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LA GOMA QUE MÁS MOLA

Por muy previsibles que parezcamos ser, la verdad es que, a veces, la sociedad, el mundo, la gente, no deja de sorprenderme… Hace unas semanas, las redes ardieron en una especie de movilización general pacífica, de personas de todas las clases sociales, de todas las ideologías políticas, de todas las creencias religiosas, y de todas las distancias y diferencias posibles. En este levantamiento no había distingo alguno, ni laya ni condición… Era, como ahora se dice, trasversal a tope. Ocurrió algo que unió a todas las personas (si bien que de cierta edad para atrás, cierto) pero de muchas generaciones, a levantarse con un único grito de NO.

Lo que pasó fue de lo más anodino: la casa Milán había decidido dejar de fabricar la goma Milán 430 de color verde. Nada menos… España se movió al unísono. Ya no importaban las cifras del Cóvid; ni el vacunaje o no vacunaje; ni las ocurrencias de nuestros cada vez más ineptos políticos; ni el frío, ni la nieve; ni el aumento de los niveles de desigualdad y pobreza en este país; ni la situación de la sanidad y la educación; ni el cambio climático; ni el cometa que dicen se nos viene encima; ni el conflicto rusiucraninano, ni nada de nada… Lo auténticamente importante en esos días era salvar esa goma Milán 430, cuadradita, llamada “miga de pan”, que acompañó a generaciones de españoles desde sus pupitres de la posguerra hasta la actualidad. Una goma de borrar de los bisabuelos, por lo menos, de los críos de hoy hasta sus bisnietos… Y, encima, la verde.

No sé el motivo de que tuviera que ser la verde, precisamente (se han fabricado en amarillo, rosa y verde toda la vida) cuando nadie nunca la tuvo en deferencia ni entre sus preferencias. Como igual ignoro el porqué de que fuera la verde la elegida al sacrificio por su fabricante… Es muy posible que si Milán hubiera optado por quitar de en medio cualquiera de las otras dos, el resultado de la reacción social hubiese sido el mismo… Son trillizas, y ninguna sobra, pues nacieron a la vez, sirvieron a las mismas generaciones, y fueron roídas y mordisqueadas sin distinción por, quizá decenas de millones, de críos españoles. No se trataba de un color, se trata de un símbolo, de algo, o de mucho más que un símbolo…

Es muy posible, sin mucho riesgo a equivocarme, que sea uno de los pocos y más pobres y humildes objetos que nos hermana a todos los españoles, porque todos, absolutamente todos, la hemos utilizado… Quizá sea la seña de identidad que nos une; donde todos nos reconocemos; en la que la totalidad de este país cainita nos miramos a los ojos en un tierno y evocador “¿ t´acuerdas?”.. No es raro entonces que ese símbolo de nuestro subconsciente colectivo e histórico, haya saltado como un resorte en nuestra genética cultural, y nos hayamos puesto en pie todos a la vez: de esas hermanas no se toca a ninguna.

Yo he vendido docenas de miles de gomas Milán 430 en mi oficio de papelero. La cuadradita y blandita, en amarillo, verde o rosa… Que yo pueda contar, mi abuelo, mi padre, yo, y ahora uno de mis hijos, las hemos vendido. Cuatro generaciones de expendedores y usuarios del mismo producto escolar, sin un ápice de variación… Venían en cajas, también cuadradas, de cartón amarillo fileteado en rojo, creo que en dos tandas de 16, separadas por una fina hoja de papel… Un artículo humilde que ha trascendido a todos los importantes de cualquier papelería…

…Y presentes en las sacas de todos los pobres Reyes Magos de la posguerra en un regalo y conjunto universal: un lápiz, media docena de los de colores, un sacapuntas, y la omnipresente gomas Milán 430, en amarillo, rosa o verde, todo hermanado en un plumier, a ser posible de madera, faltaría más, y si era de dos pisos, ya la releche absoluta… Y, si la economía familiar estiraba, acompañado de un escuálido cuadernito para colorear. Ese era el pan de la mesa del pobre; el pan pobre de cualquier Rey Mago pobre; la pobre “miga de pan” de una goma de borrar universal.

No… al final no me parece extraño que toda España, aún inconscientemente, como un cegador fogonazo, haya botado del asiento como si le hubieran puesto una chincheta en el culo… ¡Ah!, y final feliz, como en aquellos cuentos de Calleja de aquellas pastillas de chocolate con sabor a garrofa: Milán ha comunicado, sorprendido y maravillado, que la goma 430 verde no se toca… Se seguirá fabricando, enredada a nuestros sueños.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ www.escriburgo.com miguel@galindofi.com

YA LO DECÍA MI ABUELA...

Abdul Rahman El Assir es todo una joya: hispano-libanés; mercader de armas; que debe al fisco español quince millones de euros; que está en busca y captura; que anda refugiado por Abú Dabí...

Se da la triste circunstancia que, desde los ochenta, es amiguete de caza y farra de nuestro rey emérito. Cuarenta años es mucha amistad, y eso hace que ahora compartan lugar de residencia... pá echarse unos subastaos y tó eso...

Una vez más, se comprueba lo que decía mi abuela: quién siempre fué un buen zagal, las malas compañías lo llevan por mal camino... Un ejemplo más de esas malas influencias.

OS GUSTARÁ, SEGURO...

ESTOY SEGURO QUE OS GUSTARÁ:

https://youtu.be/3gEEtLX6tPU

 

EL CALICHE

El mundo en estos tiempos se sitúa sobre una especie de trípode: el del Sars-Cóvid, que no se sabe por dónde va a tirar, si bajar un par de escalones para situarse a nivel de una gripe común, o si es que se está preparando para una nueva escalada; el del cambio climático, que lo tenemos aparcado, y el día menos pensado va a empezar a darnos un susto tras otro; y una guerra a las puertas de Europa, por el empecinamiento de un Putin marrullero y Biden puñetero, que fue capaz de abandonar a Afganistán en manos de los talibanes, pero, por otro lado, se planta ante este loco de todas las Rusias y le dice que no le pasa una… aunque bien sé que todas estas posturas pertenecen al juego de las estrategias. Lo malo será cuando deje de ser estrategia…

No sé si los más jóvenes conocerán el juego del Caliche. Yo era muy espectador de niño, y un practicante de zagalón… El Caliche es un palo cilíndrico, de unos diez centímetros, que se plantaba en el suelo sobre un enérgico escupitajo que embarraba el suelo como adherente. A unos 20 pasos aproximadamente, se trazaba la línea de juego. Existían unas piezas de hierro, redondas, que se distribuían entre los dos equipos, a los que llamaban “moneos”. Las más pequeñas, eran las de “arrime”, o “atruque” y las más grandes y aplanadas, las de “arrastre”…

Los primeros, se tiraban en parábola desde la línea, a fin de situarse lo más cerca del caliche, sobre el que se ponían las pesetas, o mejor las “perras gordas” del envite. Era como coger posiciones. Los segundos, los de arrastre, al contrario que sus hermanos, se lanzaban a ras del suelo y con fuerza, pues su intención era derribar el caliche por su base… Cuando volcaba, las monedas se repartían en virtud a la cercanía a los moneos de arrime. Cada equipo recolectaba sus ganancias, y volvía a empezar una nueva partida con los mismos, u otros, participantes en liza, utilizando las mismas reglas de juego…

A mí, todos estos rifirrafes entre las grandes potencias, que encima juegan en tableros ajenos, me recuerdan mucho al Juego del Caliche, ese que tanto conocen los abuelos del lugar… Primero, se posicionan con el moneo del arrime, defendiendo sus intereses y arrimándose a su querencia, claro, para, luego, si es necesario tener que arrearle al caliche, estar lo más cerca posible para recoger sus ganancias, según su postura previa, naturalmente…

Por eso, analizando el enfrentamiento de Putin con Biden, me ha venío el jodío Caliche a la memoria… En estos momentos se están posicionando (están tirando los moneos del arrime) a ver dónde están cada uno de ellos, por si luego hubiera que tirar a arrastrar, entonces ya veremos lo que cae del lado de cada cual… Lo que pasa con esto es que están jugando en el patio de Europa, y si alguien resulta descalabrado en el juego será algún vecino de por aquí… La Otan, al fín y al cabo, es un peón del tablero, uno de los moneos que aportamos “los buenos” contra “los malos”, como en las películas.

Lo que me sigue llamando la atención – lo he dicho antes – es que el mismo Biden, que aquí está respondiendo al gorila de Putin como otro gorila más, en Afganistán abandonó caliche, moneos y moneas, dando la espalda y saliendo de estampía cobardemente… Salvo que (y esto es lo que creo) aquí se estén jugando intereses crematísticos acojonantes, y allí, en lo de Afganistán, tan solo se jugaban los derechos humanos de las personas… Por supuesto, no es lo mismo. En realidad, lo de los Derechos Humanos se utiliza como bonita excusa para conseguir un interés económico, pues queda muy bien, y muy digno; pero cuando ese interés no existe, o desaparece, lo de los derechos no valen nada por sí mismos, y se abandonan. A la vista está…

O sea, primero hay que ver los reales que se ponen sobre el caliche, si merece la pena montar el espectáculo para media docena de mirones, o no; y, luego, después, ya decidimos si sacamos los moneos de la bolsa y montamos el tinglao, que eso entretiene mucho…

Antes no era así: se hacía por el prurito de ganar, aunque fuera una perra chica, al rival, y por el placer de jugar… y ahora se hace por el puñetero interés egoísta de dejar plantado el caliche allí donde se contiende, porque lo que menos vale son las vidas humanas en juego. Ese es su caliche y nuestra desgracia.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ www.escriburgo.com miguel@galindofi.com

POS M´ALEGRO, JOER...

La nueva Alemania post-Mérckel enseña las uñas y los dientes a China y a Rusia... El gobierno tripartito de izquierderecha (¡qué envidia, coño!) se aleja del enfoque conciliador de la tía Ángela, y se pone duro con estos chulos de patio de colegio.

Scholz y su ministra de exteriores, Anna Baerbock, les ha cantado las cuarenta en bastos a Putin y al de la muralla. Como debería haber sido hace algún tiempo... A mí me encanta por un par de razones:

Para que vean que no pueden aprocecharse de la división ideológica de un gobierno - deberíamos tomar ejemplo de una p... vez - y para que sirva de postura común a una Europa que solo ha sabido bajarse los calzones... o las bragas, por eso del lenguaje inclusivo.

LA PUÑETERA VEJEZ

La vejez no tiene nada que ver con las viruelas. Son cosas distintas que, si se relacionan, es porque aún no ha llegado la muerte, si no, no existiría ninguno de los dos casos… Pero lo cierto es que la viruela es un hecho, y la vejez un concepto. Y los conceptos, ya se sabe lo que son, que cada cual lo explica según su personal forma de ver las cosas. Tienen la existencia real que nosotros queramos cederle de nuestra propia realidad.

Emil Cioren, quizá que desde el punto de vista del más puro (y ya desfasado, creo) romanticismo, decía que “quién no muere joven, merece morir”. Drástico aserto, joer… Será todo lo romántico que se quiera, pero está diciendo que andamos por el mundo millones de caducados que teníamos que estar muertos. Yo entiendo que la juventud es sinónimo de actividad y la senectud lo es de inanidad, pero aquí el problema reside en que lo segundo se produce por “apartheid”. O te aparta la naturaleza, o te aparta el sistema… ya saben: deje sitio a los jóvenes, o muérase. La sociedad no dice eso, pero lo piensa: váyase al centro de tercera edad, apártese, no moleste, quítese de enmedio…

Y aquí, creo yo, es donde hay que reivindicar que el concepto de vejez, o de senilidad – que tampoco es lo mismo – lo marque cada cual en su caso… En una entrevista al filósofo Ernst Jünger al cumplir sus cien años, el periodista le lanzó: “Ahora que es usted anciano…”, a lo que el escritor le atajó: “No… perdone, yo fui anciano, como antes fui niño, luego joven, después maduro… ya he dejado la vejez atrás. Ahora tengo lo que bíblicamente se conoce por edad canónica”…

Jünger dejó claro que, si no se puede ser eternamente niño, ni eternamente joven, entonces tampoco se puede ser eternamente viejo… O te mueres, o pasas a otra clasificación. En su respuesta (con la que yo creo que se reía de los papanatas) enviaba, al menos, un par de mensajes: uno, la necedad de establecer compartimentos estancos; y el otro, que eso lo decides tú, y no otros por ti… El autor pensaba que la muerte es un accidente inevitable, y que te puede llegar en cualquier época de tu vida. Esto es, que tú no tienes por qué buscar la muerte, ya que es ella la que te encuentra a ti, y no tú a ella… Él la llama “interrupción impertinente”.

Somos muchos, muchísimos, incontables, los que deberíamos pararnos y pensar en esas palabras… A mí, desde luego, y no con esto no quiero corregir a don Ernst, personalmente me gusta más el concepto “tránsito” para definir un desenlace que, aun llamándolo “final”, es el principio de otra realidad… Pero, bueno, eso es solo cuestión de semántica. El caso es que esos tránsitos, o muertes, son acaecidos o provocados; sobrevenidos o empujados… Un ejemplo, doloroso y reciente, lo tenemos en los miles y miles de ancianos condenados a morir en residencias durante la primera fase de la pandemia, simplemente “porque les tocaba”. Ya eran viejos, mayores, ancianos, y solo les espera la muerte… Duele, pero es así. Si cambiáramos la etiqueta “residencias” por “morideros”, es posible que fuéramos más crueles, pero también menos cínicos.

Mis jóvenes y queridos lectores – que algunos tengo – pues el concepto joven para cualquier mortal es tener menos años que uno tiene, pensarán que, a mis 75 tacos de almanaque, ya se me van descolgando de mis andrajos estos artículos: la vejez, el tránsito, o en los que se rememora la niñez… Habrán notado, sin duda, que suelo hacer algún que otro viaje en el tiempo con dirección al pasado, regresiones de memoria y eso. Y sí, es cierto, no les voy a quitar la razón. La naturaleza va del brazo de la disposición. Y es natural que, viendo más claro lo que tengo más cerca, me detenga y constate que igual veo más borroso lo que me queda más lejos. Eso es todo. Y también es lo que nos pasa (y nos va a pasar) a todos.

La cuestión es, simplemente, que existen extraños personajes cultos por este mundo, como, por ejemplo, Clint Eastwood, que a sus 92 años anda haciendo películas, una tras otra, como si la edad no tuviera nada que ver en ello. Y la verdad es que no lo tiene… Pero, sin embargo, reconoce con toda naturalidad que él es un anciano, y no lo niega, ni se pone a vender tampoco todo eso de que “vieja, la ropa”; o “el corazón es joven”, y todas esas gilipolleces. Eso lo dicen los de los centros de jubilados, como mantras preparados… Él se limita a reconocer que es viejo perdido, pero que la mente no tiene la edad del cuerpo. No es sentirse joven haciendo las inmadureces de los jóvenes, si no respetar el cuerpo dignificando la mente… ¿Lo cogen..?.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ www.escriburgo.com miguel@galindofi.com

LA VEJEZ

La vejez no tiene nada que ver con las viruelas. Son cosas distintas que, si se relacionan, es porque aún no ha llegado la muerte, si no, no existiría ninguno de los dos casos… Pero lo cierto es que la viruela es un hecho, y la vejez un concepto. Y los conceptos, ya se sabe lo que son, que cada cual lo explica según su personal forma de ver las cosas. Tienen la existencia real que nosotros queramos cederle de nuestra propia realidad.

Emil Cioren, quizá que desde el punto de vista del más puro (y ya desfasado, creo) romanticismo, decía que “quién no muere joven, merece morir”. Drástico aserto, joer… Será todo lo romántico que se quiera, pero está diciendo que andamos por el mundo millones de caducados que teníamos que estar muertos. Yo entiendo que la juventud es sinónimo de actividad y la senectud lo es de inanidad, pero aquí el problema reside en que lo segundo se produce por “apartheid”. O te aparta la naturaleza, o te aparta el sistema… ya saben: deje sitio a los jóvenes, o muérase. La sociedad no dice eso, pero lo piensa: váyase al centro de tercera edad, apártese, no moleste, quítese de enmedio…

Y aquí, creo yo, es donde hay que reivindicar que el concepto de vejez, o de senilidad – que tampoco es lo mismo – lo marque cada cual en su caso… En una entrevista al filósofo Ernst Jünger al cumplir sus cien años, el periodista le lanzó: “Ahora que es usted anciano…”, a lo que el escritor le atajó: “No… perdone, yo fui anciano, como antes fui niño, luego joven, después maduro… ya he dejado la vejez atrás. Ahora tengo lo que bíblicamente se conoce por edad canónica”…

Jünger dejó claro que, si no se puede ser eternamente niño, ni eternamente joven, entonces tampoco se puede ser eternamente viejo… O te mueres, o pasas a otra clasificación. En su respuesta (con la que yo creo que se reía de los papanatas) enviaba, al menos, un par de mensajes: uno, la necedad de establecer compartimentos estancos; y el otro, que eso lo decides tú, y no otros por ti… El autor pensaba que la muerte es un accidente inevitable, y que te puede llegar en cualquier época de tu vida. Esto es, que tú no tienes por qué buscar la muerte, ya que es ella la que te encuentra a ti, y no tú a ella… Él la llama “interrupción impertinente”.

Somos muchos, muchísimos, incontables, los que deberíamos pararnos y pensar en esas palabras… A mí, desde luego, y no con esto no quiero corregir a don Ernst, personalmente me gusta más el concepto “tránsito” para definir un desenlace que, aun llamándolo “final”, es el principio de otra realidad… Pero, bueno, eso es solo cuestión de semántica. El caso es que esos tránsitos, o muertes, son acaecidos o provocados; sobrevenidos o empujados… Un ejemplo, doloroso y reciente, lo tenemos en los miles y miles de ancianos condenados a morir en residencias durante la primera fase de la pandemia, simplemente “porque les tocaba”. Ya eran viejos, mayores, ancianos, y solo les espera la muerte… Duele, pero es así. Si cambiáramos la etiqueta “residencias” por “morideros”, es posible que fuéramos más crueles, pero también menos cínicos.

Mis jóvenes y queridos lectores – que algunos tengo – pues el concepto joven para cualquier mortal es tener menos años que uno tiene, pensarán que, a mis 75 tacos de almanaque, ya se me van descolgando de mis andrajos estos artículos: la vejez, el tránsito, o en los que se rememora la niñez… Habrán notado, sin duda, que suelo hacer algún que otro viaje en el tiempo con dirección al pasado, regresiones de memoria y eso. Y sí, es cierto, no les voy a quitar la razón. La naturaleza va del brazo de la disposición. Y es natural que, viendo más claro lo que tengo más cerca, me detenga y constate que igual veo más borroso lo que me queda más lejos. Eso es todo. Y también es lo que nos pasa (y nos va a pasar) a todos.

La cuestión es, simplemente, que existen extraños personajes cultos por este mundo, como, por ejemplo, Clint Eastwood, que a sus 92 años anda haciendo películas, una tras otra, como si la edad no tuviera nada que ver en ello. Y la verdad es que no lo tiene… Pero, sin embargo, reconoce con toda naturalidad que él es un anciano, y no lo niega, ni se pone a vender tampoco todo eso de que “vieja, la ropa”; o “el corazón es joven”, y todas esas gilipolleces. Eso lo dicen los de los centros de jubilados, como mantras preparados… Él se limita a reconocer que es viejo perdido, pero que la mente no tiene la edad del cuerpo. No es sentirse joven haciendo las inmadureces de los jóvenes, si no respetar el cuerpo dignificando la mente… ¿Lo cogen..?.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ www.escriburgo.com miguel@galindofi.com

CONSUMO

Leo una noticia que dice que las quejas a Consumo han subido un 25% durante el pasado año solo en Cartagena, y que se ha implantado la tramitación electrónica de reclamaciones, y todo eso... Pues que se pongan a la cola, que van dados...

Yo he tramitado tres quejas sobradamente fundadas en toda mi vida. Una hace más de 30 años por una estafa; otra, hace más de 20, por una venta fraudulenta; y la última hace unos 10 por un servicio engañoso...

...Y ninguna ha recibido ni un puñetero acuse de recibo ni contestación en ningún momento... Hay servicios públicos que solo valen para colgar el cartel y hacerse la foto. Podían ahorrarse los sueldos. Esa es mi penosa experiencia.

LOS DOS ROLES

En la “mili”, yo tenía un sargento que era amigo mío antes de entrar a mi servicio militar… Un día, en el período de instrucción, me llamó a su presencia: “Miguel, en la calle y de paisano, me tuteas, como siempre. Pero de uniforme, y aquí dentro (en el cuartel) de usted y por mi rango”… No es por ti ni por mí, es por los demás”… Lo entendí perfectamente. Son los dos roles que, sí o sí, había que observar. Hoy, que ya no existe ese soldado híbrido entre civil y militar, si no que se es profesional de lo uno o de lo otro, imagino – no lo sé – que tales casos se darán bastante menos en el ejército actual. Pero siempre, la amistad y la disciplina han tenido que disimular su parte en ese arte.

Antonio, que así se llamaba aquel suboficial, al igual que yo entonces, éramos aficionados al teatro, fuera, en la vida civil, y participábamos juntos en alguna que otra obrilla de las que se escenificaban en el pueblo… Por lógica, en los fastos militares de la Patrona de Aviación, dónde él dirigía algún obligado sainete de los mismos obligados Hnos. Quintero, solicitaba de mi persona en aquel cuartelero elenco. Esa invitación, en plena “mili”, era, claro, más una orden que un porfavor, pero también suponía que se me rebajaba de servicio de armas mientras duraban los ensayos. Era un buen “change”, al fin y al cabo… Y, encima, el aforo estaba asegurado: toda la tropa y oficialidad (por lo tanto, la suboficialidad también asistía como el obligado relleno del bocadillo… Por deprimentes que pudiéramos llegar a ser, la ovación estaba garantizada. Todo se quedaba en casa.

En los días que duraba esa preparación, se volvía a poner de manifiesto con el resto de militares de la base, esos dos roles que citaba a nivel personal con mi amigo Nono (así le llamaban en lo civil). Los que preparábamos la obra a representar vivíamos dos existencias distintas, o mejor, casi tres: La del papel asignado en la obra; la de actor circunstancial, con un asomo de camaradería y privilegios para con nuestros superiores; y la de la vida militar estricta… A veces me he preguntado cuál de ellas era la real.

Esto que hoy cuento, no es un cuento… Y no lo es, porque si nos paramos a pensar un poco, nos daremos cuenta que esos dos roles, como mínimo, los hemos desempeñado todos (o digamos casi todos) en nuestras vidas reales. En nuestro cada día, en nuestro medio, que son dos medios: donde uno es quién es: amigos, familia – y a lo peor, tampoco – y dónde uno se gana la vida: jefes, compañeros, clientes, relaciones de trabajo… ¿Cuál de los dos medios, cuál de esas dos mitades, de los dos roles, es el real?..

Yo he consumido casi toda mi existencia viviendo esas dos partes para poder mantener el tipo, digamos dignamente… Tras diez años jubilado, creo apreciar claramente cual era mi rol de subsistencia y cual el de mi… no sé cómo definirlo, pero ustedes me entienden. Los dos son experiencia, pero no son los mismos. A esta distancia, veo la cantidad de papeles que he tenido que defender en la obra del teatro de mi vida para poder mantener mi yo mismo durante los cuatro chavos del resto de la misma. Me he pasado más tiempo vestido de Arlequín que de mí mismo, si es que ese yo mismo tiene ya algún valor fuera de los falsos roles…

Lo digo, porque lo que queda de mí ahora debe ser lo auténtico, lo genuino, lo real, aunque no sea gran cosa. Pues lo demás fue el pijama con que salí durante toda la obra aquella del cuartel. Se acabó el papel, y se terminó el personaje… Hay muchos aún que me recuerdan como aquel destacado de la Coec; o aquel disparatado (fue proyecto obispal) Presidente de Comunidad Parroquial; o de Director de Cáritas; o de Juez de Paz; o de otros muchos más títulos y representaciones que gilipolleces… y noto que ese que así me recuerda está evocando a un extraño, a alguien que dejó de ser para muchos, e incluso para sí mismo. Es tan solo que un (falso) rol perdido en el tiempo. Y siento una sensación extraña y extraviada…

Me ha vuelto a venir viendo unas viejas fotografías, como los daguerrotipos aquellos que se hacían a las personas muertas… O sea: yo tuve un papel en ese personaje, pero no soy tal personaje; yo le di vida y existencia y yo se la quité… Y entonces recuerdo a Nono que ahora me dice: “ya no me llames de usted y por el grado… ya solo tutéame…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ www.escriburgo.com miguel@galindofi.com

TAMPOCO ES PARA TANTO

Me parece que rozamos el ridículo con lo del rey emérito. Ahora quieren llamar a Bárbara Rey, nada menos, para que declare "sobre su estrecha amistad con el ex-monarca"... ¡manda reales güevos!, como diría el Trillo aquel. Patético.

Y mientras, si los Reyes Magos de aquél país de oriente donde está le dán cobijo, también se vá a tomar la próxima nochevieja los 12 dátiles bajo una palmera de allí...

Yo de él, me vestía de turistárabe, cogía mis maletas y mis muletas, y me venía como un don Alí cualquiera... ¿Qué tendrá que ver el tomarse el turrón con la familia con su lío jurídico?.. A Dios lo que es de Dios y a Alá lo que sea de Alá, joer...

A MEDIADORES Y CIUDADANOS

Adjunto enlace Facebook de Radio Torre Pacheco, programa especial Mediación.

 

https://www.facebook.com/RadioTorrePacheco/videos/358925428940176

NI NO LLEGAR, NI PASARSE

Lo del proyecto de Ley, o de Reforma de esa Ley, o lo que sea, sobre la Protección animal, que no sé exactamente aún lo que va a ser, o ya es de hecho, parece que va a exigir hasta un DNI para los chuchos y gatos… ¿o va a ser para todas las mascotas domésticas sin distinción?.. Me refiero a iguanas, tortugas, periquitos, pitones y demás animalario que le gente suele tener en casa como acompañante doméstico. Será éste un punto que se deberá aclarar convenientemente, porque, o se establecen límites, con lo cual se corre el riesgo de cometer discriminación, o se hace general, lo que igualmente plantea problemas y ridículos.

Porque el perfeccionar y profundizar en este tipo de normas que protejan a los animales como seres sintientes (que yo lo veo muy bien, óigan, pues nos hace a los humanos ser más humanos) se basan en ese principio de seres sintientes, como nosotros, y, por lo tanto, seres sufrientes… Además, yo añadiría: conscientes de sí mismos y de su propio sufrimiento. Vale. Quiero entender que toda esa legislación se desarrolla en el ámbito de la relación entre el hombre y el animal, en general, no solo en el ámbito doméstico…

Y entonces eso alcanzaría también al cazador, al domador (que no educador), al toreador, y a todos aquellos que basan su afición u oficio en la tortura y/o muerte de animales sintientes… ¿Acaso van a prohibir, en consecuencia, la caza, o las corridas, por ejemplo?.. Me temo que no. Aquí se mete el bisturí y se usa la hipocresía como anestesia… ¿Acaso no es lo mismo lo de las peleas de gayos que la muy británica caza del zorro?.. pues, más o menos, es igual. Sin embargo, se utilizará la costumbre, la tradición y la cultura para salvar y explicar una parte de las salvajadas que se cometen. Ya lo verán ustedes. Otra pregunta que es el mismo ejemplo: ¿se van a seguir autorizando los experimentos químicos y quirúrgicos de laboratorio con animales?.. Porque son sintientes, y se sabe que los hacen sufrir horriblemente… eso sí, en bien de la humanidad, o eso dicen. ¿Es eso una justificación, una excusa, o una condena?..

Es que existen (o parecen existir) grandes incongruencias. He oído decir por ahí, que, por un ejemplo común, si un perro sufre indeciblemente al final de su existencia, con la nueva norma no se le podrá sacrificar para evitarle tal sufrimiento. El animal tendrá que morir por lo natural, o sea, bestialmente. Un contrasentido sangrante, además de discriminatorio, que se haya aprobado la eutanasia como una muerte digna para las personas y se le niegue esa misma muerte digna al animal, a ese al que, por otro lado, se dice que se le quiere proteger.

Conste que no me estoy posicionando contra una legislación que nos hace más dignos, solidarios y justos para con nuestros hermanos los animales (tampoco soy un franciscano), o animales sintientes, como parece que es la figura bajo la que se les va a denominar a partir de ahora. Al contrario. Me declaro absolutamente a favor. Lo que no podemos, o no debiéramos, es quedarnos excesivamente longánimes por un lado, y excesivamente mezquinos por otro… La crueldad siempre anda pegada a ambos extremos. Ni dejar que coman sentados a la mesa con nosotros, coman de nuestro mismo plato, o que compartan nuestras camas, ni hacerlos sufrir por maltrato o por faltos de piedad en sus días finales… ni evitarles una educación, si es que hay que educarlos. Si queremos acercarlos a nuestras costumbres deben ser tratados con el mismo respeto y sentimiento que a cualquiera de nosotros, pero poniendo a la naturaleza como fiel de la balanza.

Es que, todo ser viviente, es sintiente y sufriente. Todo. Los patos de engorde para hacer paté, las quisquillas que se fríen en aceite hirviendo… Todos: desde el gato, un perro, un pájaro que vuela, un pez que nada a cualquier bicho que se arrastra, todos sienten. Está científicamente comprobado que hasta las plantas son seres sintientes, y que sufren cuando se les quema, se les deja morir de sed, o se les arranca de raíz.

Pero todo eso no tiene nada que ver con un accesorio inútil como un DNI con su foto, cuando ya llevan un chip obligatorio que los identifica y los vincula a sus dueños, responsables, o irresponsables, de ellos… Hay añadiduras, rentables por comerciables, que benefician más a los humanos que a nuestros amigos los animales.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ www.escriburgo.com miguel@galindofi.com

LA VERDAD VERDADERA

La posesión de la verdad no está reservada a nadie en concreto, ni persona, ni partido, ni institución siquiera; ni tampoco a ninguna de las Iglesias que dice custodiar la sabiduría de libros dados por sagrados...

La humanidad busca la verdad, el hombre busca la verdad, pero nunca la puede encontrar completa. Que nadie se deje engañar por ningún portador de ninguna palabra...

"La simple búsqueda es el camino y el premio", decía Lessing... Para encontrar la pista de la verdad (que no la verdad) hemos de andar todos los caminos - no uno solo - y buscar en todos sus creces. Hay que ser de todo el mundo sin llegar a ser de nadie.

CADA CUAL LO PIENSE...

Per sé. Ando un poco mosqueado (que no preocupado) últimamente, por eso de que al mundo le quedan cuatro telediarios, y en 2.027 se nos arree un hostión que nos mande a tomar por saco a cualquier galaxia… o a lo que quede de nosotros, o de ustedes, en el supuesto de que se dé tal supuesto, claro. Los que me siguen se preguntarán si es que yo soy un catastrofista agorero, ya saben, un profeta loco predicando su particular apocalipsis, y dando la tabarra del “arrepentíos, pecadores, y tal y tal”, desde cualquier square o esquina. Pues no. Primero, porque creo haber hecho más gala de racionalidad que de lo contrario; y segundo, porque, aún en el caso de que así fuera, ya no quedaría tiempo para arrepentirse de nada. Y no vamos por ese camino, precisamente…

El caso es que andaba yo quemando mi tiempo residual con los desastres del cambio climático que nos aguarda más pronto que tarde, lo queramos o no, como una consecuencia lógica a unos hechos medibles y concretos, pero mirándolo bajo la perspectiva de cambio de todo, pero no de fin de nada, cuando me enredo en la última obra de J.J. Benítez, “Mis Primos”, (con el que tuve una leve relación en tiempos de Maricastaña, cuando un servidor era del CEI), y veo que relata un par de casos-tipo, al menos, de (posible) contacto, que se repite a lo largo del tiempo, en diferentes lugares, y a distintas personas. Y es el mensaje de que un gran cuerpo celeste chocará contra la tierra – en el Atlántico concretamente – y que se llevará por delante a una buena parte de la humanidad… Tanto es así, que el propio Juanjo lo cree a pies juntillas hasta el punto, creo, de haberlo registrado ante notario.

Bueno, pues en eso mismo está la cosa. Pero, en esas intermedias, en todos los medios y reseñas aparece la última película de Leonardo di Caprio, “No Miréis Arriba”.,, que se refiere al puro cine americano de catástrofes – un tremendo aerolito que nos viene a impactar sobre el planeta – algo ya tan manido y repetido y sin imaginación, pero que viene a llamar la atención, parece ser, más por el comportamientos humanos que por la pedrada. Son tan disparatados, afirman las críticas, que parecen reales. O sea, que la realidad humana es el disparate, dicho en román paladino…

Y en esas tres coincidencia andaba yo barruntando, cuando, andando en la reorganización de una parte de mi esturreada biblioteca, por llamarla de alguna manera, y buscando nueva ubicación a los amontonados por ahí, descongestionando viejas estanterías, etc… vengo a encontrarme (mejor dicho, me reencuentro) a un viejo, breve y extraño libro, de apenas cien páginas, de un ignorado autor sudamericano, que encontró un editor en España para publicarlo, hace la friolera de 20 o 30 años: “Hercóbulus, el planeta rojo”, y que, al menos que yo sepa, no volvió a editar ninguno más… Justamente, ese opúsculo trata de lo mismo, si bien que desde una mayor distancia en el tiempo, y poniéndole nombre al pedrusco planetario. Todo este “arrejuntamiento” fortuito de cosas y casos tiene un nombre, por si ustedes quieren saberlo, y se le llama Sincronicidad.

Por supuesto, en estas cuestiones, el arco de posibilidades es un círculo más que un arco. Esto es, que se cierra justo en el mismo punto donde se abre… Las casualidades suelen ser más causalidades, y las causas pueden cambiar… luego, puede ocurrir el que la autoría primaria se repita a lo largo del tiempo por otros autores, o por distintas fuentes, que no citen el origen… O también que se esté montando un algo mediático/económico como lo de las Profecías Mayas aquellas, ¿se acuerdan alguno de ustedes?..

Pero, sea como fuere, mi deseo es compartir, como he dicho al principio, un mosqueo más que una preocupación. Mosqueo, porque, cuando uno anda jugando con piedras, alguna pedrá puede llevarse aunque no llegue al descalabro. Preocupación, a mi edad, poca. Me preocupa más vivir decentemente de aquí a allí, que a partir de allí… digo más, si se produjera, prefiero contarme entre los muertos que entre los vivos, pues de poco me iba a servir, salvo para estorbar a los que queden. Así que…

Ahora vienen, si quieren, y me llaman agorero, aunque yo solo cuento, no imagino. Pero les diré como un amigo mío, propenso a la melancolía, al que llamaban bucólico, que respondía: “sí, pero bucólicodental”… queriendo decir que si las cosas no son lo que parecen, las personas aún menos. Y hay personas que dicen hablar a través de los dioses (no se fíen de ellas, pues los dioses no hablan a través de las personas, aunque sí actúen a través de ellas). Ellos saben que, si hablaran, cada uno, o una, los interpretaría de diferente forma y manera… Babel, aún existe.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ www.escriburgo.com miguel@galindofi.com

FUÉ LA ESPAÑA REAL

En un principio la llamaron "la España vacía". Luego, algún retocador, o retocadora, de imágen, la bautizó como "la España vaciada", quizá por el matiz ese de que si está vacía es porque la hemos vaciado... como la caja de las pensiones, por poner un mal ejemplo...

Jesús Arbres, que ha hecho una obra de teatro del magnífico libro "La lluvia amarilla", de Julio Llamazares, taambién hijo de esa España, dice que prefiera llamarla "la España imaginada".. Digo yo que será por olvidada.

Pero lo imaginado no siempre es real. Así que yo, con su permiso, preferiría que se la conociera por "la España ignorada", que se ajusta mucho más a la realidad.

LA MALA EDUCACIÓN

CREO QUE PUDIERA INTERESAR:

https://youtu.be/xMcC-R9Lu7g

LA GRAN DUDA HUMANA

Todo nuestro escaso pueblo andaba dolorido ese día. Absolutamente todos. Hasta los animales de la calle se movían cabizbajos al captar la inmensa tristeza reflejada en las caras de la gente. Era un solo sentir, un solo pensar, un solo malestar, un solo comentar en todos los lugares y entre todas las personas… Existía un luto general, compartido, cercano, denso: uno de sus hijos había encontrado la muerte en su servicio militar. Un trágico accidente segó su vida joven… Entre otros chiquillos, Antonio me llamó para reforzar la partida de monaguillos. Aquella tarde se preveía un entierro en el que todo un pueblo, sin faltar uno solo, iba a demostrar su compañía y cercanía. Y allí teníamos que estar todos, revestidos de sayo y esclavina, acompañando a don Ramón… A mí me tocó portar una de las cruces, más alta que yo mismo, y cuyo extremo chocaba con mis pies para que la cruz, por mi torpeza, arremetiera contra mi cabeza.

Desde la lejanía de mis años ya pasados, jamás he vuelto a tener el sentimiento de un pesar colectivo tan profundamente compartido como aquél, que sentó en mi ánimo una experiencia que jamás he logrado olvidar… La torpeza en encontrar las palabras adecuadas para expresar tal vivencia las ha mantenido ocultas en mis manifestaciones, pero no en mi memoria…

Si existió entonces un comentario con todo el peso de la unanimidad sobre las mentes, fue el único y solitario lamento de siempre: “¿Por qué Dios permite que pase esto?..”. Es un grito callado de incomprensión que perfora todas las fés de todas las gentes de toda creencia… ¿Por qué Dios permite que pasen tales cosas?; ¿la muerte de un niño?; ¿tales calamidades?; ¿tales injusticias?; ¿tanto sufrimiento (aparentemente) inútil?; ¿por qué la pérdida de tantas vidas inocentes?.. Es un hecho éste que se repite continuamente en todo tiempo y lugar, sin que se haya encontrado ninguna respuesta coherente, o mejor, conveniente. Tan solo palabras de consuelo, sinceras, sí, pero que se pierden en un intento de dar un triste sentido a lo que parece no tenerlo. Nada de lo que pueda salir de nuestro intelecto, por bienintencionado que sea, puede amortiguar un dolor que parece venir de un cosmos atávico, irracional e incógnito. Es la gran duda que nos golpea. Pues bien, si hoy me he atrevido a escribir sobre esto; si se me ha destapado esta ocurrencia, es porque esa pregunta ha sido un acompañante fijo durante toda mi existencia, desde que se me quedó impreso aquel día triste en mi alma de niño. Siempre ha sido un pensamiento recurrente del que no he podido liberarme sin sentir un profundo e íntimo desasosiego… ¿por qué Dios permite…?

No quiero que nadie piense que he encontrado respuesta alguna. No soy tan inteligente, ni tan elevado… No deseo que nadie crea que he hallado explicación alguna, ni muchísimo menos… Si acaso, una tenue, pálida, quizá desvaída, aproximación. Pero que me permito compartir, humildemente, por supuesto, con ustedes, que, de algún modo, me siguen… Y, por poner una imagen que refuerce la metáfora en la que me apoyo, es que Dios es el fiel de la balanza.

No es el platillo de un lado, ni el del otro lado, de esa balanza, si no que su esencia es el fiel, la centralidad, la invariabilidad, la ecuanimidad, la serenidad, la inconmovilidad , ( que no es lo mismo que inmovilidad ), el equilibrio perfecto; el más absoluto e inalterable nivel; donde tal absoluto lo absorbe todo, y contiene la totalidad de los hechos y de las cosas… Dios no permite ni deja permitir nada; ni consiente ni deja de consentir. Dios es pura armonía; Dios no juzga. Somos nosotros los que juzgamos en nombre de Dios… Él es parte de la balanza, pero no es toda la balanza, aunque suya sea la balanza, ya que los platillos los formamos nosotros… Él es el fiel de la misma, el que rige y registra el funcionamiento de su mecanismo. Él no es emoción alguna, las emociones somos nosotros…

Pido perdón si ofendo a algunos por exponer lo que pienso, pero es lo que más se acerca a la respuesta de mi eterna pregunta… Pues no creo en un Dios castigador y premiador, si no en una perfección de la que venimos y a la que regresaremos solo cuando entendamos su naturaleza para poder reunirnos de nuevo con ella, y de la que formamos parte…

No busco discusión alguna, ni diatribas, ni ofensas. Tan solo explicación y entendimiento hasta dónde podamos asumirla. Y, por eso mismo, comparto aquí, con vosotros, mi pensamiento…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ www.escriburgo.com miguel@galindofi.com

CARA SEMIDEMOCRACIA

La disciplina de voto es un mal negocio. Para la democracia y para la economía... Para la democracia, porque anula las conciencias de las personas, digan lo que digan. Es todo lo contrario a la libertad.

Para la economía, porque se pagan cantidad de super-sueldos para luego votar todos lo mismo como una sola persona. Más vale que esa sola persona vote por todos los demás, y se pague solo un super-sueldo por cada formación política. El que más votos represente, ese gana.

Saquen cuentas. Se ahorrarían millones. Tanto despilfarro por nada. Porque no hay mucho más allá del voto, y que no cuenten cuentos... Sin libertad de voto personal, nuestra democracia resulta cara por lo secuestrada que está.

 

SE CREEN EL BUEN LADRÓN

De verdad que no sé qué pensar de los del PP… Ignoro si es incapacidad, o si es que la ignorancia puede llegar a convertirse en pura maldad… Y lo digo por judicializar el reparto de los fondos europeos en España. No sé si habrán pensado (hasta dudo que tengan esa facultad) que somos el único de los 27 países que forman la UE que se ha auto-torpedeado el reparto estatal de tales fondos de ayuda, poniéndolos así en duda ante todos los socios. Ni siquiera sus correligionarios de las naciones más facciosas de esa unión se han atrevido a tamaña estupidez. Pero los nuestros sí que lo han hecho. Y lo han denunciado hasta en los juzgados de guardia.

Casado, como un cordero… ¿o mejor borrego?.. ha seguido los pasos que le ha indicado Díaz Ayuso al redil (le gana todos los pulsos, está visto y comprobado) y se ha unido al boicot, con la acusación gratuita – pues está por demostrar – de que aquí, en España, el gobierno está distribuyendo esos fondos a dedo, con discriminación y alevosía; y están alentando a todas las administraciones regidas por los populares, sean éstas regionales o municipales, a hacer lo mismo… Ni qué decir tiene que la judiciliación en España del reparto de 140.000 millones de euros en ayuda europea van a entorpecer ese mismo trasvase de fondos, que son clave para nuestra recuperación económica. Y los del PP están queriendo ver lo que los propios controles de la UE aún no han captado…

Dicho en román paladino: cualquier medio es bueno para derrocar al gobierno de la competencia y sentar su culo en el poder… Aunque sea a costa de arruinar a todo el país. Porque eso es lo que va a suceder: que esa factura la vamos a pagar todos los españoles, en nuestros servicios; en nuestras pensiones; en nuestro trabajo; en nuestra calidad de vida… en toda nuestra sociedad del bienestar. Los únicos intereses que defiende el PP son los suyos propios y partidistas frente al de todos los ciudadanos… Ya sé que eso lo hacen todos los partidos, en mayor o menor medida, pero el popular se ha quitado la careta y actúa sin disimulos ningunos. El único de Europa – incluidos sus homólogos – que cuestiona la recuperación de su propio país.

Y todo esto viene a ocurrir justo al mismo tiempo en que la Fiscalía considera probado que ese mismo partido, el PP, se lucró de la trama Gürtel, también en el caso Boadilla… Lo que demuestra, una vez más, que ese entramado criminal fue creado en su seno para enriquecerse particularmente y financiarse partidariamente de los fondos del Estado, y, por ende, de los bolsillos de todos los españoles. Excelente ejemplo el que dan, para andar acusando de dudoso el reparto de los fondos europeos por el gobierno de la nación… No tienen autoridad moral alguna, pero se la toman, al igual que se cogen los dineros que no les pertenecen… Mientras la Fiscalía cree “exhaustivamente” demostrado, el desvío de fondos al partido, el Sr. Rajoy aún se divierte riéndose de sus compatriotas en los juzgados, diciendo que él no sabe nada, que no se acuerda, y que no ha conocido a ese Sr. Gürtel en su vida…

Naturalmente, también en nuestra región, López Miras (La Voz de su Amo) acata y cumple la directriz de Génova con brazo en alto y taconazo marcial, ¡já bolt, mein führer!, y nos suelta la misma acusación de marrullería mafiosa… Perdónenme, pero, ¿saben a qué me suena este esperpento?.. a aquel cercano “España ens roba” de los catalans-gestapo, con que levantaban a sus masas obcecadas en su Banalidad del Mal (Hanna Ahrendt) contra el resto de sus conciudadanos españoles. Exactamente a eso me suena.

Es la misma cochina y desleal estrategia: el ladrón acusa al policía que lo cachea de que le ha robado, aunque sus propias ganzúas están a la vista de todo el mundo que sepa ver lo que tiene ante sus narices, claro… Es que esa es otra: ¿cómo un país puede estar tan ciego como para no castigar en las urnas a los que se atreven a ser tan sumamente cínicos?.. Clamamos contra la inseguridad pública a voz en grito, y luego vamos y votamos a pandillas de delincuentes. Vemos a los que nos atracan y violentan por las calles, y somos ciegos cuando lo hacen a nivel de país.

Lo que acaba de hacer el PP es un precedente en España, en Europa, y en todo el mundo… Sobre todo en democracia. Le ha pegado un navajazo a los intereses de sus propios ciudadanos, y un tiro en su propio pie, ya lo verán… Pos nosotros mismos, achos, tíos

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ www.escriburgo.com miguel@galindofi.com

INÚTILES

En la región de Murcia tenemos 100.000 parados y 150.000 no vacunados... Los primeros son involuntarios, y los segundos son voluntarios. Los primeros son realistas, los segundos son negacionistas. Los primeros no tienen culpa de serlo, los segundos son responsables de serlo.

Por eso no me vale la actitud que adoptan nuestros políticos, que, con los primeros lo disimulan y lanzan sus falsos cohetes en sus discursos; y con los segundos son absolutamente incapaces de coger el toro por los cuernos.

Tenemos administradores triunfalistas y timoratos; ineptos, que solo van a llenar sus platos. Pero las cifras negativas, y casi endémicas, que nos lastran, ya son tan indisimulables como su inoperancia.