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¿LO QUE FUÉ, O LO QUE ES?..

(de Kuadros)

 

En mi época de chiquillo, cuando vivía en otro mundo, otra sociedad, otra vida, esos ritos vivenciales, entonces sometidos a la virulencia de un nacionalcatolicismo dogmático y programático, se preparaban con tiempo, pero se ajustaban a un calendario estricto y constricto, sin permitirse “alargaderas” algunas, como se hace en la actualidad con la Navidad, o la Semana Santa, que comienzan un mes antes en sus celebraciones festivas e inversivas por interés de puro mercado económico.

El Carnaval, como ejemplo, si bien en un principio estaba cabalmente prohibido por la dictadura politicoreligiosa de la época, por ser un tiempo de expansión carnal y pecaminosa, en realidad se tomaba como la espita previa de desahogo prevista antes de otro tiempo de Cuaresma; de castigar la carne para ahormar el espíritu; de cáustica preparación para la Semana Santa… Por eso que lo del “valle de carne”, que eso significa Carnaval, o las carnestolendas, que también se decía, era como una especie de pre-compensación a esa cuarentena cuaresmal de la carne con que se castigaba después a base de ayunos, privaciones y penitencias a mogollón. Como si aquella existencia conllevara pocos en sí misma.

Luego sobrellegaba la Semana Santa. Tiempo de lutos propuestos, tristezas dispuestas y amarguras impuestas; de agónica Pasión y fúnebre acción; de Vía Crucis penitenciales en todas las iglesias y lugares del orbe católico… “Ha muerto el Señor”, se nos decía desde la escuela, el púlpito y la calle con semblante severo… No es tiempo de músicas, ni de risas, ni de bromas, ni de diversión, ni de cine, ni de bares, ni de espectáculos ni de frivolidades. Incluso hablar bajo, en silencio, nada de ruido ni voces altas. Estamos de luto total, se nos advertía. Tampoco eran días de alegría en las tripas: o pagas bula, o los viernes ayuna; y nada de carne, ni de la una, ni de la otra… ni de la propia ni de la ajena. Ni siquiera en el sarmiento del pensamiento.

En la escuela, o desde su secuela, la sacristía, te hacían llegar, cuando te tocaba, el “velar el catafalco”, montado por la Iglesia en las iglesias… Horas de tarde o de noche (yo de mañana laboraba y no triscaba) en pie, firmes, en las cuatro esquinas del mismo, como soldados ante un artefacto cubierto de paños morados, en un clima espeso y ominoso, ni el rictus leve de una jodida sonrisa, te advertían… ¿Me puedo rascar si me pica algo?, preguntábamos, con la mosca, y nunca mejor dicho, en la oreja y en todas partes.

En contraposición, a tan tétricos y patéticos días,, el sábado noche o el domingo en la mañana, se podía dar rienda suelta a todo lo reprimido… hasta cierto punto, claro, sin tampoco pasarse. Eran los de Gloria, “El Señor ha Resucitado”, y tú puedes resucitar también. Algunos vecinos salían a la calle haciendo sonar cacharros; otros tiraban tiestos viejos guardado a tal efecto por la ventana; el ruido ya estaba permitido, ¡aleluya!, ¡aleluya!, ¡aleluya!.. ya nos podemos reír, incluso hasta carcajear. Se nos ha terminado el luto hasta el año que viene, salvo que se nos muera la abuela.

Así era aquella Semana Santa. Les pido, por favor, que lo comparen con lo que hoy es… y les ruego que sean sincero y honestos en sus opiniones, si es que ello les fuera posible. Salvo los ritos y los mitos, nada, absolutamente nada, es igual. No es lo mismo. Se parece como un huevo a una castaña, y no es necesario que emplee más espacio y tiempo en explicar lo que hoy es esa misma Semana Santa, incluso con todos los matices que los bienpensados justificadores quieran adornar la brutal y enorme diferencia. ¿Quieren decirme qué es tradición, y qué no lo es, por ejemplo?..

Porque si analizamos lo que se plantea por devoción, aún es más peliaguda la cosa… Ayer se decía que lo era, y hoy también se dice que lo es; y no creo yo, por pura lógica, que dos cosas tan drásticamente opuestas puedan ser lo mismo. El sentido común dice que una de ellas, al menos, es falsa, ¿no?.. Yo, desde luego, no voy a señalar, y prefiero que sean los que me leen los que dialoguen en la Paz de San Serenín del Monte, mojando sus bizcochos en el tradicional chocolate. Es un muy interesante tema.

Pos mú mal hecho”, me dice un prójimo próximo. “Está mal tirar la piedra y esconder la mano”, remacha el suscrito… Pero es que mi pobre y humilde opinión no le otorga el más mínimo signo de rigor devocional a ninguno de los extremos, mire usted… El primero, por el simple hecho que era todo bajo brutal obligación, y lo que es obligado será cumplido, pero no es sentido. Y si nos vamos al segundo, a lo de hoy, yo veo mucha fiesta, mucho ocio, mucho selfie y narcisimo, hedonismo y juerga pura. Pero lo que es devoción, por ningún lado. Fanatismo, sí, entonces y ahora; integrismo, también, pero tampoco eso es devoción. Un gran hispanista, creo que fue Ian Gibson, dijo que “la devoción de los españoles la centran en la tradición”, pero que lo segundo no es, en modo alguno, lo primero. No, no lo es. Existe una gran y enorme diferencia. Nuestra devoción nos viene por el “recocimiento”, no por el reconocimiento.

Y lo que se cuece, según la Iglesia, y lo que se vende, naturalmente, es la Resurrección de Cristo, pero apuntando al Cuerpo de Cristo, que no tiene mayor importancia que la materia que utilizó para manifestarse, y nada se dice de lo que en realidad importa: Su Espíritu, que, por cierto, al ser inmortal (como el de todos) no resucita para nada, sino que sigue en su evolución. Le damos culto a su Cuerpo como se lo damos al de sus imágenes… Acaparan más nuestra atención sus cientos de advocaciones distintas y sus aventuras y desventuras que su Mensaje, que, por otro lado, han hecho lo imposible por alterarlo conforme a sus intereses de influencia y dominio.

Como con la Navidad, o con cualquier otra fiesta de la catolicidad (permítanme respetar, al menos, lo de cristiandad) se hace lo mismo. Antes era solo dogma y horma. Ahora nos dan a elegir entre dogma y folklore. Incluso bendicen su rentable (que no respetable) hermanamiento.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

INDIGNANTE

 

El dictamen de la Comisión de Venecia sobre la Amnistía es sobradamente razonable: 1) la considera legítima; 2) afirma que no hay que modificar la Constitución para su legalización; 3) dicta que no vulnera la separación de poderes, 4) aconseja esperar a que se fallen las acusaciones de presunto terrorismo pendientes; 5) opina que no existe ninguna prisa en su tramitación.

Pues bien: A) los del Psoe interpretan que es un SÍ absoluto e incondicional a la Amnistía; B) los del PP interpretan que es un NO frontal a la Amnistía.

Si ambos no son tendenciosos en sus interpretaciones, ya me dirán Vds… En los dos existe falsedad y mala voluntad. Y eso es un problema para España por tales políticos ruines, fulleros e irresponsables.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

INDIGNANTE

 

El dictamen de la Comisión de Venecia sobre la Amnistía es sobradamente razonable: 1) la considera legítima; 2) afirma que no hay que modificar la Constitución para su legalización; 3) dicta que no vulnera la separación de poderes, 4) aconseja esperar a que se fallen las acusaciones de presunto terrorismo pendientes; 5) opina que no existe ninguna prisa en su tramitación. Pues bien: A) los del Psoe interpretan que es un SÍ absoluto e incondicional a la Amnistía; B) los del PP interpretan que es un NO frontal a la Amnistía. Si ambos no son tendenciosos en sus interpretaciones, ya me dirán Vds… En los dos existe falsedad y mala voluntad. Y eso es un problema para España por tales políticos ruines, fulleros e irresponsables. MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

PERMÍTANME DECIRLO, AL MENOS.

(de OkDiario)

 

Escribo éste de hoy en plena Semana Santa última, y esperaré a publicarlo a que se pasen los ecos, si fuera eso posible… Ahora estoy inmerso en plena vorágine. Si abro cualquier periódico, van rebozados por fuera y petados por dentro de pasos, procesiones, cofrades y hermandades a cientos; si veo la televisión, durante mañana tarde y noche en todos los canales solo es procesionaria continua, y no la del pino precisamente; cualquier radio o emisora que se precie ha de colmar su programación de más de lo mismo; vayas donde vayas y mires hacia donde mires, solo me asalta el ambiente socieconómicofestivo de un origen adulterado con pura iconografía idolátrica hasta el hartazgo… Hasta el escarabajo del Sudario me ha venido este año al campo.

Sin embargo, hete aquí que no tengo derecho alguno a sentirme abducido por lo que veo como iconolatría abusiva y enfermiza… No puedo, ni debo, ni se me permite, expresar ese pensamiento mío iconoclasta (como, por cierto, eran los primitivos cristianos). Si me siento agobiado, atacado e invadido por ese pensamiento único impuesto, unidireccional y establecido, debo de permanecer mudo y silenciar mi propia fe, creencia, pensamiento y sentimiento. Si digo o expreso algo en ese tiempo se me califica de ofensor, enemigo, y, lo más amable: cansino en mis manifestaciones – lo otro se ve que no es cansino – soy un ente molesto como mosca cojonera.

“He decidido dejar de seguirte, pues eres obsesivo y radical en tus planteamientos”, me dice uno; “ofendes mis creencias” me dice otra… ¿Y las mías no están siendo ofendidas y acosadas?, pregunto al vacío más nada de la nada, sin obtener respuesta alguna fuera de un virulento rechazo… “Es que no respetas”, se me dice desde los que tampoco respetan a los que sueltan un jodido y puñetero “pero”. Todo lo que esté fuera de su adoración generalizada y totemizada en el becerro de oro que cada año inunda las calles es reo de anatema.

Investigo en la propia Biblia, y a los tales que suelen basar sus ricos y opulentos festejos “biblicopasionales”, les muestro las propias citas de sus profetas, y la Historia misma que les ilustra de sus propias idolatrías, pero no se ve lo que no se quiere ver, ni se lee lo que no se quiere leer, ni se piensa lo que no se quiere pensar… “Es la Tradición”, me contestan rabiosos como dogma infalible… ¿y es que Isaías, el Levítico, Jeremías, el Eclesiastés, o el propio Concilio de Elvira, o docenas de orígenes más, no es Tradición?.. me atrevo a contestarles; pero siguen escupiéndome lo que ellos califican como agravios, insultos y ofensas… Incluso cito las palabras del verdadero Cristo sobre sus cien falsos cristos mil veces crucificados de que la ofensa no está en el ofensor, sino en el ofendido; pero es igual, es lo mismo… “No hay peor ciego…” me resuenan las palabras del Nazareno aquél.

Pero me encuentro tan en solitario, que debo estar equivocado, me digo a mí mismo. Tantos no pueden estar errados, que decía aquél y me repito en voz alta, y alguien me contesta: “pero sí herrados, con hache delante del hocico”… como me quedo un tanto perplejo, prosigue: “No se equivoca el ganado, sino el pastor. Y si el pastor anda errado y herrado, el ganado que lo sigue, también”, añade a la primera reflexión. Y es muy cierto, inapelablemente cierto. El ganado solo sigue al pastor; el ganado no piensa por sí mismo, si acaso, lo piensan, piensan por él, deciden por él, actúan por él… Y se me remacha: “sé oveja, pero no seas ganado”… En Murcia mismo, cambian nazarenismo por huertanismo en un plis plas.

Y eso me confirma y me confunde a la vez y al mismo tiempo… Yo siempre he creído, y lo que es imperdonable por los demás, he manifestado, que hay que ser personas pero no ser gente, que es la similitud entre oveja y ganado, pero, sin embargo, eso me hace vulnerable porque se me tiene por soberbio, y se me achaca querer erigirme en el pastor que jamás quise ser… Pero, al menos, da para echar una pensada, aunque sea descalabrada…

Vamos a despojarnos de “la pasión” y del apasionamiento con que solemos revestirnos en mayor o menor medida… Echemos una mirada fría y cabal a la sociedad que formamos y al mundo de hoy, sin prejuicios ni perjuicios en lo posible: ¿qué vemos y cómo lo vemos?.. Vale. Ahora yo me pregunto y pregunto a todos ustedes: ¿qué pastor/pastores guían al rebaño que todos formamos?.. y vuelvo a buscar respuesta en el Galileo cientos de miles de veces crucificado por los denarios de plata del comercio y el negocio: “Por sus frutos los conoceréis”…

Cuando las personas nos volvemos personal, gente; cuando el paisano se hace paisaje y paisanaje, el pensamiento individual se convierte en colectivo; no pensamos por nosotros mismos, sino por el común; el librepensamiento propio se diluye en el pensamiento único; no es ya que deje de ser analítico, es que hasta se rechaza el análisis como perverso y torcido. A la humanidad siempre se nos ha colocado delante a un “buen pastor que nos lleva al redil”; pero… cuando es un mal pastor, ¿a qué rediles nos lleva?..

En las Democracias se supone que elegimos a nuestros pastores. ¿Sabemos elegir bien?.. porque la escala de populismos, extremismos y panycirquismos nos está diciendo todo lo contrario: ¿Qué quiere un pastor, un ganado sumiso o un ganado libre?.. ¿qué es mejor, una democracia representativa o una democracia participativa?.. ¿por qué nos hemos dejado deseducar y engatusar para no responsabilizarnos de la segunda?.. Demasiadas preguntas certeras para tan pocas certezas como respuestas.

Lo único cierto y verdad es que nos encanta ser ganado. Que nos piensen otros; que nos marquen nuestros apriscos y abrevaderos a través de nuestras “sacrosantas” tradiciones; que nos alimenten con el pienso de no pensar, de no querer saber, de no preguntar… No permitir a ninguna oveja un “béee” fuera del yugo y del brazal.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com

LO QUE DEBEMOS

(de MurciaPlaza)

 

A nuestro Gobierno Regional solo se le oye presumir de todo… de sanidad, de educación, de economía. Vamos como un tiro, a pesar de Pedrosanchez, claro, naturalmente… La verdad es que con Rajoy tampoco íbamos mejor, no lo crean Vds…

Luego lee uno que la Comunidad ha superado los 12.100 millones de deuda pública; que ha sobrepasado el 31% del Pib; que ya somos los terceros más endeudados de España… y que si hemos contenido esa deuda los años anteriores ha sido por los Fondos Cóvid.

El caso es que gracias a tal magnífica gestión, cada murciano debemos más de 800 euros al agujero, niños de teta incluidos. Así cualquiera.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

NO SOMOS CUERPOS

(de Área Humana)

 

Cuidar el cuerpo no es vivir para el cuerpo. Como tampoco se trata de vivir del cuerpo, sino con el cuerpo, en el cuerpo… Los términos suelen confundirse entre ellos y acabar por confundirnos a nosotros. O quizá sea al contrario: que los confundimos adrede porque hemos construído una cultura hedonista y narcisista del cuerpo humano. A poco que lo pensemos, si miramos a nuestro alrededor, vemos que hemos hecho un mundo de poses, donde manda el selfie y la autosatisfacción, en una concepción existencial de “espejo, espejito mágico…”

Y es un tremendo error, pues el cuerpo es un medio, pero nunca un fin. Hemos pasado – o estamos pasando – de mantener sano el cuerpo, a mantenerlo jóven, guapo, bonito y atractivo; lo primero es nuestro deber para con ese cuerpo, que, al fín y al cabo, es un vehículo que nos sirve para llevar a cabo nuestra experiencia de vida; pero lo segundo es absolutamente superfluo… Estamos poniendo la belleza en el exterior, cuando habríamos de cultivarla en nuestro interior, y eso es porque anteponemos la estética y la estática a la ética. Esto es una enorme equivocación en nuestra escala de valores que la propia ley de Causa-Efecto se encargará de corregir en nuestro más inmediato futuro. Lo peor de todo es que tampoco sepamos aprender de las consecuencias.

En el fondo de todo, la lectura que se deduce de ello es nuestro miedo a la muerte. Creemos (o queremos creer) que manteniendo el cuerpo jóven y espléndido no moriremos, y aquí tropezamos en un doble y errado sentido: en que nosotros no somos nuestro cuerpo; y que lo que “muere” es precisamente ese cuerpo, no nosotros… En realidad, el cuerpo muere a cada instante de nuestra vida en contínua renovación y, a la vez, decadencia: el que tuvimos al nacer no es el de la infancia; ni éste el de la juventud; ni ese el de la madurez; ni tampoco el de nuestra senectud. Se parecen unos a otros por el factor genético, pero no son los mismos, que cambian (mueren) a cada instante.

La existencia real viene de la eternidad y se prolonga en y hacia esa misma eternidad; y el cuerpo, o los cuerpos, son meras vestiduras físicas temporales que usamos durante cortos espacios de tiempo intermitente dentro de lo infinito… Voy a ponerles un ejemplo que puede resultarles incómodo, triste, quizá violento: Un chiquillo, un niño, un crío, que muere, y que tanto nos impacta su pronta muerte, lo único que hace es prescindir de su vehículo un tiempo antes de lo que a nosotros nos parece que debería ser, para seguir viviendo sin él su verdadera, genuína y auténtica existencia evolutiva. Para nosotros será todo lo doloroso que creamos, vale, de acuerdo, pero nuestra querencias y creencias son trascendidas por una realidad superior que es la que realmente cuenta. Y es que aquí estamos para experimentar nuestra evolución, no para “lucir body”…

Les podría recomendar muchos libros, y muchas lecturas, y muchos ensayos de reconocidos filósofos, científicos e investigadores; o los podría contactar con algunas personas hermanas que tienen conciencia y consciencia de este estado de cosas, pero no lo voy a hacer por la sencilla razón de que no encuentra el que se le pone en bandeja, sino el que se pone a sí mismo en situación de búsqueda… Es éste un principio universal recogido en un antíguo y muy sabio aforismo que a lo mejor ustedes conocen: “el maestro solo aparece cuando está dispuesto el alumno”.

Pero sí que voy a ponerles delante de las narices una perla de Teilhard du Chardín, jesuita, filósofo, teólogo, antropólogo y unas cuantas cosas más; famoso en el pasado siglo por sus libros, estudios y aportaciones al campo espiritual y científico de conocimientos: “No somos seres humanos que tienen una experiencia espiritual; somos seres espirituales que tienen una experiencia humana”.

Yo tan solo me voy a permitir aconsejarles que relean tan corta máxima tantas veces les haga falta hasta, si ello fuera posible, grabarla en el subsconsciente… Sé que es un atrevimiento por mi parte el pensar que la van a hacer suya, pero me siento en la obligación moral de intentarlo compartiéndolo con ustedes. A partir de aquí ya no es cosa mía. El punto de evolución personal de cada cual hará el resto en cada caso.

Pero nuestros cuerpos son tremendamente temporales. Los que los animamos somos eternos… ergo los fines de ambos son distintos; la expectativas de cada uno son diferentes. Somos seres espirituales en eterna evolución que utilizamos la materia en nuestra inicial experiencia, pero que llegamos a confundirla con nosotros mismos. Tan solo la usamos, nada más… En el momento en que la energía espiritual toma posesión de la materia, la anima (de ahí lo del concepto ánima: alma), mas no deja de ser un tomado a préstamo. Luego, la materia vuelve a su ciclo físico, que es la segunda ley de la termodinámica, por cierto, y nosotros seguimos a lo nuestro.

Por eso que rendir culto al cuerpo al extremo en que lo hacemos es un tipo de autoidolatría como el que profesamos a las imágenes. De hecho es la misma cosa: adorar nuestra propia imagen. Adoramos a Dios a través de cáscaras vacías de Cristos, Vírgenes y Santos; y nos adoramos a nosotros mismos a través de nuestra propia imagen; cuando, contrariamente a ello, Dios y todos y cada uno de nosotros somos lo mismo… Lo del “estar hechos a su propia imagen y semejanza” no es otra cosa que adorar nuestro cuerpo transfiriéndoselo a nuestro diós en imagen y sacarlo en procesión.

Ahora, con esta última frase, ya pueden llamarme blasfemo, si así se sienten mejor; o “accionista del anticristo” como también algunos y algunas ya me llaman… No se preocupen. No me ofenden. Al final será lo que tenga que ser.

Miguel Galindo Sánchez / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com

PODEMÍTICA OCURRENCIA

(de Cadena Ser)

 

A Podemos le da una subida evangélica: “Jesucristo estaría hoy en el Naval”, declara en Plena Semana Santa… Y critica: “los ataques a los migrantes de esa derecha que exhibe su fe en las procesiones, y se dice cristiana” (María Marín dixit).

No es que la izquierda extremosa sea muy católica – no confundir con cristiana – pero la crítica está muy bien traída al caso, las cosas como sean…

Pero esto ocurre aquí, y en Ucrania, y en Gaza ni le cuento, mientras el mundo catolipráctico se reboza en una muy poco santa semana que dicen santa… Eso es porque no se pone fé en los valores, sino en tradiciones que son traiciones.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

PODEMÍTICA OCURRENCIA

(de Cadena Ser)

 

A Podemos le da una subida evangélica: “Jesucristo estaría hoy en el Naval”, declara en Plena Semana Santa… Y critica: “los ataques a los migrantes de esa derecha que exhibe su fe en las procesiones, y se dice cristiana” (María Marín dixit). No es que la izquierda extremosa sea muy católica – no confundir con cristiana – pero la crítica está muy bien traída al caso, las cosas como sean… Pero esto ocurre aquí, y en Ucrania y en Gaza ni le cuento, mientras el mundo catolipráctico se reboza en una muy poco santa semana que dicen santa… Eso es porque no se pone fé en los valores, sino en tradiciones que son traiciones. MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

LA JUBILACION

(de lamasesoría)

 

Hace una docena de años que me jubilé. No es que me jubilara de mí mismo, evidentemente, pero sí que me jubilé de una parte de vida (la mayor, dadas las circunstancias) en que podría dividirla en tres partes: una inicial (creo que común a todos) de toma de tierra en un mundo y/o sociedad que te es dada por previamente aceptada – o así lo creo yo – y que la tomas como un juego que, o lo juegas, o te juega él a ti, así que… Una segunda parte seguida, apenas sin darte cuenta, en la que tomas conciencia, y no sé si consciencia, de lo que vale ese peine con el que te estás peinando. Un conocimiento somero del tablero en el que has de mover tus fichas, donde se te dice lo que se espera de ti, aunque tú aún no te hayas preguntado lo que esperas de ti mismo.

La tercera parte es una especie de asunción de responsabilidades. De responsabilidades mundanas, naturalmente, pero en las que se van filtrando sutilmente algo de ese Tí mismo con el que no contabas. Y es que Tú no eres el tú que te han construido y te has construido, sino que viene de viejo y te susurra cosas que no estaban en tu plan de vida consciente, y que pugnan por salir de lo que sea que fuere tu ser inconsciente… Y luchas por tratar de cumplir en ambos casos: por los y por lo que ya consideres de tu responsabilidad, y por mantener vivo ese atisbo de conciencia que se va formando en la consciencia. O al revés.

No es nada fácil. Tratas de mantener tu herencia biológica y mejorar tu sociedad dentro de tus posibilidades humanas (siete ong´s y multitud de trabajos y servicios sociales), a la vez que vas alimentando tu mundo interior de otra herencia no material, el cual, en demasiadas ocasiones, choca frontalmente el uno con el otro. No pocas veces he tenido la sensación de estar haciendo lo opuesto a mí mismo, sin saber a qué Mí me refiero.

La cuarta y ya última parte, y más corta de todas, por cierto, dado lo que me resta, es, quizá, la más auténtica de ese Mí mismo, al que aludía antes… Puede que sea, aunque no lo sepa con absoluta certeza, en la que mejor pueda cumplir con mi propósito interior, o quizá debo decir anterior: hacer lo que más me satisface, que es compartir con todos ustedes lo que pienso, sé, y creo que es. Información trascendental (para mí, claro) de un conocimiento acumulado y atesorado durante todo ese tiempo, que creo que debo comunicar, compartir, y no guardar para mí solo, pues no es de naturaleza propia, sino universal.

Puede sonar a presuntuoso por mi parte, pero lo siento como una necesidad más que como una obligación, si les soy sincero. Así que dedico mi jubilación a esto que ven: a leer más aún de lo que he leído en mi vida, dentro, claro, de los cauces que dispongo y que se me han facilitado para hacerlo, y esforzarme por mantenerlos abiertos y activos (aunque entramos en aciagas épocas de censura), que de todo hay en la viña del Señor, como reza el dicho.

Doy por supuesto que podría haberlo hecho mejor, mucho mejor… Si hubiera elegido otros caminos de salida; si hubiera tomado otras decisiones en su momento y día; otros rumbos, posiblemente habría obtenido resultados mejores a ese aún no muy bien definido propósito. Es muy posible… Y no voy a aducir nada en mi descargo, pues cada cual ha de juzgar sus propias debilidades y sus propias responsabilidades independientemente de como las juzgan los demás. Al fin y al cabo, usamos de un Libre Albedrío que nos fue dado sin haber recibido el folleto de instrucciones del mecanismo de Causa y Efecto. Es algo que debemos adquirir sobre la marcha. “Aprende mediante su uso”, se nos dice.

Pero es curioso si comparamos tan breve, brevísima, fugaz, fantasmal apenas, estancia, con los catorce mil millones de años desde que pusieron a rodar este invento… Y aunque la medimos con los hace cincuenta millones de años solo, en que levantaron al hombre del polvo de la tierra como escenario preparado al efecto de la evolución, y el porcentaje resulta sumamente ridículo… ¿En qué puedo haber influido yo, ni nadie, en este 0,00000002% del total existencial del que estamos hablando?.. Sin duda, resulta tan potencialmente patético y absurdo que dan ganas de reír o llorar, o ambas cosas a la vez, con tan solo planteárselo. Necesariamente ha de existir, por p… lógica, otro factor que desconocemos, o que no queremos conocer…

La única explicación razonable resulta tan tremendamente lógica que llega a asustar: Nuestro núcleo interno existencial; nuestro átomo primigenio personal; nuestro auténtico ser original, ya estuvo por aquí en y con la primera humanidad… Hemos estado evolucionando, al menos durante esos cincuenta millones de puñeteros años, y acumulando vidas a través de nuestra propia e individual existencia, que no es otra cosa que nuestra propia e individual experiencia. Hemos formado parte de toda la historia de la humanidad, pero tenemos la sensación de empezar siempre de nuevo… Todo esto, claro, a nivel general a la vez que particular.

A nivel colectivo, sinceramente, yo no sé si estamos evolucionando o involucionando… Ignoro si ésta, sin duda decadente, etapa de nuestra civilización, es un paso atrás contante y sonante, y tronante, o es un paso atrás para tomar impulso y saltar a una sociedad mejor. Que nuestra cultura está dando las últimas boqueadas, lo tengo pero que muy claro. Las señales de la entropía son inequívocas… y lo que yo pueda haber aportado o desaportado va más allá de lo que creo, o quiero, creer. Tan solo confío en la “justicia” del irrevocable “sistema”. Y metan entre esas mismas comillas tanta cosmología y cosmogonía sean capaces ustedes de creer saber. En esas comillas no existe jubilación alguna. Tampoco vacaciones…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

LA SINPECADO

(de Diez Minutos)

 

No… Isabel Díaz Ayuso no es responsable, otra cosa es ser culpable o inmoral, claro. Los responsables son los madrileños que la votan y la vuelven a votar. Porque no la votan para mejorar su sanidad de pena, ni su sistema educativo, ni para reducir la desigualdad con sus amigos los ricos, a los que beneficia hasta con becas. Eso les trae sin cuidado.

La votan para que sea la chulapa de Madrizzz; y para que sus allegados roben y defrauden; y para convertir sus asilos en morideros de viejos; para vivir en un pisazo de nuda propiedad por desfalco familiar presumiendo de no tener casa; para llamar hijoputa a Pedro Sánchez…

Pero no es de ella la culpa sino de quienes la tienen como a una de ellos... ¡Total, ná!..

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

EL BOOMERANG

(de OkDiario)

 

Hace cuatrocientos años (apenas un soplo en la historia de la evolución humana) de forma y manera significativa se fueron acumulando espectacularmente descubrimientos científicos, desvelando el Universo y la física que lo movía; la estructura física y la mecánica del pensamiento humano; y toda una revolución de conocimientos, impulsado por grandes mentes como Newton, Copérnico, Galileo, Darwin, Freüd, Einstein, Hawking, y docenas más de relevantes investigadores, teólogos, filósofos, pensadores…

Se quiso dar a entender, al menos hasta no hace mucho, que la ciencia podía explicar el origen universal de cuánto existe, sin la necesidad de un Dios creador… Fue, de hecho, el origen, a primeros del siglo XX, del triunfo intelectual del llamado “materialismo”. Se produjo una fratricida división entre religión y materialistas, hasta tal punto que la Iglesia encasquetó la ominosa y excomulgante etiqueta de “materialismo ateo” a todo avance científico en tal sentido.

Incluso llegó a mover la sangrienta maquinaria del Santo Oficio contra todo aquél que se atreviera a avanzar en cualquier disciplina de investigación. Desaparecida la Santa Inquisición activa (aún sigue actuando de manera coactiva), el anatema de materialismo ateo aún sigue vigente ante cualquier avance y descubrimiento, con Stephen Hawkings por su teoría del Big Bang, o los recientes descubrimientos sobre genética.

Sin embargo, y a pesar de todo, de manera tan imprevista como sorprendente, como si de un boomerang se tratara, resulta que el conocido por Péndulo de Foucolt, encarnado quizá por péndulo de la ciencia, se puso en movimiento en sentido inverso… quizá deberíamos decir “aparentemente” inverso, que es como suceden estas cosas, adquiriendo cada vez una mayor e insólita fuerza… ¿Qué ha ocurrido para que un impulso hacia delante parezca ser uno hacia atrás, o sea, al origen de todo?..

Los descubrimientos de la Teoría de Relatividad, el propio Big Bang, en materia de Física Quántica, en la Expansión del Universo, y de la complejidad – y al mismo tiempo simplicidad – biológica; que fueron llegando como impulsados en cadena uno tras otro… ¿o habría que decir el uno por el otro?, han logrado dinamitar las certezas ancladas y nacidas de ese imaginario colectivo que se forjó al principio del siglo pasado, hasta tal punto y extremo que aquel materialismo, como creencia férrea que se pensaba que era, está en proceso, en la actualidad, de pasar a ser una creencia irracional, toda vez que, sorprendentemente, está apenas comenzando a descubrir, precisamente, a ese mismo Dios creador del que afirmaba “no ser necesario para explicar la existencia del mundo”… ¡Manda güevos!, como decía aquél político de vecina plaza.

Ahora vivimos una especie de paradoja, donde el ateísmo (científico) cree cada vez más en Dios, y las Iglesias pierden cada vez más a “su” Dios… Naturalmente, la religión sigue en sus trece de excomunión de todo aquello que no se avenga a sus dogmas, que para eso los han parido ellos, sin tener necesidad de demostrar nada. Tan solo que con el catecismo y la fe impuesta. Tales posturas coloca a la ciencia en la prudencia, y a la religión en la ofuscación. Tanto, que ha perdido el sentido de aquél auténtico, genuino y verdadero “buscad y encontraréis” que le fue transmitido: la ciencia ha buscado, y ella ha ocultado (parábola de los talentos).

Me da no sé qué recordar que hace décadas, lo digo muy en serio, varias décadas, mis artículos sobre este tema versaban de la siguiente guisa: Contaba que hace al menos cuatro mil años – la cosa empezó en Egipto – el sacerdocio, que fue el primer estamento humano de clase instituido en las culturas de las civilizaciones, comenzó, poco a poco, a iniciarse en los caminos de la sabiduría práctica, convirtiéndose en sanadores, astrónomos (antes astrólogos), matemáticos, químicos e investigadores varios… fue el germen de la ciencia. De una ciencia que habría de, posteriormente, tomar un camino empírico, distinto al de la religión. O sea, el operativo y el contemplativo.

Uno dedicado a buscar, investigar, probar, fallar, acertar, experimentar, caerse y levantarse, tampoco exento de luchas intestinas e intereses; y los otros dedicados a hacer clientela seglar, a monopolizar a los dioses; a dominar a las gentes y a entronizarse en el poder. Nada ha descubierto ni en nada ha avanzado, como su hermana la ciencia, pero mucho ha inventado: el dogma, el pecado, el rito y el mito… La lucha, en definitiva, entre templo y laboratorio. Y ya entonces, me aventuraba a soltar que, tras la separación y la guerra civil, bien podría venir la re-unión, la nueva asociación, el re-encuentro de lo que un día estuvo unido bajo un solo y único palio: el del conocimiento. Y cada vez estoy más convencido que no existe más camino que ese. Discúlpenme, si acaso, por haberlo previsto.

Pero para ese reagrupamiento, sin duda que enriquecedor, hay que quemar toda la ganga que ambos polos han acumulado, y aquí cabe poca duda de que las religiones e iglesias tienen mucha que hacer desaparecer… La síntesis es tan laboriosa como la que está recorriendo la ciencia para volver al punto de partida. Como el culmen del pensamiento de Niestze, que para negar a Dios hay que terminar volviendo a Dios; dicho en román paladino: será “La Muerte de Dios” – como él titulaba - cuando descubramos al auténtico, genuino y verdadero Dios.

Tras esas décadas de predicar mis tontunas en el más vacío desierto, aparece “Dios, la Ciencia, las pruebas”, que al menos habla en ese esperanto de esperanza, (valga la redundancia) y descubro aquello en lo que tanto creí a lo tonto, y me asusta y maravilla… Son casi seiscientas espesas páginas que un muy lejano día creí posible. Una muy ardua lectura, que, si quieren, yo mismo se las puedo ir traduciendo lo más di-vulgativamente posible, e ir pasándoles esas grandes y enormes cosicas que componen la verdad más única… Para mí será un placer, mientras pueda hacerlo, y me dejen, claro…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com

NEGOTIUM CONTÍNUUM

(de Gestion)

 

Si es cierto lo “de polvo eres y en polvo te convertirás”, entonces lo de la “resurrección de la carne” no es otra cosa que levantar una polvareda para nada… No interesa una carne que vuelve al polvo, sino un espíritu que regresa al Espíritu.

Luego, las procesiones basadas en las resurrecciones son negocios montados sobre falsas interpretaciones de conveniencia. La Iglesia ha convertido a Cristo en oro en polvo, y cada año saca sus procesiones a cotizar en bolsa.

En la bolsa del turismo de siempre lo mismo, que deja enormes ganancias en la historia de las mangancias… ¿Recuerdan el negocio de las reliquias?.. Pues esto es igual: una gran reliquia de la pasión mil veces vendida en procesión.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

LA OTRA TRINIDAD

(de Famvim)

 

Dice San Juan que al principio fue el Verbo, e inicia con ello toda una teología, que luego, conforme se acomodó al paso de civilizaciones y culturas, devino a ser una Trinidad. Un solo Verbo en tres personas distintas, viene a decir el dogma… En este caso, sería al revés: tres verbos distintos para cada, o por cada, persona: Yo lo llamaría, con perdón y con permiso, la Trinidad del Ser Humano, esto es: Querer, Creer y Saber… Tres significados distintos que conforma, y/o dis-forman, a ese mismo ser humano.

No es lo mismo querer que creer, aunque estén emparentados, y aunque suenen a casi lo mismo por tratar de hermanar confundiendo; o de confundir hermanando… Pero que no lo equivoquen. Lo primero es querer, exponer la voluntad; y lo segundo es creer en lo que se quiere, que es la pre-posesión, o predisposición. Pero nada se tiene en plenitud hasta que no se “sabe”… La primera fase del proceso es que la gente “quiere creer”, y de ahí el error de valoración: que se cree que se sabe, pero no se sabe. Para el que “sabe” no es tan necesaria la fe como para el que “cree” en lo que “quiere saber”.

Existen prototipos humanos en que se puede aplicar la prueba del algodón por dos ejemplos típicos y casi tópicos… Están esas personas que muestran sus creencias pontificando, con énfasis, en santo dogma, con un punto de violencia catequética, levantando la voz y el gesto. Son los que quieren convencerse a sí mismos convenciendo a los demás. Luego, los que quieren creer y están convencidos de creer querer, los que sus verdades las convierten en inapelables… según los oídos que las óigan, claro.

Y después están los que en realidad “saben”. Son los que dicen lo que saben serenamente, sosegadamente, con tranquilidad, casi con mansedumbre, y se retiran. Se limitan a exponer, no a exigir que se crea… Estas otras personas, en contraposición a las primeras, precisamente porque “saben” no necesitan afirmarse, mucho menos reafirmarse; para ellas no existe ninguna prioridad ni perentoriedad, ni mucho menos catequésis dogmática. Solo hablan si son escuchados, y callan si solo son oídos. Ellos “saben”, y lo demás no importa.

El ”creer”, por estar en medio de los otros dos, actua como agente doble: uno puede creer querer, por el mero hecho que se tiene la necesidad social de querer creer; pero también uno puede creer saber, pues se tiene la necesidad personal de saber creer… Sin embargo, ambos dos son espejismos que enredan nuestras entendederas para obligarlas a buscar la luz entre las habituales tinieblas del ego. La realidad es que una vez que se “sabe” algo, desaparece la necesidad de justificarlo demostrándolo, y mucho menos discutiéndolo. No merece la pena el esfuerzo baldío de pelearlo. Lo que se “sabe”, se sabe, y punto, no hay más que explicar.

Este servidor de los que me escuchan, me permito una especie de fantasía estableciendo un símil: la primera persona del “querer” la comparo a la del Padre, en la que todo se hizo por su intrínseca voluntad, por su “Fiat”, por su deseo y querencia; la segunda, el “creer”, la asimilo con la del Hijo, es la que creyó en la voluntad del Padre, ergo, “por lo que todo fue hecho”, si bien yo diría: por lo que todo fue posible; y la tercera, el “saber”, sería ese Espíritu (lo del apéndice Santo es un añadido vacuo) que cohesiona ambas potencias – querer y creer – en la síntesis del todo: el “saber”…

Existen religiones más antíguas que la cristiana, luego recauchutada en católica, como por ejemplo el hinduísmo, en que también establecen una trinidad, o Trimürti, o Trideva: el principio creador, o Brahma; el de preservación, o Vishnú; y el de destrucción, o disolución, el de Shiva… Como pueden ver los que quieren ver, es el movimiento de entropía universal; la segunda ley de la termodinámica; el fundamento de la física quántica, y el funcionamiento del Universo… Pura ciencia.

Fué el Concilio de Nicea, allá por el principio del siglo IV, el que estableció el dogma trinitario, si bien que basado en la obligación y no en la explicación. Durante miles de años se ha mantenido una santa ignorancia impuesta por una ciega creencia… De críos se nos contaba aquél sucedido achacado a San Agustín, en que paseando por la playa y dándole vueltas al misterio este, vió a un niño vertiendo agua de la orilla a un hoyo cavado en la arena, “estoy metiendo el mar en este agujero”, le dijo… ante la rotunda negación del santo por tal posibilidad, el crío le soltó: “más imposible es tratar de explicar vuestra Trinidad”, dicen que dijo… Luego se vino a aclarar que aquel zagal era un ángel.

Pero, en física, sí que se puede: cualquier parte de un todo posee la cualidad de ese mismo todo, por lo tanto, el agua del mar que contiene ese hoyo es tan mar como el de dónde salió… Y esto es tan comprensible como incomprensible es el dogma con el que se creó y se lió… Lo que pasa en estas “corrivueltas” es que las religiones se mantienen como tales cultivando la ignorancia, no expandiendo el conocimiento, porque entonces se diluirían en una sabiduría holística que es de todos sin ser de nadie, cosa que en modo alguno les conviene.

Así que yo me he atrevido en éste a mostrar una Trinidad humana y personal que actúa en todos y cada uno de nosotros. Y que nos forma y nos conforma; y que es más nuestra que ninguna otra… sin que desdiga ninguna de las secretas, ocultas y esotéricas con las que se intenta manipular una Verdad que Dios hizo simple y no complicada. Si a estas alturas de la Historia y del cotarro, aún nos empecinamos en mantener la mente cerrada al razonamiento, y es atada al magicismo hechiceril de nuestros montados y no demostrados tótems, seguiremos siendo siervos de los jefes de la tribu…

Miguel Galindo Sánchez / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com

VENID Y VAMOS TODOS...

(de YouTube)

 

“Sobre esta piedra edificaré mi iglesia”, dijo la tal Iglesia de sí misma. Porque lo que Jesús soltó a un al Simón minutos antes fue “aléjate de mí, Satanás”, tras una discusión sobre puestos de mando que lo cabreó bastante…

Y se edificó, ya lo creo que se edificó… Se edificó sobre el tráfico de reliquias, los sacramentos y dogmas, y venta de cargos, bulas, remisión de pecados e influencias; procesiones y jubileos, y todo lo que implique salsa en la que sopar.

Imágenes viene de imaginería, e imaginería viene de imaginación. La santa semana santa es más imaginación que verdad, y eso lo saben por lo sobrado por mucho que sea negado. Pero en esta farsa entramos todos: unos lo montan y otros lo portan.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

EL DESTINO

(de Cuerpomente)

 

Álquienes cercanos me preguntaron sobre el Destino. Así pues, este artículo va especialmente dedicado a tales personas… Algo tan difuso como eso es realmente difícil de explicar. Y en realidad no es que sea difícil de entender, es solo que no solemos aceptar ciertas posibilidades, pues hemos sido educados en un concepto intelectual contrario, y rechazamos todo aquello que nos puede incumbir personalmente por nuestra propia responsabilidad. Normalmente, yo mismo me resisto a dar mi opinión por un par de razones, al menos: porque sé que resultaría baldío, un esfuerzo un tanto inútil, por un lado, y, por otro, para que no me tomen por más chalado de lo que ya me toman.

Lo cierto y verdad es que el Destino es una etiqueta consciente que nos hemos construido para archivar en el inconsciente todo aquello que no podemos, no sabemos, o no queremos explicarnos… Nos resulta muchísimo más fácil y cómodo largar a una confusa y difusa predestinación todo aquello que, para nuestro aparente bien o mal, parece sucedernos a lo largo de nuestra ida, y que le concedemos el calificativo de determinante.

Sin embargo, las leyes universales no prevén, en modo alguno, esa especie de azar que nosotros achacamos al Destino. Nada es ocioso en el Universo, nada ocurre por nada; todo obedece a una causalidad, y no a una casualidad… El mismo Cristo dijo que “nada, ni una pluma, ni un cabello de vuestra cabeza se mueve sin que el Padre lo sepa”, u otras palabras muy parecidas. Pero todo esto, que parece apuntar a que todo está predestinado, es solo para eliminar el concepto del “azar”, de lo casual… La cuestión, en todo caso, es: ¿Qué, o Quién, establece eso que llamamos Destino?..

Ahí le han dado… A nosotros nos resulta muy conveniente pensar que el destino nos viene marcado por “algo” ajeno a nuestra actuación, porque, de esa forma, eludimos nuestra propia responsabilidad en ello. No tenemos culpa alguna si el Destino nos ha marcado con tan buenas, o malas, cartas, alegamos… y soltamos lastre en ese Destino… Puede valer (de hecho, a nosotros nos vale), sin embargo dejamos en la cuneta la total y absoluta voluntariedad y libertad con que actúa el ser humano. El propio Génesis deja establecido que fuimos dotados de “Libre Albedrío” en la escena que se pinta como nuestra “creación”.

Por ende, queda meridianamente claro que, en esa especie de determinismo (o predeterminismo, si lo prefieren) también está presente la elección humana. De alguna forma y manera participamos libremente en esa mecánica determinista que nos atañe a nosotros mismos.

Lo que ignoramos, al menos a nivel consciente, claro, es el cómo, el cuándo o el dónde se produce esa participación en la elaboración de nuestro propio Destino, que son dos, por cierto: uno a nivel personal, particular, individual, privado e intransferible; y otro a nivel social, general, de toda la humanidad… Hasta aquí, todo esto que he expuesto obedece a puro razonamiento lógico, y a partir de ese punto ya todo sería especular.

Así que, si les parece, pueden hacer dos cosas: o no seguir leyendo, o seguir especulando, lo que ustedes quieran… El factor posible que hemos de introducir aquí sería la inexistencia de lo que llamamos “Muerte”, que no es otra cosa que la separación de la energía consciente de la materia inconsciente; y que cada cual sigue su camino establecido por separado: la materia sigue las leyes físicas de la termodinámica, “el polvo al polvo” como apunta la religión… una Iglesia, por cierto, que dogmatiza “la resurrección de la carne” cuando lo verdaderamente importante es la del espíritu, si bien el espíritu nec esita despertar, no resucitar (aquí se nos da un clamoroso gato por liebre)…

…Y esa energía, pensante, decidente, obrante e inteligente, en la que estamos incluidos todos y cada uno de nosotros, y que sigue su propio ciclo… digamos evolutivo, en unos estadios, niveles, fases, dimensiones, o lo que prefieran, ya despojados de la materia, en, y con, la que experimentaba. Bien, pues si todo esto lo consideran ustedes plausible, que, dicho sea de paso y porque viene a cuento, está en absoluta y total armonía con todas las leyes de la física quántica y de la relatividad científica avanzada por Einstein, no resulta tampoco descabellado pensar que es ahí donde… digamos que “se planea” la siguiente “inmersión” evolutiva en la materia: el llamado Destino.

Vale… ¿y quién dice que el factor humano como tal, en su otorgado libre albedrío, no puede participar directamente en las decisiones que afectan a su propio y personal plan evolutivo?.. Es que hasta sería un absoluto contrasentido que así no fuera. Y si así fuese, entonces ese Destino tendría su muy lógica explicación. La también ley física de Causa y Efecto haría el resto consecuencial hacia el fin relativamente pre-establecido con nuestro propio concurso.

La pregunta del millón sería: ¿y por qué no somos conscientes en nuestra vida de todo eso?.. Pues porque sería como ir a un examen con las respuestas a los temas que nos van a salir en el bolsillo; sabiendo de antemano lo que debemos aprender por nuestra propia asunción experiencial. Y si hay algo en todo este Plan que no nos está permitido – lo único en realidad – es hacernos trampas a nosotros mismos.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

PROCESIONISMOS

 

Cientos de tronos ricamente revestidos; cientos de imágenes cuajadas de joyas y oropeles; miles de acompañantes con su dote de caros ropajes; docenas de miles de desplazamientos que generan su esperada riqueza; comercio y negocio donde hasta las aceras y las sillas se venden; la Semana Santa levanta la economía de ciudades enteras…

Templos repletos de encendida adoración a imágenes de distintos Cristos, diferentes Vírgenes y decenas de innominados santos. El dinero corre a raudales sobre las treinta monedas de Judas…

Me embarqué con J.J. Benítez en su último Caballo de Troya, busqué al divino nazareno y lo encontré enredado en su prédica galilea… Le susurré al oído lo que iba a ocurrir en su nombre, y, sacudiéndose las sandalias, despidió a su gente y salió jurando en arameo, espantado, hacia Dios sabe dónde…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

DE IDEAS FIJAS

(de Freepik)

 

Hay una pregunta que varias veces me he hecho a mí mismo, y que aún no he sabido responderme, al menos satisfactoriamente: ¿ante una idea fija, es posible razonar?.. Estoy seguro que todos los que me leen han sufrido la experiencia, alguna vez en su vida, o muchas, de tener que luchar contra una idea fija de algún oponente dialéctico (no necesariamente opositor). Tampoco tienen por qué ser ideas de naturaleza negativa, aunque yo creo, me parece a mí, que el mero hecho de ser fija ya la apea de la naturaleza positiva… no sé, prefiero compartirlo con ustedes a modo de consulta.

Mi experiencia personal ante tal tesitura, casi siempre, por tampoco decir siempre, ha resultado infructuosa y frustrante. No he conseguido una mínima apertura mental por la que proyectar un solo razonamiento… No debemos confundir ideas propias con ideas fijas. Las primeras pueden exponerse a debate, al uso dialéctico, a la luz de la razón; de hecho, cuanto más asentada se muestra, más abierta a discusión suele estar. Pero las segundas son un muro de irracionalidad delante de las narices… Un sí porque sí. Un porque lo digo yo y punto pelota. Esa pared es impenetrable por la sencilla cuestión de que no permite el paso al pensamiento libre. Es un pensamiento esclavo y esclavizador.

De ahí mi pregunta: ¿ante eso, vale el razonar?.. ¿sirve de algo o no sirve de nada?.. Y lo dejo caer en plan debate, y que mi respuesta no siente catequesis alguna. El hecho de que mis intentos en tales casos hayan resultado inútiles no invalida la posibilidad contraria. Puede ser, simplemente, que yo sea un inepto patológico, incapaz de plantar una sola semilla de razonamiento en el intelecto que se niega a pensar una sola posibilidad distinta… Pero, desde luego, en beneficio de nuestra propia salud emocional, mi consejo sincero y leal es abandonar el intento y marcharse uno a casa.

Lo considero un esfuerzo que produce sufrimiento, y ambos dos inútiles, ya que nada consigue y de nada sirve. De nada vale el derribar una puerta si no se va a admitir nada de lo que cruce esa puerta, sino que todo va a ser rechazado por la simple voluntad de mantener una idea fija aún fuera de toda lógica… La puerta cerrada no debe ser abatida, sino respetada, pues debe ser abierta desde dentro, voluntariamente, aún con todas las dudas y prevenciones del mundo, pero si no existe invitación, sino rechazo, toda insistencia solo alimenta la violencia en sentido contrario. Ya saben aquella ley física: “a una fuerza ejercida en un sentido, se corresponde otra igual en sentido contrario”. Hasta aquí, lo visto y experimentado.

Pero ante esa carencia de “llegada” por mi parte, está mi insistencia en promover el librepensamiento; el hábito de la duda razonable; la posibilidad de todo y la negación de nada; la práctica del sabio e inteligente “a priori”; el rechazo de todo dogma… Ya sé que alguno, o alguna, me va a decir que es como poner el esparadrapo antes que la herida, pero yo prefiero verlo como el entrenamiento antes que el esfuerzo. Aquel que se prepara para poder, puede; y el que sabe querer, quiere; como el que quiere saber, sabe.

El problema de la idea fija no está en la idea, sino en la fijeza del motivo… No está en el conocimiento, sino en el “cocimiento”. Lo malsano y enfermizo de una mente cerrada es como la de un local cerrado, que si no se abren puertas y ventanas para orearlas con otros aires leídos o venidos, las ideas se vuelven obsesivas y venenosas, como suelen ser las fijas… Existe un principio de sanidad mental: la idea más debatida suele ser la que más verdad encierra, y la idea más fija, por el contrario, la que mayor falsedad conlleva. Y también existe una ley: nunca admitas una idea sin antes ponerla seriamente en duda y contrastarla con otras.

He de reconocer, o así me lo parece a mí, que los de las ideas fijas se esconden tras una pared que es un espejo, de forma que te veas reflejado en él y parezca que el de ideas fijas eres tú… Como el de ideas fijas es obsesivo, pero no tonto, te devuelve la volea en un “es que tú te crees en posesión de la verdad”, a fin de hacerte creer que la cerrazón mental está en ti y no en él/ella. No sirve de nada mostrarle dónde está la clave de bóveda, y la diferencia de la estructura mental de ambos; de cómo y de qué forma funciona cada una… simplemente ha forzado que el juego quede en tablas. Esa es la estrategia: hacer que te enfrentes a tí mismo para no tener que hacerlo él consigo mismo.

De ahí que mi reflexión en éste de hoy la base en esa incógnita que planteo en su comienzo, al principio de todo: ¿sirve el razonamiento ante el empecinamiento?.. El plantear partida desde un plano de igualdad, esto es, poner las ideas de ambos en duda para empezar, y, a partir de ahí, establecer el diálogo, ¿sirve en estos casos de algo con una cerrazón previa por delante?..

Soy consciente que el librepensador arriesga más, mucho más, que el que se encierra en sí mismo, pues deja sus defensas expuestas al del cerrojo… Yo tengo un punto débil, que lucho contra él cuánto puedo: y es que me tiro al trapo inconscientemente, y me pongo a un nivel que no me corresponde, y bajo a luchar una lucha que no es la mía. Procuro corregirlo…

Pero, mientras tanto, escribo estos artículos desde la demanda: quizá alguien que lea esto sepa darme respuestas que yo no tengo, según sus propias experiencias o creencias. Sigue siendo un debate abierto entre mentes abiertas y espíritus libres, al fin y al cabo. Yo siempre termino en retirada calculada, lo confieso, pues dicen que una a tiempo es una victoria; pero yo creo que es una derrota a dos campos que nadie gana y ambos pierden… Aunque, al final, el que está dispuesto a compartir pierda más que el que no lo desea.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com

PROCESIONES

(de AS)

 

 

Nos inventamos a cien Cristos y a cien Vírgenes distintos; los bautizamos con cien nombres diferentes; les erigimos estatuas e imágenes; las profesamos y las procesionamos en adoración… ¡y nos decimos cristianos!.

Seguimos la tradición, que es traición, dividiéndonos en advocaciones de santos inventados y fiestas que vendemos en la feria del turismo. Y lo llamamos sacro. Nos inclinamos ante nuestros falsos tótems, pero despreciamos el verdadero conocimiento. Nos postramos a lo exterior y escupimos en lo interior. Sacralizamos el rito y el mito. No adoramos a Dios, sino a su peana.

“No haréis para vosotros ídolos, ni esculturas, ni os levantaréis estatuas, ni pondréis en vuestra tierra piedra pintada alguna para inclinaros ante ellas, porque yo soy vuestro Dios”… (Levítico 26:1)

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

RECORDANZAS

(de Alkonetara)

 

No tendría más de 8 o 9 años… Alguien llegó a aquella primera escuela, y, hablando con don José, nos señaló a unos pocos… No le dí importancia alguna, hasta que, un par de días después, el maestro me llamó a su mesa, mientras los demás abandonaban la clase: “vas a hacer la Confirmación, y has sido designado para decir unas palabras de bienvenida al Sr. Obispo, ese día, en la Iglesia”. Me facilitaría un papel con un par de frases escritas que tendría que aprender de memoria, para recitarlas ante aquel ser ominoso con un alto sombrero acabado boca de pez.

Aquello me aterrorizó, ¿y porqué yo precisamente?.. en el pueblo había varias escuelas, de niños y niñas, separados como Dios mandaba, ¿a qué venía que me señalaran a mí entre tanta crianza?.. Tras balbucear al mágister que no, que ni hablar, que yo no, que no contara conmigo, reculando, salí corriendo del aula. Esa noche no pegué ojo. Al día siguiente, nada más entrar de la calle, don José me estaba esperando, para, cogiéndome de la oreja, llevarme a un cuarto adjunto. Las recriminaciones que me hizo, ya aludiendo abiertamente a mi condición familiar con algo que yo no entendía, pero con un claro sentido amenazante, me metió a la fuerza el papel en el bolsillo: “apréndetelo de memoria”, me espetó a voz en grito.

Aquella tarde volví a negarme… temblando, pero me negué. “Pues bien, al terminar la clase, te quedarás aquí solo, castigado, hasta que digas que sí”, reteniéndome una o dos horas antes de soltarme y repetirme la amenaza. La presión duró dos o tres días más, graduando la retención forzosa a más tiempo… Tuve que dar explicación a mis padres por mis tardanzas en regresar a casa por las tardes. Les solté mi problema esperándome un duro correctivo por parte de mi progenitor por enfrentarme al maestro… Su mirada dolorida y preocupada, sus palabras apenas murmuradas, me hicieron captar que había mucho más que mi negativa, y nada bueno por cierto.

La tarde siguiente fue mi padre a recogerme, serio como nunca; habló con el maestro unos minutos, en voz baja. Los ojos de ambos eran duros, mezclados con indignación contenida los de mi padre. Luego se dio la vuelta, me agarró de la mano, y salimos de allí… Esa noche me sentó frente a él, con sus ojos brillantes por algo que pugnaba por salir de ellos, su voz tensa, rabiosa y temblorosa. Tendría que hacer lo que me pedían, aunque él tampoco quería… “tienes que hacerlo por la mamá, por tu hermano, por mí, por todos…”, fue lo único que pude entender con toda claridad.

Así que me doblegué a lo establecido… Una noche mi madre le dijo algo a mi padre in sotto voce: “no te preocupes más… el Sr. Acedo lo va a apadrinar y me ha dicho que él cuidará de todo, que estés tranquilo”… don Manuel Acedo era un suboficial sanitario de la Base Aérea que se había convertido en el ángel asistencial de las familias del pueblo. Recuerdo el acto en una nebulosa opresiva y aprensiva, con la mano de don Manuel posada permanentemente en mi hombro, que animaba, protegía y mitigaba mi penoso deber.

Deben hacer abstracción del presente y situarse en plenos años cincuenta; dictadura pura y dura de un nacionalcatolicismo cerrado y opaco formado por el Estado y la Iglesia, copicalcado de un nazionalsocialismo que fue aliado y garante del régimen franquista, en un pueblo castigado por haber permanecido fiel a la república que perdió la guerra civil… y con un padre, ex militar y piloto de guerra, regresado del exilio, pasado por cárceles y campos de castigo, y con el sambenito de “rojo” estampado a fuego en los lomos Y viviendo de la tolerancia de los ganadores… como tantísimas otras personas en un lugar bajo la égida de un Jefe Local del Movimiento.

Nunca supe si fue cuestión de puñetera mala suerte, o de puñetera mala idea, ni tampoco he querido saberlo, aún habiéndomelo preguntado en varias ocasiones… Dos o tres veces más me hicieron sentir quién era yo por ser hijo de mi padre, y lo agradecido que debiera mostrarme por permitírseme seguir respirando con los demás. No así el general de un pueblo cohesionado, solidario y unido quizá por esa misma causa común. Todo está ya, claro, sobradamente asumido, explicado, entendido y perdonado… pero no olvidado. Aquellas especies de “sépase el que ha ganado y el que ha perdido” se repetían y repartían por eso y para eso mismo: para que no olvidásemos lo que éramos.

Veo ahora la bilis que rezuma la extrema derecha de este país, que se proclaman además herederos de aquellos bárbaros, y salvaguardas de un renovado nazismo; y de tantos ignorantes e inconscientes ciudadanos que los jalean en sus planeadas manifestaciones, y me pregunto a mí mismo porqué dura tanto el odio y qué mierda hemos aprendido, si es que hemos aprendido algo de todo aquello… Y veo a esos obispos de hoy azuzando a la misma canalla de ayer, y me asalta la misma rabia, el mismo miedo, la misma impotencia, y la misma tristeza que aquél crío que lo expulsaban de Falange por querer jugar con un balón remendado, con una patada en el culo “por ser hijo de quién eres”… Y sigo viendo a hijos de Caínes

¿Por qué y para qué tanta mala sangre?.. ¿Acaso no hemos tenido bastante que queremos más de tan envenenado plato?.. No quisiera ver que se repite la misma ignominiosa historia. Al menos, esperen a que los de mi generación ya no estemos aquí. Tampoco nos queda tanto…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com

CON UN PAR...

(de El Economista.es)

 

Mercadona ha aumentado un 40% de beneficios en su último año (más de mil millones de ganancias). Tiene el favor y el fervor de los/las arrastracapazas, nosotros, sus rendidos clientes.

Su presidente, ufano y pletórico, suelta que “los agricultores han de obtener sus beneficios. Somos la Huerta de Europa” (eso ya lo decía Franco, por cierto), luego sigue diciendo que “nuestro problema son algunos frescos”…

Pues… ¿porqué no les paga más a esos huertanos de Europa?.. su empresa es una de las primeras y principales distribuidoras, ¿no?.. no se entiende lo que dice con lo que hace… En cuanto a lo de “los frescos”, no sé si se refiere a los alimentos o a otros frescos…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com