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UNA VIEJA HISTORIA

 

Aquella factoría de milagros que era el Club Fénix - antes Cámping – en Los Alcázares de los sesenta, siempre funcionó con media docena de iluminados tirando del carro y el amparo y apoyo de un escaso pueblo dándole calor y color. Los grises plomizos de la dictadura imponían límites y silencios a los sueños; las filtradas advertencias otorgaban prudencia a los pasos; y la ilusión de hacer cosas que contravenían en la mayoría de los casos nos lanzaba al riesgo por hacerlas realidad… Yo siempre intuí que el chirrido de nuestras acciones estaba amortiguado porque Eduardo era un funcionario local destinado por “el Régimen”; algunos otros, como Efrén, hijo de militar, y algún otro tapado ángel que nos guardaba y tutelaba ciertos excesos.

Los Juegos Florales, título genérico admitido para administrar expansiones literarias, era quizá el mascarón de proa de nuestras aventuras por suministrar cultura… Cuando convocábamos aquel invento, una espita revestida de poéticos ribetes, pero donde se podía expresar, en muy medida prosa, las inquietudes que nos baqueteaban por dentro; aquella resabida “Flor Natural” de premio gordo, o algunos accésits con los que colábamos meritorios trabajos; aquella Marcha de Aida que festoneaba de “tiramisú” el acto, como romántico gesto de acompañamiento… Mi padre solía invitar a su amigo y poeta Carlos Fuentes, que, tácitamente, nos daba cobertura de legitimidad oficial y seguridad política ante el… digamos “estamento único” al que estábamos sometidos a través del Movimiento Nacional y su Falange.

Todo quedaba a un nivel localista bastante discreto, si bien, poco a poco, las participaciones foráneas fueron ensanchando el horizonte: a nivel comarcal, primero; luego venían trabajos de todas partes de nuestra región… quizás que llamados por un vago resplandor más que por las raquíticas añadiduras pecuaniarias que podíamos arañar a nuestras escasas aportaciones y pobres posibilidades (salían discretas reseñas en La Verdad, y en Línea), que otorgaban una pálida patina a los que cultureábamos por tan esqueléticos gallineros… Acuérdense los que la hayan visto, lo de las tristes y agónicas tertulias de la película La Colmena, de Mario Camús.

Nuestros ya cuasi “Certámenes Literarios” se convirtieron en la joya de la corona de aquel ilusionado, e ilusionario, “entretenimiento” de unos pocos que veían crecer en su maceta el humilde albardín que habían plantado. Y más de secano que las propias piedras… Los del Movimiento empezaron a removerse, y se cursó aviso a la Jefatura Local de que extremaran la vigilancia y control sobre aquel grupo de zagalones inquietos que no necesitaban de anises para regordar.

Era noche cerrada cuando nos reunimos en la oficina de Telégrafos. El tiempo andaba revuelto de levante, y Eduardo inquieto y nervioso… Aquel año la convocatoria se nos había ido de “pinche madre”, como dicen los mejicanos. No solo de México D.F., también de Argentina, aparte algunos de Barcelona, Madrid o Valencia, nos habían llegado trabajos. Los “oficiales”, como Carlos, estaban asustados, y el resto supimos que a aquel invento se le habían ido las costuras. Pintaban bastos.

En fechas siguientes todo sucedió vertiginosamente… Aquello no podía quedar en nuestras manos. Se habían sobrepasado los límites, y el “régimen”: la Falange Española y de las J.O.N.S., el Gobierno Civil y todo el aparato y autoridad nos cayó encima de nuestros escasos lomos, inmovilizándonos… El protocolo fue asumido desde la cabecera del poder político regional; el familiar y escueto escenario del Cine Carthago ya no acogería el acto, que se haría en el “incomparable marco” de la Plaza de Armas de la Academia de Suboficiales del Aire; y el jefe supremo del operativo sería don Joaquín Esteban Mompeán, como entonces Secretario, y representante responsable de Gobernación Civil de Murcia.

Aquél, ya último, claro, Certámen Literario, sirvió para darse lustre todo el aparataje, autoridades y personalidades del Régimen, que fueron invitados a lucir sus mejores galas, plumas y poder en tan magno acontecimiento… “internacional” de cultura nacional e hispanoamericana. En el lucimiento de la tradicional Marcha de Aida, por supuesto, fueron colocados debidamente engalanados los “hijosdalgos” e “hijosdalgas” de relevantes personalidades, como es de suponer…

…Y a nosotros, los del Club Fénix, los del Comité Organizador, los responsables y hacedores del invento ido de las manos, se nos puso de acomodadores del magno evento… No nos privaron de la libertad, pero nos quitaron la dignidad. Estuvimos, sí, pero recibiendo y acomodando en sus localidades a los dignos e ilustres asistentes del yugo y las flechas. Y viendo el espectáculo desde el destierro del patio de butacas. Fue el perfecto acto de humillación que pudieron discurrir y al que se nos pudo someter como ruín venganza y escarmiento.

Fue el último estertor. Ni los incultos poderosos estaban por mantenerlo, ni los ilusos desgraciados podríamos rehacernos… Y si se repetía, ya sabíamos la respuesta; y ojito con abrir la boca, porque entonces las consecuencias no serían tan benignas para nuestra integridad…

Hoy, sin embargo, existe libertad, pero no hay voluntad. Existen medios, pero no inquietudes… En la actualidad, que se puede, no se quiere; y se está por otras cosas de más suculentas ignorancias, que es lo que lo ocupa todo, absolutamente todo. Los poderes han logrado lo que siempre quisieron: hacer de las personas gente, y de la gente, masa. Y con democracia incluída, por supuesto; y con la izquierda decidida, por otro supuesto… Salvo que, claro, haya algún negocio “enmascarilleado” en ello del que aprovecharse.

Miguel Galindo Sánchez / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com

CAUSA Y EFECTO

 

El otro día el Telediario dio la noticia de que en Canarias se estaba manifestando el personal en contra del turismo depredador y masivo. Y ya se ha sumado a Valencia, Cataluña, Galicia, Baleares…

El pan del que se alimentan está empezando a sentarles como un tiro. Son una especie de celiacos del turismo el que está naciendo de este fenómeno mundial, del que somos una potencia, por cierto.

Ya me dirán… Nos hemos dotado de una política de servidumbre más que servicios, para atraer turistas sin pararnos en barras hasta hacer una economía dependiente del fenómeno. Estas son las consecuencias de tales hechos.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

ALEA JACTA EST.

(de Vozpópuli)

 

Me incrustré entre ceja y ceja la tercera parte de la vida de Cayo Julio César (para los amigos, solo César), contada en 900 págs. por Santiago Posteguillo en su libro Maldita Roma… Ésta es la parte de en medio – la primera ya me la zampé en su día – y la última esperaré a que el autor se sirva parir el tercer tocho sobre tal personaje. Así que me pasé un par de semanas entre campañas, líctores, páter conscripti y pecholatas varios, empapándome de la política y la vida capitalina de aquel imperio que dominó Eurasia.

En la época en que César forjó su esplendida figura militar y política, el Senado romano, órgano del que fluía todo el poder, estaba dividido entre dos fuerzas irreconciliables: los Optimati y los Populari… Los primeros eran los hacendados, los ricos, los conservadores, lo que hoy podrían ser las llamadas “derechas”; y los segundos, los dedicados a defender los derechos de la parte menos favorecida del pópulus – de ahí su nombre -, los que en la actualidad podrían considerarse las llamadas “izquierdas”. En la historinovela de Posteguillo, a César lo milita en los Populari, por si ustedes desean saberlo, batiéndose el cobre con los Pompeyo, Craso, Cicerón, Catilina, Catón… incluso Espartaco, de su época.

Lo que resulta llamativo (al menos a mí me lo parece), es el brutal, enorme y acojonante paralelismo, si me permiten los calificativos, claro, entre los métodos, circunstancias, tretas, estrategias y actuaciones de navaja trapera (entonces gladius, claro) para hacerse con el poder de una facción sobre la otra, a los empleados en la actualidad; sin desdeñar las fórmulas más reconvenibles y menos éticas: embustes, corrupción, falseamientos, compra descarada de votos y voluntades, zancadillas inhumanas, deshonestidad sin trabas; sin descartar, llegado el caso, el linchamiento en pleno Foro, o incluso el asesinato por medio de sicarios.

Una cosa eran las formas, y otra cosa eran los métodos. Las primeras se cuidaban muy mucho, y las segundas se utilizaban con todo descaro, apenas se les ponía la ocasión por delante. La doble e hipócrita moral en todas las facetas sociales y políticas de la élite romana lo inundaba todo bajo las sutiles maneras de las educadas familias, en una civilización ya apuntando a su propia decadencia.

Salvadas las distancias, actualmente no andamos muy allá en el uso de tales fórmulas en las luchas políticas por asentarse en el poder. Quizá en la potencia, no sé, pero en la esencia, y puede que en los modos, y hasta en las formas… Al igual que entonces, oligarquías que manejan las finanzas y ponen y quitan a los senadores de Roma, como los de ahora, para expandir su poder sin pararse en barras. Las diferencias son tan minúsculas de ese ayer a este hoy, que uno no puede evitar preguntarse si de verdad han pasado dos mil años de entonces acá, y si es así, que parece ser que sí, en qué los hemos empleado. Desde luego, en evolucionar y mejorar en tal aspecto (hablo de sistemas de valores) desde luego se nota bien poco, o yo tengo las gafas llenas de mugre…

La Historia suele transcurrir en espiral, y recorrer coordenadas ya sucedidas en el pasado, si bien que en distintas longitudes de tiempo y espacio… Precisamente, y no es casualidad, los cosmólogos dividen tales épocas, que son cíclicas y recurrentes, en etapas de dos mil años aproximadamente (el tiempo planetario no es el del almanaque). Si así fuese, la medida del nacimiento y muerte de Cristo, ocurridos en el ocaso de la civilización romana, estaría acertado, y no sería un capricho de la religión de turno, al menos en el caso que nos ocupa.

Lo que deberíamos preguntarnos sería, al menos, un par de cosas: la primera es qué parte de verdad hay en eso que se dice de que “la Historia se repite”; y la segunda, si nos toca repetir la decadencia y caída de nuestra cultura y civilización, como cayó la romana… En cuanto a la primera, mi opinión personal es que la Historia tiende a repetirse, a fin de ver qué se ha superado y qué no se ha aprendido. El hombre ha de pagar y repetir sus propios errores evolutivos, eso es ineludible. Y en cuanto a la segunda, me remito a las actuales señales de clara decadencia, de crisis de valores, y del advenimiento de un nuevo paradigma “que no va a dejar de nuestro templo piedra sobre piedra”… ¿conocen la cita?.

La cuestión es interpretativa y selectiva: uno, si estamos en condiciones de acertar y aceptar en nuestra interpretación; y dos, saber elegir entre lo que se vá y lo que se viene. Ocupar nuestra propia y voluntaria posición en la vorágine del cambio que nos llega. Pero no se confundan mirando el reloj ni el DNI… La edad es intemporal, no cuenta. Cuenta la mentalidad. Un “cambio de era”, que así lo llaman los que estudian y saben, nos afecta de lleno a todos: a los que creen en que vivimos los “Tiempos Líquidos” que atestigua Bäumann, y los que no. A los de dentro y a los de fuera. Así que…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com

AVE, CÉSAR.

(de Vozpópuli)

 

Me incrustré entre ceja y ceja la tercera parte de la vida de Cayo Julio César (para los amigos, solo César), contada en 900 págs. por Santiago Posteguillo en su libro Maldita Roma… Ésta es la parte de en medio – la primera ya me la zampé en su día – y la última esperaré a que el autor se sirva parir el tercer tocho sobre tal personaje. Así que me pasé un par de semanas entre campañas, líctores, páter conscripti y pecholatas varios, empapándome de la política y la vida capitalina de aquel imperio que dominó Eurasia.

En la época en que César forjó su esplendida figura militar y política, el Senado romano, órgano del que fluía todo el poder, estaba dividido entre dos fuerzas irreconciliables: los Optimati y los Populari… Los primeros eran los hacendados, los ricos, los conservadores, lo que hoy podrían ser las llamadas “derechas”; y los segundos, los dedicados a defender los derechos de la parte menos favorecida del pópulus – de ahí su nombre -, los que en la actualidad podrían considerarse las llamadas “izquierdas”. En la historinovela de Posteguillo, a César lo milita en los Populari, por si ustedes desean saberlo, batiéndose el cobre con los Pompeyo, Craso, Cicerón, Catilina, Catón… incluso Espartaco, de su época.

Lo que resulta llamativo (al menos a mí me lo parece), es el brutal, enorme y acojonante paralelismo, si me permiten los calificativos, claro, entre los métodos, circunstancias, tretas, estrategias y actuaciones de navaja trapera (entonces gladius, claro) para hacerse con el poder de una facción sobre la otra, a los empleados en la actualidad; sin desdeñar las fórmulas más reconvenibles y menos éticas: embustes, corrupción, falseamientos, compra descarada de votos y voluntades, zancadillas inhumanas, deshonestidad sin trabas; sin descartar, llegado el caso, el linchamiento en pleno Foro, o incluso el asesinato por medio de sicarios.

Una cosa eran las formas, y otra cosa eran los métodos. Las primeras se cuidaban muy mucho, y las segundas se utilizaban con todo descaro, apenas se les ponía la ocasión por delante. La doble e hipócrita moral en todas las facetas sociales y políticas de la élite romana lo inundaba todo bajo las sutiles maneras de las educadas familias, en una civilización ya apuntando a su propia decadencia.

Salvadas las distancias, actualmente no andamos muy allá en el uso de tales fórmulas en las luchas políticas por asentarse en el poder. Quizá en la potencia, no sé, pero en la esencia, y puede que en los modos, y hasta en las formas… Al igual que entonces, oligarquías que manejan las finanzas y ponen y quitan a los senadores de Roma, como los de ahora, para expandir su poder sin pararse en barras. Las diferencias son tan minúsculas de ese ayer a este hoy, que uno no puede evitar preguntarse si de verdad han pasado dos mil años de entonces acá, y si es así, que parece ser que sí, en qué los hemos empleado. Desde luego, en evolucionar y mejorar en tal aspecto (hablo de sistemas de valores) desde luego se nota bien poco, o yo tengo las gafas llenas de mugre…

La Historia suele transcurrir en espiral, y recorrer coordenadas ya sucedidas en el pasado, si bien que en distintas longitudes de tiempo y espacio… Precisamente, y no es casualidad, los cosmólogos dividen tales épocas, que son cíclicas y recurrentes, en etapas de dos mil años aproximadamente (el tiempo planetario no es el del almanaque). Si así fuese, la medida del nacimiento y muerte de Cristo, ocurridos en el ocaso de la civilización romana, estaría acertado, y no sería un capricho de la religión de turno, al menos en el caso que nos ocupa.

Lo que deberíamos preguntarnos sería, al menos, un par de cosas: la primera es qué parte de verdad hay en eso que se dice de que “la Historia se repite”; y la segunda, si nos toca repetir la decadencia y caída de nuestra cultura y civilización, como cayó la romana… En cuanto a la primera, mi opinión personal es que la Historia tiende a repetirse, a fin de ver qué se ha superado y qué no se ha aprendido. El hombre ha de pagar y repetir sus propios errores evolutivos, eso es ineludible. Y en cuanto a la segunda, me remito a las actuales señales de clara decadencia, de crisis de valores, y del advenimiento de un nuevo paradigma “que no va a dejar de nuestro templo piedra sobre piedra”… ¿conocen la cita?.

La cuestión es interpretativa y selectiva: uno, si estamos en condiciones de acertar y aceptar en nuestra interpretación; y dos, saber elegir entre lo que se vá y lo que se viene. Ocupar nuestra propia y voluntaria posición en la vorágine del cambio que nos llega. Pero no se confundan mirando el reloj ni el DNI… La edad es intemporal, no cuenta. Cuenta la mentalidad. Un “cambio de era”, que así lo llaman los que estudian y saben, nos afecta de lleno a todos: a los que creen en que vivimos los “tiempos líquidos” que atestigua Bäumann, y los que no. A los de dentro y a los de fuera. Así que…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com

CUENTAS Y CUENTOS

"Estoy con ánimo para estos tres años y los que quieran los españoles" (EP-1/5). Palabras de P. Sánchez tras los cuatro días de reflexión profunda... Como diría mi abuela: "ni la purga del tío Benito"...

Si todo esto no era una parafernalia preparada para producir un efecto antes concretado, desde luego que se le parece mucho... Ya ha soltado en la cadena Ser que está dispuesto a "conquistar los cielos" que P. Iglesias no pudo, y lo que haga falta.

Se había levantado un breve y leve debate sobre su sucesión, pero la ha cortado en seco... Como mi abuela también hubiera dicho: "le ha venido como pedrá en ojo de boticario"...

 

Miguel Galindo Sánchez  /  www.escriburgo.com  /  info@escriburgo.com

ALGÚN DATO MÁS

(de Esamur)

 

Un dato: La Región de Murcia es líder en depuración y reutilización de aguas: un 95% frente al 9% nacional y el 5% de media en la U.E… “Al Mar Menor no sale agua residual. Para que los ciudadanos estén tranquilos, sale agua bien depurada”, afirma el director técnico de Esamur. L

a estación depuradora está en Torre-Pacheco (la mayor de España). Pregunta: todos los pueblos y urbanizaciones que anillan el Mar Menor (y habrá más ¿depuran sus aguas con igual eficiencia?..

Lo pregunto desde mi humilde ignorancia. Es que, cada vez que lo he hecho, nadie me ha contestado… A veces, cada cual o cuáles se sacuden la responsabilidad como buenamente pueden, o practican el silencio por respuesta.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

MÁS SOBRE EL MAR MENOR

 

La verdad desnuda: “El problema del Mar Menor deja en evidencia las diferencias de los cuatro grupos políticos de la Asamblea, con cuatro propuestas distintas e incapaces de acercar posiciones” (LO.18/4).

Una de dos: o el problema del Mar Menor no estaba tan claro como todos aseguraban, y sus soluciones; o les importa más sus propios estatus políticos que el Mar Menor

Yo creo que es más lo segundo que lo primero: que van por su propio interés, y no por el interés de la laguna. Ya saben, a Mar Menor revuelto ganancia de tahúres…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

SENTIMIENTO Y CONSUELO (dedicado a mi amigo Felipe)

(de BuenasNuevas)

 

Cuando las personas sufrimos una pérdida de las que solemos llamar “irreparables” (unas nos parecen más irreparables que otras), toda creencia y querencia se hunde a nuestro alrededor… No hay palabras, ni razonamientos, ni pensamientos, ni expresión alguna capaz de recomponer el doloroso caos que sentimos en nuestro interior. Todo, absolutamente todo, deja de tener sentido, inclusive nuestra propia vida. Es ésta una reacción común, lógica, humana, incluso explicable, y nos hacemos la terrible pregunta: ¿qué sentido tiene esto que me ha pasado, si es que tiene alguno?..

Y… sin embargo, por mal que lo entendamos, todo tiene un propósito; todo ocurre por algo y para algo; nada es inútil ni gratuito; por mucho que nos neguemos y nos rebelemos; y le gritemos al Dios, en el que creemos creer, que es un mal dios, insensible o cruel, o ambas cosas, si cabe, a la vez. Muchos pierden su fe a la carta; otros pocos la encuentran como consuelo; algunos guardan amarga decepción, incluso no exenta de venganza… Los tres hermanos nacidos en la misma cuna: sentir, sentido y sentimiento, se destrozan implacablemente entre ellos, y hacen sangre de sí mismos. El sentir se revuelve contra el sentido, y el sentimiento echa leña al fuego entre ambos, convirtiéndose en sensación autofratricida.

..¿Y dónde está el consuelo?, ¿dónde al bálsamo restañador de la pérdida?, ¿dónde queda un razonamiento destrozado y despojado?.. Mi opinión personal, y tómenlo como víctima de mi propia impotencia en esos casos, es que no se puede dar, ni transmitir, tan solo se puede encontrar. No existen dos experiencias iguales de la misma desgracia, y cada cual ha de vivir y padecer su propio y personal drama; cada uno ha de atravesar su propio desierto, su propio duelo, y su camino reparador de lo para él “irreparable”; cada cual ha de sacar consuelo de sus propias cicatrices… Esa es la ajenidad del dolor: que cada uno vive el suyo propio.

Y, sin embargo, habrá de buscar el consuelo en el conocimiento más que en el asentimiento… En realidad, en cada una de esas pérdidas, el sentimiento que sufrimos es de carencia, de horfandad, de un valor que tenemos por nuestro y desaparece del entorno familiar y peculiar. Algo de nuestra sangre, nuestra carne, nuestra alma, nuestro yo mismo, abandona el espacio que ocupaba en nosotros, y de entre nosotros… Si lo analizamos en serenidad, con el tiempo nos daremos cuenta que el sentimiento de vacío reside más en el campo material que en el espiritual, si bien, el ánima – seres animados – le imprime la sensación de irrecuperabilidad que suele embargarnos en estos casos.

Ya sé… comprendo y lo admito, que construir todo este razonamiento de tipo intelectual puede resultar banal, ocioso, insensible, o incluso espúreo, aunque no sea tal la intención. Lo reconozco, pero lo entendamos o no lleguemos a entenderlo, no está fuera de la realidad por mucho que nos empeñemos en rechazarlo, por el simple y simplista hecho de que no lo “sentimos”, y, naturalmente, claro, aquello que no sentimos nos creemos que no existe. Y se acabó cuanto se daba.

Pero no, no se acaba nada de lo que se dio, por la simple razón de que nada termina y todo cambia… hasta las vidas, no importa cuándo ni cómo ni por qué. Y no hablo de religiones, ni de iglesias, ni de sujetos intermediarios que venden sus interpretaciones al mejor postor a través del peor pastor. O sí, si así les vale. Antes pudo servir, y quizá hoy se educa a los niños en el ateísmo más bastardo e inútil de los que se puede dar. No, si no quieren. Hablo de ciencia pura y dura; hablo de física; del segundo principio de la termodinámica; del viaje de ida y vuelta de la energía a la materia, y de la segunda a la primera; hablo de la ley de entropía universal… y lo que es eterno, amigos míos, no puede tener fin.

El factor clave, y lógico, es la inteligencia… En la forma humana (también en la animal, pero a menor nivel) existe el tal principio de autointeligencia. Todos y cada uno de los existentes tenemos conciencia y conocimiento del YO SOY, que es el re-conocimiento de uno mismo. Si no en profundidad, pero lo suficiente como para saber que somos entes únicos, ergo, esa inteligencia es inmanente en la energía que la transmite a la materia, si bien que a distintos grados y niveles. Luego la energía es inteligente en su principio. Pero, si todavía los de mente materialista cobijan algún tipo renuente de duda, tan solo puedo decirles que la más actual y moderna Física Quántica aboga cada vez más por lo que cada día resulta más innegable: vivimos, somos parte, y nos desarrollamos dentro de esa energía inteligente que… por cierto, es eterna.

Por ende, y siguiendo la misma línea de razonamiento lógico, si “la energía no tiene principio ni fin, tan solo que se transforma” (principio de Física), esa parte de conciencia “del yo” inteligente de nuestra energía identitaria, tampoco tiene fin, ni, por supuesto, muere, sino que se transforma… pasa a otro nivel, a otra fase, a otro estadio evolutivo, a otra vibración, donde prosigue su infinita existencia. Lo que nos ocurre en este punto, es que solemos confundir “vida” con “existencia”; confundimos la etapa con la carrera. La primera tiene fin, pero la segunda no lo tiene… pero ambas sí que tienen finalidad. Si no quieren llamar Dios a esa finalidad (pues no es el dios que nos han hecho creer) llámenlo entonces Plenitud. Es igual.

De ahí que las “pérdidas irreparables” a las que aludía al principio no son tales para ellas mismas, sino para los que no cambiamos de dimensión con ellas. Somos nosotros los que sentimos la falta, la pérdida, el hueco, el inexistente vacío, y no hallamos consuelo posible ni reparación probable… Y, sin embargo, en las absurdas guerras que provocamos, esas vidas se cuentan por decenas de miles, y en su inmensa mayoría niños. De ahí que, de muertes naturales a muertes accidentales, aún provocadas, nuestras conciencias personales sientan en las tripas del alma el vértigo del salto a la conciencia colectiva. O quizá sea al revés.

De ahí que la valoración desde la materia sea más animal que humana, donde las pérdidas de las crías de la propia camada desgarran más que las de camada ajena… No se trata de que tengamos que avergonzarnos de nada, pero sí de valorarnos en distinguir nuestros sentidos de nuestros sentimientos… El consuelo precisa de tales sentimientos, y el sentimiento necesita del consuelo. Pero ambos dos reposan en el dolor que procura la vida y en el bálsamo que ofrece el conocimiento.- Y lo digo con todos mis respetos.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com

EL BESO

(de Facebook)

 

El otro día se me ocurrió una tontería: si en el rodaje de una escena amorosa atrevida el actor se sobrepasa, según lo establecido, con la actriz, ¿de qué se le puede acusar de acoso, y/o de abuso?.. ¿cómo se mide eso?..

Existe una historia real en que María Félix, gran actriz mejicana, interrumpió la escena de un beso, que debía ser apasionado según el guión, con nuestro Paco Rabal… pidió una cebolla, le arreó tres bocados, y luego dijo: “podemos seguir, a ver hasta dónde llega”…

Un buen recurso, sin duda, que también hubiera funcionado con ajo… Pero, repito, en el oficio de hacer que parezca real, ¿qué o quién fija el criterio del disimulo?. Alguna vez puede que se plantee lo del “beso pasado de rosca” y armarse el barullo.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

EL BESO

(de Facebook)

 

El otro día se me ocurrió una tontería: si en el rodaje de una escena amorosa atrevida el actor se sobrepasa, según lo establecido, con la actriz, ¿de qué se le puede acusar de acoso, y/o de abuso?.. ¿cómo se mide eso?.. Existe una historia real en que María Félix, gran actriz mejicana, interrumpió la escena de un beso, que debía ser apasionado según el guión, con nuestro Paco Rabal… pidió una cebolla, le arreó tres bocados, y luego dijo: “podemos seguir, a ver hasta dónde llega”… Un buen recurso, sin duda, que también hubiera funcionado con ajo… Pero, repito, en el oficio de hacer que parezca real, ¿qué o quién fija el criterio del disimulo?. Alguna vez puede que se plantee lo del “beso pasado de rosca” y armarse el barullo. MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

EL DIOS QUE TE LLAMA

(de Answers)

 

Haciendo zapping (no sé hacerlo si no es secuencialmente, torpe que soy) me tropiezo con un canal de la Iglesia en el que está nuestro obispo disertando, así que aterrizo un rato en ese campo a ver qué se dice… Para que vean que no soy tan negativamente selectivo. Me gusta oir lo que se suelta en todos los foros, incluso en los que estimo rigurosamente ortodoxos, pues estos pueden tener la virtud de ratificarte en tus creencias, o, por el contrario, hacerte dudar de las mismas. Y ambas cosas son serias e importantes.

Y andaba predicando el prelado el discurso que dice que “Dios te llama”… y señalándote con el índice personalizador (como aquel viejo cartel de reclutamiento del Tío Sam) te repite que la llamada es en sí misma personal y única, y que te incumbe a tí y a mí aceptarla o rechazarla. La verdad es que, dicho así, tan ominosamente, te crea cierto sentido de culpa el negarte a ello… De hecho, ¿quién es capaz de rehusar al mismísimo Dios en persona?.. La cuestión es que sí, que vale, que Dios me llama, cierto, pero ¿qué Dios es el que me llama?..

Le siguió el discurso, a ver si me entero… Y pone condiciones, SUS condiciones, claro: el Dios que me llama exige una tríada de mí: disposición, participación y comunión. Pero, claro, entiéndanse, según el buen obispo, tienes que ponerte a Disposición de la Iglesia; debes Participar según sus indicaciones; y has de entrar en Comunión con ella y en ella… Esto es: Dios te llama para que te entregues a una iglesia que dice ser su Iglesia, incondicionalmente; y a su magisterio y autoridad, porque así lo establece ella misma a través de sus dogmas. Poco márgen deja para el libre albedrío; ninguna opción al librepensamiento; cero posibilidades a ejercer la apertura mental. O sea, o te entregas o te condenas.

Naturalmente, ese Dios que me llama no es el Dios que me habla dentro de mis entendederas. Creo creer, quizá quiero creer, a saber, que es el mismo Dios, pero en el caso del obispo me viene secuestrado, amordazado, condicionado y acondicionado; traducido por sus autonombrados representantes exclusivos en la Tierra; con un libro de instrucciones blindado por el dogma y la infalibilidad… Y eso no me vale. No me sirve. Porque, aunque bien sé que todos los dioses son prisioneros de sus iglesias, mi alma, o mi espíritu, o lo que fuere de mí que conecta con Él, lo necesita libre y sin intermediarios.

Los dioses libres engendran hijos libres, y se manifiestan a través de ellos mismos directamente. Y lo escribo en plural adrede, porque cada ser humano, cada persona, es un valor en sí mismo y tiene a Dios en el interior de sí mismo… “No buscad en templo alguno, buscad al Padre dentro de vosotros que allí lo encontraréis”, dijo aquel galileo al que hubo que quitar de en medio deprisa y corriendo porque urgía levantar una iglesia en su nombre malinterpretando sus palabras a conveniencias de sus vuecencias.

Mi Dios esá presente y patente en todo el mundo; se manifiesta en las órbitas de las galaxias y en todos los universos; está en la ciencia, que lo encuentra a cada paso, y en el pensamiento libre de la humanidad; reside en su propia obra, y nos habla desde la mente de todos y cada uno de nosotros… no necesita nada impuesto por catequésis alguna, porque su primer y principal principio, y quizá que el único, no es que malaprendamos, sino que descubramos. Que Lo descubramos en nuestro Interior… Mi Dios nació conmigo y yo moriré en Él, en su plan establecido. Dios es la totalidad en la unidad, y la unidad de la totalidad, no una curia tras la que ocultarse y desde donde explicarse, faltaría más…

Veo con tristeza que esas Conferencias Episcopales y esos Sínodos no han cambiado apenas nada en milenios, y absolutamente nada en siglos. De cuando me chantajeaban y atemorizaban y amenazaban de zagal y de después, a ahora, el único cambio, y tampoco es poco, es que ya no tienen la fuerza secular de su lado como brazo armado; de su parte al Estado para molerte el lomo y doblarte es espinazo. Ya no. Pero me apena comprobar que mantienen su discurso absolutista, prepotente y dominante. Y condicionante. Ya llegarán otros a los que convertir en sicarios…

Dios te llama, pero… Disposición, Participación y Comunión, advierte ominosamente desde su telepúlpito. Y me vuelve a dar escalofrios el oirlo. Que siempre estén bien dispuestos, que se avengan a participar y carnavalear; y a comulgar en ellos y con ellos, como lo han sentido en sus carnes millones de niños en todo el mundo, y que han salido malparados, y a los que hoy les vuelven las espaldas; incluso los que, gracias a Dios (al mío, no al suyo) no hemos tenido que experimentarlo con la crueldad de su ejemplaridad.

Todo les ha explotado en sus santas narices, pero ellos siguen erigiéndose en reclutadores mitrados del Dios que nos llama… a su través, claro, que no “por libre”. Yo no estoy homologado, no he obtenido título, ni sagrado diploma, ni he “recibido la bendición de Su Santidad” en modo alguno, como sello necesario a estampar en el último pasaporte, que me concederá el pase a Su Paraíso.

Me salto el tridente que ensarta la llamada del obispo. Entraré, o saldré, según a qué o de qué, con pasaporte turista, y con el ticket simple de la evolución por la experiencia cosido a mi visado de embarque… Ni espero más, ni necesito más que no me haya merecido por mí mismo y para mí mismo, que es a lo único que puedo aspirar después de todo… pero de ellos no me fío ni un jodido pelo.

Miguel Galindo Sánchez / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com

¡ POBRE MAR MENOR!..

(de 20Minutos)

 

Vía libre al urbanismo, pese a que el 75% de los diputados quería una moratoria” (OP-18/4). Esto se llama “democracia a la murciana”, y esta es la Ley de Protección del Mar Menor, al que todos tanto quieren.

El origen de la contaminación del Mar Menor está en las aguas residuales urbanas” (Sos Rural)… Pues sí que el párrafo anterior va en consonancia con esto…

Cientos de manifestantes ante la Asamblea, entre agricultores y ecologistas, se manifestaron ambos encontrados. Tampoco dentro los cuatro grupos políticos se ponían de acuerdo… “El Mar Menor a muerto, Dios salve al Mar Menor”, grita la ignorante plebe…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

UNA COSA LLEVA A LA OTRA

(de GuiadeSalud)

 

Leyendo los estudios del famoso terapeuta norteamericano Dr. Brian Weiss, se me ha descolgado del desván de los recuerdos uno que tenía absolutamente olvidado (está muy claro que nada se olvida del todo, tan solo olvidamos dónde lo tenemos archivado)… Un día que no lo esperas, por alguna causa que tenga una mayor o menor relación con la naturaleza de ese recuerdo, ¡zas!, se abre la caja del expediente, et voilá!… te pasa por completo de punta a rabo por tu sorprendida cabeza. El día que se nos ponga a tiro el mecanismo “cerebro-mente” y lo descubramos (y no creo que estemos muy lejos de eso) habremos dado un gran paso en nuestros conocimientos evolutivos.

Mientras tanto, nos demos o no cuenta, funcionar, funciona… En este caso personal, pasó toda la película… ¿o fue solo un corto?, por mi pensamiento: yo era un crío apenas opositando a jovenzuelo, cuando llegó a Los Alcázares, mi pueblo, un tal Profesor Hassman, o un nombre que me suena a parecido, y que el pasquín lo presentaba como una especie de mago, pero que “no hacía magia” tal y como creíamos la magia, ya me entienden… Hoy lo llamaríamos mentalista, pero hace 65 años solo era un ser misterioso de extraños poderes.

Lo primero que ahora se me viene a la cabeza es aquella época de dictadura fría y plomiza, brutal y obsesiva, y un hombre vagando por pueblos de mala muerte para poder pagarse un colchón, un techo y un guisado caliente en su día a día, arrastrando sus trucos, o sus dones posiblemente, entre aquellos breves y descascarillados públicos de entonces, en audiencias de pueblos que no llegábamos a los habitantes necesarios como para montar cartelera… Si aquella persona esquivaba las ciudades que le daban visibilidad a su espectáculo, por algún motivo concreto, o es que su arte no le daba para más, es algo que ya nunca sabré.

Solamente a título de curiosidad, he intentado indagar la posible autenticidad de tal personaje, y he encontrado un catalán nacido en 1909, que iba de ilusionista, adivino y médium (los dos últimos atributos muy perseguidos por la Iglesia/Gobierno de entonces), y que, sacando las cuentas por su edad, bien podría haber sido aquel personaje, serio y estrafalario, que aterrizó por allí en aquellas calendas de la Historia. Lo recuerdo como hombre de mediana edad, muy delgado y alto, pelo abundante y agrisado, y repeinado, de tez tirando a pálida, y que aparecía en el escenario de negro absoluto, con un traje raído pero impoluto, y que a mí, y que me perdone su memoria, me recordaba al Conde Drácula.

Como yo tenía cierta facilidad, por relación paterna, para acceder al Cinema Carthago aquel, allí estaba sentado en las primeras filas del patio de butacas… Lo que más vivamente recuerdo es el número en que dijo que iba a hipnotizar a varios de los asistentes, tras explicar en qué consistía el experimento. Para eso, bajó del escenario, y, por el pasillo central, iba mirando someramente a los ojos a derecha a izquierda, y eligiendo personas a las que invitaba a subir (yo fui uno de los que miró, pero no me eligió).

Con una media docena de acompañantes, a los que todos conocíamos del pueblo, nos informó que había escogido a los que captó que eran más “hipnotizables”, y que el resto mostrábamos cierta resistencia natural, que nos pedía perdón pero que no había nada personal en ello… Los que sumergió en el trance hipnótico mostraron unas facultades físicas y psíquicas que doy fe no les conocía en absoluto como personajes normales de nuestro paisanaje. Sin menoscabo alguno para su dignidad de seres humanos, durante unos minutos los convirtió en otras personalidades diferentes y emergentes.

Aquello me hizo ver que los humanos somos de mente frágil. Aquél mentalista lo demostró decentemente solo en su faceta positiva, pero igual podría hacerse en su contrario, según la ética con que se utilice tal facultad… Hoy es al revés: estamos hipnotizados por los medios informativos; por los usadores de redes sin escrúpulos; por técnicas infames que nos hacen comprar lo que no necesitamos; incluso por la política manipuladora e insana de nuestros propios políticos… En la actualidad creemos ser libres, pero la realidad es que jamás ha existido una época en que se nos haya manejado tanto mentalmente como en la actual.

Los psicoterapeutas, y más que nadie, los hipnoterapéutas, lo saben por lo sobrado. Los hay que callan, aún reconociéndolo, por lo mucho que les trae a cuenta; los hay que intentan sanar y recuperar a mentes enfermas, o colonizadas y perdidas, de forma honrada; como hay que lo declaran y lo ponen de manifiesto, abierta y valientemente, se crea o no, y pase lo que pase.

Pero lo cierto es que estamos psíquicamente “tocados”, cuando no enfermos, captados u “ocupados” por intereses ajenos a nosotros mismos… Tenemos la mente envenenada y no nos hemos dado cuenta de ello. Si nos fijáramos, veríamos que actuamos en base a respuestas automáticas, sin pararnos a pensar. Eso son actitudes (que desembocan en aptitudes) parásitas, que han inoculado en nuestros cerebros para actuar compulsivamente y no intelectualmente. Y nuestras respuestas más automatizadas están disparadas hacia el narcisismo, el hedonismo y el consumismo. Analícense, a ver si no es verdad, Vds. mismos …

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

A LA PORRA

(de ABC)

 

El próximo año se pondrá en marcha en Los Alcázares una planta de biometano que se sumará a la construida en Lorca, y que aprovecharán residuos agrícolas y ganaderos, a la vez que inyectará biogás a la red de distribución.

El “pequeño” problema es tan solo que de alto riesgo: el metano es uno de los gases más inflamables y con capacidad de explosión, incendio e intoxicación.

Pero esto es un detalle sin importancia para que Vox lo tenga en cuenta en su Ley de Protección del Mar Menor… Si contamina o no contamina es lo de menos. Total, ¿qué más dá?..

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

POR EJEMPLO...

(de Pekelandia)

 

Uno de mis comunicados recibidos reza así: “Si en tus escritos tocas temas de tan diversa naturaleza, es porque no eres un maestro en ninguno de ellos”… Naturalmente que no, ni tampoco lo pretendo. Siempre he dicho que lo que traslado aquí no es mío, sino recogido de mil y una lecturas, libros, fuentes, disciplinas y charcos; que esas sí que sí, son maestras en lo suyo. Yo solo me considero un transmisor, un divulgador, y, si acaso, un condensador, un compilador… Pero sí que tengo una facultad, si ustedes me permiten faltar a la modestia, y es la facilidad para poder relacionar esos “temas de diversa naturaleza” que cita mi comunicante, y exponerlos con el fin de abrir la mente de los que tienen el vicio de seguirme, para que puedan ejercitar el pensamiento. Les pongo un ejemplo real, taxativo y concreto:

Saben que suelo citar mucho la teoría del Big Bang, de Stephen Hawkings, famoso físico y cosmólogo, de que todo el Universo conocido nació de una explosión inicial, cuyo punto central expansivo fue de apenas un solo átomo de energía primigenia, y que ha sido corroborado por toda la física quántica… Bien. Pues ahora, una bióloga española, Eva Nogales, nacida en Colmenar Viejo pero investigadora en Berkeley (típico de España), premio Shaw – el “nóbel” asiático - en Hong Kong, publica:

Todas las personas fueron primero una célula única. Esa célula solitaria ya tiene un ADN inclusivo y exclusivo, un manual de instrucciones, para estallar y convertirse en un ser humano único de 30 billones de células destinadas a formar sus múltiples y diferentes órganos”… y sigue en su exposición explicando el qué, el cómo y el porqué de semejante fenómeno.

Ahora, por favor, díganme si no existe un paralelismo asombroso, un método idéntico, un calco extraordinario y exacto, con el famoso Big Bang de la creación del mundo… La conclusión lógica es que todo funciona con un mismo patrón… “Tan así es arriba, como es abajo”, que también dejó dicho Hermes Trimegisto en su Tabla Esmeralda hace más de cuatro mil años (filosofía hermética). Miren – y prosigo, prolongándolo, con el ejemplo – aquí tienen una coincidencia cuadruple: cosmología / biología / física quántica / filosofía, a la que podríamos añadir un par más si nos molestáramos en buscarlas: la química y las matemáticas… Evidentemente, todo esto no es achacable a la casualidad, si no a la causalidad; aquí no existe el Azar, sino un plan bien diseñado, y entonces entraríamos en otra más: la teología.

Si llegados a este punto está usted sorprendido, tómese unos minutos de reflexión, y luego, si le apetece, sigamos con otra aseveración de nuestra eminente biofísica nominada para el Nóbel: “… Estamos hablando de átomos, como todo lo demás. Nuestros átomos vienen de supernovas (explosiones de estrellas) y cosas así”. Aquí tienen otra inequívoca conexión con el cosmos, que confirma aquél axioma gratuíto, creo que del ufólogo Fáber Käiser, cuando aventuraba que “estamos hechos de polvo de estrellas”, y le conestaban que hablaba sin ningún tipo de respaldo científico… Pues bien, ya lo tenemos.

Pero, como no hay dos sin tres, volvamos de nuevo a Eva Nogales, que amplía el extremo: “Con solo veinte aminoácidos diferentes, que actúan como piezas de Lego, montándolos en distintas mezclas, obtenemos toda la belleza de la vida, desde una bacteria a un elefante, pasando por una esponja marina”… Así que, como más o menos decía el Jesús del Evangelio, el que tenga ojos para ver, oídos para escuchar y sesera para pensar, pues eso, que los ponga a funcionar, que para eso mismo están.

Como verán, todo está conectado, absolutamente todo. Einstein murió a punto de establecer su “Teoría unificada del Universo”, esto es: una sola y única fórmula con que explicar el Todo. Una lástima. Pero quedémonos con lo que nos dice el genetista estadounidense Francis Collins, exdirector del Proyecto Genoma Humano: “el ADN es el lenguaje de Dios”… Curiosamente, en la entrevista que hacen a nuestra Eva Nogales (EP-29/12) confiesa que de cría fue fervorosa creyente; que de catequista rompio con la religión, porque vió la falsedad de la Iglesia; y que de estudiante, la vocación por su carrera, le vino por influencia de sus profesores de física, química y matemáticas; y que ahora está en la fase de reconocimiento de Dios en la Ciencia.

Así que le digo a mi interlocutor del comienzo, que, si se fija en este artículo, nada es mío, sino de los que sí saben muchísimo más que yo… Bueno, una cosa sí es mía: las tijeras y el pegamento para recortar y unirlo todo en un mismo álbum de cromos con todo el sentido común y lógica del mundo mundial. El “aprendiz de mucho y maestro de nada” que es el castellano refrán que él sintetiza en su comentario, vale para eso: para poner mis distintos aprendizajes al servicio de un solo y único todo.

Es que tampoco creo que sirva para mucho más, ni tampoco aspiro a ello… A veces ato un par de cabos y saco una conclusión mía, propia, puede ser, aunque luego siga sin haber nada nuevo bajo el sol. Y es que, el nudo, a lo mejor, sí que es mío, pero los extremos de la cuerda, como la propia cuerda, no lo son.

Miguel Galindo Sánchez / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com

IMPENSABLE

(de El Periódico)

 

Feijóo había llamado a Sánchez: “Oye, presidente, que siento lo del caso de corrupción que te ha saltado con lo del tal Koldo. Si quieres que presentemos un frente conjunto en las cámaras, aquí me tienes.”

Poco después, Sánchez llamó a Feijóo: “Alberto, que lamento mucho la mierda que os ha inundado con lo de la pareja de Ayuso. Es muy triste que todo un partido tenga que pagar por lo que hacen los miembros que están a su sombra… hemos de hacer algo al respecto”.

Me desperté de golpe y porrazo. Soñaba que vivía en Ganímedes, pero tampoco puedo decir que eso fuera una pesadilla.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

¿QUÉ MAL O QUÉ BIEN?

(de Linkedin)

 

El otro día, leyendo un libro escrito al alimón entre un filósofo y un científico, me sorprendió una frase: “Si Dios no existe, no existe el mal y todo está permitido”, y recordé al Dostoyewski de Los Hermanos Karamazov, en aquel diálogo entre Alexei y Rakittin sobre, más o menos, la misma cuestión. Yo no pretendo, en modo alguno, ponerme por encima de científicos ni filósofos, faltaría más, pero les devolvería el planteamiento a modo de pregunta con un ejemplo más simple que el mecanismo de un botijo: ¿si no existieran los jueces, quiere decir que el delito tampoco existiría?..

Por supuesto que el primer planteamiento abarca cuestiones mucho más complejas, como, entre otras, asociar el mal a la existencia o no de Dios, que es lo que aparenta desprenderse de tal afirmación… Sin embargo, yo creo, permítanme exponerlo, que es una concepción un tanto simplista, porque estamos cayendo en el concepto judeocatólico de nuestra cultura occidental, donde Dios crea al bien y mal por igual, echándole la culpa de lo segundo al diablo, y con un árbitro terrenal que es la moral… católica, por supuesto.

Pero no va por ahí la cosa, me parece a mí. Es que eso sería un modo farisaico de resolver la cuestión: Dios creó al demonio, luego, de retruque, creó el mal; así que si nosotros hacemos el mal descargamos parte (si no toda) nuestra responsabilidad en el Satán vicario, quedando Él como subsidiario último… Ergo, si Dios no existiera, pues el mal tampoco, ya que sería una creación no creada por nadie. Elemental, querido Watson. Un razonamiento cuasi impecable.

Y, perdonen mi atrevimiento, pero, ese error en un filósofo es disculpable, pero en un científico, y a estas alturas, me parece pueril, por no decir imperdonable… Lo primero que habría que decir es que el bien y el mal no están especialmente “creados” por Dios, sino, si acaso, por los seres humanos, que de alguna forma hemos de etiquetar todo lo que experimentamos. Existe, eso sí, una ley universal dispuesta por algún mecanismo inteligente, que es la causa y el efecto, y su funcionamiento produce comportamientos y resultados acertados o equivocados; respuestas erróneas o atinadas a planteamientos originalmente establecidos.

He aquí “el bien y el mal”. Un sistema autocorrector que se manifiesta a través de las experiencias para el desarrollo de las conciencias. Y punto pelota y bota… El mal y el bien no son valores absolutos en sí mismos, sino parte intrínseca de una misma estrategia. De hecho, no `pueden existir el uno sin el otro. Piénsenlo.

En cuanto a lo de la moral, ya lo he dicho en otras ocasiones, no es nada. Moral viene del latín “mor, mores”, que significa “costumbre”. Esto es: tan solo que cuestión de buenas o malas costumbres. Nada más; costumbres, buenas o malas, que dan buenos o malos frutos. Ya saben: “por ellos los conoceréis…”, que nos dijo aquél nazareno.

Ahora, ustedes, que supongo que piensan, vengan y especulemos juntos: primero, si esto no se parece, y mucho a un engranaje dispuesto para una especie de evolución (o una especie en evolución), y díganme que propósito tiene toda esta muy pensada molestia… Y segundo, qué puñetas ha diseñado todo esto, y, sobre todo, ¿por qué, y para qué?.. Si le ponen nombre como si no, está meridianamente claro que es mucho más causalidad que casualidad.

Por todo ello, lo de que si Dios no existe tampoco existe el mal no deja de ser una bobada… pues si no existe el motivo, no existe nada, ni el bien, ni el mal, ni el regular, ni la máter que nos parió. No sé si fue Parménides quién dejó dicho que “de la nada no puede nacer nada”, y resulta una afirmación tan de Perogrullo como acertada. Y tan brutalmente simple que escuece tan solo de pensarla.

Dostoyewsky también dejó escrito: “si Dios no existiera todo estaría permitido”… Acojonante. Ahora vengo yo y también dejo escrito: “…y si Dios existiera, igual todo estaría permitido”. Díganme cuál de las dos afirmaciones es la falsa y cuál es la verdadera. O quizá ambas son ciertas. Si existe el llamado “libre albedrío”, y sin duda existe, aparte exista o no exista Dios, todo está permitido (con sus consecuencias, claro). ¿O lo que estamos haciendo con nuestro planeta y con nosotros mismos lo está impidiendo Algo o Álguien?..

Nosotros mismos nos fabricamos nuestras leyes, y nosotros mismos las aplicamos, o las violamos, a nuestra conveniencia, ¿o acaso no?. Son los propios autodefinidos “creyentes” los que ponen en duda, precisamente, la existencia de “su” Dios, cuando se lanzan la pregunta a sí mismos de “¿cómo Dios permite que..?”, o “¿cómo Dios consiente esto o aquello?”… Y es porque creen en un Dios intervencionista; en un Dios erróneo y equivocado.

Tan solo espero que estas elucubraciones de este humilde gilipollas puedan servirles a algunos álguienes de algo. No he empleado otra cosa que la puñetera lógica a lo largo de su desarrollo, y nada más confío que ustedes hagan lo propio… Naturalmente, no deseo que me den la razón, sino la “posibilidad” de llevar razón. Con esto basta y sobra. Tan solo es un ejercicio de apertura mental, simplemente, y nada más que aplicando ideas básicamente racionales… Algún día, quizá, si ustedes quieren, podemos juntarnos y explicarles el método. Está al alcance de cualquiera, se lo digo yo que soy otro cualquiera.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com

¡QUÉ MAL LE SALIÓ A YAHVÉ!

(de RPP)

 

Y le dijo Yahvé a Abraham: “Te haré padre de multitud de naciones”, y, a sus cien años, le mandó trajinarse a su mujer, Sarah, que ya tenía sus buenos noventa la moza… Y le nació Isaac, al cual, si ese mismo Yahvé no le para el brazo a tiempo, le da matarile por su misma órden y se jode el invento de haber sido “padre de naciones”.

Pero el patriarca ya había echado sus canas al aire con Agar, la esclava, de la que nació Ismael, medio hermano por parte paterna de Isaac. No sé si esos, o sus naciones: ismaelitas y agarenos, contaban en las que cantaba Jahvé, o no.

El caso es que hoy, los de uno y los de otro andan en odios mutuos. Los primeros masacrando a los segundos… Mala cama tiene el perro.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

¡QUÉ MAL LE SALIÓ A YAHVÉ!

(de RPP)

 

Y le dijo Yahvé a Abraham: “Te haré padre de multitud de naciones”, y, a sus cien años, le mandó trajinarse a su mujer, Sarah, que ya tenía sus buenos noventa la moza… Y le nació Isaac, al cual, si ese mismo Yahvé no le para el brazo a tiempo, le da matarile por su misma órden y se jode el invento de haber sido “padre de naciones”. Pero el patriarca ya había echado sus canas al aire con Agar, la esclava, de la que nació Ismael, medio hermano por parte paterna de Isaac. No sé si esos, o sus naciones: ismaelitas y agarenos, contaban en las que cantaba Jahvé, o no. El caso es que hoy, los de uno y los de otro andan en odios mutuos. Los primeros masacrando a los segundos… Mala cama tiene el perro. MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

¿LO QUE FUÉ, O LO QUE ES?..

(de Kuadros)

 

En mi época de chiquillo, cuando vivía en otro mundo, otra sociedad, otra vida, esos ritos vivenciales, entonces sometidos a la virulencia de un nacionalcatolicismo dogmático y programático, se preparaban con tiempo, pero se ajustaban a un calendario estricto y constricto, sin permitirse “alargaderas” algunas, como se hace en la actualidad con la Navidad, o la Semana Santa, que comienzan un mes antes en sus celebraciones festivas e inversivas por interés de puro mercado económico.

El Carnaval, como ejemplo, si bien en un principio estaba cabalmente prohibido por la dictadura politicoreligiosa de la época, por ser un tiempo de expansión carnal y pecaminosa, en realidad se tomaba como la espita previa de desahogo prevista antes de otro tiempo de Cuaresma; de castigar la carne para ahormar el espíritu; de cáustica preparación para la Semana Santa… Por eso que lo del “valle de carne”, que eso significa Carnaval, o las carnestolendas, que también se decía, era como una especie de pre-compensación a esa cuarentena cuaresmal de la carne con que se castigaba después a base de ayunos, privaciones y penitencias a mogollón. Como si aquella existencia conllevara pocos en sí misma.

Luego sobrellegaba la Semana Santa. Tiempo de lutos propuestos, tristezas dispuestas y amarguras impuestas; de agónica Pasión y fúnebre acción; de Vía Crucis penitenciales en todas las iglesias y lugares del orbe católico… “Ha muerto el Señor”, se nos decía desde la escuela, el púlpito y la calle con semblante severo… No es tiempo de músicas, ni de risas, ni de bromas, ni de diversión, ni de cine, ni de bares, ni de espectáculos ni de frivolidades. Incluso hablar bajo, en silencio, nada de ruido ni voces altas. Estamos de luto total, se nos advertía. Tampoco eran días de alegría en las tripas: o pagas bula, o los viernes ayuna; y nada de carne, ni de la una, ni de la otra… ni de la propia ni de la ajena. Ni siquiera en el sarmiento del pensamiento.

En la escuela, o desde su secuela, la sacristía, te hacían llegar, cuando te tocaba, el “velar el catafalco”, montado por la Iglesia en las iglesias… Horas de tarde o de noche (yo de mañana laboraba y no triscaba) en pie, firmes, en las cuatro esquinas del mismo, como soldados ante un artefacto cubierto de paños morados, en un clima espeso y ominoso, ni el rictus leve de una jodida sonrisa, te advertían… ¿Me puedo rascar si me pica algo?, preguntábamos, con la mosca, y nunca mejor dicho, en la oreja y en todas partes.

En contraposición, a tan tétricos y patéticos días,, el sábado noche o el domingo en la mañana, se podía dar rienda suelta a todo lo reprimido… hasta cierto punto, claro, sin tampoco pasarse. Eran los de Gloria, “El Señor ha Resucitado”, y tú puedes resucitar también. Algunos vecinos salían a la calle haciendo sonar cacharros; otros tiraban tiestos viejos guardado a tal efecto por la ventana; el ruido ya estaba permitido, ¡aleluya!, ¡aleluya!, ¡aleluya!.. ya nos podemos reír, incluso hasta carcajear. Se nos ha terminado el luto hasta el año que viene, salvo que se nos muera la abuela.

Así era aquella Semana Santa. Les pido, por favor, que lo comparen con lo que hoy es… y les ruego que sean sincero y honestos en sus opiniones, si es que ello les fuera posible. Salvo los ritos y los mitos, nada, absolutamente nada, es igual. No es lo mismo. Se parece como un huevo a una castaña, y no es necesario que emplee más espacio y tiempo en explicar lo que hoy es esa misma Semana Santa, incluso con todos los matices que los bienpensados justificadores quieran adornar la brutal y enorme diferencia. ¿Quieren decirme qué es tradición, y qué no lo es, por ejemplo?..

Porque si analizamos lo que se plantea por devoción, aún es más peliaguda la cosa… Ayer se decía que lo era, y hoy también se dice que lo es; y no creo yo, por pura lógica, que dos cosas tan drásticamente opuestas puedan ser lo mismo. El sentido común dice que una de ellas, al menos, es falsa, ¿no?.. Yo, desde luego, no voy a señalar, y prefiero que sean los que me leen los que dialoguen en la Paz de San Serenín del Monte, mojando sus bizcochos en el tradicional chocolate. Es un muy interesante tema.

Pos mú mal hecho”, me dice un prójimo próximo. “Está mal tirar la piedra y esconder la mano”, remacha el suscrito… Pero es que mi pobre y humilde opinión no le otorga el más mínimo signo de rigor devocional a ninguno de los extremos, mire usted… El primero, por el simple hecho que era todo bajo brutal obligación, y lo que es obligado será cumplido, pero no es sentido. Y si nos vamos al segundo, a lo de hoy, yo veo mucha fiesta, mucho ocio, mucho selfie y narcisimo, hedonismo y juerga pura. Pero lo que es devoción, por ningún lado. Fanatismo, sí, entonces y ahora; integrismo, también, pero tampoco eso es devoción. Un gran hispanista, creo que fue Ian Gibson, dijo que “la devoción de los españoles la centran en la tradición”, pero que lo segundo no es, en modo alguno, lo primero. No, no lo es. Existe una gran y enorme diferencia. Nuestra devoción nos viene por el “recocimiento”, no por el reconocimiento.

Y lo que se cuece, según la Iglesia, y lo que se vende, naturalmente, es la Resurrección de Cristo, pero apuntando al Cuerpo de Cristo, que no tiene mayor importancia que la materia que utilizó para manifestarse, y nada se dice de lo que en realidad importa: Su Espíritu, que, por cierto, al ser inmortal (como el de todos) no resucita para nada, sino que sigue en su evolución. Le damos culto a su Cuerpo como se lo damos al de sus imágenes… Acaparan más nuestra atención sus cientos de advocaciones distintas y sus aventuras y desventuras que su Mensaje, que, por otro lado, han hecho lo imposible por alterarlo conforme a sus intereses de influencia y dominio.

Como con la Navidad, o con cualquier otra fiesta de la catolicidad (permítanme respetar, al menos, lo de cristiandad) se hace lo mismo. Antes era solo dogma y horma. Ahora nos dan a elegir entre dogma y folklore. Incluso bendicen su rentable (que no respetable) hermanamiento.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com