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DECÍA QUE...

(de Jan Anguita)

 

Hace poco tiempo, a causa de uno de estos artículos míos, ¿QUÉ KARMA? creo que se titulaba, personas allegadas y queridas manifestaron el temor, a través de mi santa (esposa), de que estuviera atravesando una seria depresión, ya que, aparentemente, interpretaban un trasluz de coger el tranvía y ahí te quedas mundo amargo… Les agradezco “in profundis” su preocupación, pues demuestran que me estiman a pesar de todo; y doblemente además puesto que eso me permitió una charla con mi mujer a un respecto que no me es normal hacerlo por personal disposición.

Baste con eso… Pero quizá me vea moralmente obligado a seguir ahondando en lo posible en el tema que me ocupó, a fin de aclarar algún malentendido que otro en tal dirección. Y es que, llegado a mi edad, lo lógico – o eso creo yo - es plantearse lo cerca que tenemos el trole de tal tranvía de recogida, y lo lejos que quedamos del que nos dejó en esta parada. Y aprovechar para hacer una, aún somera, revisión de fondo de almario, con ele, ya me entienden ustedes si quieren entenderme. Lo que puede pasar, que no digo yo que no, es que se pueda confundir el “me tendré que ir”, con un “me voy”…

Realmente, estas revisiones, por salud de espíritu, las deberíamos de hacer todos regularmente a lo largo de toda nuestra vida, y no cuando las orejas del lobo asoman por la cuesta, y nos acordamos que toda venida tiene una vuelta, pero bueno, enfín, más vale tarde que nunca… Yo me planteaba en ese artículo de marras, en voz alta, que en mi caso es en voz escrita, si he convertido mi dote de talentos en cosecha de talantes, o he optado por el “virgencica mía que me quede como estaba”, tan católico pero tan poco cristiano. Decía S.Agustín que prefería a los sucios y astrosos de trabajar que a los limpios e inmaculados de rezar…

…Y hacía un repasico, pero no me veía yo como para llegarme con exigencias a la hora de poner pié en el estribo, ya me entienden… Así como escasillo de equipaje. Y decía que no me quedaba ya, practicamente, mucho tiempo para recogerme los cromos que le faltan al álbum, que son más de los que quisiera. Ese era el contenido y la valoración de tal escrito. Lo que pasa es que lo hacía extensivo también a los demás, porque, igual argumentaba, que mi tasación sería muy subjetiva, ya que trataba de mí mismo, y así no se puede ser objetivo, ¿verdad?..

Sin embargo, y esto es digno de poner en negro sobre blanco, ese test, ese exámen, nos lo vamos a hacer nosotros mismos. La cultura egipcia decía que Osiris, con su balanza, era el encargado del pesaje de almas. Esto, postisteado por la Iglesia Católica, es San Miguel, el arcángel, el nominado para la faena… Sin embargo, fuera de todo folklore religioso, ni vá a haber romana ninguna, ni el de la cabeza de chacal, ni el ángel cabreado de la espada tampoco…

Que parece ser que vamos a estar a solas con nosotros mismos, y que vamos a ser los más duros jueces que nos pueda tocar en suerte, pues, al fin y al cabo, somos parte del mismo proceso, del mismo objetivo, e incluso del mismo camino. Somos pié y sandalia a la vez. Y no se trata de castigo ni de perdón. Ni tampoco de indulgencia ni de severidad. Tan solo de una constatación formal e inapelable de los hechos y de los deshechos una vez despojados del mundo ilusorio de la materia. Solo será lo que seamos, y seremos lo que sea, sin trucos ni magia de ninguna clase. Ni siquiera de religiones… Imaginen un lugar en el que no puedan ocultarse de sí mismos.

Ya sé que estoy hablando de puñetera metafísica, pura y dura, pero es que la existencia real es el mundo metafísico y no el físico. En esta vida estamos atados (nos atamos nosotros solitos) a un rosario de normas y dogmas; de morales y contrahechos, que nos inventamos nosotros para nosotros, y en el que todo suele ser más falso que un teatro de marionetas. Pero eso sí, lo creemos, y lo hacemos. Mas no son así las cosas ni los casos.

Por eso mismo, que cuando uno ha vivido una vida plena de todo, aunque plana de todo, o así lo pensamos, y nos percatamos que estamos más en despedidas que en bienvenidas, si nos dá por mirar atrás, vemos que no es para estar orgullosos de lo que hemos sido; y si miramos hacia adelante con los ojos abiertos, nos damos cuenta lo poco que podemos añadir a nuestra existencia (no es lo mismo vida que existencia), y que hasta hemos olvidado cómo medir nuestros pasos.

Pero cada cual tiene su propia medida y su propio y personal nivel de exigencia. Y nadie ha de compararse con el paso y medida de otro nadie. Al final estamos solos con nosotros mismos y habremos de arreglar solos nuestras cuentas… La relación con los demás viene condicionada por y desde nuestra propia individualidad. Ya saben aquella máxima de “primero arréglate contigo mismo y luego ven a arreglarte conmigo”.

Si logré hacer meditar a alguien, me alegro un montón; si preocupé a otros alguienes, lo siento de veras; y si alguien pudo sentirse ayudado, entonces también me ayudé a mí mismo. Todo lo demás es circunstancial, de ahí que al principio, y al final, tan solo somos nosotros y nuestras circunstancias, como dijo otro…

Y de ahí mi reflexión de marras de entonces… Es como cuando no llevo mis audífonos puestos, que profundizo mejor en mi propio mundo y me escucho más a mí mismo; y cuando me los pongo, me esturreo mucho más por el mundo externo, mi atención se estira a todo lo de fuera, y la concentración interior disminuye… Está claro que cuando escribí ese artículo de marras no me había colocado los puñeteros audífonos.

Miguel Galindo Sánchez / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com

AQUELLAS MANIFAS

(de El País)

 

Vox anuncia que proyecta una nueva Ley del Suelo para agilizar los planes urbanísticos en el Mar Menor, y que la protección de la laguna sea compatible con todas las actividades económicas (LO-5/12).

¿Dónde están ahora todas aquellas multi-manifestaciones de los “amigos” de ese Mar Menor que proliferaban por toda nuestra geografía?.. Es la volubilidad del primer arrebato.

El cómo nos mueven a la masa. Siempre he pensado que la cantidad no hace la calidad, y esto me lo confirma. La gente no son las personas.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

HOY, COMO AYER.

 

Mi buen y querido amigo Manuel Santiago me envió un esbozo de libro, de remembranzas costumbristas, confeccinado por un grupo de amigos que formaron la infancia y juventud del antíguamente conocido por barrio de Los Molinos, de Cartagena, para que le diera mi más que humilde opinión (literaria, claro) sobre la construcción de su contenido… Así lo hice en su día, arrimando mi parecer a su experiencia recopilatoria.

Luego, al márgen de las formas, del modo y del estilo, una vez editado, y con su afectuosa dedicatoria en el papel y en el alma de quién recibe, toca leerlo, ya en letra de molde, por segunda vez y con otro talante… “Sesenta años después del Barrio Peral”, que así se titulan sus doscientas páginas de remembranzas, ahora no repasado, sino re-leído por asimilado con los ojos del sentimiento, que no de su métrica, encuentro su dimensión humana. La que ya forma parte de las personalidades de todos y cada uno de los que hoy son, porque así fueron ayer…

El libro-cooperativo (en su justa definición) de mi camarada Manolo y sus amigos, en su relectura, ya sin ánimo pedagógico, fue abriendo ventanas, que uno mantenía cerradas, que no olvidadas, al propio pasado… Al fín y al cabo se trata de un tiempo paralelo el que se relata, no importa el lugar, los personajes, los rostros o los nombres que se definen. Al ser el retrato de una misma generación, nuestra percepción se reconoce a sí misma en sus propios actores, y termina por “enrolarse”, y enrrollarse, en alguno de sus protagonistas, o en muchas de sus situaciones… Los sitios comunes son tan cercanos, cálidos, estrechos y familiares, que la transpolación identificativa se va produciendo conforme se va liando uno en su lectura.

Por eso me atrevo a recomendarla. No piense nadie que es algo ajeno a uno mismo… personajes, lugares, relaciones y situaciones foráneas a nosotros, y, por lo tanto, sin ningún interés para los que no sean sus propios autores. Error. No se trata de leer una novela, un ensayo, una obra maestra del relato, una joya de la literatura. Se trata de realizar un ejercicio de interiorización hacia nuestro propio pasado. Una especie de identificación para con nosotros mismos.

En mi caso, al menos, así mismo funcionó… Conforme iba avanzando en los testimonios a más de medio siglo vista, iban aflorando mis propios recuerdos de aquella tardía niñez y primera juventud; de aquellos distintos, pero a la vez tan iguales, lugares de reunión y paseo; de aquellos primeros amores… ¿o no llegaban a serlo?, pero que creíamos únicos e imperecederos; de aquellas relaciones de amistad primigenia, tan leales e intensas por ser únicas y primarias; de aquellos rostros tan cercanos en la lejanía, y de todos y cada uno de sus nombres; de aquellos amigos que quedaron, y que aún quedan, por alguna parte; de los que conservamos como un tesoro hasta el final…

Y pienso, y así lo lanzo en éste de hoy, por algún porsiacaso, que si alguno o alguna lo leyera, y le interesara, o sintiera la llamada, y le gustara rememorar un ayer común y compartido; y quieren intentarlo, pues que aquí me tiene todavía; que a lo mejor, que puede, no sé… Mi opinión personal es que tales iniciativas felices, como los de nuestros colegas de Los Molinos, son para copiarlas y disfrutarlas, y revivirlas, dentro de lo posible, si así se puede disponer. No es una fórmula registrada ni reservada, ni patentada, sino participada, y participativa, de actualizar un ayer que nos hace ser como somos hoy.

Yo suelo hacerlo de vez en cuando… En éstos, mis diarios escritos, en alguna que otra ocasión, se me vá el santo al pasado, ustedes que me suelen seguir lo saben; y, en solitario, hago mis inmersiones personales, con mis conclusiones igual de personales, naturalmente… Pero, estoy seguro, que vistas en común, cada uno de los que vivieron aquellas experiencias desde su propia distancia, daría un resultado mucho más rico y matizado. Cada cual guarda su propia perspectiva, su propia visión, sus propios sentimientos incluso…

…Y la confrontación de los mismos por los supervivientes de esos sesenta años contiene un valor que nunca, jamás, puede alcanzar uno solo. Las vivencias del pasado son pasado, cierto, pero ya irrepetibles. Y precisamente por eso, por su irrepetibilidad, merecen ser recordadas… Desde aquí, doy las gracias al libro de Manolo y sus amigos por hacerme recordar y valorar mis propios tiempos; tiempos sin los cuales éstos tampoco serían.

Miguel Galindo Sánchez / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com

EL BUEN MUSULMÁN

(de Protocolo.org)

 

Dice la Aleya 2:62 de El Corán: “los creyentes, los judíos, los cristianos, los sabeos, quiénes creen en Dios y en el último Día y obran bien: esos tienen su recompensa junto a su Señor. No tienen que temer y no estarán tristes”

Pero aún si eso no se tiene claro, el propio profeta Mahoma dijo en sus palabras recogidas por Abú Daúd: “Cualquiera que haga daño a un cristiano, o a un judío, será mi enemigo el Día del Juicio”…

Lo que deja bien explícito que aquellos que hacen lo contrario en nombre de Alá son los malos musulmanes, la escoria del Islam. Quédenos claro a todos.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

EN AQUELLOS TIEMPOS

 

Nunca he sabido por qué, en aquellos primeros años de los sesenta, en la pacata, y posiblemente atemorizada, sociedad de los pueblos (hablo del mío en concreto), los padres de chiquillas de doce o catorce años, las dejaban salir de noche, y acudir a una destartalada casa sin acabar, en una casi vacía calle de un oscurecido barrio, para recibir – aún bienintencionadas – clases gratuitas de francés, o sus rudimentos, por parte de otros aprendices a gañán, como yo mismo… Muchas veces me he acordado de aquello, y muchas veces me he preguntado qué tipo de confianza demostraban aquellas familias a zagalones de poca edad más a las de sus hijas, a las que dejaban ir durante un par de horas a nuestra custodia, y en aquella oscura y turbia época.

Y aún sigo sin explicármelo… porque luego, terminadas las clases, nosotros mismos éramos los encargados de acompañarlas y escoltarlas hasta sus respectivos hogares. Pónganse en aquellos años, en que las niñas y los niños aún se educaban en escuelas separadas; aquel tiempo plomizo de Catecismo Ripalda; de confesión por Pascua Florida; de censura amartillada; de novios bajo estricta vigilancia; de infierno y purgatorio a ultranza; de pecados a flor de piel… e imaginen la impensable liberalidad que se hacía con unos críos que andaban sus primeros pasos de muy controlada y sucedánea libertad, en lo que cabía, y en la incomprensibilidad de un fantasmal y afantasmado Club cultural Fénix en el ojo del huracán de los poderes fácticos (Falange, Iglesia, etc.).

Y me sigo admirando de ello y por ello… ¿Qué naturaleza de seguridad, certidumbre o tranquilidad había en aquellos padres y madres hacia nuestros aún difuminados personajes para confiarnos sus hijas a tan tierna edad?.. Aunque solo fuera por el, entonces poderosísimo, “qué diran”; por la falsa, pero muy obligada, moralidad gobernante; por cumplir con una apariencia de normas rígidas que entonces gobernaban vidas y existencias… Yo aún no lo entiendo. Ni siquiera con la perspectiva de más de sesenta años al coleto, me lo puedo presentar “in mente” razonablemente.

El fenómeno que vivimos aquellos de mi pueblo, cada vez que he tenido ocasión lo he dicho, con nuestros siempre arriesgados movimientos culturales: Club Cámping, Club Fénix, etc., con ribetes sobradamente neoliberales, por ponerle mote, y lo bien parados que salimos, fué, y es, algo digno de estudiar. Me encantaría juntarme con los sobrevivientes de todo aquello, para intentar sacar conclusiones de aquel poco normal comportamiento (mi amigo Tinín tampoco se lo explica aún) y la respuesta social a iniciativas entonces tan poco comunes…

Yo, desde luego, me siento muy orgulloso de aquellas experiencias. Mucho… como de mi ese otro pueblo, Los Alcázares, que nos dio una lección de tolerancia en la era de la intolerancia. Y el haber formado parte activa de aquello, me hace mejor persona de lo que yo mismo me creo, o puedo creerme.

¿Acaso es que aquella gente era mejor, sobradamente mejor, que aquellos que los gobernaban a martillazo limpio?.. Solo lo pongo aquí como punto de partida para la reflexión, nada más. Y conste que no deseo hacer, en principio, ningún juicio de valores; tan solo examinar un hecho y tratar de encontrar los porqués posibles… ¿Y uno de ellos no será, entonces, que no es que “cualquier tiempo pasado fue mejor”, pero sí que cualquier personal pasado fuera mejor?..

Ya sé que estoy tocando un punto delicado que no a todos les va a sentar bien. Es natural. Pero solo quiero que piensen en esa posibilidad… repito: posibilidad. Es un simple ejercicio de retrospección. Solo eso. Descartemos el aspecto político, a ser posible. Aquel sistema social estaba sujeto a una despótica – y nepótica – dictadura, pero, aún y así, las personas, los ciudadanos, aquellos que se conocían, respetaban y apreciaban, mantenían sus valores humanos muy por encima del cesarismo moral de la tiranía política.

Hoy existen partidos que depositan esa virtud en los sistemas políticos que pregonan, creyendo, o queriendo creer, que es donde reside la calidad humana. Pero es una engañifa, claro, porque es justo al revés… La cosa funciona al contrario: es la persona, el ser humano, el que transmite la calidad, la calidez, y la cualidad, a los partidos; y suple, incluso supera, como en algunos sitios se demostró en época de la dictadura, la deficiencia política e ideológica de los partidos. Y no hablo de aquí ni de allá, pero que son fácilmente reconocibles.

Vuelvo a formularles otra pregunta: hoy, en oposición a entonces, vivimos una época de libertades (cada vez más supuestas) y democracia (cada vez más pseudodemocracia), mas ¿tenemos y actuamos con la misma confianza entre nosotros como en aquella época?.. Contéstense ustedes mismos por sí mismos y para sí mismos, no a mí. Al fin y al cabo, forma parte de lo que les quería decir.

Las calles vacías, solitarias y silenciosas, apenas iluminadas con alguna bombilla oscilante que componía extrañas sombras en la oscuridad de la noche, nos abrían camino hacia los diferentes destinos: a la carretera General, a la de Torre-Pacheco, al Barrio de los Cacharros… las íbamos dejando una a una en sus casas, seguras, confiadas y salvas, con un par de páginas del método Thierry para dentro de dos noches… A veces regresaba bordeando el mar; oyendo al oleaje besar los cantiles bajos; azotándome el levante la cara, y el olor y el sabor de la sal inundando mis sentidos. Incluso se podía escuchar la voz cansada de los viejos dioses hablando el latín del hermano Mediterráneo… Y no les digo a ustedes lo que entonces me decían…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

MALOS MODOS, PEORES HECHOS

(de Onda Cero)

 

Cada vez que suben las pensiones suman a las imposiciones, y restan a la capacidad de subsistencia. No falla. Te incrementan y luego te quitan; es como la propina y la sisa.

Esta vez – por lo menos en mi caso – se quedan con la cuarta parte de lo que te dan, a modo de retenciones. El fisco siempre saca tajada aún de la nada.

No tienen la decencia de dejar estar la mordida, aunque sea en compensación del IRPF fraudulento y ladrón que nos cobran por dos veces como tasa legal pero inmoral… Es ésta una extraña izquierda que practica la peor derecha.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

CUESTIÓN DE VALORES

(de Significados)

 

Más de dos, y más de cuatro, me insisten que cuente la historieta que dejé colgando en uno de mis últimos artículos, “Religio Pópuli”, como una de mis anecdotas con mi miu querido y añorado amigo y sacerdote Antonio… Tampoco tiene ninguna importancia más allá de su propia inanidad. Y, aún así, a pesar de las bastantes décadas transcurridas, todavía puede herir prestadas sensibilidades, sin que en absoluto sea tal mi deseo. Si la relato, es tan solo porque ese ruego venía acompañado por una petición muchísimo más importante que el mero sucedido.

En una visita que un Nuncio decidió hacer a la Diócesis, ya se sabe, el Obispado, como es lógico, movilizó a todas sus fuerzas vivas y estáticas a una multitudinaria reunión representativa de todas las parroquias, en un inmenso salón de una institución religiosa de la capital… Mi entrañable cura, metecharcos incorregible, se empeñó en que yo formara parte de cabalgata de nuestro pueblo. Tras un soporífero programa de naderías ripaldeñas e innecesarias, donde toda delegación decía lo que se esperaba que dijera, el alto dignatario papal, empezó, con sus adláteres, a repartir estampicas del pontífice de turno entre todo asistente, al tiempo que engrasaba una píldora sobre el Espíritu Santo, que decía residía exclusivamente en la Iglesia como institución, así como en la jerarquía de la misma, acabando por el fielato…

El brazo derecho se me disparó como a un autómata… Tras la indisimulada sorpresa por su parte e incluso por la mía (no estaba previsto), le pregunté si eso no era un tanto antievangélico, ya que, a una pregunta que le hicieron a Jesús sobre el tal, él contestó que “el Espíritu sopla cuando quiere, donde quiere y en quién quiere”, hasta por el más humilde y lerdo de los mortales puede soplar su sabiduría… Tras el correspondiente batiburrillo de voces y susurros, no pocos rostros escandalizados y miradas semiasesinas, el mitrado no me contestó, pero las jordanescas aguas volvieron a su cauce.

Con el primer descanso, mi vejiga dio aviso y apretón, y salí a evacuar. Ya no pude volver a entrar a aquél santo cenáculo. Los ángeles espadarios de las puertas no me dejaron reintegrarme. Habían recibido órdenes precisas. Tuve que esperar mi buen par de horas largas hasta que terminara el sínodo en un duro y solitario banco, hasta que pude recuperar a mi buen cura y volvernos con el parroquerío…

Como en la narración anterior, me doy por asegurado que la cumplida bronca y tomadenota se la llevó mi excelente amigo por llevarme a tales saraos… “Un cuasi terrorista de la fe, válgame el cielo (así me difinió una muy alta catequista) y un cura no hacen buena pareja”. Pero la hacíamos, y nos complementábamos, y servíamos a nuestros mutuos propósitos. Él como conciliarjuanista irredento, y yo como instrumento. Y hay otra cosa que la gente no comprende, porque le cuesta trabajo entenderla: que la amistad entre dos personas está por encima de confesiones, ideologías, creencias, partidismos, adherencias, poitiquerías e hipocresías de toda laya y condición. No entienden, no quieren entender, que todo ese petardeo deba estar al servicio del hombre, y no el hombre al servicio de sus propias tracas. Y ruego me disculpen los que no sepan escuchar. A esas gentes, les diría que se leyeran el libro "La No muerte de Jesús", de mi amigo José Hernández Mondéjar, pero mi mala leche no llega a tanto como la de ellos. Enfín...

Pero ya puestos y hablando de libros, también me van a perdonar ustedes porque igual he dicho al principio que había personas me requerían otra cosa, si cabe, mucho más importante que las meras anécdotas, por curiosas que éstas puedan parecer, y no quiero que se me pase. Ellas, también otras, me preguntan algo, creo que realmente arduo: Que les diga qué Historia de Jesús; qué Vida de Cristo; que Biografía de Jesucristo, es para mí la mejor y más recomendable, sopesando todas las tendencias… Eso es realmente difícil, pues hay para todos los gustos, grados de según que (tipo de) fe, niveles de desarrollo, o de apertura mental.

Yo tengo en mis viejas estanterías varias docenas de vidas de Jesús, desde todos los puntos de vista, tendencias, ópticas y disciplinas… Pero si he de destacar a una entre todas, me inclino por Ernest Renan. No es un autor actual, escribió su obra en el siglo XIX, pero es un erudito respetable y respetuoso hasta decir basta. Un sabio de una pieza: historiador, orientalista, lingüista, filósofo, teólogo, estudioso minucioso y equilibrado de culturas… y sobretodo y por encima de todo: tan educado con todas las tendencias como independiente. Si tuviese que estractar todo este párrafo en una solo palabra, sería: fiable.

Fiabilidad absoluta porque no se deja llevar por confesionismo alguno, ni por ningún canonismo religioso, por mucho que se apoye en los Evangelios dentro de su justo valor. Un Jesús despojado de abalorios católicos, e incluso cristianos, superfluos e interpuestos. Baste decir de su honradez, aparte sus innumerables citas a pié de página en las que basa sus asertos, que emplea casi la cuarta parte de su libro en explicar con todo rigor, ecuanimidad y detalle, el qué y el porqué de su obra para que no haya equívocos y nadie se llame a engaño.

Creo que es más que suficiente, y que he cumplido por hoy… En el fondo, ambos requerimientos pertencen al mismo “corpus ideológicum”: esa fe que dicen dada por probada, pero que puede que aún no haya sido estrenada… La fe dada no es fe, pues ésta ha de ser buscada, y luego encontrada; y le estrenada luego a luego tampoco, pues antes ha de ser entrenada. La fe, si es, es pura búsqueda, es pié y camino. Cito y cierro con algo de ese mismo libro que lo corrobora:

Jesús tampoco fue un filósofo, un teólogo que tuviese un sistema mejor o peor construido. Para ser su discípulo no era preciso firmas formulario alguno, ni pronunciar ninguna profesion de fe; solo era preciso unirse a él, aceptarlo y amarlo. Nunca disputó acerca de Dios, porque lo sentía directamente dentro de sí mismo. El escollo de las sutilezas metafísicas con el que el cristianismo tropezó a partir del siglo III no fue, en modo alguno, establecido por el supuesto fundador. Jesús no tuvo ni dogmas, ni sistema; sí tuvo una resolución personal fija, que, al sobrepasar en intensidad a toda otra voluntad creada, dirige todavía hoy los destinos de la humanidad” (pág.128)… El que quiera entender, que entienda, y el que no, pues que tampoco se moleste.

Miguel Galindo Sánchez / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com

COMIENZA LA TIJERA

 

El primero en la frente: “PP y Vox dejan en a mitad los Plenos de Control al Gobierno Regional” (LO-20/09). Esto es, aumentan la censura a los demás, pero reducen la censura de esos demás hacia ellos mismos.

Ya empezamos… Aluden que así dejan más espacio a las Comisiones Especiales (¿?), pero quitan ese mismo espacio para rendir cuentas. Comienza la Ley del Embudo…

Pero todos felices y contentos: la oposición, porque tienen más munición con que justificarse, aunque ellos mismos lo hayan propiciado; y la ciudadanía porque es lo que, en definitiva, ha votado y consentido. Veremos más recortes en derechos y mayor abundancia en deshechos, pero si eso es lo que queremos…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

¿QUÉ KARMA..?

(de Millenium)

 

Para nosotros, la vida (hay muchas vidas pero una sola existencia) es larga y tortuosa, pero para Dios resulta corta y recta… Puede que sea por la cosa de la perspectiva, entre la suya y la nuestra. Decía el sacerdote-teólogo-filósofo-humanista-antropólogo francés Teyllhard du Chardin, que los que vivíamos todas nuestras vidas juntas, sumadas unas a otras, apenas era un segundo en la “vida” de Dios, y, acto seguido, aclaraba que Dios no vivía porque Él era la vida misma… Todo esto, que así dicho puede parecer complicado, al final suele ser más sencillo de lo que aparenta. Un cura muy amigo mío me decía que la diferencia residía en que nosotros estamos hechos de tiempo, y Dios está hecho de presente. ¡Ahí es ná..!

Sea como fuera, ese eterno presente, compendia y abarca las existencias de toda la humanidad, tanto en su conjunto como en el uno a uno personal e individual… Y eso, la verdad, acojona como pocas cosas llegan a acojonar. Tan solo resulta comprensible si pensamos que las personas, como seres humanos que somos, o que pretendemos ser, procuramos encajar y coordinar nuestra humilde nota dentro del concierto universal; porque, sabido es, que una sola nota fuera de tono, puede arruinar toda una pieza maestra de ese mismo concierto. Adviertan vuecencias que no hablo de ningún juicio universal, sino de las notas de un concierto universal.

Naturalmente, yo me preocupo por la fusa o la semifusa que me toca… A mi edad, cuando la gatera de entrada apenas comienza a difuminarse, y la de salida se dibuja cada día más clara, es cuando uno empieza a contar los talentos que le tocaron en el reparto, y los talantes que he añadido o restado en la partida… Sinceramente, poco tiempo queda para rectificaciones, y aún menos para justificaciones. Y más sinceramente aún, tiro de caña y sedal y pocos peces veo en mi cesta. Como comprenderán, mi subjetividad en esto no me permite valorar en justicia.

¿He desperdiciado gran parte de mi vida en florilegios justificativos de supervivencia?.. Muy posiblemente que sí, o yo así lo creo. ¿He aportado o hecho algo que, en verdad, en verdad os digo, merezca la pena y la faena?.. muy posiblemente que no, o yo así también me parece creerlo… Miren, voy a ser claro con ustedes, mis lectores, a fín de intentar serlo conmigo mismo: no me puedo responder positivamente a la pregunta de haber aportado a mi vida un ápice de trascendentalidad al plan universal, ni en un solo minuto de todos mis años dando el follón por estos lares. Y no me hablen de cuánto he representado, por favor, que estaré más o menos satisfecho, bueno, pero no orgulloso… Válgales esto como confesión, pero yo lo utilizo como revisión.

Mi buena amiga María, me repite a menudo, a modo de mantra animoso, lo de “venga, adelante, que aún queda mucho por hacer”, y eso a pesar de sus penosas cargas y limitaciones de salud y de jurados enemigos que padece… Y, entonces, miro a mi alrededor, hecho un vistazo somero hacia atrás, y otro aún con más detalle hacia adelante, y me pregunto: ¿dónde?, ¿en qué?, ¿a quiénes?.. Ya no queda nada ni nadie que me reclame para nada. Puedo irme al desierto, a bautizar lagartos con arena, y miren, es posible que acabe allí, o aquí, que viene a ser lo mismo, pero ese esperanzado “amosallá” muere de propia desesperanza nada más ver el panorama que me resta… y me queda poco, muy poco…

…Y miren, puede que sea por esto mismo, por ser consecuente conmigo mismo hasta el puñetero final, el que crea y considere que no ande muy lejos mi “estación términi”. Un servidor de los frailes siempre he valorado la vida – o las vidas – en función a su utilidad, a su rendimiento, a su aportación (no a los rezos ni a las liturgias), aunque se deba a una demanda equivocada, errónea, o incluso egoísta, que bien nos podemos equivocar… Pero cuando ya no eres de necesidad, y más aún, cuando esta necesidad, al ser la postrera, ya se valora de oferta de alto nivel, la verdad es que no compensa los falsos floripondios que se nos ofrecen como mortaja, ni del externo radar interno que nos montamos nosotros mismos, tampoco. No soy un tipo del Inserso, ni adorante del tótem del dios Bingo, como habrán podido ustedes apreciar, y lo digo con todos mis respetos a sus mesnadas de nadas.

Sí… ya sé… es posible que algunos/algunas barrunten depresivos nubarrones en mi ánimo… Ánimo viejo, viejo ánimo. Pué ser, óigausté. Pero no se preocupen más allá de esa misma nada, porque no voy a hacer nada. Lo que pasa es que uno presiente la cercanía, ¿comprenden?.. y cuando se siente que los cabos del trinquete se aflojan sabe que el barco va a zarpar. Es natural. Si lo piensan bien pensado, la vida es una economía, tiene que tener un sentido, un objetivo, un “por qué” y un “para qué”. Cuando deja de tenerlo, pasa a modo stan bay, a modo espera. Puro sentido común. Lógico.

El único hilo de Ariadna que me mantiene unido al tejido del bordado es, precisamente, estas especies de comunicaciones diarias con la parte de mí mismo que no se resiste a abandonar el telar; esta relación… ¿literaria o estrafalaria?, con ustedes; este contacto, más fluído que asumido, que mantengo con los que quiero creer que me siguen regularmente. Y con lo que fabrico mi imposible telaraña de autoengaño. Pero quiero serles muy sincero: lo hago más por mí que por ustedes, porque yo los necesito más a ustedes que ustedes a mí, y no soy tan banalmente tonto como para creerme lo contrario.

Como igual reconozco que ese hilo es tan frágil, que, en última instancia solo depende de mí mismo: De que yo no pueda mantenerlo, o de que pueda seguir engañándome en mi autoespera. Soy consciente de ello… Bueno, y una vez soltado todo esto, amigos míos, dicho por lo general y por lo genérico, habré de incluirles en el lote una reflexión de rebote: que, en este invento de aqueste invierno, aquí no hay más karma que la furufalla con lo que se arma… Vale, compañeros, ahora piensen lo que quieran pensar.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com

¿QUE NO?..

(de ABC)

 

Bueno, pues ya se arregló lo de los viajes del Inserso…Aleluyas, felicitaciones y parabienes para todos, jubilatas y hosteleros incluidos, naturalmente.

A mí me van a permitir un desacuerdo, aunque me caigan críticas generalizadas y chuzos de punta; pero no me parece bien que de nuestros impuestos se costeen viajes de placer a ningún sector, sea éste el que sea.

Existe una solución más justa: Distribúyase ese inmenso gasto entre todas las jubilaciones, aumentándolas, y que los eméritos empleemos esas perras en lo que nos dé la gana… sea en viajes, sea en bagajes o en companajes. Creo que a eso se llama (o se debería llamar) justicia distributiva.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

LA INFALIBILIDAD DEL DOGMA

(de Religion Digital)

 

Algunos (as) me dicen, con buena intención y educación (esto hay que resaltarlo en contra de un fanatismo que solo sabe negar con el ataque violento y la sinrazón), que siempre nombro peyorativamente a los dogmas de la Iglesia Católica, casi que por sistema… Es cierto, lo admito, lo reconozco. Y solo a ellos les contesto en este artículo, porque el comedimiento merece toda explicación y conocimiento al respecto, ya que poseen la capacidad de pensar y razonar que no tiene el dogmático (de dogma, precisamente) y los fundamentalistas.

Y a eso mismo voy: para poder opinar sobre la Iglesia hay que conocer su propia historia en el concepto íntegro y total de la Historia – la doctrina dogmática que desarrolla esa Iglesia nada tiene que ver con la Historia -, de ahí que me base en hechos probados y comprobados dentro de ese mismo concepto histórico… Vale. Existe una premisa primordial, y es que no se pueden dictar dogmas sin estar revestido de una autoridad superior a la humana, por eso mismo se apela a la divina. De acuerdo. Pero, para eso, habría que ser infalible, y de ahí viene, precisamente, que el primero y más importante dogma sea la de la infalibilidad (papal, claro), sin lo cual los dogmas dictados tienen muy poco predicado.

Puro sentido lógico. Lo que ya carece de lógica es que la gente, sus “fieles”, crean que esa infalibilidad viene desde el principio, otorgada por el mismísimo Dios, o, en su defecto, Jesucristo. Nada más erróneo… Durante 1.900 años de ese inventado Catolicismo, más que cristianismo, no ha existido esa “infalibilidad” como tal, aunque sí como intención, claro. Busquemos, pues, en la Historia, y hagamos memoria:

A finales del XIX, el Vaticano aún poseía un poder territorial, temporal y anacrónico, desde Roma a Ancona, hasta Bolonia y Ferrara, bajo el poder feudal de Pío IX… Desde 1859 a 1870, con la derrota de los Augsburgo en la guerra de Austria con Francia, le fue arrebatado todo el poder político, siendo confinado al final por las tropas italianas, al reducto, más representativo que efectivo, que hoy conserva la sede vaticana dentro de la propia Roma… Ni apelando a la herencia de San Pedro (no sé qué herencia pudo dejar Simón Pedro), ni al Concilio de Constanza, donde tres Papas, tres, se disputaron, pelearon y acordaron sus posesiones e influencia sin bajarse ninguno del santo pollino, le fue repuesto a Pío IX su ya perdido poder temporal…

…Así que tuvo que contrarrestarlo adquiriendo un poder espiritual sobre todo bicho viviente y reinante… ¿Cómo?, pues muy fácil autoproclamando en sí mismo la infalibilidad de los papas, y, con ello, naturalmente, su propia infalibilidad y el poder de dogmatizar… Así que, a finales de 1.869, y oliéndose la tostada, proclamó el Concilio Vaticano I. En los documentos previos no se mencionó el objetivo del mismo, aunque tres cardenales de la Inquisición y algunos otros poderosos, estaban en la encerrona. A los dos meses del Concilio, la mayoría del Colegio Cardenalicio se vió sometida a presión, chantaje y amenazas, ante la negativa a promulgar semejante disparate. Otros fueron castigados con arresto domiciliario. El propio Papa en persona atacó físicamente a uno de los opositores. A pesar de la movida intimidatoria y violenta, la primera votación solo doblegó al 47% de la Curia… Al fin, el 18 de Julio de 1870 (¿qué tienen los 18 de Julio para los golpes de estado?) fue proclamada por mayoría simple la Infalibilidad del Papa… Ya se tenía la sobreguarda divina para atar y desatar en materia de fe cuánto le viniera en gana al Vaticano, según siempre sus intereses, naturalmente… Hasta aquí los hechos históricos tal cual, que los de la fe… bueno, como ya estaba sujeta al dogma infalible, ¿qué importaba eso..?

De aquí el sangrante contrasentido: ¿cómo se supone que una fe, cualquier fe, esté sujeta a dogma, cualquier dogma?.. Es algo que se contrapone a sí mismo, porque una fe dirigida y obligada puede ser cualquier cosa menos fe. Es todo lo opuesto, en realidad. Y me da lo mismo que sean dogmas islámicos, que católicos, que judíos – no vayan luego largándome anatemas poco cristianos – pero la fe y el dogma son contrarios en sus naturalezas.

Podría seguir destripando la propia Historia de la Iglesia, pero nos quedaríamos sin espacio para plantear las lógicas conclusiones, y creo que, con lo expuesto, basta y sobra para aquellos y aquellas que me planteaban sus legítimas dudas de tan buenas maneras… Yo me limito a aportarles una no menos legítima materia de reflexión, nada más. Y lo único que me quedaría añadir a tal respecto es que se me procure interpretar correctamente; y no estoy en contra de la fe, como muchos me achacan, de ninguna en realidad. Pero sí que estoy en contra de todo dogma. Por el mero hecho de que son cosas antitéticas, en la que la segunda fagocita a la primera.

Al margen y aparte de tal comentario, lo que sí es un aparente misterio, como así me hacen llegar otros, es la realidad general que se suele dar en los “creyentes”, de que estos hechos dogmáticos, como también, por ejemplo, el de la virginidad de María, sean vinculantes al cristianismo desde su propio nacimiento, cuando no es así, pues son añadidos muy posteriores que apenas tienen un par de siglos de los más de veinte que tiene ese mismo cristianismo.

Y la respuesta quizá esté en eso mismo: en que esos añadidos, esos dogmas impuestos por interesados, no pertenecen al cristianismo en sí, sino al catolicismo, que es una variación y adaptación paulina del primero, pero que en modo alguno son lo mismo… Hubo un cura, filósofo, investigador y teólogo, Director del Instituto Católico de Paris, de principios del siglo XX, Álfred Loisy, que publicó un estudio, y que, por una sola frase del mismo, fue apartado de su cátedra, y luego, excomulgado y expulsado… La dichosa frase fue la siguiente:

“Jesús proclamó el advenimiento del Reino, pero lo que vino fue la Iglesia”… Naturalmente, eso no estaba sujeto a dogma , porque, simplemente, decía una verdad como un templo, y raramente, la verdad y el dogma se hermanan. Lo grave no está en que esa verdad se oculte por unos pocos, sino en que se rechace por unos muchos.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

¡ QUÉ NIVEL..!

(de MippCi)

 

Por mi edad, he vivido la conocida censura franquista. La persecución, burda y brutal a la vez, a toda cultura que no fuera la “suya” impuesta, bananera y cuartelera. Pero se mantenía a “sotto voce” un nivel cultural esperanzador gracias a la voluntad ilusionante de las personas.

Hoy eso no existe. Salga usted a la calle, pregunte indiscriminadamente, por ejemplo, por Ortega y Gasset mismo, a ver quién lo conoce. Luego pregunte por un tal Luis Rubiales… Le dará la medida de lo que quiero transmitir.

El nivel cultural hoy es más bajo en el promedio de medios, que el de ayer. Y el de la ignorancia, sensiblemente mayor… ¿esto está planificado?.. Contéstese usted mismo.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

RELIGIO PÓPULI

(de ABC)

 

 

Hace ya muchos años… los bastantes y suficientes para que se pueda contar sin que haya demasiados perjuicios, aunque sí que aún existen los prejuicios, aquel hermanamigo cura me pidió que lo acompañara a unos programas que la Cope había montado sobre Religiosidad Popular durante una Cuaresma de aquellas, como preparación para la Semana Santa. Cada tarde/noche le correspondía a una parroquia ir a dejar el exvoto en el altar de las santas ondas… Me resistí a mi muy querido camarada diciéndole que había seglares muchos más puestos, dispuestos y predispuestos que yo, pero me contestó que sí, vale, bueno, pero no más libres a la hora de largar. “Quiero conmigo a alguien que diga lo que a mí me es vetado opinar”… Ni dos palabras más.

Cuando se tocó el fenómeno laico procesionil, mi opinión hizo saltar los plomos… He de reconocer que el protocolo institueclesial establecido para tales “porsiacasos” funcionó limpiamente y sin grandes estridencias. Como un buen cuerpo de bomberos, actuó rápido y en el foco… Salimos de allí a medio programa y con parte del otro medio sin poder ser emitido “por inevitables causas técnicas ajenas a nuestra voluntad”, ya saben…Las consecuencias, si las hubo, que apostaría cinco contra uno que sí, se las cargaría a posteriori mi buen y muy querido amigo…

Han pasado décadas… y algún que otro papa, pero me parece que las cosas siguen igual, y que los casos estos se vigilan “a degüello” para que no ocurran. La involución habida desde entonces acá es más que notable, y lo digo con sobrado conocimiento de causa. Tengo más anécdotas de este tipo que hoy serían absolutamente imposible que ocurrieran (incluso ante todo un muy señor Nuncio), pero que guardo en mi álbum de historietas y experiencias vividas.

Y si hoy he desempolvado este recuerdo es por algún comentario sobre esa misma Religiosidad Popular que salió a relucir en la amable contertuliedad (válganme el palabro) de un velador y unos cafés entre gente que se estima y se respeta. Supongo entenderán los que me leen lo que quiero decir…Cuando se tocan estos espinosos temas, lo mejor de todo es dejar claro de principio las claves del diálogo: o se basan en valoraciones históricas, o en valoraciones folklóricas, pero juntar ambas dos para luego hacer valer las segundas sobre las primeras con la sagrada tríada: tradición, fe y dogma, yo a eso no juego, porque no existe ningún tipo de ecuanimidad en tales casos.

Para eso están los artículos como éste, para ser rebatidos si se quiere, aportando aquello que se considere de interés aportar, pero no para liarse una discusión bizantina con personas incapaces de salirse del dogma, generalmente más impuesto que propuesto… El manifestar lo de “lo respeto pero no lo comparto” es lo mínimo que se debe poner sobre la mesa, sin embargo, lo que suele funcionar en esos casos es, precisamente el como no lo comparto tampoco lo respeto.

Los de pensamiento liberal, en esos barros, normalmente tenemos perdida la partida, pues se nada contra una poderosa, caudalosa y populosa corriente formada de tradición, costumbre, horma y dogma, y muchísimo más dogmatismo que pragmatismo dicho sea de paso. Y esas son fuerzas ciegas que no dejan títere con cabeza. Precisamente es la fuerza de choque que abonan y utilizan todas las confesiones e iglesias para barrer lo que ellas consideran el nefasto vicio de pensar por nuestra cuenta.

Por ejemplos: El Corpus tuvo por origen las visiones de una religiosa de Lieja, que, en trance, creía ver la luna llena con una llaga del Señor; el descubrimiento de la Santa Lanza, en Antioquía, fue una burda patraña, pero desencadenó las Cruzadas; a San Francisco de Asís no lo conocían ni en su casa, sin el hermano Elías; el movimiento Mormón tuvo orígenes vergonzosos, pero ahí está; la Ortodoxia rusa reposa en una sopa de absurdos que da grima, más ahí la tenemos; el Islamismo no existiría sin la epilepsia del hijo de Amina… ¿Una Juana de Arco primero instrumento de Dios, y luego del Demonio?..

Se podría llenar un libro entero con los hechos que han motivado y/o potenciado los grandes e inequívocos movimientos religiosos. Son tan innumerables que podríamos convenir que las religiones no existirían sin el substrato de creencia popular que, debidamente fomentado, las alimentan y las hacen posible… Cuando se llega a las raíces históricamente documentadas, de todos los nacimientos “dirigidos” por unas “añadiduras” totalmente ajenas a la realidad de los hechos, es cuando nos damos cuenta de algo con una casi-absoluta claridad: ¿qué fue antes y entonces, el pastor o el rebaño?.

Sinceramente, y sin ánimo de molestar, yo respondo que siempre ha habido un rebaño en busca de un pastor; unas ovejas en busca de un redil; borregos que se encuentran desorientados fuera de su propio ganado, en busca de un aglutinante… Los credos se han alimentado de los creyentes, no al contrario, nunca al revés. La propia buscada y perseguida destrucción de Jesucristo fue porque se opuso, como ser libre que defendía la libertad, a la religión organizada de su tiempo: el judaísmo, o a cualquier otro tipo de religión reglada.

Que luego naciese de esa misma raíz judáica un incipiente cristianismo de la mano de su hermano Santiago, y después modificado a espectacular catolicismo por Pablo de Tarso, fue una oportunidad única que ningún fundador de religiones deja escapar… Todo esto es pura y dura Historia; hechos probados, documentados e incontestables; y lo demás es el merengue que se le pone a la masa para ser vendida, consumida, dirigida y digerida. La pena, la lástima, es que las verdades universales de sus Avatares sigan ocultas y a buen recaudo.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com

RESTA Y SIGUE

 

…Y todos los días caen: “Las autonomías de PP/Vox recortan en educación pública y elevan el apoyo a la concertada” (EP.20-09)… Este es el ideal social que estamos imponiendo (votando) entre todos, y el que empezamos a sufrir, también entre todos.

En Extremadura, por ejemplo, han suprimido las ayudas en los comedores escolares a los más necesitados (hay críos que no comen otra cosa que lo de las escuelas), y con ese dinero han bajado los impuestos a las segundas residencias de los más ricos.

Ya éramos de los países con mayores diferencias sociales de Europa, y hemos querido (votado) que la brecha se agrande más aún… ¿de verdad es lo que deseamos?..

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

DE ESO SE TRATA...

(de Iberlibro)

 

¿Alguien se acuerda del revuelo que hace años provocó Dan Brown con su “Código Da Vinci”, o ya se ha olvidado?.. Es que, aparte de vender millones de ejemplares y que los papanatas colapsaran el Louvre para hacerse selfies frente a la Gioconda, me temo que no ha servido para mucho más que salvo para forrarse, claro… En aquella época ya escribió este servidor de ustedes que el autor había creado su novela apoyado en un ensayo aparecido décadas antes, desarrollado por un par de investigadores ingleses, serios y fiables, y cuya querella – como así ocurrió – la eludió hábilmente Brown citando la obra de referencia enredada sutilmente en la trama del relato. Yo ya tenía ese libro muchos años antes, entre los de mi confusa biblioteca, y por eso pude darme cuenta anticipándome a los hechos, y contándolo en su momento.

Se trata de “El Enigma Sagrado”, y los investigadores: Michael Baigent y Henry Lincoln… Pues bien, cito todo esto para los que tengan memoria, porque el primero de ellos, posteriormente a todo esto, escribió en solitario otro libro: “Las Cartas Privadas de Jesús”, hace quince buenos años ya, por el que, incomprensiblemente, obtuvo una muy escasa atención, y donde se aprecia que todo el poder e influencia de la diplomacia vaticana se movilizó para acallar su contenido en todos los foros públicos y académicos.

Esto es posible en el mundo actual por un par de razones inequívocas: Una, la aún enorme fuerza que tiene la Iglesia Católica en las cancillerías y medios de comunicación, dado que sus tentáculos llegan a todas las administraciones y cenáculos políticos, donde se ostenta ese poder (Opus Dei y demás organizaciones)… Y la otra, la no menos enorme epidemia de voluntaria y cómoda ignorancia e incultura que invade el mundo; donde la gentificación sobrepasa, con mucho, la personalidad y el librepensamiento; en que el borreguismo adormece a las masas de procesión a misas.

Pues bien, resulta que, como mi vicio de leer se amplia con el de releer, donde recaigo periódicamente (mea culpa), mi repaso hacia atrás me ha llevado de nuevo a soparme ese título de hace tres lustros, y que conservo en mis estanterías más vetustas, plagado de subrayados, citas y comentarios, según mi costumbre; y que me reactualiza en lo que ya supone un tema archirecurrente en mi persona…

Mi método, mi sistema, mi estrategia, mi loqueustedesquieran, es no releerme ninguna novela, pero sí los ensayos, las obras de Historia o de investigación, por un par de motivos que creo importantes: primero, porque me ayuda a reactivar una memoria en plena pérdida de facultades por mi edad; y segundo, porque así actualizo su contenido con todo lo trasegado posteriormente sobre tal materia… Pero esto, que sí, que vale, que bueno, si se lo fío a la cabeza, se perderá indefectiblemente, pero si lo escribo y lo comparto con los que me leen, a lo mejor, posiblemente, puede… que algo quede colgado por ahí, en algún nubarrón. Y como de eso se trata, pues se me ocurre, con perdón, claro, atreverme a exponerles muy serias y razonables – y basadas – dudas (como mi amigo, otro autor, José Hernández Mondéjar) de que Jesús acabara muriendo en la cruz; y la no disparatada posibilidad de que saliera vivo de aquel evento… Entre una ingente recopilación de datos, y flagrantes, si bien que disimuladas, contradicciones entre los evangelistas, enumera en todo un capítulo una serie de puntos de razonadas incongruencias, que aquí sería imposible enumerar vista su extensión.

Como algunos ejemplos entre muchos, el que Lucas informe de que a la multitud la mantuvieron a lo lejos (23:49), pero que los romanos hicieron, incomprensiblemente, una excepción muy extrema con Juan y las Marías; o que manara sangre en la lanzada dándolo por muerto ipso facto, cuando un cadáver no sangra; donde una pena por crucifixión en que se tarda de dos a tres días en morir, Jesús lo hiciera en unas pocas horas y sin quebrarle las piernas; o que el evangelio de Marcos (15:43-45) en su original en griego, José de Arimatea solicitara el cuerpo vivo (“soma”) de Jesús a Pilatos, y éste le contestara con “ptoma”, que es cuerpo muerto; o que se diga que fue embalsamado con áloe y mirra, cuando ambas sustancias eran curativas de heridas, concretamente la segunda contra las hemorragias, etc., etc., etc…

Docenas de dudas razonables ponen a pensar a cualquier persona de mente abierta… Ese libro, con 375 páginas repletas de datos, documentación e información, que no han sido desmentidas con base, a pesar del tiempo desde que han sido escritas – solo el negacionismo más ortodoxo las contesta pero no las refuta – y, sin embargo, no es esa mi conclusión personal: lo que me sorprende es que, más de dos milenios de Iglesia se sostengan en una “resurrección” de la carne que ningún verdadero Hijo de Dios necesita para demostrar su Mensaje. Es todo un despropósito casi esperpéntico. ¿Cómo y por qué ese desafuero ha prevalecido en una religión durante tanto tiempo?..

Posiblemente que la única explicación resida en algo tan elemental y sencillo como que está basada en el Dogma. Un dogma unilateral y autoasignado por imperativo impuesto, fuera de todo sentido lógico, que ha suplantado a la auténtica fe, que es la razón, repitiendo, coaccionando y machacando un solo y único disparate una y otra vez: que la fe ha de apoyarse en el dogma, y que el dogma es la fe… A los que no participamos de esa fe impuesta, envuelta en el colorido papel del embuste, se nos llama “infieles”, ateos, descreídos o impíos, cuando no renegados, esto es: no tenemos fe, al igual y en paralelo a los del Islam, para los que somos infieles a los que eliminar. Es tan fácil de entender como eso.

Otra cosa, como también los “fieles” musulmanes, es que queramos abrir los ojos y darnos cuenta que hemos estado… que estamos siendo, manipulados. Que se nos hace adorar al mensajero en vez de al mensaje (al primero lo han eliminado, y el segundo lo han manipulado)… Y pido mil perdones, please, pero eso mismo hizo Franco con José Antonio, por si no lo recuerdan, o no lo quieren recordar…. En fin, a eso también se le llama adorar al santo por la peana.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com

FALSARIOS

(de Portafolio)

 

El lujo y el agasajo que recién hemos volcado en las Cabalgatas de Reyes Magos, demuestran que son los falsos, los espurios, los impostores… Los auténticos, los genuinos, regresaron a su origen avergonzados: a Palestina, concretamente a Gaza, donde hoy reina otro Herodes.

Punto y seguido comenzamos con otro fraudulento invento religioso: los años jubilares; el negocio del peregrinaje; el turismo religioso. Igual que la Navidad, todo se convierte en utilidades económicas y rendimiento especulativo.

Me gustaría embarcarme en la Máquina del Tiempo, viajar a la Galilea de antes del siglo I, buscar a aquel Jesús llamado el Cristo, contarle lo rentable de su vida en festejos y Turismo Religioso, y luego ver la cara que pone…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

INVERSIÓN DE VALORES

(de Rankia)

 

No confundir con inversión en valores. Hablo de diferentes Inversiones y de distintos Valores, aunque, al final, todos acaban cotizando en Bolsa sin el menor pestañeo por parte de nadie… En estos casos, hasta la moral la convertimos en negocio que cotiza, pues, al fin y al cabo, todo lo tratamos a puñetera conveniencia.

Un mundo que acaba de competir a ver dónde se elevaba el (figurado) árbol navideño, más alto, más iluminado y más lujoso, y de mayor presupuesto, con dos guerras asesinas y consentidas en su seno, en una comunidad internacional enferma, decadente y podrida… Y más cuando son guerras abusivas y prepotentes, basadas en criminales intereses de dominio, que apoyan otras naciones que también elevan ídolos monstruosos y adoran al becerro de oro de la Navidad, y donde todos tiramos a la basura sobradamente suficiente comida como para evitar la muerte de seis millones de niños al año por hambre…

Países que han hecho una carrera de suntuosidad, delirios y agasajos en Cabalgatas que solo demuestran la falsedad, suplantación y burdo plagio de unos Reyes Magos que, más que nunca, debían haberse quedado en su orígen, en Palestina, justamente en Gaza, sembrando de regalos el dolor de los críos que los nuevos Herodes están matando por decenas de miles… y que también tienen problemas del mismo órden de decadencia moral y ética.

Si esos paises son de los que se recrean durante varios días en sus medios de comunicación comentando el atuendo de una despedidora de año bienpagada; o de los gestos de complicidad de una reina madre a su princesa hija en la celebración de la Pascual Militar, por ejemplos de fatuidad, además de otras cosas por triste estilo, encima tienen un problema añadido de incultura e ignorancia galopantes.

Si también en tales paises una buena parte de sus ciudadanos se consideran a sí mismos patriotas por el hecho de asaltar Senados e instituciones oficiales; o por salir y tomar las calles para exigir un golpe de estado… suman a todo ello un alto riesgo de involución social, económica y política; pues sus personas se les están convirtiendo en los sicarios de golpistas; en la soldadesca de los dictadores; en robots de los neopopulistas…

Y los aún considerados seres humanos, que todavía somos capaces de reconocer lo inequívoco de todas estas señales, al menos aparentemente, y en una sociedad con cada vez mayores índices de desigualdad , con un tercio de críos al límite de la pura indigencia, nos comportamos colectivamente jaleando y celebrando, y justificando, la misma ceguera de consumo desenfrenado y hedonismo desatado. Ese es el panorama.

Podremos negarlo, naturalmente, pero no podemos disimularlo. Caminamos hacia un cambio de paradigma donde los signos previos de descomposición de nuestras estructuras más cínicas comienzan a heder… Un ejemplo más entre muchos otros, que los hay a montón, es el tan vendido como cacareado Ingreso Mínimo Vital, un maquillaje de la izquierda social de puro selfie, que solo ha llegado al 5% de las personas sin hogar… donde un 95% de los más necesitados son los que menos posibilidad tienen de recibir la prestación, entre otras cosas, porque “la complejidad de los requisitos de acceso es extrema”, según un informe de Cáritas. Pues a lo mejor se ha hecho así por eso mismo.

Pero como, para que sea una inversión de valores en todo el espectro ético de una sociedad, ha de ser desde ambos polos y extremos de la misma, tanto del comunitario y colectivo politicosocial como del religioso, igual comprobamos que este último también ha sacado al uso las treinta monedas de plata de Judas sin ningún rubor ni disimulo. Y desde el nacimiento (Navidad) hasta su muerte (Semana Santa) está sujeto a transacción, se valora en cifras de negocio, y se examina según rendimiento en cajas registradoras del entorno. El valor de lo que llaman “fe” también cotiza en Bolsa.

Apenas acabadas las cuentas de Navidad; escurridos los bolsillos y las conciencias; exáustos de fiesta y jolgorio; con el espíritu navideño en alcanfor para la próxima, ya las instituciones y medios de comunicación cuelgan en portada la próxima recaudación (dad al César…): “los primeros peregrinos.- La “Ciudad Santa” (¿?) de Caravaca abre el Año Jubilar 2024 con el que espera convertirse en lanza del Turismo Religioso”… La hostelería, los comercios y todos los santos negocios vuelven a cotizar del agua bendita. A las reliquias inventadas se suman las recauchutadas, como no menos “santos” recuerdos bendecidos de bagatelía y quincalla, exentos de impuestos, claro, que suman gabelas para la santa madre.

En un par de meses “venderemos” de nuevo nuestra imaginería mil veces vendida, la más sacra y totémica, y reactivaremos las cajas registradoras; y moveremos y ordeñaremos otra vez al personal; y competiremos en la adoración del repetido ídolo becerril de la muerte de nuestro Dios-Profeta., resucitando al turismo religioso al tercer toque de trompeta, mientras nos hacinamos, alucinados de nuevo, ante los ricos y majestuosos trajes y tronos en sacabarrigas contínuo… Y vuelta a rular el sagrado euro.

No hace mucho que lo comenté en uno de mis breves: Me encantaría embarcarme en la Máquina del Tiempo de H.G. Wells; o en cualquiera de los Caballos de Troya de J.J. Benítez; y trasladarme a los albores del siglo I, allí donde hoy vemos correr la sangre de cientos de miles de inocentes mientras todos festejamos no sé qué fiestas, y buscar a aquél galileo al que llamaban el Cristo y sobre el que hemos erigido todos estos altares, tenderetes de chuches caras; y preguntarle: “y tú, Jesús, ¿qué opinas sobre el Turismo Religioso montado alrededor de tu persona?”.. y mirarle a ver la cara que pone.

Y llegados a este punto, por favor, con toda la sinceridad de que dispongan tras los últimos dispendios, y sin ánimo de molestar a nadie, ¿de verdad creen que no vivimos una época decadente?.. ¿de total y absoluta inversión de valores?.. Si ustedes mismos se contestan a sí mismos (a mí no tienen que decirme nada) que NO, entonces esto no tiene remedio, y ha de seguir su curso; y si se responden que SÍ, puede que exista algún hilo de esperanza. Yo lo ignoro. Pero me van a permitir que les diga una sola y única cosa: el pensamiento nos lleva al comportamiento. Tal y como sentimos, así seguimos… Así que por los frutos nos iremos conociendo nosotros mismos… No hay otra.

Miguel Galindo Sánchez / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com

MENTE E INTELIGENCIA

 

La mente no es el cerebro... La mente no es física, por lo tanto es ilimitada, al contrario que el cerebro, que es físico y por ende, limitado. Sin embargo, el cerebro controla el flujo de información de la mente, que es extensa y poderosa.

Tan poderosa que un místico, o santo, pudo reproducir, por ejemplo, los estigmas crísticos en las manos por convencimiento erróneo, ya que, por posterior conocimiento, se sabe que la crucifixión fué por las muñecas.

La Inteligencia Artificial actúa de la misma forma: accede a campos de información casi ilimitados, pero hace falta el cerebro que distinga lo verdadero de lo falso.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

MUNDO, DEMONIO Y CARNE

(de Catholic.net)

 

Aquél chiquillo tocaba próximo a un acontecimiento del que no tenía zorra idea de qué iba. Solo sabía que su madre se estaba dejando la vista bordando a destajo porque había que pagar un menudo traje de Caballero de la Orden de Calatrava, con una enorme cruz colorada en el pecho, que él tenía que estrenar, para, tres años después, su hermano volver a calzarlo y ponerle punto final a la historia… Una Primera Comunión envuelta y revuelta de una primera confusión. Era algo así como su primera iniciación, en realidad. Se le iniciaba en un mundo lastrado de miedos, prohibiciones, oscuridades y castigos que marcarían al crío aquel durante un buen y largo tramo de su vida… No recordaba cuándo encontró una fe, que, en realidad, fue una pérdida de su fe primaria y natural; quizá que la más auténtica y única que jamás tuvo.

Antes de estrenar el uso de razón, ese zagal se vió frente a un Dios prohibidor y amenazante, terrible, desde sus nubes de algodón y barbas blancas y largas, con unos ojos de donde salían chispas, un dedo acusador y señalizador, ceñudo, tocado por un triángulo equilátero que cobraba vida propia en su libro de Historia Sagrada, y efectividad en sus trémulos sueños… Una cataquésis reveladora de cielos e infiernos, el primero embobante y el segundo acojonante, hecho de fuego y torturas eternas. Dios está en todo, y te vigilaba desde ese mismo todo, también desde las botas a domar por nuevas; desde los tebeos y los cromos; desde el pan con el terroso chocolate Tárraga; desde las tabas y en las canicas; desde las calles y los recreos en la escuela; en los juegos y los trabajos. No lo entendía como un ente estático, sino mayestático, ajustador de cuentas.

Al chiquillo, que, dado lo aprendido, se dio cuenta que era rematadamente malo, gracias al sentido del pecado al que un ángel sobre su hombro derecho, claro, le administraba, y un demonio sobre su izquierdo, naturalmente, le suministraba, también le fue descubierto que para no condenar su frágil, pero eterna, eso sí, alma, tenía la oportunidad ilimitada de acudir al quiosco de dentro de la Iglesia, llamado confesionario, donde el cura del pueblo, aquel ser asotanado de negro al que todo el mundo parecía guardarle la sombra, se los perdonaba a cambio de soltarle todo el lastre de sus instintos y cumplir una penitencia correctiva adecuada (una especie de entrenamiento contra el mal).

Ese crío pensaba que si su Catecismo Ripalda le decía que Dios estaba vigilante desde todas partes, en los sitios, los pensamientos y las cosas, y era Él el ofendido por sus contínuos y nunca redimidos pecados, no solo ya estaba dado por enterado, sin ninguna clase de intermediario fisgón, sino que valdría disculparse en cualquier lugar y a cualquier hora, en intimidad, sin tener que buscar a su representante en la tierra que no se enteraba si no se lo contabas tú. Y quería consultar esto, y pensó entonces que si se lo callaba, nunca lo sabría, pero si lo decía, podía liar la de Dios es Cristo.

Naturalmente o no, hizo lo segundo, porque indagando se llega a Roma, y se enteró. Y aquel niño supo, poco más o menos, que Dios no habla con la gente, salvo con los curas y los santos, que son santos con permiso de los curas; que qué clase de basura se creía que era él para decirle nada a Dios directamente, que qué barbaridad más grande… Y se le ordenó confesarse de esa misma tamaña atrocidad un día de mayo comulgadero.

Apenas traspasado tan malencarado bautismo a sus temblequeantes primeros siete años, hubo de afrontar una especie de Confirmación de todo lo dicho, aún sin entender bien quién ni porqué lo dijo, ni para qué (mas esto lo contaré en otra ocasión)… Pero el único confirmando, o así le parecía, era qué su único interés por aquél entonces se centraba en los nidos de tutubías que apadrinaba en los pinos de La Cerca, en sus apenas alzada de tercio de talla sobre el suelo. Y otra cosa que le preocupaba era, nada más y nada menos, que lo del Mundo, el Diablo y la Carne.

El Mundo era todo lo que existía y lo rodeaba por todas partes. Desde La Concha a Las Salinas. Incluso si huyese de tan maligna mundalidad, nunca, jamás, lograría salir de tal mundo. Otra cosa a no entender – se decía a sí mismo – era que ese Dios que lo cuestionaba y le pedía cuentas constantemente, lo naciera precisamente en un mundo hostil en las que tenía todas las de perder y que ya se le señalaba como enemigo del alma, a la que, esa era otra, aún no había dado con ella… Si Dios ha hecho, y está, en el mundo, ¿cómo es posible que nos lo ponga como perdición?.. ¡menuda castaña!..

El Demonio era de mucho cuidado. Un ser al que le entregaba Dios, de noche y de día pegado a él, alerta en su conciencia aún sin consciencia, y pendiente solo de perderte para, cuando la espichara, llevárselo como combustible del Infierno… Le decían que Satanás, o Lucifer, fue un ángel que se volvió diablo, como él mismo igual podría volverse, pero que ningún demonio podía volver a ser ángel. “Estoy más perdido que Carracuca”, se decía el zagalico a decir de su abuela: si un bueno se puede volver malo, pero al revés no funciona la cosa, y eso en un ángel, pues en mí, que soy cuatro palmos de mierda… barruntaba.

La Carne no se explicaba muy bien, ni tampoco quería explicársela… En principio empezó a mirar raro el plato cuando tocaba pollo. Luego, un amigo de los mayores, le dio a entender que no era esa carne, sino la de uno mismo y la ajena, pero tampoco se imaginaba mordiendo ni mordiéndose… Así que se mantuvo atento a la jugada antes de preguntar a nadie que podría mandarlo, otra vez (y ya iban…) al sombrío quiosco del confesionario. Hasta que su propia naturaleza le descubrió cuán apetecible era la chicha ajena cuando le culebreaba la sangre al ver a las criaturas contrarias, de incipientes atributos que ya no miraban con inocencia, aún sin saber tampoco qué era la puñetera inocencia.

Aquél zagal se hizo zagalón, y supo un copón… Pero lo aprendió mal, torcido. De hecho, tuvo que desaprenderlo y aprenderlo todo de nuevo varias veces, e incluso puede que le quedara algún rasguñoso trauma que otro de sus refriegas, ya insalvables aunque disimulables, y con suerte, superables… Es la marca/lacra de la casa que portamos muchas generaciones en un tiempo sin tiempo; de una época opaca; en una edad sin salida, casi sin esperanza…

Cuento la historia de aquél chiquillo por si alguien se reconoce en ella, y le sirve de algo este cuento que no es ningún cuento… aunque solo sea para exorcisarnos. Yo me he tropezado con él de vez en cuando, a lo largo de mi vida, y nos hemos reconocido el uno al otro, y nos hemos sonreído al cruzarnos, pero, al final, cada cual se ha ido por su camino, aún siendo el mismo camino.

Miguel Galindo Sánchez / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com

¡ QUÉ DESPERDICIO !

(de El Mundo)

 

Las personas “disminuidas” lo creen peyorativo, y se felicitan porque ahora serán “personas con discapacidad”. Vale. Pronto, la economía del lenguaje hará que se les llame “discapacitados”, y yo me pregunto: ¿en qué se diferencia disminuidos de discapacitados?..

Pues en esto se ponen a reformar la Constitución… No hay cosas mucho más importantes que actualizar en la Carta Magna que algo que se va a quedar igual que estaba.

Y es para lo único que han sido capaces ponerse de acuerdo PP y PSOE… Tanta nómina y tan abultadas para lograr este nivelazo de acuerdos… Desde luego, estos politicuatres nos salen carísimos a los españoles.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com