundo. Las cuentas están hechas y son absolutamente ciertas y reales.

Es responsabilidad exclusivamente nuestra, mal que nos pese… Lo de la conciencia lo dejo a la ídem de cada cual. Y no digo lo de la paz del villancico por lo de las guerras que mantenemos liadas los hombres de dudosa voluntad.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

SOÑAR CON LA MILI

(de Quo Mx)

 

A Froïd no lo entiendo mucho, y a mi amigo Juan no lo tengo muy a mano, por lo que tampoco voy a pretender psicoanalizarme a estas alturas, así que, salvo para un “divertimento”, o sea, para distraer el pensamiento, para poco más me puede valer… Pero lo cierto y verdad es que llevo casi sesenta añotes con un sueño, más o menos recurrente, si bien que ya bastante amortiguado y venido a menos, que es “verme obligado” de nuevo a volver al cuartel a cumplir aquel año y medio de servicio militar forzoso y forzado, que tuve que trasegar en mi cada vez más lejano mocerío perdío…

Y me veo… perdón, y me sueño, a mí mismo, uniformado, entrando por la puerta del cuartel, pero… hay que joerse, no a la edad de entonces, que me comía el mundo, sino en la que tengo hoy, que ya el mundo me ha comido a mí, y está a punto de excretarme. Aunque ya me sucede muy de tarde en tarde, les juro por mis deudos más frescos (que son muchos si cuento a los amigos), con una extraña sensación pegada a la chepa del alma – pues también se sueña con el alma incluida – que se debate sobre un mortal fastidio y una arriesgada curiosidad… ¿Adónde leches voy, a mis años, vestido de soldado, a cumplir una indefinida obligación junto a otros que bien pueden ser mis nietos?..

Porque la cuestión es esa, y no otra… Una voz parece contestarme dentro de mí: pues a eso mismo, gilipuá, vas a rendir tu experiencia, a aportar lo que ya sabes, si es que has aprendido algo. Y otra voz, que la reconozco como mía, re-contesta a la otra ajena: ¿para qué, entonces, hacer la puñetera “mili” cuando no se tiene experiencia, y luego tener que hacerla otra vez cuando se tiene?.. ahorradnos la primera, que dos milis son muchas milis, vamos, digo yo…

Y yo creo que éste es el botón de ancla, precisamente: que el subconsciente, que suele tener muy mala uva (yo pienso que es el jodido “nahualt” de Carlos Castaneda) nos espeta con ese sueño una especie de: ¿es que no has aprendido nada, tontolhaba, que tienes que volver de soldado al cuartel?.. y que esa segunda mili onírica es la excusa con que se reviste ese inconsciente de subconsciente para jorobarnos la moral… Por supuesto,, ya digo, “doctores tiene la Ley”, que dice el refrán, intérpretes e interpretadores de nuestro “yo” más profundo; poceros del alma y aliviadores del espíritu humano, o eso dicen, que nos pueden guiar y llevar de la mano.

Vale, dicho queda por cortesía debida. Lo que no quiero es que ninguno ni ninguna me acuse de intrusismo profesional; es más, invitados e invitadas están a dar su valorado, docto y diplomado parecer, faltaría más, Tomás… Pero, a falta de ello, y con toda la osadía y también humildad por mi parte, mi opinión que tampoco falte, please. Y yo opino que, si despojamos al sujeto de la apariencia del uniforme y del cuartel, que no deja de ser anecdótico, pues con algo familiar tiene que llamar nuestra atención el jodío éste, lo que queda es el gajo desnudo, mondo y lirondo. Es como si a una almendra le quitas la dura cáscara, que protege su mollar fruto… Bien, pues en este caso, ¿qué nos queda?.. Una especie de experiencia, mezclada con un confuso sentido de responsabilidad, que nos está preguntando, a su manera, qué c… pasa con ella. Y punto pelota. Lo otro, el envoltorio, el acompañamiento, también tiene su porqué, pues nada hay ocioso en el universo, pero eso es otro punto del puñetero, otra flor del florero.

Intentemos pelar la naranja: a generaciones enteras se nos ha hecho creer a machamartillo que “la mili nos hace hombres”. Hasta tal punto que nos lo hemos creído, aunque de forma consciente parezca que lo negamos. El mensaje subliminal que queda es el siguiente: has terminado la “mili”, ergo ya eres un hombre hecho y derecho. A partir de ahí, a demostrar que lo eres acumulando experiencias y madurando como tal hombre. Muy bien… pero, ¿cómo, dónde, cuándo, vamos dando fé de que eso es así?.. pues, elemental, querido Watson: volviendo al cuartel de la vida (quizá de la existencia) a dar cuentas de que te hiciste ese hombre que eres… o que creas ser… o que, en realidad, deberías ser…

Sí, ya sé… me van a decir que eso es una concepción machista donde las haya. Naturalmente, claro, por supuesto que ouí… La “mili” en sí era machista por naturaleza; y aquella, mucho, muchísimo más que la de hoy, en que la obligatoriedad del servicio militar ya no existe, y donde la mujer puede formar parte con el hombre… Actualmente, la milicia hace hombres y mujeres, o qué sé yo, o los deshace, no lo sé, la verdad… Pero es una opción, y una opción libre, nada que ver la una con la otra.

Mas entiéndanlo: a mí me tocó aquello, no esto. Y, como a mí, a millones de españoles que hoy soñamos, o no, con esa hipotética y peripatética “vuelta a casa por navidad” a la fábrica de hombres, factoría de machos, a rendir no sé qué “mili” de cuentas, ni qué cuentos de “mili”… Porque más de un colega me ha confesado haber soñado con lo mismo, no crean, o con un paralelo a ello: su oficio, su trabajo, su profesión. Sin embargo, aclarado este asunto, siempre queda el gajo del ajo una vez pelado: ¿qué estamos haciendo con la experiencia que acumulamos en los cuarteles de nuestras vidas?, ¿qué conclusiones estamos sacando de ellas?; y, sobre todo: ¿nos sirven de algo y para algo?, ¿nos enseñan algo?, ¿nos son trascendentes en algo?..

A estas alturas del artículo, entiendo que ya muchos y muchas comprenderán también el símil de la mili y la vida, aplicado a todas las personas con consciencia de esa misma vida, hayan hecho o no la tal mili, sean hombres o mujeres… En realidad, si lo piensan, estoy hablando del motivo, del propósito, del fin último de la existencia del ser humano, de cualquier ser humano. Y quiero dejar constancia aquí de que la vida, las vidas, son ínfimas partes de la existencia. Que no es lo mismo. Hay personas que creen que viven, pero no viven (dejad que los muertos entierren a sus muertos); hay personas que se esfuerzan por saber que viven; y hay personas que saben que viven.

Un conocido dicho, que ya es menos conocido por lo mucho cocido, es el de “tiene más mili que Cascorro”. Y se aplicaba a algo tan elemental, pero tan importante, como la experiencia cuartelera. Hoy diríamos: “ese sabe más que le han enseñao”. Es el primer paso de todos, el de la experiencia de vida. Pero la experiencia ha de llevar a la enseñanza y el aprendizaje, como éstos han de llevarnos al conocimiento, y éste transportarnos a un mayor estado y más alto estadio: el de comprensión del todo, del por qué y el para qué…

Alguien me dijo una vez en algún sitio: “un peldaño no es la escalera”. Por favor, pasen tres o cuatro veces esa media docena de palabricas, que valen toda una vida, por la túrmix de su cerebro. Y saquen sus propias conclusiones, si son capaces de ello, por supuesto… También en esa mili decían que enseñaban disciplina, aunque esa de poco sirva, porque la que realmente vale es la autodisciplina. Es la notable diferencia entre aprender y saber, entre saber y conocer, entre conocer y entender… Perdónenme si no he sabido explicarme.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

LOS SANTOS INOCENTES

 

Enhorabuena a los que les ha tocado la bien-vendida en publicidad Lotería de Navidad... Ajo y agua para la inmensísima mayoría que ha hecho posible el timo de la estampita, que cada año se repite como el tonto del apaño.

Los números son claros y las matemáticas, como el algodón, no engañan: el paganini del décimo tiene el 0´010% de posibilidades de que le toque el gordo, esto es: el 99´99% de que no le toque.

Con esos mimbres, los santos apoquinantes hacen el truco del mejor negocio de Hacienda, que luego se lleva otro pellizco de lo que cobra por adelantado y paga por atrasado, y que parezca el milagro de la Navidad.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

PUES PERMÍTAME EXPLICARLE

(de Unsplash)

 

Cada vez hay algún lector/lectora que se suma a los que, por mis interpretaciones bíblico-evangélicas, por llamarlas de alguna manera, me hacen saber (cosa que yo agradezco sinceramente cuando lo hacen de forma educada y respetuosa) que se nota que solo me “alimento” de lecturas y libros… digamos “contrarios” a la exégesis religiosa, y de ahí mis “revolucionarias”, cuando no “tendenciosas” teorías y opiniones. Desde luego, nada que objetar en cuanto a que cada cual crea, o no, que mi interpretación de los hechos sea tendenciosa, revolucionaria, o… lo que quieran que sea. No deja de ser una correcta opinión personal.

Pero la alusión a mis fuentes, ya les digo yo (otra cosa es que deseen creerlo o no) que leo desde todas las ópticas, perspectivas y tendencias posibles de todo aquello que me ocupa y me preocupa, o que me importan, y acaban siendo temas recurrentes en mis escritos. Tengo centenas de libros de diferentes estratos y desde distintos ángulos, incluso los opuestos, así pues, pueden culparme de cualquier cosa menos de tendencioso… Y el tema de Jesucristo no me es en absoluto ajeno como para analizarlo desde un solo punto de vista. Son muchas docenas los de tema religioso y orígenes históricos que pueblan mis estanterías.

Pero sobre la figura central de Jesús, puedo decirles que los tres últimos que, en corto tiempo, han pasado por mis entendederas, van desde “La Historia desconocida de Jesús de Nazaret”, de Luís Miguel Sánchez Tostado, a “Últimas noticias de Jesús”, de José María Zavala, pasando por “La No muerte de Jesús”, de José Hernández Mondéjar… O sea, desde una versión documentadísima, a una absolutamente ortodoxa, pasando por una libre y desenfadada preñada de lógica pura. Esto es: todas las tendencias, y alguna más…

Por lo tanto, tan puedo ser tendencioso de todas las tendencias como de ninguna, aunque luego me incline por unas o por otras, o por la mezcla de varias a la vez… La cosa funciona de la siguiente manera: yo me meto entre sien y sien lo uno y su contrario, y lo que caiga. Vale. En la mente se produce una alquimia que, una vez asimilada, destila un razonamiento acorde con mi personal sentido de lógica (verán que evito nombrar a un sentido común que cada vez es menos común fuera de tal sentido). Y esto es un mecanismo intelectual que funciona en todas y cada una de las personas con capacidad de pensar racionalmente. Si algún alguien quiere completar o modificar esta definición, se lo agradeceré en lo que vale, pues toda aportación sincera sobre el particular es bienvenida.

Pero ese método libera el pensamiento. Si uno obliga al cerebro a analizar distintas opciones posibles, está haciéndolo ejercitar la relatividad sobre la tendenciosidad. Lo más parecido a la verdad está entre la comparación de teorías divergentes, o, simplemente, distintas. No existe el librepensamiento cuando el pensamiento está monocanalizado, monoalimentado, monodirigido y monopolizado… Lamentablemente, esto se da cada vez más en política, en religión, o en otras ideas sociales, y lo estamos viendo en las calles, en las redes, y en todos los medios de manifestación pública… Precisamente lo que yo busco es todo lo opuesto y contrario a esa, sí que sí, tendenciosidad. No quisiera ser víctima de su uso.

El fín último que se busca es, precisamente, el libre ejercicio de la racionalidad. Por ejemplo: que cuando me encuentro en uno de los Evangelios el pasaje en que Jesús increpa a Tomás por su incredulidad en su resurrección (o no muerte) con un “mira mis manos”, uno se pregunta con toda la lógica y sentido común del raciocinio: ¿no debería decir “mira mis muñecas”?.. pues sobradamente sabido es que una crucifixión sujeta el cuerpo por la resistencia ejercida por los huesos de las muñecas, no de las manos, algo que la anatomía científica rectificó a los imagineros hace siglos…

Que Jesús cayera en ese “error” tan básico no es creíble (sí a la gente de pasados siglos, pero no en la actualidad) y eso hace que uno se replantee al menos un par de cosas: o es una transpolación falsa, o, simplemente, que tal pasaje es inventado… Existen muchas situaciones en los evangelios en las que uno no tiene más remedio que preguntarse: ¿y quién estaba allí para contar lo que cuenta?.. ¿cómo lo recoge un autor no testigo de los hechos y escrito casi dos siglos después?.. Y aquí solo hay una respuesta: se tiene que creer así porque es un dogma obligatorio para todo aquel que se considere creyente.

…¿Pero creyente en qué?.. Yo soy creyente de la lógica, del razonamiento, del sentido común, y del conocimiento revalidado por varias disciplinas… Y entonces, a esa Iglesia, a esa Religión, le pedimos alguna evidencia razonable, y esa Institución nos pone los milagros y los portentos como toda prueba, ¡gente de poca fé!.. y puede que lleve razón, porque, al menos este pobre humano, ha de necesitar una fé en los milagros, no en Él, para poder creerlo. Y como no tengo fe en los portentos, ni en los milagros, ni en la magia ni en la taumaturgia, pues, acabáramos, tengo un problema: si no me convence por los prodigios, porque no me fío de ellos, entonces, según esos ellos, yo tampoco soy de fiar.

Y con esa tal consecuencia se me juzga… Pero miren ustedes, yo tengo la fé del conocimiento, en la sabiduría de la razón, en el entendimiento – que es entender, no creer – y en todo aquello que yo pueda comprender; pero no en lo que se me ordene creer a piés juntillas, no sé si me explico… ¡Ah, ya caigo..!, todo eso en que yo creo es precisamente la “dote” que el demonio dio a Eva para todo el género humano a través del jodío manzano. Ergo, el conocimiento es diabólico, y la santa ignorancia es sagrada y con marchamo de garantía para el cielo.

Por lo que, llegados a este punto, habré de contestar a los del primer párrafo, que si es a esa mala influencia a la que se refieren, la de cocerlo todo en el pote para poder conocerlo – o mejor, re-conocerlo - , y luego pensar por mí mismo, según mi otorgado libre albedrío, entonces, claro, sí, me considero reo de tal culpa.

Tan solo ruego el descargo en mi defensa de que no intento, ni deseo, ni es mi voluntad, el convencer a nadie de nada (ya me han llegado a decir que soy “comisionista del diablo")… Ni a mí lograron catequizarme ni yo voy a catequizar a nadie, faltaría más… Tan solo me permito abanderar mi derecho a opinar libremente, y a expresar lo que supone mi fe verdadera. Nada más, solo eso. Espero y confío que nadie se sienta molesto y ofendido por ello, ya que tampoco yo me ofendo ni me molesto por lo que opinen de mí… Muchas gracias.-

Miguel Galindo Sánchez / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com

PATÉTICO

(de Onda Cero)

 

El espíritu navideño ha logrado que Sánchez y Feijóo acuerden que la UE medie para renovar el CGPJ… Por fin la luz al final del túnel, con un retraso de cinco años. Vergonzoso.

Ha sido a propuesta del líder del PP, para que, el cambio en la dirección de la judicatura, por cierto que con una mayoría conservadora, sea con la intervención directa de las autoridades europeas.

Eso mismo podían haberlo decidido antes, pues para tal viaje no se necesitan alforjas… Es más, que lo dejen en manos de los tribunales de la CE, y mejor nos irá a todos. Esto solo demuestra nuestra manifiesta incapacidad.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

OTRA VES PREGÚNTENSE..

(de Ethic)

 

Nunca deja uno de sorprenderse… Cuando escribí el “PREGÚNTENSE”, creía que el tema iba a resultar inhóspito para la inmensa mayoría de los que me leen. Cuando pasó del bolígrafo a la tecla y le di largas, pensé que, salvo los cuatro habituales, pocos podrían haberse sentido enganchados por su contenido… Sin embargo, digamos que “un algo más que la media” se interesaron, y unos cuantos de ellos me rogaron que, en lo posible, lo ampliara a un segundo; y que si podía dar más información sobre ese propósito personal del que hablaba.

…Pues voy a intentarlo, pero la verdad es que no hay mucho más que decir, aunque sí que sentir. No existe – o yo no lo conozco – otro método que el de dos pasos: el primero y más importante de todos, claro, es el de creérselo, o, al menos, concederle tal tal posibilidad de que aquí no venimos y estamos para nada; y el segundo, simplemente, es parar el tráfago de nuestra vida y preguntarnos eso mismo: ¿qué puñeta he venido a hacer yo aquí?..

Que uno descubra el sentido de su vida o no, es solo parte del propósito. Antes o después aparecen las señales de invitación a parar y sentarse tranquilamente… ¿Quién no se ha hecho esa pregunta alguna vez en su vida?.. Muchos la descubren en su recta final, o no llegan a descubrirlo nunca, aunque yo, personalmente, creo que todos tenemos un tiempo para cada cosa y una oportunidad para todo. Y que eso forma parte de la dotación del ser humano.

Naturalmente, otra cosa es que queramos creerlo, y, por lo tanto, concedérnoslo. Es nuestro libre albedrío personal de cada uno. En ese kit de ser humano se nos incluyó para todos y cada uno de nosotros… Eso quiere decir que al abrir nuestra mente o cerrarla a cal y canto, entre otras muchas cosas, obedece exclusivamente a nuestra voluntad. El “yo soy así” es incorrecto, y un tremendo error: lo correcto es “yo soy como quiero ser”, pues nos formamos a nosotros mismos.

Y es precisamente por ese preciso y precioso detalle por lo que el objetivo se pueda, o no se pueda, cumplir en su totalidad, o en parte, o en nada…Una de las cosas que más me preguntaban, casualmente, o causalmente, era lo que yo quise omitir en mi anterior, porque pensé que iba a embarullar un artículo desviándolo de su tema principal. Pero está claro que, en la vida y en el mundo, todo, absolutamente todo, está relacionado, y más pronto que tarde sale a colación.

La secuencia es lógica: venimos (nacemos) a esta realidad con un propósito. Vale. Lo primero es planteárselo otorgándole una base de posibilidad… De acuerdo, se la otorgo, es de sentido común que así sea o pueda ser. Bien. Pues ahora lo que sigue es Qué, o Quién, y Dónde, y Cuándo, se establece ese propósito, así como las condiciones en que desarrollarlo. La pregunta del millón.

Me voy a arriesgar a lo que no quise aclarar en el otro de antes, no tengo otra salida, así que lo diré con todas las consecuencias… intelectuales, que sé que va a tener mi planteamiento. Y miren, yo creo que ¿Quién?, pues nosotros mismos, cada cual. ¿Dónde?, en el impasse entre dos vidas, o dos muertes, o lo que cada uno quiera entender por vida y por muerte; ¿Cuándo?, pues cuando establezcamos estar en disposición de hacerlo; ¿Para qué?,. para poder seguir evolucionando en una creación ad eternum.

Aquí, en este punto, yo les aconsejaría una de tres opciones: seguir leyendo; parar y meditar un poco antes de seguir; o parar del todo y tirar este texto a la papelera… Nadie, absolutamente nadie, está obligado a creer en nada de esto ni de otra cosa. Pueden seguir creyendo en la teoría del cielo y del infierno, o decidir no tomarse nada en serio (recuerden que están dotados de libertad y voluntad). Pero tampoco está obligado a silenciar su voz interna, ese sutil y discreto “sexto sentido”, ese “algo me dice que…”, ese “¿y si acaso?”...

Si atendemos a esto último, entonces quizá tenga que aclararles que se olviden de la mecánica de la “Re-encarnación”, y que piensen en la más simple, básica y elemental encarnación. En que solo tenemos una sola y única “existencia” que se prolonga eternamente, o indefinidamente por lo menos, y cuyo objetivo final es volver a la fuente de dónde manamos (llámenla con el nombre que quieran)… Y lo que llamamos “vidas” tradúzcanlo mejor por “etapas”, también infinitas en número, hasta lograr el Propósito Final.

Entre nacimiento y nacimiento, desprovistos de la mentalidad material, en alma descarnada, examinamos, a la luz del espíritu, nuestra situación, exentos de emociones,, con serenidad, sin traumas ni ataduras humanas; y diseñamos nuestra siguiente encarnadura punto por punto… Por supuesto, se nos borra el disco “de vida”, no el “de existencia”, para no hacernos trampa a nosotros mismos. Es la única manera de que seamos absoluta y totalmente responsables de lo que obremos o dejemos de obrar. Solo debemos reconocer la existencia de la ley de Causa y Efecto. Nada más.

No sé, ni puedo, expresarlo de otra forma más clara y directa en tan poco espacio y con tan poco tiempo… Espero haber sido útil a los que me han pedido esta segunda parte de este controvertido tema. Y a los que no, pues confío que sepan disculparme y sean benignos con su juicio. Cuento con que siempre tendré aquellos “nahualt´s” que me acompañan en el camino para azotarme, mortificarme, combatirme y ponérmelo difícil. Forma parte del propio Plan…

Me consta que mi proximidad a la báscula de Anubis está mucho más cerca que lejos, es lógico por edad y otros achaques… Y sé que ponerme a escribir sobre esto es un atrevimiento por mi parte, pero es que no es así del todo tampoco. Para mí, esté mi cuaderno de vida lleno o vacío, es una liberación. Como cuando la conciencia traspasa el peso que soporta a la consciencia… Mismamente.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

LO QUE SE HABLA

En la antigua, y reciente, dictadura (ahora empezamos a tener otra solapada), había un par de cosas de las que uno tenía que estar bien seguro: una era de lo que decía o escribía; y la otra era saber siempre con quién estaba uno hablando... Esa era la pregunta más acojonadora y ominosa que nadie podía recibir de otro alguien: "¿usted sabe con quién está hablando?".. y éste se rilaba pata abajo por eso mismo, porque no sabía con el que hablaba en ese momento, y eso resultaba peligroso, muy peligroso. Por eso, madres y abuelas, nada más salir de casa, aparte del "abrígate, hijo, que hace frío", también te aviaban con el escapulario de "tú, ver, oír y callar, nene".. Por eso mismo, porque nunca se sabía con quién nos jugábamos las habichuelas. 

Yo, que vivía en un pueblo, pensaba lo arriesgado que lo tenían en la capital, porque nosotros sabíamos siempre con quiénes estábamos hablando, o qué charco estábamos pisando... bueno, casi siempre. El riesgo era mayor cuando se nos destapó a unos cuántos la idea de escribir y ser leídos... Franco en todo lo suyo y cuatro zagalones juntándonos de noche, en compañía de una multicopista (era considerada peor que una ametralladora), para, uno una cosa, otro otra parida, completar también un periódico mural que desplegábamos el fin de semana allí donde nos dejaban, que esa era otra... (jamás entendí que mi padre, con la que le lucía encima, arriesgara a exponerlo como bandera en el exterior de nuestro quiosco). Algo que nunca le agradecí, por cierto, y de lo que jamás hablamos...

Solo sé que un domingo, Antonio, "el Monago", apareció por allí con la misión de citarme a varas: "don Ramón, que te espera en la sacristía, que vayas ya mismo..." y por la cara que me traía el Correo del Zar, entre amarilla y verde, la cosa no pintaba bien, dicho aparte de que a mí el cura nunca me llamaba para nada. (Hablo de la época en que el párroco, el facha del lugar y el Alcalde y Jefe Local del Movimiento eran los triunviros que dictaban avisos, sentencias y castigos).

En mi caso fue más lo primero que lo otro: el santo tribunal, alzado sobre una tarima de las de las imágenes de los santos, me hizo sentar en silla de madera - la diferencia de altura afirmaba la de nivel social, moral y de autoridad - y me puso a caldo-gerardo: que se me podía excomulgar; que si no sentía aprecio por mis padres y nuestra situación familiar; que si me iba a condenar; que si me iba a salvar el pellejo bajo la promesa de no pecar más jamás por escrito, obra y... que si, pecado mortal aparte, mientras mi alma se condenaba o no, en el cuartelillo de la Guardia Civil de San Javier me esperaba un calabozo a mi nombre... que "porque estamos en un pueblo pequeño ánde nos conocemos tós, que si no..."

Algo debí de escribir que molestó a alguien, sin yo saber con quién estaba hablando... Ni siquiera puedo recordar el contenido y motivo de tal escándalo. Lo he olvidado por completo, absolutamente, definitivamente. Pero ese día, aprendí que escribir es mucho, muchísimo más arriesgado, que hablar. Porque uno puede saber con quién está hablando, incluso quién está escuchando y con la oreja puesta, pero jamás puede uno saber quién lo va a leer; quien lo va a malinterpretar... o bien interpretar; o quién dispone del poder para poderte joder, y discúlpenme ustedes el malhablado pareado.

Han pasado muchas décadas de aquello... Y aún siendo demasiadas, se ve que aún no son suficientes. La Historia nos guarda todavía unas cuantas clases para que no podamos aún poner alas al concepto de Libertad. No puedo decir, en modo alguno, que respire la misma represión, grosera, burda, desproporcionada y cruel, deshumanizada y deshumanizante. No es eso, gracias a Zeus... de momento. Aunque pido y ruego que la vuelta de tuerca política de la derecha con su ídem extrema no volvamos a los mismos excesos. Desde luego, allí donde andan en gobernáculo, la censura está garantizada y funcionando. Falta la figura del Gran Inquisidor.

Pero la censura sutil e ilustrada sí que empezó a existir desde varios frentes, de los llamados "progresistas", precisamente. Y ocurrentemente, también... No sabemos con quién estamos hablando ante el gran censor de corrección política que se ha instalado, y que revisa, corrige y castiga cualquier expresión que los Savonarolas del régimen consideren incorrecto. Ustedes saben perfectamente de lo que hablo... No sabemos si hablamos con un poder judicial que leva años sometido a una indignidad política, y que hasta está poniendo en duda su institucionalidad. No sabemos si hablamos con unos medios de comunicación que abandonan la información veraz y abrazan las campañas de pan y circo instituidas; o la crispación pagada o programada; o las polémicas mentiras; o hasta ciertos discursos de odio...

Tampoco sabemos con quién estamos hablando cuando sales con la frente alta y la cara limpia a las redes, y recibes salivazos, insultos, y ese odio del que hablaba, mucho, mucho odio que hemos colaborado a instalar entre nosotros y que no nos puede llevar a nada bueno... No sabemos con quién estamos hablando cuando encaramos a nuestros políticos, cada cual los suyos (yo no me siento representado por ninguno) y todos te suministran parcialidad, demagogia, embustes, rencor...

Y, sin embargo, hay que arriesgarse, salir, decir, contar, escribir lo que está pasando... Hablar, aún sin saber con quién está uno hablando, como en aquel franquismo que quieren volver a encasquetarnos con los nuevos populismos, que son los mismos... Y no es ni siquiera por una rebeldía, sino por una obligación moral; porque si no hablamos nosotros, si no nos dejan, si nos callan, entonces solo hablarán ellos, los censores, los inquisidores políticos y sus seguidores fanáticos; y se callará la boca a la verdad, y se abrirá a la mentira, a la pura conveniencia: a la suya.

Un servidor, a veces, tampoco sé con quién estoy hablando... Y hasta puede que tampoco sepa para qué, o para quiénes, estoy escribiendo. O qué carajo es lo que estoy haciendo. Puede, es posible, que sea por propia terapia; por una necesidad que no es ajena; puede que el desierto sea mi predicado. A saber... Pero ya poco puedo perder, ya que poco me queda. No es como antes, que defendías a Ifepa, por ejemplo, y sabías quiénes te chantajeaban y amenazaban desde la centralidad; es que hoy no sabes de dónde te viene la puñalada... Además, soy mayor, y los viejos, ya se sabe... Ahora solo pueden embargarme los pavos, que tengo cuatro y dos de ellos sin plumas... Además, soy mayor, y como decía Calderón de los sueños, los viejos, viejos son.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / www.escriburgo.com / info@escriburgo.com --