Blog

NI CONCIENCIA NI PENITENCIA

(de Observatorio Laico)

 

Las indemnizaciones de la Iglesia Española por los abusos sexuales a menores amenazan acabar como su famoso “Rosario de la Aurora”…

…Pues los prelados aprueban el tejemaneje de la Conferencia Epicospal para reparar los abusos de pederastia a espaldas de las propias víctimas y sin el visto bueno del Gobierno (EP-10/07).

Tras años de negar el escándalo, entonan un mezquino y ruin “mea culpa”, pero anunciando eso mismo: que hará lo que le dé la gana; como le dé la gana; cuando le dé la gana; y a quiénes le dé la gana. Sin dar explicaciones, ni contar con Gobierno alguno (que vergonzosamente les suelta dinero público) y obviando a las víctimas.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

FANTASMAGORÍAS

(de Milenio)

 

Aquella persona me lo soltó como un escopetazo: “¿Tú crees en los fantasmas?”... Creo en la existencia de los fantasmas, pero no creo en los fantasmas – creo que le contesté - . Me miró confundida y perdida. Así que proseguí con mi explicación: de hecho, el mundo está lleno de fantasmas (no hablemos de los políticos) pero no, no creo en ninguno de ellos. Los fantasmas solo suelen hacer y decir fantasmadas, y por eso mismo no me fío de ellos… Como vi que me miraba como si yo no hubiese comprendido, por si acaso iba por el otro lado de la realidad (aunque no sepamos en qué lado está esa realidad), le solté que los fantasmas, en verdad, están aquí, y no allí donde quiera que sea ese allí…

Pero como no conseguí echar el balón fuera del campo, no tuve más remedio que entrar al trapo, en parte por tranquilizarla, y prometerle que ya hablaríamos más de ello, llegado el caso, o mejor, le prometí escribir un artículo con la seriedad y la serenidad que tal asunto requiere… Y bien, como las promesas son deudas, y lo cierto es que deseaba aclararse sobre una experiencia que la sobrecogía y sobrepasaba su ciencia, lo cual es extremadamente comprensible y respetable, pues nada, heme acá, tratando de cumplir en lo que pueda saber.

Antes de entrar en materia, quiero dejar claramente dicho que no lo voy a enfocar desde la cuestión de aparecidos, espectros, poltergéist y demás fauna y folklore añadido al tema, sino desde la posibilidad científica y evolutiva que tales historias llevan consigo, y que no suelen plantearse porque están mejor sujetas a la leyenda, al bulo, al cuenticismo, y al “mejor non meneallo”… Tan solo que te avengas a hablar o que prestes oidos, ya es suficiente para que te tomen por loco. Y bastante “tomado” estoy yo… Hace tres o cuatro siglos ibas directamente a la hoguera de la mano del Santo Oficio, y a éste todavía no lo han desmantelado.

Lo primero de todo es que las creencias ciegas construyen realidades falsas. Y eso es así incluso independientemente de que contravengan las más sólidas y probadas “creencias” en las leyes físicas… Esto es: si creemos que eso es una pared, un muro intraspasable, por ejemplo, eso mismo será para nosotros, aunque la auténtica y verdadera realidad no sea esa. Y no lo es porque ese muro, esa pared, y todo el mundo que conocemos, no es otra cosa que un conglomerado de moléculas trabadas y cohesionadas entre sí para dar cuerpo sólido a la materia de la que estamos formados…

…Pero esas moléculas están formadas por átomos que son un 10% de masa y un 90% de energía. O sea, que cuánto conocemos como sólido, incluidos nuestros propios cuerpos, están más vacíos que llenos. Si nos viéramos a través de un microscópico atómico, seríamos como un queso de Gruyere con más agujeros que queso. La dureza o la flexibilidad que experimentamos no es otra cosa que la mayor o menor “porosidad” de la masa de los objetos que tratamos. Pero solo es nuestra percepción.

Por lo tanto, tal percepción de nuestro mundo es relativa, y su aparente consistencia más relativa aún… Eso, por un lado. Por el otro, sabemos que el Universo, todos los universos, están hechos de la misma materia, por lo que, en consecuencia, la materia más sutil, la llamada materia etérea, puede compenetrar y traspasar la más densa, sea una pared, un muro, o cualquier otro espacio determinado, por simple fluidez molecular entre dos cuerpos. Nada de magia, ni de milagros tampoco, ni mucho menos de brujería.

Llegados a este punto, lo siguiente es un poco más jodidillo de “querer comprender”… Veamos: si entendemos el mundo, la creación, o cuanto existe y vemos, como una escala cuasi infinita de dimensiones por las que transitamos “ad aeternum” en constante evolución (no se me ocurre otra definición. Ustedes perdonen), por un lado; y que nosotros mismos somos un compuesto de energía inteligente experimentando materialmente, por otro lado, entonces no nos debe resultar tan raro que esas manifestaciones, que calificamos de extrañas, ocurran con mayor o menor normalidad.

Lo que pasa es que aquí suelen concurrir un par de cosas, o casos: el grado de sensibilidad del que estamos dotados para captar esos fenómenos que no son fenómenos; y la capacidad de materialización etérea que la entidad tenga para poder comunicarse entre uno u otro plano dimensional – también llamado astral – que viene a ser lo mismo… Porque una cosa es que vivamos en la misma morada, pero en habitaciones distintas, separadas unas de otras, que es la analogía evangélica cuando Jesucristo decía aquello de “en casa de mi padre hay diferentes moradas…”, ya saben.

Pero hasta aquí debo llegar… Solo soy un experto teórico, no práctico. Hablo de lo que sé, o creo saber, no de lo que se me ha dado a ver, entiéndanme… más negado que dotado. No soy precisamente un Swedenborg. Si en algo tengo lo que entiendo por Fe, es en que el sistema usado conmigo es “enseñarme a que me enseñe a mí mismo”, parafraseando a una maestra; y es la misma estrategia que utilizo para con los que me leen y me siguen, si es que me sigue o me lee alguien. No conozco otra fórmula que esa, y es la que lealmente transmito: “tú busca, que yo ya… ya yo…”

 

Así que sí, poder, se puede; posible, lo es; y es dado explicarlo científicamente para que no existan intencionadas malinterpretaciones. Lo demás ya tendrá que valorarlo cada cual según su nivel de entendimiento y comprensión… Pero aviso: desde tiempo insecular esas esferas están condenadas y prohibidas por las Iglesias de todo credo y condición. Por ellas solo a los santos oficiales les ha permitido transitar y manifestarse. Solo ellas tienen auto-otorgada bula para interpretar. No quieren, de ningún modo, que “la verdad os haga libres” como proclamó el Nazareno… Las religiones tienen en contrato y a nómina al demonio para asustar a los buscadores. Así que ustedes mismos…

 

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com

FARISEOS

(de A.I. España)

 

Nuestra ultraderecha busca la bendición de la Iglesia en lo que llama “su batalla cultural contra la izquierda”… Para eso, el Presidente de la Conferencia Episcopal Española le clausura un curso del ISSE, instituto presidido por los apologistas de Franco, Pinochet, etc…

Es lógico que los afines se unan… Tampoco la Iglesia ha salido en defensa de los más débiles, como su doctrina debiera indicarles, y callan ante la criminal idea de mandar destructores contra pateras.

Como también calla ante la acogida de los “menas”… Su caridad cristiana no llega a tanto. Lo de “aquello que hicierais por ellos, por Mí lo hacéis”, son palabras ahogadas en los mares y en sus pilas benditas.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

SABER DESPEDIRSE

 

Me estoy desprendiendo de casos, cosas y casas… De auras que fueron y de materiales que dejaron de ser, aunque sigan estando. Cercano al desahucio de mi propio cuerpo, como ustedes comprenderán tan solo necesito quedarme con el equipaje del alma, y eso no afecta a la materia. Absolutamente a ninguna. Si acaso al fruto de las experiencias que me ha procurado, que es lo único tangible allí donde voy después de aquí. Hasta el recuerdo retiene un poso anímico que ninguna otra posesión tiene. Uno termina en uno mismo y a solas consigo mismo. Lo demás cada vez importa más bien poco. Casi nada.

He dicho casos, cosas y casas como símbolo de la trilogía material humana… Los casos que jalonan nuestra vida visten al que viene desnudo al mundo. Cada ser humano nace abierto a que su experiencia de sentido a su existencia. Unos no lo consiguen; otros creen conseguirlo; y otros pocos consiguen algo, o regular, o mucho. Son casos de quita y pon, que van y vienen, que te visten o te dejan encueros, según tu percepción de los mismos, pero donde a la frase “me siento satisfecho” le concedemos distinto valor, medida y peso, según la edad que tengamos, la madurez que poseamos, y la ambición que desarrollamos, y/o que aún nos quede en el talego a la espera de obtenerla.

Esos casos de la vida nos lleva a las cosas de la vida indefectiblemente. El ser humano no concibe su estancia aquí sin que los casos no le reporten cosas. Su cosas. Nos medimos a nosotros mismos por lo tangible, por nuestra capacidad de obtener esas cosas, y, a ser posible, acumularlas. Nos decimos a nosotros mismos que tanto tenemos, tanto valemos, y puede ser verdad, pero una verdad relativa que nos sirve más poco que mucho conforme vamos viendo el final de la carrera… Porque, y esto es lo importante, no encaja tanto tenemos con tanto somos. Ser y tener son casi antitéticos. No somos las cosas que tenemos por mucho que lo deseemos y nos esforcemos, y lo justifiquemos como, por ejemplo, diciéndonos a nosotros mismos que son para nuestros descendientes, aún en un mundo cambiante e inconsecuente.

Y esas cosas de la vida nos lleva a las casas de la vida… La culminación ideal de la posesión del ser humano es su propia casa (o casas), castillo, fortaleza, nuestro cobijo y nuestro prefijo. Mi casa soy yo, nos decimos, me representa a mí y a mi familia, a mi estatus, a mi escudo; es el reino mío y de los míos, y sus muros prevalecerán por los siglos, sin tener en cuenta que ni el Templo de Salomón prevaleció para su propia nación… “No quedará piedra sobre piedra”, dijo Jesús, el Cristo, refiriéndose, no a los ladrillos, que también, claro, si no a las estirpes del propio ser humano, que, por cierto, tampoco duramos lo que un caramelo a la puerta de un horfanato. No nos da el caso, ni la cosa ni la casa para tanto.

He traído a colación esto porque he vendido mi primera casa (me quedo en la segunda piel del lagarto, que será mi último avío). Las exigencias de su mantenimiento y las posibilidades de nuestro automantenimiento en lo que resta de almanaque no encaja el debe con el haber, por lo que hay que dejar hacer. Si me sirvió en su día para cobijar a mi familia y sacarla adelante, y ahora para saldar mi jubilación en adelante ya es bastante… Lo comido por lo servido y por lo vivido. El interior, las paredes, hace algún tiempo que dejaron de guardar lo que ya solo se guarda a sí mismo dentro de mí… Me dice un alguien que hay que ver los recuerdos que alberga una casa, pero es un error de las tripas, pues los recuerdos no se albergan en casa alguna, si no en mente alguna.

Al final todo se traduce en valores inmateriales que meter en esa última mochila a subir con nosotros a ese último tren que partirá de esta última estación. Cuestión de economía existencial, nada más… y nada menos. Cada vez estoy más convencido que el único capital con alguna rentabilidad anímica, mental, espiritual, evolutiva, o lo que usted quiera que sea, son las consecuencias, los frutos, de las experiencias que uno atesora a lo largo, o corto, de esa personal e intransferible vida que tiene continuación en una existencia sin fin… o eso creo yo, claro. Dicho así, parece como si estuviera buscando con todo esto una especie de justificación para conmigo mismo, o para mis actos, o para los unosmismos que piensan, o les interesa pensar, como yo.

La cuestión es que no importa en absoluto lo que cada cual crea o piense. Es una ley universal, cósmica, donde la dimensión material sigue el movimiento entrópico de disolución, y la energía inmaterial sigue su movimiento de sublimación. Cada elemento toma su camino natural establecido, y al segundo no le sirve nada del primero por mucho que nos empeñemos… Los “tesoros” incompatibles que aquél excepcional galileo se desgañitó por darnos a entender diciendo que en el Reino de nuestro Abba no servían ni como papel higiénico usado, actualmente nuestra ciencia física se encarga de ratificarlo contundentemente, y sus parábolas se convierten en hechos y fórmulas cuasi que demostrables.

Nuestras trampas son nuestros sentimientos (los mío también, claro). El sentimiento, que es inmaterial por cierto, lo hemos asociado a las cosas, que son materiales, y lo hemos anclado a las formas, cuando son incompatibles… Desde el nacimiento nos han educado para ello, y hemos olvidado lo verdaderamente trascendente. La propia Iglesia es una gigantesca acumuladora de riquezas materiales, y siguen inmatriculando propiedades con una voracidad satánica; y no creen en lo que predican, de ahí que sus enseñanzas contienen una doble moral manifiestamente falsa. Pero de la que nos es realmente difícil desprendernos.

Se dijo lo de que “al final de los tiempos todo saldrá a la luz” (yo creo que es al final del tiempo de cada cual, pero bueno…). Lo que no se dijo es que sería a través de religiones, eso fue una apropiación dogmática de los administradores de tales creencias religiosas a través de una fe manipulada e impuesta… También se dijo que “la verdad os hará libres”, pero tampoco se dijo de dónde vendría esa verdad. La tal verdad, como la tal luz, las ha llevado el hombre dentro de sí mismo desde su propio alumbramiento; y su propia redención está en el “buscad y encontraréis”, no en el creer en falsos – pero cómodos – profetas que exigen fidelidad dogmática y poder vicario… Mezclar la verdad con la falsedad suele dar buenos rentos iniciales, pero aseguran bancarrotas finales.

…Y que cada uno rinda su pleitesía, si así le place, a según cada cuales.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

DIOS LO QUIERE

(de BBC)

 

Biden dijo que Dios bajaría a decirle si está o no incapacitado para seguir optando a la presidencia. Se ve que lo hizo. God Want it.

Trump afirma que fue Dios quién le salvó la vida desviando la bala hacia la oreja, y eso quiere decir que está señalado por Él para imponer su sagrado fascismo. God want it.

Así cualquiera… Con Dios jugando a dos bandas siempre se acertará… EE.UU acostumbra a tener a Dios de su parte. Hasta sus dólares llevan impreso a God para no fallar. Hacen que su Césares hablen directamente con Dios para quedarse con lo suyo y con lo del Otro.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

UN POCO DE SABIDURÍA

(de SuperStock)

 

¿Qué es la vida?, un frenesí; ¿qué es la vida?, una ilusión, una sombra, una ficción; y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son”… Escribió Calderón desde su Barca. Esos inmortales versos, en la mayoría de las veces se han alabado desde su belleza lírica, desde su métrica y su ética; desde la ensoñación que los hace hermosos… ¿Cuántas veces no los hemos oído, e incluso los hemos repetido, para dar a entender lo evanescente de nuestra vida?..

Pero nunca, o casi nunca, hemos profundizado en el significado real que…¿oculta?.. tal cuestión. El concepto de “ilusionalidad” en lo que tomamos por real no ha calado jamás en el meollo occidental de pensamiento. Son ecos que nos han llegado de las culturas orientales, en las que “Maya” es la definición que ellos dan en sus muy antiguas filosofías a la irrealidad del mundo que nosotros tomamos por real… Durante siglos eso ha funcionado así hasta que la ciencia comenzó a desvelar la “inmaterialidad” de la materia, y la física quántica empezó a comprobar que el comportamiento de tal materia (igual a energía condensada) obedecía a la “intencionalidad” del experimentador.

La idea es tan apabullante que nos resistimos a admitirlo. Somos lerdos y tardos en reconocer lo que viene a airear nuestras neuronas; y a dar aire fresco a nuestro entendimiento, y alas al librepensamiento. Y eso se debe a que nos anclamos a dogmas sin más base que la de una fe equivocada; a la comodidad de cobijarnos en lo viejo; y al miedo (quizá cobardía) a enfrentarnos con lo nuevo… Y lo curioso del caso y de la cosa es que esto es “más viejo que el mear”, con perdón y como dice el dicho, y como vienen a decir los Vedas, donde ya el Baghavad Guita nos enseña y advierte desde hace miles de años sobre el mundo ilusorio de la materia, e incluso de que está bajo nuestra dependencia. “Nada hay nuevo bajo el sol” son palabras del mismo Salomón.

Esos arcanos conocimientos están basados en lo que la ya citada y actual Física Quántica lo está convirtiendo en descubrimientos… yo diría en redescubrimientos, pero bueno, en fin… Todo arranca de la toma de conciencia del ser humano, o autoconciencia de sí mismo, como valor único. Ese paso ya lo dio la humanidad hace eones. Los Vedas, mucho más antiguos que nuestro Testamento, fija el hecho en lo que ellos llaman “el advenimiento de la Raza Atlante”, tras la más atrasada de Lemuria. Si lo trasladamos a nuestro Génesis, al que estamos más familiarizado, correspondería a la asunción del conocido por Libre Albedrío por parte de la humanidad, o Toma de Conciencia.

Pero nótese que conciencia no es consciencia… Lo primero es tener conciencia de nosotros mismos y de la inmediata realidad que nos rodea. Aquella que vemos y tocamos, y poco más, que, a lo peor, tampoco. Y lo segundo es lo que nosotros llamamos consciencia y ellos “supraconciencia”, esto es: conciencia de nosotros mismos, de cuanto nos rodea, y también de lo que nos transciende, o sea, de las fuerzas que no vemos pero sí sentimos; de la energía que da forma a nuestra realidad… yo diría: de la horma que hace la forma. De aquello que la conforma.

Según todo esto, nosotros, todos y cada uno de nosotros y en conjunto nos construimos nuestra propia realidad aun inconscientemente, esto es: nos lo creemos, y por eso nos lo creamos… Nosotros nos hacemos nuestro “maya”, como afirma Alice A. Bailey, la eminente divulgadora y nexo entre oriente y occidente; nosotros nos enredamos en una ficción, una ilusión, un sueño, como cantan los versos calderonianos; y nosotros somos los autores de toda naturaleza que nos rodea, como también reza la tan nombrada por mí física quántica… Que lo aceptemos o no lo aceptemos, a la economía del universo le importa bien poco. Las cosas son así aunque nos empeñemos en andar en contra de la evolución. Cuanto antes nos demos cuenta de que podemos mejorar – lo que hacemos ahora es empeorar - la realidad de nuestra existencia, mejor para la humanidad.

Yo me imagino el comienzo del caso en ese Génesis bíblico, cuando lo subhumano fue trascendido a humano, tomando conciencia de sí mismo en sus múltiples personalidades, en que se le comunicó la fuerza de la palabra creadora (el Verbo en la carne) y se le dijo que fuera “poniendo nombre a todo animal, planta y cosa sobre la tierra, para que existieran y dominara sobre ellas”, que es cómo un levántate y anda y hazte tu propia realidad… Se le otorgó un Fíat para que se construyese su propio paraíso o su propio infierno. Y entonces, el artistazo de ese Hombre, agarró sus pinceles y sus colores, y se pintó su propio cuadro en un lienzo sin fin, y el tontarras se perdió en su propia obra, en su propia pintura, en su propia creación… Y esta es la hora que ni sabe culminarla como obra maestra (más bien mediocre tirando a chapuza), ni sabe cómo salir con dignidad de su propio lío.

Es el estado actual de la humanidad en el que hoy se debate… Según “La Doctrina Secreta”, de H.P. Blavatsky, tal humanidad ha llegado a tiempos críticos, que a la vez son tiempos crísticos, y está a la espera de un nuevo paradigma en lo que los seres humanos nos jugamos la evolución o la involución de nuestra especie… Es el estado en el que Calderón de la Barca basa su inspiración en la intuición de sus versos. Es el nuevo enunciado que la más actual y moderna ciencia está demostrando bajo los focos de sus laboratorios. La tríada tradición-filosofía-ciencia apunta a un mismo tiempo y lugar… salvando, por supuesto, cualquier tipo de opinión sea ésta o no, divergente, es igual.

Hace algún tiempo, creo recordar que en la cabecera digital HEY!, publiqué un artículo que me titularon Consciencia, o algo así… Tuvo mejor acogida (sin trompeteo) de la que yo mismo esperaba. Al menos según mi apreciación. Y lo único que hacía era intentar aclarar la diferencia cuantitativa y cualitativa entre conciencia y consciencia. Por la buena, aún escasa, crítica cosechada, creo entender – quizá quiero entender – que en la gente empiezan a despertarse personas un tanto receptivas a apreciar esa, de momento sutil, diferencia. Al menos en cuanto a la aceptación de tal posibilidad… Ese detalle lo considero positivamente. Y valoro que los seres humanos comiencen, aún lenta y limitadamente, a ser conscientes de sus propios pasos, por débiles que sean.

Antes que el ser humano pueda hoyar el sendero, debe convertirse en el mismo sendero.” (Pantanjali).

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com

TIRAR AL PRESIDENTE

 

Trump ha sufrido un atentado en un país donde el “Tiro al Presidente” es deporte nacional. Ahora los republicanos aprovechan para culpar a los demócratas, y los demócratas dicen sospechar que es un montaje de los propios republicanos para adquirir popularidad.

Pero lo cierto y verdad es que EE.UU. tiene por costumbre matar a los que atentan contra sus presidentes antes de hacerlos hablar… Les ha pasado a todos, y eso no puede ser casualidad.

O es una nación donde los complots en magnicidios superan a la antigua Roma, o son demasiado torpes en el manejo de su no tan ejemplar democracia. Es que, de Lincoln acá no han dado una…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

CURIOSIDANZAS

(de El Debate)

 

Hace mucho, muchísimo tiempo – más del que yo quisiera – en el que era un crío de pocos años y poca alzada, dormía en una habitación, frente a la de mis padres (nos separaba la casa/tienda), la cual después sería destinada a mi abuela María. Entonces yo tenía un sueño recurrente que me duró meses, demasiado para mi gusto. Tanto, que me aterraba ir a dormir, porque la pesadilla me volvía a asaltar cada noche… Mientras duró aquello estaba como Santa Teresa, que vivía sin vivir en mí, en una especie de terror nocturno que abarcaba el propio día. Tan fue así, que, a pesar de mis ya muy pasados setenta años, aún lo recuerdo lúcidamente.

Me encontraba en una especie de zoco oriental, en una urbe árabe, siendo yo mismo nativo de allí… Quizá Bagdad, Samarcanda (siempre me han llamado la atención tales nombres), y me perseguía una banda de sicarios que me buscaba frenéticamente. Yo huía de ellos por callejones y pasadizos, por azoteas y terrazas ajardinadas, con un miedo pegadizo y paralizante. Al final, me capturaban, y me llevaban ante un verdugo armado con hacha, el cual, tras ser forzado a postrarme ante él, me rebanaba el cuello… despertándome en ese momento presa de gran agitación y en un grito ahogado; el corazón saltándome en el pecho como una rana, y temiendo cerrar los ojos por si me dormía y se repetía la ejecución.

Estuve así un tiempo indeterminado, o, al menos, a mí me pareció excesivamente largo… hasta que, igual que vino, dejó de manifestarse, y se largó por esas sendas oníricas del jodido subconsciente. Muchos años después, en mi juventud de búsquedas curiosas y frenéticas, leí a Freüd, pero no encontré nada que me aclarase la cuestión ni el motivo de ese tremendo “afeitado en seco” que sufrí en tan tierna época de niñez de manera tan terrible y repetitiva… De haber dado con un buen hipnoterapéuta quizá me hubiera aplicado una regresión que me lanzara a una vida pasada en un país del oriente aparente y en unas circunstancias en que me cortaron el pescuezo por algún motivo que vaya a saber Alá qué…

…Y me hubiera explicado entonces mi puñetera manía que tengo de no soportar que nadie me toque la nuez – ni siquiera el barbero – y la hipersensibilidad a llevar cuellos apretados (en tiempos de gran gilipollas se me conocía en el círculo próximo por “el de corbata floja”) y todas esas extrañezas de carácter que todos arrastramos en mayor o menor medida… Y, siempre según tales psicoterapeutas, hubiera quedado curado de esos lastres y tontunas. Vamos, digo yo…

Y si hoy me ha dado por escribir sobre esta experiencia (prefiero propias a ajenas) es, precisamente, por eso mismo: porque recién he leído un par de libros de un profesional serio y formado, y experimentado en esta rama del psiquismo (Brian Weiss) que investiga a fondo los padecimientos anómalos en las personas, y repasa con toda formalidad y conocimiento de causa tales comportamientos… Y resulta extremadamente curioso que se vuelva a estudiar y experimentar lo que hace cuatro o cinco mil años se entendía por “ritos iniciáticos” en la antigua cultura egipcia.

Es un tanto asombroso que la moderna psicoterapia se centre en inducir una especie de “trance” a los sujetos, a los que conectan con la parte más subconsciente de sí mismos, bien para lograr un alivio patente, bien la curación, o bien para conseguir sabiduría y conocimientos… Entonces lo practicaba el alto sacerdocio entre ellos mismos, aprendían la técnica, y la utilizaban con muy escogidas personas, merecedoras de tal dignidad, pues como privilegio se entendía.

Sin embargo, el método es idéntico al actual, tanto en la forma como en el fondo. Buscaban lugares lo suficientemente aislados y silenciosos, ocultos y libres de toda distracción, como para lograr una perfecta interiorización personal del propio ser con el microcosmos de cada cual; con el universo interior de cada uno; con el “buscad la verdad dentro de vosotros y no en templo alguno”, como nos enseñó el propio Cristo y nos “desenseñó” la iglesia mal devenida de sus enseñanzas, que nos reorientó a los templos y sacerdocios de nuevo… Aquellos que practican, y saben practicar, la meditación, quizá entenderán de lo que estoy hablando.

En el Eclesiastés (cp.1 vs 9) se le atribuye al rey Salomón una frase que es más lapidaria que estrafalaria: “¿Qué es lo que fue?, lo mismo que será. No hay nada nuevo bajo el sol”… Si aquel monarca de acendrada sabiduría dijo que lo que entonces era volvería a ser, igual dejó dicho que lo que hoy es, igual fue ayer. De ahí lo de que no hay nada nuevo bajo el sol. En realidad somos redescubridores de lo que perdimos en alguna época de nuestra eterna existencia. Lo re-encontramos y lo celebramos como invento propio, ya que somos incapaces de ver ni más allá, ni más adentro tampoco, de nuestra propia y superficial superficialidad.

No nos damos cuenta que contenemos lo que nos contiene. Que somos continente a la vez que contenido; y que el principio de Hermes Trimegisto “lo que es arriba, igual es abajo” vale también para lo que es afuera igual es adentro…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

LOS PROTEJIDOS

(de El Confidencial)

 

Un tal Nacho Cano, empresario y músico, fue arrestado por la supuesta contratación irregular de inmigrantes para el montaje de su obra Malinche… Se revolvió insultando a la policía de obedecer a maniobras contra Díaz Ayuso, su amiga del alma.

Alude a que tales bailarines estaban “en prácticas” (500 euros/mes por 12 horas diarias de "prácticas"), no trabajando... Cojonudo. Aquí tenemos igual a cientos de inmigrantes deslomados en los campos, pero también son “en prácticas”, naturalmente.

Lo mejor es acogerse bajo la capa de esta clase de políticos, donde se creen con derecho a saltarse la ley a la torera con la insultante excusa de ser una víctima en vez de un aprovechado.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

LO QUE (NO) SOMOS

(de TeleSur)

 

Primera verdad: todos los seres humanos somos iguales. Segunda verdad: todos los seres humanos somos distintos… Pregunta: ¿cómo pueden ser verdad lo uno y su contrario?.. Respuesta: porque en los pares de opuestos reside la única verdad que se puede dar en este mundo material, y, por lo tanto, dimensional, por donde nada se concibe sin su correspondiente extremo. Si intentamos explicarnos este hecho, nos esforzamos por trascender nuestra propia realidad, pero eso no quita que, al menos, lo hagamos objeto de una meditacioncilla, de una pensadica…

Que toda materia es de naturaleza dual es un principio universal; y que esa misma materia está formada por una condensación de la energía, es igual otro principio universal, además de una ley científica… Luego podemos suponer con toda lógica que la energía lleva en potencia la naturaleza dual que luego se manifiesta en esencia en la masa, en las formas, en la materia, en definitiva, que es donde se desarrolla en toda su plenitud… Miren cualquier reino: mineral, vegetal, animal, o incluso humano…

Bueno… en la humanidad, la polaridad aparenta prolongarse a su dimensión mental, anímica, espiritual, fuera lo que todo eso fuese. Es como si esa energía (inteligente, claro) aportara un conocimiento – sin duda que adquirido en la experimentación - al valor humano en sí mismo… Quizá que la explicación de por qué todos somos iguales siendo a la vez diferentes entre nosotros mismos, esté más o menos cerca de este núcleo; es posible que nos ronde las entendederas, pero la verdad es que lo ignoramos aunque lo intuyamos. Y ello se debe, permítanme decirlo así, de frente y sin protección alguna, porque somos almas viejas, hermanas por un mismo origen, pero hermanastros en infinitos destinos… Es posible, o no, que todo arranque en el Big Bang de Hawkings, en que la energía primordial anterior a tal fenómeno puso en marcha el mundo material con tal explosión inicial de energía.

Eso es pura ciencia, pura física. Lo que pasa es que en ello reside un añadido que se nos escapa: nosotros mismos. ¿Dónde estamos nosotros?, ¿qué papel jugamos?, ¿qué puñetas somos y hacemos en ese castañar?.. It ist the question, que dijo el inglés aquél. Me esfuerzo en montarme un algo gráfico de ello, y me imagino uno de los múltiples estallidos que salen de un castillo de fuegos artificiales. De una de sus muchas piñas salen disparados no menos múltiples caños de luz en distintas direcciones. En la piña eran un todo, estaban juntos, formando una sola cosa, pero fuera cada cual toma un destino separado, distinto unos de otros… En su trayecto, parecen apagarse un tiempo, y luego aparecen más adelante encendidos de nuevo, hasta que se apagan, o los perdemos de vista definitivamente.

Existe cierto paralelismo con nuestro trazado… Todos – y todo – venimos de un mismo y solo punto cósmico en el tiempo y en el espacio; de un inicio común; de un principio principal (valga la redundancia); de un mismo, único y solitario origen… Y, aparentemente, tomamos direcciones distintas. De ahí lo de que las dos verdades del principio no dejen de ser ciertas… La cuestión a meditar está en que todas, absolutamente todas las antiguas culturas y conocimientos, tanto ancestrales y actuales, apuntan a que hemos de regresar, como portadores asimilados del conocimiento absoluto, al punto de dónde venimos… Ahí es nada, monada. ¿Cómo puede ser eso?. Yo no lo sé, pero puesto a imaginar dentro de los parámetros conocidos, si el espacio es curvo, como así afirman los científicos, la lógica señala que debe existir un punto de unión, de encuentro...

Todas estas… ¿elucubraciones? Valen tanto para las partículas físicas como para las energéticas; tanto para la materia como para la energía más actuante. Y en esta segunda es donde entramos nosotros, que participamos de ambas. Pero los verdaderos, genuinos y auténticos NOSOTROS no son nuestros cuerpos, en modo alguno, sino nuestras… digamos “almas” (cada cual lo crea o llame como quiera)… “Somos” lo que habita nuestro cuerpo físico, no nuestro cuerpo físico, que tiene un tiempo limitado de existencia material, y habremos de abandonarlo tarde o temprano para que siga la ley entrópica que marca el universo.

Y aquí viene uno de los principales obstáculos que la humanidad ha elaborado para su propia evolución: que actuamos con el mismo apego y querencia que los animales para con sus descendientes genéticos, y actuamos con el mismo instinto de crianza y protección siempre, cuando ellos, sin embargo, los abandonan llegadas sus crías a la fase de individuos adultos… Ese instinto nosotros lo convertimos en sentimiento, y damos un valor un tanto equivocado al factor genético más que al factor espiritual. Me explico: si los genuinos “seres”, o entidades, que somos, nos incorporamos de “fuera”, en el fondo (que es donde realmente reside lo auténtico, y no en la periferia) no somos hijos, ni padres, ni parentela alguna de nadie… tan solo somos colaboradores necesarios que les hemos elaborado un habitáculo para que, como entes anímico/espirituales, encarnen. Solo eso.

Por esto es que nos queremos tanto pero nos conocemos tan poco… De ahí el conocido poema de Khalil Gilbral, “tus hijos no son tus hijos…”, y de ahí también todas las antiguas enseñanzas espirituales que afirman que las vidas solo pertenecen a Dios, no al hombre; y de ahí las duras palabras de Cristo, de “se levantarán hijos contra padres…”; de ahí el Evangelio que nos envía a que solo tenemos un único Padre y todos somos Hijos suyos… Pero esto no son metáforas, sino realidades puras y duras.

Y por eso es un contrasentido (pecado) defender a nuestro hijo y matar al del vecino, por mucho que nuestro intelecto se niegue a entenderlo… Admito, y lo reconozco, que esto que estoy afirmando es muy fuerte; quizá demasiado para ciertas mentalidades; incluso radicalmente inadmisible para otras. Pero en esto radica la paz universal: en que todos seamos hermanos en un, y de un, mismo lugar y misma Entidad; de un mismo Logos y un mismo Uno… “Lo que hagáis con esos inmigrantes y con esos gazatíes, a Mí me lo hacéis”, soltó en el tiempo Cristo con toda intención, pero no podemos, o no queremos, entender su verdadero significado. Nos hemos empeñado en ser más de lo que no somos, y menos de lo que en realidad somos… Y creo, con todos mis respetos, que por eso somos tan puñeteramente desgraciados, en ambos sentidos de la palabra.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com

ENEMIGOS DE LA LIBERTAD

 

Pablo IV fue el primer Papa que publicó el Índice de Libros Prohibidos… Antes, la Iglesia prohibía a la gente leer La Biblia, para que no interpretara por libre; y cuando Güttemberg inventó la imprenta, desató una persecución sangrienta contra toda publicación no autorizada.

Todos sus regímenes fascistas aliados han seguido el método censor a rajatabla: la quema de libros y el Nihil Obstat… Poder civil y Santa Inquisición mano a mano. El conocimiento es enemigo de la autarquía.

Actualmente, la extrema derecha sigue alzando la bandera censorial e inquisitorial. Curiosamente, también cierta izquierda igual de ultra y zafia… Temen la cultura y la educación. Saben que líber es la raíz tanto de libro como de libertad.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

LAS GUERRAS

(de Cruz Roja)

 

Después de la llamada “guerra fría”, creímos que, tras los acuerdos de desarme, los conflictos bélicos empezarían a ser cosa del pasado. Una tremenda equivocación por nuestra parte… Hoy tenemos un par de guerras en marcha, y nada de “frías”, sino muy “calientes”, y amenazando fundirse en una general, o mundial, como ya algunos dirigentes y dirigentas comienzan a respirar sin cortarse un pelo. Toda Europa se está rearmando; en Alemania ya tocan trompeta de volver a instaurar el Servicio Militar Obligatorio; aquí quieren hacer un Fondo de Reemplazo Voluntario; al otro lado del Atlántico, Trump proclama “un baño de sangre si no gana las elecciones”… pero, ¿y si las gana?..

Ojalá volviéramos atrás en la concepción de las guerras. Tras la Edad Media eran ejércitos movilizados que se breaban mutuamente a base de lo que tenían a mano… Una burrada, no lo niego, pero hoy se lanzan misiles, bombas y drones sobre niños, hospitales, mercados, viviendas, escuelas y toda clase de población civil sin discriminación ni compasión alguna. Así que díganme en qué hemos avanzado. Por supuesto, en la capacidad destructiva y en la falta de conciencia humana; y eso que aún nos hacemos los prudentes porque “solo” amenazamos con un armamento aún no atómico de muerte masiva.

La primera guerra fratricida (todas las guerras lo son en el fondo) se libró con una quijada de burro manejada por otro burro… Han pasado, dicen los expertos que saben, unos cincuenta millones de años, mes arriba mes abajo, de aquella batalla de piedras y garrotes, y en tan largo período de tiempo aún no hemos aprendido nada… Al menos en esa asignatura. Curiosamente, por un lado hemos preservado la vida humana en lo posible – medicina, derechos humanos, etc. – y por el otro nos borramos del mapa “por un quítame allá esas pajas”, que es el mismo motivo que el de la quijada aquella del principio.

Luego no está en los avances científicos, ni en las leyes y normas, ni en el arte o los principios de la guerra, ni en ningún otro refinamiento civilizatorio; ni en la llamada diplomacia, ni siquiera en la puñetera política, de la que se dice que es la herramienta de la convivencia (miren a los nuestros españoles entre ellos, mismamente y miserablemente). Ni tampoco en las religiones, cuya historia está jalonada de guerras santas y matanzas indiscriminadas… Está dentro del propio hombre; en el interior de la naturaleza humana; en lo más íntimo de nuestra animalidad; en unos instintos que creemos erradicados pero que están frescos y prontos a saltar por cualquier cosa y por cualquier causa.

Y la causa de toda guerra sigue siendo la misma que la original: el egoísmo, el no querer compartir, la prepotencia, el poder, el propio interés; todo ello cosido y conjuntado en el mismo y moderno principio: el dinero, la economía, el tener a costa de lo que sea… Ese es el dispositivo que impulsa a la fiera que guardamos dentro y que los guardianes de la evolución nos indicaron que era solo para usar en caso estricto de legítima defensa. Lo que hemos hecho es disfrazar nuestros ataques de falsas defensas legítimas. Y aquí paz, y después guerra.

La triste y vulgar, y terrorífica, realidad, es que lo que se llamaba eufemísticamente “las reglas de la guerra” han desaparecido, si es que en verdad existieron alguna vez tales normas; y en la actualidad no hay mas que un solo y único monstruo creado por nosotros mismos: la guerra terrorista, o el terrorismo de la guerra… sin ética, si moral, sin principios y sin finales, sin nada. Quién más mata, aunque sean masas de seres inocentes, ese gana la guerra. Ya ni siquiera el “ojo por ojo” de aquél Código de Hammurabí, que en la distancia hasta parece piadoso, vale para hoy, que es mil vidas por una y gana quién vierta más sangre.

Ahora también la globalización igual se transmite a la guerra. Ningún país está libre de sus efectos por motivo de sus intereses. Antes eran locales, regionales, pero hoy son de consecuencias generales… Los intereses económicos producen alianzas; las alianzas se prestan a intransigencias entre bloques; y éstas al apoyo de las guerras. De ahí que esas guerras sean tan fratricidas como genocidas, que acaban siendo globales. De ahí también el enorme riesgo actual; y por eso mismo mi prevención y mi aprensión.

Ya… ya lo sé: no todo el mundo es así, cierto, pero todo el mundo está bajo sus efectos… Yo no conocí antes guerra alguna que se basara en lanzar misiles sobre escuelas, hospitales, mercados, campos de refugiados y población civil sin discriminación entre población ni edades. Nunca. Jamás. ¿Usted sí?.. Pues aquí es donde pongo el acento de las guerras con éste de hoy. Ya no es que hayamos disminuído la frecuencia de esas guerras, que tampoco, es que aún somos más asesinos e hijos de puta que éramos antes; y me pregunto a qué se debe.

Porque eso querrá decir algo, ¿no?.. Pues, en tal caso, mejor cada cual se lo responda a sí mismo por sí mismo, si así le parece. La cuestión no es que yo sea un pesimista redomado, como algunos creen, o un realista centrado, como creen otros; no va por ahí la cosa… La cosa está en si la situación polarizada actual es real o no lo es. Si es lo que parece, mala pinta tiene el perro; y si es que solo me lo parece a mí, pues entonces miel sobre hojuelas… Hay quién me susurra que deberíamos dejar de leer la prensa y oír los noticiarios; y hay quiénes me dicen que deberíamos ser más conscientes de lo que está pasando… Vale, bueno,de acuerdo, ¿pero usted qué opina, si es que opina algo?..

Miguel Galindo Sánchez / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com

COSTUMBRE DE LA CASA

(de La Verdad)

 

Por fin desatrancaron el inodoro del CGPJ… Vergonzosamente tuvo que ser bajo la tutela, asistencia y mediación europea, con dos partidos empecinados en maniatar la independencia judicial proclamando todo lo contrario y acusando de ello al de enfrente.

Patético. Se ve que al PP le viene de genética. Cinco años negándose y paralizando una renovación que ha perjudicado a la nación y a su judicatura lo que no está en los escritos.

Y lo comento, porque López Miras, aquí, en nuestra región, tiene paralizada también la renovación del Consejo Asesor de Rtvrm; el Puerto de Cartagena; el Consejo Jurídico; el Consejo Social de la Umu; y no sé qué más… De casta le viene al galgo.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

ESTAMOS MUY EQUIVOCADOS

(de Meer)

 

No deja de ser interesante la idea de fondo que se utiliza para una novela que he leído recientemente, escrita como un trepidante thriller, titulada Labeb (al revés que Babel), y va de una sociedad de científicos empeñados en demostrar la existencia inmortal del alma, y la transmigración de la misma en sucesivos nacimientos; y en cómo es ilegalizada y perseguida por el gobierno como si fueran terroristas por ello… No aclaro más por no reventar contenido y desenlace a quienes quieran leerla.

Por otro lado, lo que a mí me interesa es la posibilidad que eso tendría en oligarquías, gobernantes y ciudadanos de todo el mundo… No deja de ser curioso, y un tanto atractivo, echarse una pensada sobre tal… ¿fantasía?, o lo que ello fuese. Al fin y al cabo, las religiones admiten su existencia, si bien que sujeta a las normas, hormas y dogmas de lo dictado y establecida por ellas; y las culturas más antiguas de la humanidad, como la hindú, budismo y brahmánicas, lo dan como hecho fundado y establecido. De momento, tal posibilidad se reparte entre el terreno de las fes y las filosofías en su mayor parte, y poco, aún poco, en el terreno de la ciencia, aunque la física quántica apunta por ahí…

En el estado actual, ciertamente, podemos conocer las posibilidades, pero ignoramos en buena parte la mecánica de su funcionamiento, así como sus protocolos y condicionantes. Todo lo que se supone de ello no deja de ser mera especulación, si bien en nada está reñida con su cada vez más y mejor razonada existencia… Si aclaro todo esto antes de seguir con el desarrollo de este artículo es por intentar situarme en el fiel de la balanza, dentro de lo posible, naturalmente.

Pero como resulta que de su probabilidad se desprende un valor moral de primer orden, creo que estamos éticamente obligados a una reflexión “in profundis”… más o menos. Veamos: imaginen por un momento – tampoco tendría nada de extraño – que eso es así, y que el alma humana (por distinguirla del ánima animal) está sujeta a una experiencia evolutiva que, como energía con conciencia de sí misma, le lleva a volver a las áulas de los cuerpos materiales una, y otra, y otra vez, y otra más, invariablemente, hasta completar su desarrollo evolutivo en el ciclo humano, aún en y por períodos indeterminados.

En tal caso, supondría que un hijo, un padre, un hermano, un esposo, cualquier ser querido, tras su muerte física, que no psíquica (aún estamos investigando el rol de la mente en esos campos inmateriales) podría volver a esta misma realidad en cualquier grupo étnico; en cualquier parte del mundo; y en cualquier circunstancia favorable o desfavorable a su existencia y a su subsistencia… Seres que hemos amado, que amamos, pueden re-nacer en lo más árido del Sahel, en un miserable campo de refugiados, o en el matadero de Gaza… ¿Se lo imaginan?. ¿Sí?..

Pues ahora sigan suponiendo que existe la demostración, garantizada por la ciencia, de que se puede saber que su hija fallecida se ha reincorporado a esta vida en tal madre, en tal lugar, de raza tal, y que está condenada a pasar sed, hambre, enfermedad y necesidades, y toda calamidad hasta, comida por las moscas, cumplir su nuevo final de período… ¿Qué haría usted?. Tan solo piénselo para sí mismo, por favor… y, de paso, piense, que esas circunstancias no son un castigo de Dios, sino un castigo nuestro, del mundo, impuesto por la actuación de los hombres.

Existen dos consecuencias lógicas a tener en cuenta: si dispone de capacidad, medios y recursos, se plantaría allí, la rescataría y la traería a su cómoda vida… y si no disponemos de tal poder, pero sí de solidaridad y sentido lógico y humano, como espero que todos los que vivimos en este puñetero planeta, nos atañe directa y personalmente, y procuraríamos construir un mundo más justo y seguro para todos. No solo para los seres queridos que nos preceden, también por y para nosotros mismos, que podríamos nacer en una patera camino de Canarias.

Si no lo pensamos es porque carecemos de perspectiva (no sé si de sensibilidad también); o porque nos resulta excesivamente molesto reconocerlo, y es mejor refugiarse en la negación de cualquier cosa o caso probable; o porque a nuestro status actual no le interesa compartir una solidaridad y/o justicia que mañana, nosotros o los nuestros, podríamos necesitar. Ni siquiera los Sínodos de las Iglesias… ¿Cristianas?, han levantado el dedo por los más hambrientos y desgraciados que se tiran al mar o al desierto para pedirnos el trozo de pan duro que nosotros tiramos a la basura. Ni han levantado la voz tan católicas majestades por la atrocidad de nuestras derechas de querer enviarles acorazados que les impida la vida y les asegure la muerte en alta mar. Usted, yo, una madre, un hermano, un esposo, un hijo, puede ser uno de ellos.

Habríamos de reconocer que, si existe lo que llamamos – en falso, claro – justicia divina, tendría que ser una cosa así… “Quienes rechazan a esos desgraciados, a Mí me rechazan, y, por el contrario, quienes a ellos acogen, a Mí me acogen”. Son palabras de un Cristo, en el que nuestros hipócritas dicen creer, y escritas en un Evangelio en que nuestros fariseos dicen defender. Son los mismos farsantes criminales que predican lo uno y hacen su contrario; y también los que los arropamos, los votamos, y callamos cobardemente disimulando y mirando hacia el lado de las excusas.

En la escala de responsabilidades de los que son asesinados por órdenes de nuestros gobiernos a países sicarios, todos tenemos nuestra parte de culpa moral vicaria y subsidiaria; no solo los que aprietan el gatillo o los trasladan a pleno desierto para que mueran de sed e insolación; también desde los políticos hasta los que votamos a esos políticos criminales; incluso los que callamos y no opinamos. Todos somos culpables a nuestro nivel… Por eso me resulta fascinante lo que ese libro pone ante nuestros ojos: ¿abandonaría a la muerte ignominiosa a un negro, le pegaría un tiro a un moro, o levantaría un muro ante el que lleva el alma de un hijo o nieto suyo?..

Pues, lo crean o no lo quieran creer, que me temo que va a ser que no, existe una verdad universal que está por encima de lo que usted o yo pensemos. Y que nos transciende. Y es que son los hijos del espíritu, no de la carne, lo que nos hace a todos hermanos, no los de la herencia genética precisamente… Nosotros nos apegamos, lloramos y sufrimos por lo segundo, no por lo primero; por lo secundario, no por lo importante… Por eso no alcanzamos a reconocer la atrocidad que estamos consintiendo, cuando no avalando. Y habremos de aprender en, con y por nosotros mismos. No es por ahí por donde nos redimiremos, no…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

O SEA, FALSO.

(de El Diario)

 

Los bien-pagados comentaristas españoles de la Eurocopa se hartan de repetir que todas las retransmisiones se emiten gratis (sin duda que es una mandada), que ellos largan como corte bien amaestrada.

Pero eso es un embuste. Este mismo año, la presidenta del Consejo de Administración de la Corporación RTVE, Concha Cascajosa, en su comparecencia ante la Comisión Mixta, ya dijo que “Rtve dispondrá de una partida de más de cien millones de euros, listos para la cobertura de la Eurocopa de Alemania de 2024”

O sea, dinero público. O sea, dinero de nuestros bolsillos. O sea, nosotros nos pagamos nuestro propio panycirco. O sea, mentira.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

EN REDES TODO SE PUEDE

(de Onda Cero)

 

Una de las lindezas que un día se coló en las redes sobre mi persona fue la de “religioso fanático”… Tuve que releerlo un par de veces o tres más por si me equivocaba yo o se equivocaba el redactor de tan “acertada” nota. Ponía justamente eso. Aunque es un insulto (creo) no me siento ofendido, al revés, me creí redimido. Al fin y al cabo, de alguna forma y manera, me habían descabalgado de todo lo contrario: de ser un impío demonio, ateo y antireligioso de narices. Resulta curioso la extraña y caprichosa relatividad con que, en tales lugares, acostumbran a enjuiciar a las personas. Resultaría hasta de una ligereza divertida si no fuera por el tinte enfermizo de odio que suelen rezumar esos pretendidos navajazos.

El motivo de ello no fue otro que el haber soltado que yo sí creía en Dios a un comentario que pensé de respetuoso ateísmo… Por supuesto, no aclaré en qué, ni por qué, ni de qué extraía yo mi conclusión, absolutamente opuesta, por cierto, a cualquier religiosidad dogmática (quien me conoce lo sabe de sobra). Tampoco se me hubiera dado opción a ello. Existen opiniones que no necesitan explicaciones; esas que te declaran enemigo de primeras por atreverte a opinar lo contrario. Tampoco es que eso tenga mayor importancia, en realidad no merece la pena, salvo, claro, la constatación de un hecho: que la gente anda desaforada en esas redes persiguiendo herejes de toda laya y condición como la peor inquisición. Me recordó a un sargento llegado de las colonias africanas haciendo yo “la mili”, que nos decía en los puestos de guardia, “tú, primero dispara, y luego pregunta”.

Pero merece poner el punto de mira en este fenómeno, porque son las redes, precisamente, el espejo donde mejor se refleja el estado colectivo del personal, en un tiempo de crisis de valores, de confusión y miedo, de cambio de paradigma inminente… Son las autopistas de opinión; a las que pueden acceder todo quisque, sin distinción de formación, o información, educación o capacidades. Todos las usamos para compartir lo que cada cual tenga que decir, y resulta inevitable que esos cada-cuales filtren la agresividad, la banalidad, el miedo que llevamos dentro, amén de la valiosa información que también ahí se vierte y circula.

No deja de ser una herramienta útil, a la vez que arriesgada, pues en esa autopista de la información no hay reglas de conducción. Igual podemos encontrar valiosos contenidos que circulan correctamente, que suicidas que lo hagan, no ya en dirección contraria, sino que busquen directamente la colisión frontal con el que se le ponga por delante; y su misión, aún no conscientemente, es causar crispación sin importar el motivo de fondo. Son como los colisionadores de partículas que liberan energías, en este caso emociones, que pueden ser peligrosas.

Podemos decir que las redes las carga el diablo, y cada cual ha de elegir su propio establo… Existe, a grosso modo, claro, como tres áreas, si bien que confusamente definidas, a mi parecer: los constructores, los destructores y los aguadores. Los primeros vierten y buscan aportaciones positivas que enriquezcan el intelecto de las personas; o que ensanchen la capacidad de análisis de los usuarios; o que faciliten una educación práctica de síntesis en la gente. Los segundos son drones destinados a todo lo contrario, bien al esparcimiento de bulos, de face news y torcidas intenciones; simplemente diseñados para la confrontación automática con todo el que se dé de morros con él; es como la antimateria, por darles un símil de física… Y luego, los terceros, que se limitan a eso mismo, a llevar y traer el agua según les venga, que actuan como porteadores, pescadores neutros susceptibles de ser más peces que pescadores.

No voy a dar consejos a nadie de cómo navegar tales aguas, faltaría más… Lo único que me permitiría recomendar es intentar conocer cada participación por sus frutos; como el dicho evangélico; aplicar el pensamiento lógico intentando averiguar el objetivo que hay detrás de cada intervención; ser cautelosos y prudentes en la elección del vertido; no dejarse llevar por los movimientos de aluvión, y, mucho menos, dejarse enganchar en las trampas de confrontación… Por supuesto, no deja de ser una personal opinión ésta que a nadie compromete seguirla o no.

Se me podría achacar que yo, a veces, me dejo llevar por tales provocaciones, al menos aparentemente… Cierto, incluso, en ocasiones, yo mismo soy el provocador de ellas, lanzando sueltos que tan solo son opiniones, lo confieso. Pero las controlo. De hecho, son como tímidos experimentos sociológicos, constatadores de lo que en este artículo de hoy estoy diciendo a ustedes. Las reacciones pueden ser tan virulentas que uno ve con extrema claridad el odio polarizado que se está vertiendo en las redes y que encuentra sus objetivos humanos, prontos y dispuestos a encarnar su labor destructora y de disolución programada.

Y eso es por el grado de frustración que existe en ese ser humano receptor. Frustración y desorientación. En el fondo, insconscientemente, se saben abusados y utilizados, ordeñados y engañados, y son caldo de cultivo para dar rienda suelta a su rabia incontenida. Lo que no saben es que igual están siendo usados y dirigidos en ese sentido, precisamente… Es una reacción más natural que intelectual, pero para eso mismo han sido eliminadas las humanidades y la ética de sus planes educativos, para que no piensen por sí misjmos. En definitiva son víctimas que actúan como verdugos… No quiere ser este artículo una clase magistral de nada (en tales sitios se tomaría como ofensa), tan solo como una humilde advertencia, como un sincero aviso que ustedes juzgarán según sus entendederas… A veces, un semáforo bien colocado evita muchos accidentes.

Miguel Galindo Sánchez / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com

PIÉNSENLO...

(de Instagram)

Si lo piensan bien, nuestros hijos, padres o hermanos, a los que tan unidos nos sentimos, comparten nuestra genética, nuestra sangre, la carne; son herencia directa de nuestra parte animal y material.

Pero no así la entidad que habita su cuerpo, y que no pertenece a genes ningunos de estirpe alguna… Su alma, su espíritu, su personalidad o lo que sea, como la nuestra, no es de este mundo.

Nos aferramos a lo que creemos “nuestro” de “nuestras” entrañas, y, a veces, nos preguntamos qué o quiénes somos en realidad… Nos “queremos” pero no nos conocemos. La pregunta reside en porqué motivo nos hemos juntado, y para qué precisamente… Cada cual se lo pregunte a sí mismo.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

LO QUE SUPONÍA, CLARO.

(de MuyInteresante)

 

Me acuso padre de que, a veces, de vez en cuando, aprovechando la promiscuidad que brindan las redes, realizo un muy pequeño experimento sociológico, aunque tenga poco de lógico según los que así opinen… El caso es que, al rebufo de que el Real Madrid ganó su “niñabonita” (el quince) de la Copa de Europa, y que el Manzanares pasaba por allí, solté tres o cuatro minimensajes facebookianos aludiendo al gregarismo del madridismo (podía haber sido barcelonismo, murcianismo, capitalismo, comunismo o siemprelomismo), a ver qué pasaba, si es que pasaba algo.

Y, por supuesto, pasó lo que tenía que pasar: lo primero de todo es que me acusaron de tener envidia de los del Madrid (¿?)… porque yo era un perdedor. Cojonudo. Luego, como yo soltaba cuerda desenganchándome de toda marea forofa, apareció un clásico: sentirse ofendidos e insultados, y, en consecuencia lógica, comenzar a disparar en grupo baterías propias de insultos, que son variados, e incluso, algunos, ingeniosos, tratando de calificarme de resentido por no felicitar a cuántos se sienten “ganadores” aunque no lo sean (los únicos son los “héroes y dioses” que cobran millonadas por ser simples mercenarios contratados para vestir tan sentidos colores). Pero, en fin…

La experiencia ratificó sobradamente mis suposiciones a tal respecto: quién ataca a la manada sale corneado hasta poniéndose de lado, y lo digo, claro, en el sentido figurado. Y porque me sale en pareado… En este país, el que no es gregario más vale que se lo calle y se esconda…o camufle. Lo único que, ya a tal respecto, me queda que decir, por si algún caballero de alto plumero leyese esta especie de artículo/ensayo, si bien lo dudo muy mucho, es que les doy mis más sentidas gracias por participar, y, aunque no lo crean, les pido mi no menos sincero perdón, si es que se han sentido atacados, ofendidos, o insultados por ello (y me consta que sí, que desde luego).

La conclusión es precisamente de eso mismo: de gregarismo a todos lo mismo; de la sensibilidad de la piel de cada cual, que unos la tienen extremadamente fina, y otros, como este servidor, que la tienen de galápago viejo… Soy consciente que mis mensajes hirieron susceptibilidades patrioteras hasta hacer sangre; y que sus estoques y banderillas a mí me hicieron cosquillas, por también decirlo en verso. Pero el caso, que es lo verdaderamente importante, es que se saca una buena columna de tal experiencia, toda vez que apunta a un tema generalizado en nuestra sociedad, y, por eso mismo, de importancia. Creo que merece, al menos, echarle una pensadica.

Me parece que fue Kafka (toco de oídas) quien dijo algo así como que “no existe la ofensa, ni el ofensor, tan solo el ofendido”, y se corresponde como un calcetín a su par con el de nuestro español refranero “no ofende quien quiere, sino quien puede”, al que yo añado que solo puede poder el propio ofendido… En este caso resulta paradogico que el que no quiso (yo) pudo, y los que quisieron (ellos) no pudieron, pero es que este curioso mecanismo es así como funciona. La gente se ve retratada cuando al retratista solo le interesa el paisaje (en este caso concreto, el paisaje forma parte del paisanaje)… Y esto ocurre con todos los – falsos – agravios que queramos incorporar a cualquier colectivo… Abogados Cristianos contra artistas, o lo que sean; procesionistas y cabildistas contra librepensadores; tradicionalistas contra escépticos; caínes contra abeles y no me toques los cascabeles…

La comparación es similar a la del concepto “pecado”, del que ya Jesús en un pasaje del Evangelio, dejó muy claro de que “sale de dentro del hombre, pero no entra de fuera del hombre”. Tan solo tienen que molestarse en cambiar “pecado” por “ofensa”, o por “insulto”, y les dará el mismo resultado. El insulto reside en la persona, no fuera de la persona; la ofensa la alimenta uno mismo, no nadie más… Es el Ego el que se molesta, no el Yo auténtico y genuino del ser humano. No es nada paranoico, todo se reduce a un problema egóico, y la solución reside en la autoeducación. Y digo lo de “auto” porque no esperemos que venga de fuera lo que ese mismo “fuera” está usando y abusando constantemente con y entre nosotros para así dominarnos a través de nuestros falsos honores y muy falseados orgullos. No digamos lo que entendemos por dignidad.

Precisamente esta última reside en sentirse libres de tales ataduras a cualquier hato o aprisco. En no permitir que la opinión generalizada, o gentificada, nos afecte en absoluto como personas individuales humanas que somos. Es más digno el que es libre de tales servilismos que el que se encadena (en nombre de “su” libertad además) a tales panycircos, a tales dependencias sociales y socializadas…

Si les sirve de algo, este servidor de las monjas lee y escucha toda opinión y/o tendencia contraria, ajena o no a la suya propia, y, en lo posible, me blindo de sentirme ofendido por nada ni por nadie, y, por eso mismo quizá, expreso igualmente mi opinión en libertad… mientras nos dejen ejercer tal libertad de opinión. Y si tal opinión se toma como ofensa, insulto o ataque, sin haber sido mi intención, no es que yo insulte, sino que los hay que se sienten insultados. Es más… incluso si hubiera intención, si no existe predisposición en aceptarlo, no se daría tales inmaduras reacciones. Nosotros mismos fabricamos nuestras ofensas y nuestros insultos hacia nosotros mismos.

Naturalmente, uno es lo que quiere ser: susceptible a todo o libre a todo. Mi batalla personal de un tiempo a esta parte es librarme, cada vez más, de tales erradas y herradas susceptibilidades… aún sabiendo que no es sencillo, pues, en contrapartida, como en la ley de física, “se desarrolla una fuerza de igual intensidad que actúa en sentido contrario”. Intento explicarme: en lo que me libero de sentirme insultado, como, en consecuencia, suelto mi opinión, aún sin ánimo de ofender a nadie, siempre existen los que se dan por atacados e insultados, en una especie de círculo vicioso por la también ley de Causa y Efecto que, en estos casos, más parecen ser las Leyes de Murphy…

En fin, sea como fuera y lo que fuese, conmigo no se molesten en ofenderme ni en sentirse ofendidos. Si usan el sentirse insultados como chantaje moral para callarme, me creo que no va a funcionar, aunque utilice la prudencia de contar moscas, que no sé… O sea, una muy lamentable pérdida de tiempo por ambas partes.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

NOS LO CARGAMOS TODO

(de Pinterest)

 

Después de, en su día, darnos por saco durante muchos meses por el asunto de los Eres andaluces, ahora, la fiscalía pide hacer un apaño y a otra cosa mariposa, que esto ya hiede…

En España eso se debe a que: o bien la Justicia actúa mediatizada hasta las cachas, y parece menos justicia de lo que debiera; o es que los políticos la sobreexplotan en su enmierde mutuo y continuas causas seminventadas que luego quedan en nada.

O ambas cosas a la vez… Aquí no se hace política, se utiliza para politizar la Justicia en beneficio del cargo y del partido. Y, claro, ninguna de ambas cosas funciona bien.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

EL TIEMPO DE NUEVO

(de Universitam)

 

A pesar de haber escrito muchos artículos sobre el tiempo (en www.escriburgo.com los tienen), una persona aún me hace una pregunta: pero… en resumen, ¿qué es el tiempo?

Bueno – le contesto, tras sopesar las esquinas desde dónde he intentado darle perspectiva – en síntesis, yo lo veo como un regalo del Logos al hombre.

Oportunidad para aprender, para experimentar, para evolucionar; oportunidad para corregir errores, para conocer el mecanismo de causa y efecto; oportunidad para crecer, para descubrir, para saber; oportunidad para rectificar, para trascender, para ser… Dios no necesita el tiempo, las personas sí. Por eso Einstein dijo que, fuera de nosotros, no existe.

Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com